En mayo de 2021, la tasa de desempleo de los menores de 25 años en España era del 36,9% –la segunda más alta de toda Europa–, solo superada por Grecia. Sin embargo, mientras los ingresos salariales de los empleados más jóvenes siguen cayendo, hasta resultar insuficientes para subsistir, los mayores han conseguido sortear mucho mejor las vaivenes económicos de los últimos años gracias a sus pensiones. Así se recoge en un informe elaborado por el Observatorio Social La Caixa, en el que se afirma que la riqueza neta mediana de los millennials se situaría en 3.000 euros, frente a los 63.400 euros de los jóvenes de la generación anterior, cuando tenían su misma edad, y solo el 44% de los primeros tienen su vivienda en propiedad, mientras que en la denominada generación X los propietarios eran el 65%.

Desde mediados de los ochenta, los ingresos de las personas de 60 a 64 años han crecido un 25% más que el ingreso del grupo de edad comprendido entre los 30 y los 34 años en España. Según los datos que recopila este estudio provenientes del INE (Instituto Nacional de Estadística), la renta media por persona de los menores de 30 años es de 10.156 euros, un 1,5% inferior a la de hace una década, teniendo en cuenta que la principal caída se experimentó en el período 2008-2014, en plena crisis económica. En el otro lado, la renta media de los mayores de 65 años ha aumentado un 17% en esta misma década, alcanzando los 12.758 euros. 

Actualmente  2,7 millones de personas menores de 30 años en España tienen trabajo –una cifra que apenas representa el 13,7% del total del empleo–. De ellas, 1,7 millones tienen entre 25 y 29 años. Hace tan solo una década, esta última cifra era de 3,7 millones. Además, gran parte de la creación de empleo juvenil benefició a los hombres y la mayoría de los puestos de trabajo en esta franja de edad corresponde al sector servicios y hostelería: más de 400.000 jóvenes trabajan en la hostelería y medio millón más, en actividades comerciales. 

El informe también recoge unos datos de emancipación alarmantes: actualmente apenas el 18,6% de las personas de entre 16 y 29 años están emancipadas. Las altas tasas de paro y la precariedad salarial hacen que casi tres de cada diez jóvenes en nuestro país vivan bajo el umbral de la pobreza, mientras que la pobreza entre los mayores ha disminuido relativamente. La carencia material severa es especialmente alta entre los jóvenes: en la actualidad afecta al 7% de ellos, frente al 4,5% del 2008. Casi el 40% de los jóvenes españoles no pueden permitirse ir de vacaciones una semana al año, el 41,4% no tienen capacidad económica para afrontar gastos imprevistos y, cada vez más, los jóvenes padecen dificultades económicas para llegar a fin de mes.

El estudio señala la importancia de afrontar esta realidad y advierte de que “no se debe caer en la trampa de pensar que los problemas de los hogares jóvenes se irán arreglando con el tiempo”. Según la OCDE, alrededor de dos terceras partes de la desigualdad de ingresos que se acumula a lo largo de la vida se transmite a los ingresos recibidos a través de las pensiones en la vejez, por lo que esa precariedad de la juventud conducirá a una mayor desigualdad en los ingresos de los futuros jubilados.