Como bien sabéis, lo importante no es que haya libertad en las elecciones, sino votar bien. Los países que votan mal lo pagan caro. Y tanto, Don Mario. Eso lo sabían bien nuestros abuelos, que votaron mal en el 36 y en las municipales del 31. Y también lo saben los chilenos, que se equivocaron al votar a Allende… No sigamos, responder con datos y argumentos a las provocaciones de la derecha puede ser un ejercicio de honestidad, incluso de heroísmo militante en estos tiempos, pero tiene el mismo efecto que la caballería polaca cargando contra los blindados alemanes en septiembre del 39. Por cierto, para que vean que casi todo es relato, incluso desde antes del giro lingüístico en la Historia, el mito de la Pomorska cargando contra los panzers es poco más que eso, un mito narrado por corresponsales italianos del momento. Hubo jinetes polacos que se lanzaron contra motoristas de la Wehrmacht, pero poco más. Sabemos que los mitos en política son muy importantes y pedagógicos, aunque menos que los panzers a la hora de la hora… ¿Por qué les cuento esto y qué tiene que ver con CTXT?

Algo ha pasado en la correlación ideológica de fuerzas cuando la derecha (en sus versiones más ultras y menos ultras) se puede permitir la provocación como modus operandi discursivo (si te llaman fascista es que estás en el lado bueno de la historia, seremos fascistas pero sabemos gobernar, tenemos el peor gobierno de los últimos 80 años y un largo etcétera de mierda) e incluso, como Vargas Llosa el otro día, decir abiertamente lo que piensa de la democracia como procedimiento: es solo aceptable si el resultado les gusta. Que la derecha saque pecho y presuma de sus corruptos nacionales e internacionales (bienvenido, amigo Sarkozy), de sus paletos, de sus falsificadores, de sus jueces arrogantes, de sus periodistas de cloaca y de su gentuza en general, revela que muchas cosas han cambiado en la citada correlación. Hubo un tiempo en el que el orden político y económico se sostenía sobre una cierta hipocresía e incluso el discreto encanto de la modernización económica. Estaba mal visto ser facha, cualquier demócrata que se preciara había corrido delante de los grises, los propios exfranquistas en realidad habían hecho oposición al franquismo desde lo más íntimo de su ser, había que reivindicar a Azaña y el centro, el centro, el centro, los documentales de Victoria Prego sobre la Transición eran el nuevo consenso constitucional y hasta eso de llevar gomina y fachaleco era ridiculizable. Martínez “el facha" era el paradigma de lo rancio; hoy se sienta en el Congreso y no le tose ni la tercera autoridad del Estado.

Hoy la derecha española de toda la vida, reaccionaria, clasista, provinciana (Madrid, Madrid, Madrid), corrupta, con una “intelectualidad” formada en centros del Opus, ha podido salir completamente del armario. Trump inauguró una nueva época comunicativa para las derechas de todo el mundo que construyen sus comunidades culturales sin complejos y la derecha española no ha fallado a su cita con la Historia. Algo habrá hecho bien Ayuso para ganar, ha sabido manejar la noción de libertad… repiten algunos lloriqueando. Lo que ha hecho la derecha es dominar culturalmente el noventa por ciento de lo que ve, escucha y lee la mayor parte de la población. Si dominas eso, Ayuso puede llevarse el premio Planeta y Marcos de Quinto entrar en la Real Academia.

Por eso, precisamente por eso, CTXT es tan importante. Y no porque sea un medio alternativo o un digno Quijote ante los los inmensos gigantes mediáticos. CTXT es importante porque cuida y construye una comunidad cultural donde unos cuantos miles nos reconocemos, nos hablamos y recordamos que aún existe un nosotros. Hay muchas tareas pendientes en lo mediático-cultural, pero en esa batalla, que hasta que comparezcan los panzer es la gran batalla política, CTXT aporta la calidad, el rigor y la profundidad necesarias para que ese nosotros siga vivo y una mínima decencia sobreviva a una correlación asfixiante. 

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