1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Elecciones en Italia

Juego de Tronos en Roma con Giorgia Meloni

La líder de ultraderecha ha sabido apropiarse de la palabra libertad y, acabada la campaña, esa libertad es precisamente la que los italianos se juegan en las elecciones del domingo

Barbara Celis 23/09/2022

<p>Matteo Salvini, Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni, durante el último mitin electoral del pasado 22 de septiembre.</p>

Matteo Salvini, Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni, durante el último mitin electoral del pasado 22 de septiembre.

Cuenta de TW de Giorgia Meloni

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Para los amantes de la música sigue siendo un misterio si la canción Georgia on my mind (Georgia en mis pensamientos) popularizada por Ray Charles está dedicada a una mujer o al estado de Georgia (USA). La letra es ambigua, y quizás ese sea uno de los secretos de su éxito.  

Yo habría agradecido que sonara en el mitin fin de campaña que el jueves dio Giorgia Meloni (el nombre se lee igual) en la Piazza del Popolo, en Roma. Al fin y al cabo, la lideresa del partido ultraderechista Fratelli d´Italia, que según las encuestas arrasará el domingo en las legislativas italianas, lleva toda la campaña intentando sonar un poquito ambigua, no vayamos a confundirla con una líder de extrema derecha, que es lo que siempre ha sido hasta que decidió presentarse a las elecciones en coalición con la ultraliberal Forza Italia de Berlusconi y la derechista Lega de Matteo Salvini. Ahora Giorgia y ellos representan, en lo que se refiere al marketing electoral, el centroderecha. Lo que viene a ser como decir que Giorgia es Angela Merkel y Salvini, Macron. Chúpate esa. 

Yo sé que era mucho pedir que en los preliminares del evento, en vez de docenas de clásicos italianos, sonara un tema popularizado por un músico negro: los votantes de Giorgia, poco amantes de lo no italiano, y por supuesto del inmigrante, al que sólo hay que dejar entrar si tiene papeles y si no “que lo catapulten a Africa” –así me lo explicó una señora pro Meloni–, aspiran a devolverle al país “la dignidad y el protagonismo” y defienden por encima de todo “lo italiano”. Nadie sabe muy bien si eso es la pizza, la pasta o Lucio Dalla, como nadie sabe si defender “lo español” es defender el chorizo, los toros o la zarzuela, todos símbolos claros de que en política, a nivel global, estamos perdiendo el norte.

Pero esos adjetivos, “lo italiano, lo español, lo americano”, tienen un superpoder: encender el corazón de las masas nacionales –primera enseñanza de Mussolini– y, en Italia, que dejó atrás hace décadas su esplendor económico y social, que hoy tiene infraestructuras que se caen a pedazos, un paro juvenil que alcanza el 24%, una burocracia que impide cualquier desarrollo económico y una sensación de fracaso que impregna el sentir popular desde la crisis del 2010, defender ‘lo italiano’ ha prendido en el electorado. 

Meloni no defiende los derechos de las mujeres sino la familia tradicional, nada de cuotas de género o nada de aborto

Georgia on my mind es un tema demasiado dulce y elegante para sonar en un mitin político concebido, pese a los socios de Giorgia Meloni, como coronación electoral de una dama curtida en un partido de corte patriarcal que, vaya ironía, puede ser la primera mujer en convertirse en primera ministra de Italia –para vergüenza de la izquierda italiana, que siempre ha sufrido de exceso de testosterona, como casi todo el país–.  

Ser mujer y líder de un partido neofascista se ajusta mucho mejor a una banda sonora tipo La Guerra de las Galaxias. Giorgia Meloni no defiende los derechos de las mujeres sino la familia tradicional –nada de dos papás o dos mamás, a multiplicarnos con parejas de señor y señora–, nada de cuotas de género o nada de aborto –en las dos regiones donde ya gobierna Fratelli d´Italia se han puesto todo tipo de trabas contra este derecho de las mujeres–. Ella repite, como repetía Mussolini, la palabra trabajo o trabajador cada dos frases. En lo económico no es ultraliberal como Berlusconi, pero anda bastante suelta y se opone a cualquier ayuda a los más vulnerables –el llamado reddito di cittadinanza, una ayuda a quienes no tienen nada, aprobada por el movimiento 5 Stelle hace dos años no gusta entre los defensores de Meloni, aunque solo sea por eso de que “el trabajo nos da la dignidad”, y ayudar al que no tiene debe ser que te la quita. Así que nada de Georgia on my mind, sino un hilo musical de corte épico, muy a lo Juego de Tronos, para recibir en Piazza del Popolo a Giorgia y sus socios de conveniencia el jueves. (En Italia las coaliciones oficiales multiplican sus votos respecto a los partidos que se presentan en solitario.)  

“Yo he venido a ver a Giorgia. A Berlusconi le respeto y Salvini tiene mi apoyo porque aquí hay demasiados inmigrantes y él fue el primero en querer ponerlos a raya, pero yo estoy aquí para ver a Giorgia”. Lo contaba un joven de 19 años que se definía “chico de barrio, hijo de obreros de izquierdas de toda la vida, harto de que Italia no cuente nada en el mundo”. Otra vez el orgullo patrio haciendo vibrar espinas dorsales. Curioso que hubiera tanto joven entre el público –y mucho pensionista–, pero él y sus amigos lo explicaban así: “Queremos trabajo y Giorgia nos lo va a dar, igual que hacen en Suiza, trabajo según sales de la universidad”. Sin duda, Giorgia es buena publicista. Ya quisiéramos todos, italianos, españoles, griegos, franceses y hasta alemanes ser Suiza, esa utopía que se mece sobre un paraíso fiscal de apenas ocho millones de personas (en Italia son 60 millones). Pero el mundo real no es Suiza y pese a la frase “el trabajo es dignidad,” repetida varias veces por cada uno de los tres candidatos sobre el escenario de Piazza del Popolo, allí nadie explicó cómo se crean puestos de trabajo. Los militantes tampoco supieron explicarme cómo se produciría el milagro. Total, si ella gana la asistirá el espíritu santo, imagino. En tiempos de TikTok e Instagram, parece que ya no hay que explicar nada, las frases cortas y llamativas bastan, no vaya a ser que la gente tenga que pensar. 

Por ejemplo: “El Estado no produce riqueza. Los trabajadores sí”. Con esa frase incalificable, Giorgia se lanzó a una diatriba sobre bajar los impuestos, ese mantra que desde siempre gana votos en cualquier esquina del planeta. 

Simpatizantes de Meloni durante el mitin en la Piazza del Popolo, en Roma. | Fotografía de Barbara Celis

Eso ya lo había dicho, orgulloso, Berlusconi, recibido al grito de “presidente”, padre de Trump, Bolsonaro, Ayuso y todos los populistas que han llegado al poder en las últimas dos décadas. El empresario, perseguido judicialmente por corrupción, recordó sus hitos políticos de hace tres décadas –“fuimos los únicos que no metimos las manos en los bolsillos de los italianos”– en la apertura de un mitin al que sólo le faltó llegar en taca-taca.  

La izquierda ha sido incapaz de crear alianzas previas y lo cierto es que quienes no quieren votar a Meloni & company no saben qué hacer

Ver al excavaliere en directo hoy es como entrar en un museo de cera y que te dé un infarto al descubrir que las estatuas hablan. No hay adjetivo posible para describir la aberración física perpetrada contra sí mismo del que fuera el hombre más poderoso de Italia durante décadas. Verle sobre ese escenario, sujetándose al atril con ambas manos, con la dentadura demasiado perfecta, la cara de velocidad fruto del exceso de cirugía estética y ese pelo de implante, dios mío… ¡ese pelo! Y además gritando: “Somos moderados, queremos construir la Italia del futuro, la Italia de la libertad”. Uno no puede evitar preguntarse cuánto tardará Hollywood en filmar una película de terror con un Berlusconi-like de protagonista. 

Pero Giorgia no es tonta y sabe que ese señor que hoy es solo un fantasma de sí mismo –y que apenas arañará un 4% de los votos según las encuestas– le da esa garantía de moderación de la que él mismo alardeaba sobre el escenario. Si eso da votos, y apoyo político en Bruselas, yo trago con lo que sea, calculó Meloni al convocarse las elecciones. Porque lo cierto es que entre los tres partidos principales de la llamada coalición de centro-derecha (en realidad son más) hay varias diferencias de programa, filias y fobias –empezando por la amistad que une a Berlusconi y Salvini con Putin–, pero en Italia, y sobre todo en la derecha en general, son pragmáticos: esos problemas ya se resolverán. Primero lo importante: ganar. 

La izquierda en cambio, con una decena de candidatos, ha sido incapaz de crear alianzas previas –lo que les penalizará en las urnas– y lo cierto es que quienes no quieren votar a Meloni & company no saben qué hacer porque, efectivamente, y como bien sabe la propia candidata de ultraderecha, la gente tiene la sensación de que sus políticos viven agarrados al poder y no han hecho nada por ellos en una década. “Ese es el drama del votante de izquierdas. Es imposible no ir a votar sin taparse la nariz y, por eso, muchos ni siquiera votarán”, me decía este verano Enrica Fiocca, una profesora de Bologna, bastión de la izquierda tradicional, hastiada con la inacción de los últimos gobiernos de izquierda o técnicos.

Italia, que siempre ha sido uno de los laboratorios políticos del mundo, puede conseguir que Giorgia domine, por unos años, nuestros pensamientos 

Lo de taparse la nariz para votar a la izquierda lo sabe bien Meloni, y en su discurso no faltó una alusión directa. “La izquierda teme perder las riendas del poder, pero los italianos lo han entendido. Por eso les dicen que Meloni da miedo. ¿Os doy miedo? (sonrisa). Con esa idea invitan a sus votantes a votarles a ellos. ‘Taparos la nariz y votarnos porque Meloni da miedo’. ¡Nos temen! Pero nosotros somos un cambio de paradigma”. Esa idea del cambio es quizás la clave que podría darle la llave del gobierno. Y se palpaba entre los asistentes al mitin. Todas las personas entrevistadas decían más o menos lo mismo. ¿Qué esperas que pase si gana ella? “Un cambio”. ¿Qué tipo de cambio? “El que sea, Italia no puede seguir así”. El hastío como motor político, una vez más, como si la historia no hubiera ocurrido.  

En cuanto a Salvini, un personaje chaquetero que bien podría ser ese mismo político agarrado al poder del que hablaba Meloni con desprecio, aún tiene sus fans. Lo demostraron los vítores cuando apareció sobre el escenario, a pesar de que atraviesa horas bajas, desgastado por haber formado parte del gobierno Draghi, y hoy a la espera de juicio por haber impedido el desembarco de inmigrantes llegados a las costas italianas en el ‘Open Arms’. El que fuera ministro de Interior durante el primer gobierno de Conte también aspira a la presidencia del Consejo de Ministros, pero lo tiene bastante crudo, al menos visto el efecto Giorgia en Roma: la plaza no tembló con su discurso como lo hizo con el de ella. Y eso es capital de cara a las negociaciones poselectorales (las encuestas le dan a Meloni el doble de votos que a él). 

Salvini repitió su batería de frases cortas. Se digieren con facilidad y funcionan en las urnas: “Queremos proteger a Italia y a los italianos. Queremos proteger el trabajo. No a las drogas. No al canon Rai (el impuesto que se paga por la televisión pública). Trabajar es premiar el esfuerzo”. Sin duda, no hay que hacer grandes esfuerzos intelectuales para estar de acuerdo con muchas de estas frases, y ese es el peligro de esta coalición, como ya lo fue, por ejemplo, Trump en Estados Unidos: si los titulares te parecen razonables y no hace falta pensar mucho –¿quién no quiere que protejan su trabajo, aunque nadie entienda muy bien qué significa?–, ¿por qué no le voy a votar si hasta ahora mi vida no ha mejorado? 

Meloni es admiradora de Orbán, euroescéptica convencida, cristiana acérrima y muy cercana a grupos ultraconservadores como Comunión y Liberación

Pese a los esfuerzos por parecer civilizados y educados –Meloni llegó a amonestar al público cuando empezaron a abuchear a sus adversarios políticos–, lo cierto es que su tono violento contra esos mismos adversarios y el fervor que provoca en el público cuando dice cosas como “estamos en una cruzada contra nuestros enemigos” a mí me inquieta un pelín. Al escuchar frases como “restableceremos la libertad y el orgullo italiano. Con nosotros en el gobierno Italia volverá a maravillar al mundo”, uno no puede dejar de preguntarse de qué narices están hablando. Esa ambigüedad, que obviamente dejará paso a propuestas concretas, como ya ha ocurrido en Las Marcas, donde abortar se ha convertido en un suplicio, asusta, sobre todo si se piensa en su historial. Giorgia Meloni es admiradora expresa del húngaro Orbán, euroescéptica convencida, cristiana acérrima y muy cercana a grupos ultraconservadores como Comunión y Liberación o la derecha evangélica estadounidense. Difundió noticias falsas sobre la covid durante la pandemia y encima tampoco parece tener muy claras las matemáticas de un país con un déficit disparatado, algo sobre lo que alertan los candidatos de izquierda. Pero ha sabido apropiarse, como toda la ultraderecha europea y trasatlántica, de la palabra libertad y, acabada la campaña, esa libertad es precisamente la que los italianos se juegan en las elecciones del domingo. Italia, que siempre ha sido uno de los laboratorios políticos del mundo, puede, desgraciadamente, conseguir que Giorgia domine, por unos años, nuestros pensamientos. Y su sonido no sonará ni dulce ni elegante como la canción de Ray Charles. 

Para los amantes de la música sigue siendo un misterio si la canción Georgia on my mind (Georgia en mis pensamientos) popularizada por Ray Charles está dedicada a una mujer o al estado de Georgia (USA). La letra es ambigua, y quizás ese sea uno de los secretos de su éxito.  

Yo habría agradecido...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Barbara Celis

Vive en Roma, donde trabaja como consultora en comunicación. Ha sido corresponsal freelance en Nueva York, Londres y Taipei para Ctxt, El Pais, El Confidencial y otros. Es directora del documental Surviving Amina. Ha recibido cuatro premios de periodismo.Su pasión es la cultura, su nueva batalla el cambio climático..

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. enrbalmaseda

    Cuando unos abandonan el timón, lo cojen otros, normalmente los que agarrado el timón no lo sueltan.

    Hace 2 años 1 mes

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí