Lele se baja del tractor, sacudiéndose la tierra hasta de los párpados, y organiza los calabacines, cebollas y ajos que quedan en la mesa que hace de mostrador en su amplio chiringuito a pie de carretera. Es quizá uno de los agricultores más conocidos del entorno de Las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real.

A pocos minutos se encuentra la finca donde crecen melones y sandías. Pensando en jubilarse pronto –tiene 62 años–, canturrea mientras revisa los efectos de las lluvias de principios de junio. “Este pobre no resistirá”, lamenta. Incluso cuando llueve, que cada vez es menos, nunca lo hace a gusto de todos: la primavera tan seca ha echado a perder hectáreas de cereales, y el riego se ha tenido que concentrar en las frutas, que generan mayores rendimientos.

Lele, agricultor, evalúa los daños que las fuertes lluvias de principios de junio han provocado sobre sus cultivos de melones y prepara la tierra para el paso del tractor. / M. M.

Los cultivos de Lele –está tan acostumbrado a este apodo que no se refiere a sí mismo de otra manera– quedan a escasos pasos en un enclave antaño privilegiado: los Ojos del Guadiana, el que sería el nacimiento del río al que da nombre y de los humedales de Las Tablas de Daimiel.

El Guadiana es un río al revés, no nace de las montañas sino del suelo, de una depresión en una zona de llanura. Las capas subterráneas eran tan ricas, tenían tanta agua, que la capa freática del acuífero superó el nivel de tierra, haciendo brotar una laguna que daba origen al río y que, por inundación, formaba un ecosistema conocido como tablas fluviales, prácticamente único en Europa.

El Guadiana es un río al revés, no nace de las montañas sino del suelo, de una depresión en una zona de llanura

Pero la sobreexplotación agrícola secó los Ojos en 1984, y los “bujeros” de los que salía el Guadiana a chorros, señala Lele, son ahora madrigueras y escondite de animales. Hubo un período húmedo, entre 2012 y 2016, en el que las lluvias volvieron a llenar el acuífero y el río quiso volver a brotar.

Aquello, para expertos como José Manuel Hernández, de SEO/BirdLife, quedó como evidencia de que décadas de planes hidrográficos, trasvases de la tubería manchega –de la cuenca del Tajo y el Segura– y otros paliativos no generan un impacto real en la conservación de este paraje.

Las Tablas de Daimiel apenas cuenta con el 5,8% de su superficie inundada, menos incluso que a comienzos del mes de mayo. / M. M.

Las Tablas de Daimiel, a veinte kilómetros de los Ojos del Guadiana, cumplirá este mes de julio medio siglo como Parque Nacional. Hoy apenas cuenta con el 5,8% de su superficie encharcada: de 1.750 hectáreas, solo 103 tienen agua; además, de manera artificial a través de pozos de emergencia y trasvases.

Este humedal, herido de muerte tras décadas de un consumo de agua agrícola que dobla e incluso triplica la capacidad de recarga del acuífero, según un informe de Greenpeace, es la pesadilla hacia la que avanza otro Parque Nacional que sí está recibiendo mayor atención mediática: Doñana, en Huelva, el humedal más grande de Europa.

Las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, es uno de los humedales más importantes de Europa, ahora herido de muerte: solo el 5,8% está inundado y de forma artificial.

Una triste advertencia de lo que puede ocurrirle a Doñana.

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— CTXT (@ctxt_es) June 23, 2023

Doñana y el espejismo de lo que fue

Está a punto de terminar la temporada de la cosecha de la fresa; se desmontan los plásticos de los invernaderos, algunas fincas descansan ya labradas para la siguiente temporada y en otras todavía esperan a ser recogidas las matas secas. España es uno de los principales productores y exportadores europeos de frutos rojos, un 30% procede de la huerta onubense.

Este año, la falta de lluvias y el aumento de las temperaturas han producido pérdidas de hasta un 15% de la superficie, explica a CTXT Manuel Delgado, portavoz de la Asociación de Agricultores Puerta Doñana, que engloba a casi la mitad de las hectáreas freseras en el entorno del Parque Nacional.

El Parlamento andaluz tramita una nueva ley de regadíos que pretende ampliar la superficie legal de riego

Los agricultores regularizados tienen un límite de consumo de agua de 4.500 metros cúbicos por hectárea y año, a diferencia, denuncia Delgado, de las cerca de 2.000 hectáreas que plantan sin permisos y para las que extraen agua del acuífero de manera ilegal.

En Doñana, un acuífero declarado sobreexplotado en 2020 abastece a unas 10.000 hectáreas de cultivos –el 80%, legal–, al núcleo turístico de Matalascañas y a las lagunas –abastecía, porque un 60% no se han inundado en la última década, según datos del CSIC–. Ahora, el Parlamento andaluz tramita una nueva ley de regadíos que pretende ampliar la superficie legal de riego en unas 1.900 hectáreas más, según datos de WWF (se pueden conocer más detalles de la propuesta en el siguiente vídeo).

Las claves de la propuesta de PP y Vox para ampliar las hectáreas de regadío:

- Regularizaría unas 1.900 hectáreas ahora consideradas ilegales.

- Supone una actualización del Plan de la Fresa de 2014, esbozado en 2004.

- Otorga permisos pero no garantiza el riego. pic.twitter.com/PIfDYsoGfD

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Esta propuesta ya se esbozó en 2021, con el apoyo de PP, Vox y Ciudadanos, y ya entonces la Comisión Europea amenazó a España con sanciones. El mismo escenario se abre ahora, con las advertencias también de Naciones Unidas, que ha señalado que Doñana podría perder su título de Patrimonio de la Humanidad si no frena el deterioro de sus aguas.

La importancia internacional de Doñana reside en su biodiversidad, y en ser el último refugio de especies en peligro de extinción. Los humedales son punto de paso de aves migratorias que cruzan de África a Europa. Carlos Davida, técnico de SEO/BirdLife en Doñana, advierte de que la destrucción de este ecosistema supone que estas aves no se reproduzcan: un 80% muestran tendencias regresivas, señala.

En la sede de Sevilla del CSIC, el científico Iván Gómez habla de la rapidez con la que Doñana se está secando. “Trabajamos con lagunas que ya no existen, pero en las que hace unos pocos años el agua nos llegaba a la cintura”, dice con estupefacción; y añade que, aunque el cambio climático agrava la situación, se ha llegado a este punto por la extracción abusiva del agua del acuífero.

“La ley que pretende aprobar el Parlamento andaluz no solo es contraria a nuestras recomendaciones, sino que también hay que empezar a plantearse la viabilidad de los cultivos legales”, señala Gómez.

Cartel cerca de la marisma seca de Huerta Tejada con agujeros de bala, posiblemente de la caza que todavía se permite en ciertas épocas y lugares. / M. M.

Al igual que en Las Tablas de Daimiel, la presión internacional y la Unión Europea juegan un papel importante como árbitros. En Ciudad Real, la prórroga que desde 2015 ha concedido la UE a España para hacer cumplir la Directiva Marco del Agua, y que expira dentro de cuatro años, puede suponer un punto de inflexión para el Parque Nacional.

Y en Doñana, las campañas de boicot a la fresa de Huelva y la dimensión internacional que ha alcanzado pueden suponer “un cambio de dirección en los mercados”, anuncia Davida. “Puede costar dinero”, advierte, tanto los llamados al no consumo como la reducción de las ayudas europeas, de las que dependen muchos agricultores.

De Las Tablas de Daimiel a Doñana, pero también hay otros puntos críticos que sufren la falta de agua como los olivares. El cambio climático agudiza los efectos de la sequía matando de sed a un campo que, en los casos analizados para este reportaje, no da visos de adaptarse a sus nuevas circunstancias.

España lidera las exportaciones mundiales de aceite de oliva, aunque la sequía mermará esta campaña en casi un 50%.

Cada vez hay menos agua y, sin embargo, los olivares de secano se están transformando en regadíos.

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Al contrario: se privilegia un rendimiento cortoplacista –inducido también por la falta de relevo generacional y la entrada de fondos de inversión que rompen el modelo tradicional– y una transformación hacia el regadío, hacia un mayor consumo hídrico, ligado tantas veces a intereses electorales de los que poco o nada entienden los ciclos del agua.