CARTAS DESDE BAIRES
¿Y ahora qué?
Nada parece impedir que, tarde o temprano, el viejo gobierno de Macri se reedite detrás de la cara de Milei
Emiliano Gullo 18/02/2024
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Primer acto, el presidente Javier Milei posa feliz junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Segundo acto, el presidente Javier Milei se abraza con el papa. Tercer acto, a puras sonrisas, el presidente Javier Milei y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, no pueden despegarse las manos. La obra podría llamarse el ataque a la casta universal pero va a llamarse primera gira internacional. Mientras tanto, en Argentina, el primer gran objetivo del presidente, la Ley Ómnibus, chocaba con la oposición de los diputados provinciales en el Congreso y se perdía, definitivamente, en los cajones parlamentarios del olvido. “Di la orden porque la estaban descuartizando”, va a decir poco antes de aterrizar en Buenos Aires. Lo cierto es que acá no sólo lo esperaba la derrota. Su proyecto hermano, el mega DNU, ya sufrió frenos en la Justicia. ¿Y ahora?
Ante el tembladeral del Gobierno nacional, con sólo 65 días de vida, el expresidente Mauricio Macri consideró que era –es– hora de intervenir su administración. Se viene el take over, anticipó a los suyos antes de que el avión comercial en el que volvía Milei aterrizara en Ezeiza. Apenas pasadas 24 horas de su llegada comenzó la guerra. Su comandante general, Karina Milei, salió a defender a los propios ante el apriete por el fracaso de la ley, la inflación descontrolada y el desgaste de su popularidad. De todas maneras, nada parece impedir que –tarde o temprano y pese a salir terceros en las elecciones– el viejo Gobierno de Macri (2015-2019) se reedite detrás de la cara de Milei.
Entre Bullrich y Macri se pelean ahora por el control del partido
Mientras se difunde la inflación de enero (superó el 20 por ciento, con una interanual del 254,2), la derecha gobernante y la derecha aliada inauguran el primer período de contiendas, las Guerras diestras. La batalla superestructural, que enfrenta a los mileistas puros con la tropa macrista. Y la batalla intestina en el PRO, el partido fundado por Macri que, desde que Patricia Bullrich se pasó al actual Gobierno, está acéfalo. Entre Bullrich y Macri se pelean ahora por el control del partido que, a su vez, será la plataforma para la toma del control definitivo.
La muralla final de los macristas será Karina. “En la Santa Misa participa el presidente de la República Argentina, Javier Milei, junto con su esposa, y secretaria de la Presidencia, Karina Milei”. La presentación del locutor oficial del Vaticano hizo carne el espíritu popular que rodea a los hermanos gobernantes. Como la dirección de una secta exitosa, la hermana mayor de la familia maneja la defensa y el ataque de sus fieles, cranea las estrategias, siempre detrás de las bambalinas, siempre oculta. Como Osho y su secretaria Sheela; Javier y su secretaria Karina armaron un sistema de poder donde cada uno cumple su función de manera precisa. El líder no debe ensuciarse con las peleas mundanas. Su misión es lo importante. Para cuidarlo está Karina. En la rosca de las alianzas y los funcionarios, está Karina. Por eso fue la primera en decir que no a la embestida de los macristas.
Es difícil escucharla hablar en público. Un archivo de algunos años atrás –no muchos– la muestra de una forma particular, una suerte de primer perfil público pero involuntario. En 2016 participó, junto a sus padres, de un popular programa de entretenimientos del estilo preguntas y respuestas. En la presentación, el conductor le pregunta a los padres.
– ¿Cómo era como estudiante?
– Regular.
Risas.
Repregunta del conductor.
– ¿Así que no era muy buena Karina estudiando?
– No.
Todos vuelven a reír. Ella va a decir que con el tiempo mejoró y se recibió de licenciada en Relaciones Públicas. Y otra pregunta.
– ¿Qué es lo mejor de Karina?
– El carácter.
– ¿Y lo peor?
Risas nerviosas de los padres y de Karina. El conductor resuelve con un chiste y dice “no me digan el carácter”.
Parece inevitable el (re)acomodamiento de antiguos funcionarios en la nueva gestión
Menos de ocho años después, la relaciones públicas es la última trinchera que tienen que superar los macristas –y los demás también– para convencer al jefe de Estado. En un mismo día, las idas y vueltas de la información señalaron que la reunión entre Milei y Macri ya tenía fecha y lugar. A medida que pasaban las horas, se hacía más fuerte la versión que indicaba que Karina había puesto el freno y no entregaría a las cabezas de su gestión. Finalmente fue el vocero oficial el que desmintió. Como sea, parece inevitable el (re)acomodamiento de antiguos funcionarios en la nueva gestión. Falta resolver los nombres, los cargos, las formas. El momento. Pero la respuesta a aquella (ahora) vieja pregunta que aparecía durante la campaña, ¿es Milei, en definitiva, un delfín de Macri?, está cada vez más cerca de desvelarse. O dicho de otra manera, ¿Macri está usando a Milei para volver al poder después de que su fuerza quedara tercera en las elecciones? A los fines de la población, da igual quién esté delante del carro del ajuste y el empobrecimiento. Si es Macri o Milei el que tracciona al país hacia el desguace, porque, en definitiva, el resultado será el mismo. Y recién comienza.
Con el texto de la ley descuartizado, el Gobierno irá ahora por las partes. Todo hace creer que –de cerrar con el PRO– Milei se enfocará, primero, en la reforma laboral. Sin embargo, con todos los diputados de la futura alianza tampoco tendrán un número para garantizar la aprobación de los proyectos. Ergo, tendrá que negociar con los legisladores de las provincias, los mismos que le hicieron chocar el Ómnibus.
La expresidenta Cristina Fernández apareció el 14 de febrero en escena después de tres meses de silencio, y lo hizo con un documento de 33 páginas en el que cuestionó cada punto promovido por los libertarios. Por estas horas también circuló un antiguo video de un comediante argentino, Tato Bores, famoso en los años 90 por su crítica irónica y ácida a la clase política, especialmente con el menemismo. El video se refiere al plan de ajuste impulsado por Carlos Menem al principio de esa década y, aunque parezca difícil de creer, los argumentos que enumera –y de los que se burla– el comediante son exactamente los mismos que ahora. El resultado, de no mediar alguna resistencia, también.
Primer acto, el presidente Javier Milei posa feliz junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Segundo acto, el presidente Javier Milei se abraza con el papa. Tercer acto, a puras sonrisas, el presidente Javier Milei y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, no pueden despegarse las manos. La obra...
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