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Vidas ejemplares y otras chuladas: los belgas (y II)
José Luis Cuerda 8/03/2015
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"Bélgica es una españolada nórdica", dice Alechinsky. Y documenta su afirmación trayendo al relato la cantidad de Cármenes que uno encontrará en cualquier población belga en un solo día, o a los caracoles que uno puede echarse al cuerpo como aperitivo o a la facilidad con la que será transportado al Amigo (el calabozo), para pasar la noche si se ha pillado una curda escandalosa al acompañar los caracoles con alguna de las excelentes cervezas de aquel país.
Estas mezcolanzas y simbiosis se dan con frecuencia en las viejas comunidades nacionales ajetreadas, con el paso del tiempo, por conquistas ambiciosas y depredaciones masivas por parte de estos carnívoros bípedos de cerebro opaco en que nos hemos ido convirtiendo los hombres, cuya redención habría que confiar al arte más que a las monsergas.
Albacete es un engendro administrativo convertido en provincia valenciana, murciana, manchega y muy nuestra. Sin homogeneidad geográfica, histórica, agrícola, geológica, industrial –navajas exceptuadas-, que puedan liberarla de su tópica caracterización como lugar de paso especialmente idóneo para cagar en él y seguir viaje, Albacete ha surtido al resto de España si no de geniales artistas más allá de la tasa que por población le corresponde, sí de un significativo número de raros. Entre los que, por cierto, me incluyo.
La inspiración pictórica se ha acercado con frecuencia y de manera predominante a modelos reales que satisfacían el deseo del artista de plasmar algo que le atraía como asunto, forma, relato, vista y de ahí nacían los retratos, paisajes, relatos históricos… Pero también, llegado un tiempo en el que los hombres adquieren el gusto por razonar aquello que hacen y el porqué y para qué lo hacen, la duda, el miedo, la pasión, la persecución de distintos modelos de belleza, etc. hacen que los cuadros se pueblen de figuras víctimas de las ideas que las disecan y a las que pretenden representar.
Entre las grandes clasificaciones que realizan los tratadistas del arte a lo largo de la historia, con mayor o menor utilidad para su conocimiento, los pintores belgas que concurren ahora en el Círculo de Bellas Artes y en el Museo Thyssen, Pierre Alechinsky y Paul Delvaux, se sitúan a una y otra orilla del río inspirador.
Delvaux se sienta a mojar sus pies en las aguas calmas que le permiten, sin renunciar al placer del roce y el frescor, de la musicalidad de la corriente, de las imágenes que se reflejan en su superficie de esa unión de cielo y tierra, que incluye en su centro mismo y como testigo privilegiado al hombre, sin renunciar a todo ello, repito, sino absorbiéndolo con pretensiones mayúsculas: sólidamente apoyado en la antigüedad grecorromana (sólidamente apoyada en De Chirico) y deslizándose por cuantos ismos habitaron el arte en los últimos cien años, Delvaux se adueña con avaricia y devoción de iconos como el desnudo femenino, en diálogo con objetos, luces y paisajes más que con sus semejantes de quien solicita miradas o abrazos rabiosos y ante quienes interpone espejos, que reflejan o no lo que la lógica impondría. El surrealismo será su vehículo más ajustado, los soñadores de ideas, sus maestros.
Alechinsky se zambulle en el agua del mismo río, patea su superficie, remueve su cieno, enturbia el agua. Pinta con su mano izquierda, la no adiestrada, admite la imperfección, la disfruta, juega con ella y con nosotros. Se adueña, para convivir con ella, de la vida que nadie puede agotar o detener. De lo orgánico, en mejor o peor estado de uso. De lo usado para reutilizarlo. De los cuerpos amantes para romperlos en un gozomorfismo simbiótico de vegetal, animal y humano, entero o troceado.
Los esqueletos, los humanos en su expresión más radical, más acabada, traspasan la obra de Alechinsky y de Delvaux. No hay que olvidar que, al fin y al cabo, como decía Alechinsky: "La perfección en arte es la muerte".
Pierre Alechinsky sobre papel. Círculo de Bellas Artes. Madrid.
Paul Delvaux: paseo por el amor y la muerte. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.
Autor >
José Luis Cuerda
José Luis Cuerda Martínez es director, guionista y productor de cine español. Ha dirigido algunas de las películas más memorables del cine español, entre ellas, 'El bosque animado', 'Amanece, que no es poco', 'Así en el cielo como en la tierra' o 'La lengua de las mariposas'.
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