Entrevista / Nuria Díaz, experta en refugiados
"El origen de nuestra civilización es hoy una fosa común"
Gorka Castillo 23/04/2015
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La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) tiene como misión proteger a los inmigrantes que huyen de las guerras que asolan África y Oriente Próximo, los seres más vulnerables de la Tierra. Nuria Díaz dirige el área de incidencias de la organización, la que ahora se estremece al hacer balance del número de muertos que produce el desplazamiento forzado desde África mientras sus compatriotas se limitan a organizar batidas para recoger sus cuerpos. Pese a que intenta embridar su enojo, Díaz habla con franqueza de la hipocresía que hunde los barcos en el Mediterráneo. "El mismo mar que un día acunó el nacimiento de la civilización alberga hoy la mayor fosa común de la Tierra", afirma.
¿Por qué la UE decidió suspender el operativo Mare Nostrum que tan buen resultado tuvo en el rescate de barcos con inmigrantes en alta mar?
Hemos denunciado en diferentes ocasiones que después de suspender el operativo Mare Nostrum no se ha puesto en marcha otro programa de similares características, con un presupuesto incluso mayor, destinado a salvar vidas y no al control de fronteras como es la función de la Operación Tritón.
ACNUR calcula que los últimos 14 años más de 30.000 personas han muerto ahogadas en el Mediterráneo al tratar de alcanzar las costas europeas. ¿Quién o quiénes son los culpables de semejante drama?
Consideramos que, en buena medida, la responsabilidad de esta tragedia es de la Unión Europea y de sus Estados miembros al no prestar soluciones adecuadas al drama humano que se está viviendo en el Mediterráneo desde hace más de una década. Desgraciadamente, los últimos naufragios no son hechos aislados sino que son sucesos que se repiten cada vez con mayor frecuencia debido al recrudecimiento de conflictos bélicos como el de Libia. Muchas personas que huyen de esas situaciones de violencia ven en esos barcos la única vía de escape, su única opción. Se ponen en manos de mafias que ofrece salidas en unas condiciones tan peligrosas que, como estamos viendo, termina costándoles la vida. Por su parte, la UE, en lugar de dar respuestas a esta realidad, en lugar de reforzar las operaciones de rescate y de facilitar vías legales para que estas personas puedan encontrar refugio en Europa, mediante programas de reasentamiento o con visados en países de tránsito, ha apostado por cerrar sus fronteras y sustituir el rescate por la vigilancia.
El tratamiento que los gobiernos europeos, y en concreto el español, dan a estas personas es el de "inmigrantes ilegales" cuando la mayoría de los fallecidos son de nacionalidad libia, siria, eritrea, que huyen de guerras y de persecuciones en sus países de origen. ¿Cuál es el motivo?
Por precisar los términos hay que decir que los gobiernos europeos hablan más de inmigración ilegal por motivos económicos. Sin embargo, cualquier estudio sobre los flujos hacia Europa detecta que no es así. La mayoría no son migrantes económicos sino personas que huyen de conflictos como el sirio o son víctimas de persecución religiosa en sus países de origen merecedoras de protección internacional. Para los responsables europeos es más fácil vender la imagen económica porque así obvia su responsabilidad con los refugiados y evita actuar conforme a la normativa internacional de asilo.
Más de 30.000 personas han muerto ahogadas en el Mediterráneo en los últimos 14 años, al tratar de alcanzar las costas europeas
¿Es la crisis una excusa para actuar de esta manera?
Podemos hablar de una crisis de valores en la UE. Estamos viendo como Europa no es coherente con sus principios fundacionales de cooperación y solidaridad. También percibimos que lejos de poner en marcha políticas de protección y asilo con un enfoque en los derechos humanos, están cercando Europa con una apuesta indisimulada por la seguridad en detrimento de las vidas humanas.
¿Tiene esta Europa capacidad para absorber semejante número de personas?
Tiene mecanismos suficientes para que cada Estado de la UE, en función de sus capacidades, acoja a personas necesitadas de protección internacional. Hay un mecanismo contemplado en la directiva de acogida temporal que establece marcas a los estados miembros para los casos de emergencias humanitarias como ocurre ahora.
La mayoría de los barcos hundidos parten de Libia, un país con quien Europa tuvo hasta 2011 un acuerdo para contener esta tipo de travesías. Tras la guerra civil que derrocó a Gadafi todo eso se convirtió en papel mojado.
CEAR considera un error la externalización fronteriza porque es la manera que tienen los países europeos de alejar su responsabilidad. Por lo tanto, la firma de tratados con terceros estados para impedir la salida de refugiados no es una solución. Además, estos tratados pueden provocar emergencias humanitarias en esos países al verse incapacitados para garantizar la seguridad de muchas personas que allí llegan.
Los gobiernos europeos hablan más de inmigración ilegal por motivos económicos
Otro de los puntos calientes es el Estrecho de Gibraltar, convertido, desde hace algún tiempo, en una de las mayores fosas comunes que hay en el mundo. ¿Qué se está haciendo aparte de reforzar la longitud de la valla?
Desgraciadamente, la política de asilo española responde al enfoque europeo. La apuesta sigue siendo fortalecer la frontera sur de España por encima de todo. Incluso a costa de las vidas humanas, que son miles. El número de muertos seguirá aumentando.
En el interior de la UE empiezan a agitarse las pulsiones xenófobas y la inmigración es utilizada metódicamente por la ultraderecha en Italia (Liga Norte), Francia (Frente Nacional), Alemania y Grecia. ¿Se está actuando con irresponsabilidad al difundir determinados mensajes?
La responsabilidad no es sólo de los políticos sino también de los medios de comunicación, que deberían transmitir una imagen más positiva de la inmigración. Buena parte de los discursos mediáticos y políticos trata a la inmigración como una amenaza. Se habla de "llegadas masivas" de personas y se criminaliza a los migrantes mostrándoles como un fenómeno violento. Eso ocurre en España con las personas que intentan saltar la valla. Se les describe como gente peligrosa, que violentan a las autoridades que vigilan la frontera de Ceuta. Estos discursos sólo contribuyen a fomentar los sentimientos xenófobos y racistas que sólo perjudican nuestra convivencia y nos aleja de la cohesión social que necesitamos en los estados democráticos.
¿Una solución adecuada no debería comenzar fomentando la paz, la democracia y el desarrollo en los países de origen de los refugiados?
Desde luego, esa es la raíz de las soluciones. La comunidad internacional debería abordar firmemente las causas de los desplazamientos forzados. Dar respuestas a los conflictos armados y a las situaciones estructurales que provocan flujos migratorios masivos. Más allá de eso, Europa tiene la obligación de acoger adecuadamente a esas personas que sólo tratan de salvar su vida.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) tiene como misión proteger a los inmigrantes que huyen de las guerras que asolan África y Oriente Próximo, los seres más vulnerables de la Tierra. Nuria Díaz dirige el área de incidencias de la organización, la que ahora se estremece al hacer balance del...
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Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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