Perfil
Mónica Oltra, el azote de la gaviota levantina
Convertida en un fenómeno mediático y considerada el emblema contra la corrupción del PP, la fajadora líder de Compromís lleva años luchando por los derechos civles
Moisés Pérez Valencia , 30/05/2015
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Noche del 24 de mayo de 2015. El resultado de las urnas provoca un seísmo ya anunciado en la Comunidad Valenciana: el PP dejará de gobernar una autonomía donde lleva 20 años instalado en el poder. Los focos se centran en la cara incrédula del candidato popular, Alberto Fabra, y en las palabras pronunciadas por la eterna alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, desahuciada del poder. “Qué hostia, que hostia”, le dice al delegado del Gobierno en Valencia, Serafín Castellano.
Pero las miradas no solo apuntan a los derrotados. También a los vencedores de la jornada, la sorpresa que las encuestas no pronosticaron. Compromís es la tercera fuerza con 19 diputados en el hemiciclo valenciano y segunda en la capital con nueve ediles. Tienen al alcance de la mano gobernar la Generalitat junto con el PSPV-PSOE, y hacerse con la alcaldía de la ciudad del Turia. La formación es todo alegría y celebración. Y entre los que saltan de júbilo, visiblemente emocionada, se encuentra su líder, Mónica Oltra. El icono valenciano de la decencia en la tierra de las flores podridas. Una figura que se ha convertido en el símbolo de la lucha contra la hegemonía corrupta del PP. Pero, ¿quién es Oltra y cómo llega hasta aquí?
Valentía y empatía, marca de familia
“En su valentía y su espíritu de lucha tiene bastante que ver su entorno familiar”, explica Mireia Mollà, diputada de Compromís en las Corts Valencianas y muy cercana a la líder de la formación. Su historia familiar es convulsa desde su propio nacimiento. Oltra nace en 1969 en Alemania, pero con otros apellidos: Jarque Tortajada. ¿La razón? Su padre se estaba separando de una relación anterior. Y Oltra no puede gozar de este apellido hasta que en 1981 –con once años-- se aprueba la ley del divorcio en España. Entonces ya tiene su nombre completo: Mónica Oltra Jarque.
“Vivir de primera mano injusticias como esas también han forjado su carácter, en el que conviven dos caras. Por un lado, una apariencia muy fuerte y valiente; por otro, una cara sensible y empática. Como una especie de Ying Yang”, describe Mollà. “Su parte más valiente y luchadora, a mi juicio, proviene de su padre. El lado más sensible, cariñoso y empático lo hereda de su madre”.
Afirmaciones con las que coinciden otras personas de su entorno. “Su valentía viene marcada por sus amistades y por su entorno familiar”, dice Miquel Real, coportavoz de Iniciativa del Poble Valencià –organización integrada en la coalición Compromís a la que pertenece Oltra--, y del denominado “club de confianza” de la líder. “Es una persona muy próxima, con la ideas claras y comprometida”, agrega.
Un compromiso político y social que se muestra de forma clara desde su juventud. En 1984, cuando su familia regresa a España y se instala en Valencia, Oltra se afilia al Partido Comunista del País Valenciano (PCPV). Con solo 15 años. Dos años más tarde, con el nacimiento de Izquierda Unida, se integrará en esa formación.
Bien pronto, además, empiezan a vislumbrarse sus dotes de liderazgo, “innato", a juicio de su círculo más próximo. “Lo lleva en el ADN”, comenta Isaura Navarro, próxima diputada de Compromís en las Corts, asesora durante años de Oltra y muy cercana a ella. La prueba de sus palabras: de 1996 a 1998 fue presidenta de Joves d’Esquerra Unida del País Valencià. Todo un síntoma.
Militancia política que Oltra siempre ha combinado con el activismo desde su vertiente jurídica. Abogada de profesión, ha estado muy vinculada con la lucha por los derechos civiles. En especial, en su defensa de los colectivos LGTB a través de sus acciones judiciales en favor de Lambda, organización de cuño valenciano que defiende los derechos de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales. “Ella fue la impulsora, antes de que se aprobara el matrimonio igualitario, de llevar al registro un caso de una pareja de hombres que se querían casar”, indica Real. “También ha destacado por ser la jurista de la primera persona que le dieron la apostasía”, cuenta Mollà. Oltra, además, está vinculada a ONGs como Amnistía Internacional.
En trabajo como abogada, la activista consiguió triunfos políticos. En 2003, como letrada de Esquerra Unida, fue la encargada de realizar el recuento de algunas mesas de la circunscripción electoral de Valencia. Oltra consiguió arañar un diputado más para su formación, en detrimento del PSPV-PSOE. La anécdota reflejó su gran habilidad.
Azote del PP
Sus comienzos como azote de los populares se producen en la legislatura que empieza en 2007. Y tras un episodio “muy doloroso” para ella, según cuentan las fuentes consultadas. Oltra había entrado como diputada por primera vez con una coalición electoral llamada Compromís –no confundir con la actual que ostenta el mismo nombre-. Dicha unión integraba diferentes partidos, entre ellos, el Bloc y Esquerra Unida, a la que ella pertenecía.
Con motivo de la elección del representante de la coalición en el consejo de la hoy fundida a negro Radio Televisión Valenciana, se genera una batalla entre el Bloc y Esquerra Unida. Pugna en la que Oltra y Mollà –junto a otros compañeros-- se ponen del lado del Bloc. La situación termina traumáticamente para la ahora líder del partido naranja: es expulsada de su formación junto a Mollà. El incidente desemboca en que los otros diputados pertenecientes a Esquerra Unida en las Corts pasan al grupo mixto. Y Oltra se queda en la coalición como portavoz. Aquella jugada aún genera opiniones encontradas entre los dos bandos y le ha granjeado críticas de determinadas sectores. Pero las heridas en la izquierda valenciana ya están cicatrizadas.
A raíz de esta nueva situación que convierte a Mónica Oltra en portavoz de lo que después se convertirá en el actual Compromís, su figura emerge. Sus discursos duros contra las políticas del PP y contra la impunidad con la que gobierna el entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, empiezan a tener relevancia. Su paso a fenómeno mediático nacional ocurre en pleno estallido de la rama autóctona de la Gürtel.
Wanted
2009. Camps hace semanas que falta a numerosos plenos del Parlamento valenciano. Un día, Oltra se entera de su ausencia poco antes del pleno. Para visualizar su ausencia, se pone una camiseta con la foto de Camps en la que se puede leer: “Wanted. Only Alive” (Se busca. Solo vivo). La camiseta genera desconcierto en el PP: “Acostumbrados a su absolutismo, representó un insulto que no podían tolerar”, recuerda el portavoz Miquel Real. Tras varias indicaciones del diputado popular Rafa Maluenda a la entonces presidenta de las Corts, Milagrosa Martínez --ahora imputada en la trama Gürtel--, esta acaba expulsando a Oltra.
La expulsión de la cámara autonómica genera un efecto dominó. De pronto, Oltra se convierte en un fenómeno mediático: el incidente salta a todas las televisiones. “Es un punto de inflexión. A partir de ahí, la utilización de camisetas reivindicativas deviene una forma de visualizar la denuncia, de romper el bloqueo mediático, en especial el que realizaba la televisión pública”, cuenta su compañera Mireia Mollà.
Oltra fue expulsada de las Corts varias veces por llevar camisetas reivindicativas. Por ejemplo, durante la pasada legislatura. Juan Cotino, expresidente de las Corts y también imputado en Gürtel, “le abandonó a que deje la sala” –-en palabras del propio Cotino-- por lucir una camiseta con el lema “No ens falten diners, ens sobren xoriços” (No nos falta dinero, nos sobran chorizos). Tras la decisión del también exdirector de la policía con Aznar, la oposición en bloque abandonó el hemiciclo en señal de protesta. “Fueron tiempos muy duros. Denunciar la corrupción no era nada fácil ante el poder omnímodo que ostentaba el PP”, recuerda un colaborador cercano de la líder de Compromís.
Con una de estas camisetas, Oltra apareció en Canal 9 para censurar la manipulación informativa de la cadena. Otras veces las ha vestido para denunciar el saqueo de Emarsa, la represión desmesurada de la policía en las protestas estudiantiles conocidas con el nombre de Primavera Valenciana ocurridas en 2011, o en defensa de las víctimas del metro. “La utilización de camisetas era el reflejo del trabajo exhaustivo que había detrás”, defiende Real ante quienes desde diferentes sectores criticaron estos métodos. No en balde, Oltra durante la pasada legislatura fue de las diputadas que más iniciativas presentó en las Corts. Unas cualidades, “la del trabajo muy duro” y una “autoexigencia muy elevada”, que comparten en señalar todas las personas de su núcleo cercano.
Otra de las claves de su éxito es su oratoria. “Habla con un registro que permite a la gente conectar rápidamente con ella. Dice de forma sincera lo que mucha gente quisiera decirles a los políticos del PP”, afirma Real. “Tiene un discurso muy natural. Es capaz de sacar de sus casillas a muchos políticos populares, y al mismo tiempo emocionarte o hacerte sonreír”, opina Mollà.
No solo los debates acalorados en las Corts y su lenguaje atractivo han dado fama a Oltra. Incidentes como que la sacaran a rastras defendiendo el barrio protegido del Cabanyal –amenazado por un plan urbanístico impulsado por Barberá- junto a políticos de otras formaciones, la han convertido en una figura simbólica. Al estilo de Pablo Iglesias, Albert Rivera o Ada Colau. Solo que en versión valenciana y antes de que estos aparecieran. Pese a no ser la única que ha luchado contra la corrupción en la Comunidad Valenciana, Oltra se ha convertido en el icono de esa batalla por sus cualidades. Después de los comicios autonómicos, la gente le ha dado la oportunidad para que continúe su lucha. Ahora, si los pactos no se tuercen, desde el Gobierno.
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Moisés Pérez
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