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El halo de estupor tuitero y mis propios pelos de punta por el nombramiento de García Albiol como candidato popular para Cataluña se esfumaron de inmediato cuando vi un tuit de Emilia Landaluce diciendo que será un buen candidato y cuando escuché a Víctor de la Serna en la radio asegurando que “es políticamente incorrecto pero no es racista, es un tipo valiente”.
Levanté la vista del teclado y pensé que quizá Emilia tenga algo de razón. Que rechacemos el racismo, la violencia contra las mujeres y niños y estemos a favor del amor entre personas del mismo sexo y la paz en el mundo se nos antoja algo tan común como lavarnos los dientes, cuando no deja de ser un animal mitológico más. El mundo está lleno de intolerantes y violentos y hay hasta buenas personas cuya higiene dental deja mucho que desear. Y también votan, como usted y como yo. Nadie dijo que fuera fácil.
No basta con caer en el tópico de que el taxista es racista y las nuevas generaciones (no confundir con la que veranea en FAES) son mucho más tolerantes. La crisis ha disparado el rechazo a los inmigrantes (palabra del CIS) y tengo cerca al menos a dos menores de 30 años que rechazan a extranjeros como vecinos mientras de paso me reprochan que quede de vez en cuando a tomar algo a solas con un amigo en vez de estar haciendo croquetas en casa con las pantuflas listas para cuando llegue el padre de mis hijos.
Que levante la mano quien no tiene cerca a una Bernarda Alba. O a un García Albiol. Que lo dicen sin alcohol de por medio y que acuden como usted a cada fiesta de la democracia con el sobre en la mano. Muchos de ellos licenciados, con sus trabajos, sus hijos, que quizá compartan rellano de escalera o comidas familiares. Una vez estuve en una comunión en la que una madre recriminó con vehemencia a su hijo que no votara al PP y sí a VOX: “¡No podemos dividir el voto!”. Ahí, en nuestra cara, otra vez con los vellos de punta. Porque todo son risas si lo cuenta El Intermedio en una de sus incursiones en el barrio de Salamanca y su colección de cardados para ellas y gomina para ellos. Pero los disturbios raciales nunca empiezan en El Viso. Si no, que se lo pregunten a García Albiol. O a Marine Le Pen, la principal beneficiaria en toda Europa del fenómeno de periferia rojeras votando xenofobia.
El PP ha decidido que el ex alcalde de Badalona es de lo mejor que tienen para presentar a presidir la Generalitat. Un proceso de selección que suena a la penúltima maldad de Aguirre la headhunter. Pero no sufran. Saben que ni éste ni otro contarán con su voto. Ustedes y sus expertos ya han decidido lo que está bien y lo que está mal. Relájense y disfruten, como estará haciendo ahora Albert Rivera. El 27-S está ahí. A ver de quién nos espantamos mañana. O esta misma tarde.
El halo de estupor tuitero y mis propios pelos de punta por el nombramiento de García Albiol como candidato popular para Cataluña se esfumaron de inmediato cuando vi un tuit de Emilia Landaluce diciendo que será un buen candidato y cuando escuché a Víctor de la Serna en la radio asegurando que “es...
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Ángeles Caballero
Es periodista, especializada en economía. Ha trabajado en Actualidad Económica, Qué y El Economista. Pertenece al Consejo Editorial de CTXT. Madre conciliadora de dos criaturas, en sus ratos libres, se suelta el pelo y se convierte en Norma Brutal.
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