Cameron y los medios conservadores cargan contra el nuevo laborismo
Además de elegir al socialista Corbyn, los laboristas han nombrado al musulmán Sadiq Kahn como candidato a la alcaldía de Londres
Arturo Noain Londres , 13/09/2015
Jeremy Corbyn (derecha), con Gerry Adams (centro) y Ken Livingstone, en 1983.
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Ha sucedido lo imposible: Jeremy Corbyn es el nuevo líder del Partido Laborista. Hace solo unos meses nadie creía que el combativo diputado de 66 años fuese capaz de cambiar el rumbo de la izquierda británica. Pero el corbynismo obtuvo el 12 de septiembre el 59,5% de las papeletas emitidas (251.417 votos) y enterró de golpe la era del New Labour de Tony Blair, que reinó durante 15 años. La rotunda victoria de Corbyn, que asegura cambios drásticos en la política británica, ha caído como una bomba en la City, los medios conservadores y Downing Street. The Economist pronostica que Corbyn liderará la travesía del desierto pero no podrá ser el candidato a las elecciones generales en 2020. Y el propio primer ministro, David Cameron, ha recibido con invectivas la elección del activista y parlamentario socialista. El 13 de septiembre, Cameron lanzó este asombroso tuit: "El Partido Laborista es ahora una amenaza para nuestra seguridad nacional, nuestra seguridad económica y la seguridad de vuestras familias".
Las ideas del socialismo clásico del norte de Londres han llegado al poder impulsadas por una juventud movilizada, por los sindicatos silenciados durante años de políticas neoliberales y por el impulso de las minorías. El viernes 11 de septiembre, antes de elegir a Corbyn, los militantes laboristas designaron como candidato a la alcaldía de Londres a Sadiq Khan. El primer ministro musulmán en la historia de Reino Unido --con Gordon Brown-- toma ahora las riendas de los labour de la capital para intentar gobernar el mayor centro financiero de Europa.
Corbyn es visto como un outsider incluso en su propio partido. Nunca ha ocupado un cargo en ningún gobierno pese a tener un asiento en el Parlamento británico desde 1983. Su éxito ha sido posible gracias al cambio creado por su predecesor en el sistema de elecciones: por primera vez todos los votos de cada miembro del partido valían lo mismo, y además los simpatizantes podían inscribirse para votar pagando 3 libras esterlinas (4 euros).
“Doy a los nuevos miembros la bienvenida a nuestro partido, a nuestro movimiento. Y a los que regresan al partido tras la desilusión, les doy la bienvenida de vuelta a casa”, dijo Corbyn en su primer discurso como líder laborista ante el Congreso celebrado en Londres.
Este verano el ya jefe la oposición se había mostrado capaz de ilusionar tanto a los más mayores como a los más jóvenes con actos multitudinarios. Una de las claves de su éxito ha sido llegar a “una generación a la que se consideraba apolítica”, según sus propias palabras, pero que sólo estaba “defraudada” por cómo se hace política.
En su primer discurso Corbyn desveló también las principales acciones que configurarán su agenda política. Pidió en varias ocasiones apoyo a los refugiados: “Tenemos que lidiar con esta crisis humanitaria”, dijo. Corbyn es un reconocido pacifista y uno de los pocos laboristas que se enfrentó a Tony Blair para no participar en la guerra de Irak. Durante la campaña de las primarias ha acusado de genocida a la OTAN por la utilización de drones contra el Estado Islámico, y quiere evitar a toda costa una intervención militar británica en Siria. Además, desea reducir la inversión en Defensa por debajo del 2% del PIB y desarticular el arsenal nuclear que posee Reino Unido.
Corbynomics, medidas contra la desigualdad "grotesca"
“Necesitamos una estrategia económica que mejore la calidad de vida de la ciudadanía y acabe con los grotescos niveles de desigualdad”, dijo Corbyn en ese mismo discurso. Unas palabras que han marcado sus políticas en varias ocasiones, como fue el caso de su rechazo, el pasado 20 de julio, de la nueva Ley para el Estado de Bienestar, que a su juicio propone “una drástica reducción de los subsidios sociales y un aumento de la pobreza infantil”.
Durante esta campaña, el término corbynomics se ha puesto de moda para describir sus propuestas económicas. Muchos expertos económicos las han comentado en los medios, tanto a favor como en contra, y miembros de su propio partido las han criticado por ser "demasiado" socialistas. Se trata de una serie de medidas para frenar las políticas de austeridad aumentando los impuestos a los ricos, ejerciendo un mayor control de la evasión fiscal y ofreciendo mayor protección a los ciudadanos dependientes de subsidios.
La propuesta más polémica es la denominada expansión cuantitativa (EC) popular: una expansión cuantitativa consiste en la impresión de dinero por parte del banco central de un Estado para comprar deuda del mismo, sin embargo, la introducción de la palabra popular otorga a esta medida un enfoque diferente ya que el dinero se destinará a proyectos sociales como vivienda, energía o transporte. Según sus críticos, entre los que se encuentra su compañera y rival en las primarias, Yvette Cooper, esto crearía una mayor inflación y una libra esterlina más débil.
Las medidas de Corbyn también incluyen la renacionalización de sectores clave como la energía o el ferrocarril, que cuentan con gran apoyo social. Owen Jones reconocía hace unos meses en una entrevista a CTXT el grave problema que sufre Reino Unido tras la privatización de la red ferroviaria: “Es más barato volar hasta la otra punta del mundo que viajar en tren en tu propio país”, decía el influyente ensayista. Y aunque la renacionalización cuenta con gran apoyo entre la ciudadanía, no ha podido ser llevada a cabo por las políticas de la Unión Europea. Corbyn defiende permanecer en la Unión Europea pero en mejores condiciones, y se opone a aprobar el TTIP (Tratado Transatlántico para el Comercio y la Inversión entre Estados Unidos y la Unión Europea).
Entre sus propuestas económicas también se incluyen varias que afectan al medio ambiente, y quizá sean las ideas con menos eco en la prensa. Corbyn quiere convertir a Reino Unido en un referente en la lucha contra el cambio climático y crear más de un millón de puestos de trabajo verdes. “La pregunta no es cómo podemos permitirnos esto”, respondía a quien criticaba sus ideas en las primarias, “la pregunta es cómo podemos permitirnos no hacerlo”.
La guerra interna ha comenzado
Entre los agradecimientos que Corbyn ofreció en su primer discurso destaca su apoyo al recién nombrado candidato para la alcaldía de Londres, Sadiq Khan. El nombramiento de este londinense hijo de inmigrantes pakistaníes es otro síntoma del cambio que esta sufriendo la izquierda británica. No obstante, no todos en el partido ven con buenos ojos la apertura y el giro hacia la izquierda. Corbyn comenzó la carrera de las primarias como el caballo perdedor, y sólo consiguió los avales políticos necesarios en el último momento y porque algunos diputados querían un mayor debate interno.
A pesar de los mensajes de unidad transmitidos por el Partido Laborista en los últimos días, la guerra interna es evidente. Minutos después del anuncio de la victoria, varios miembros del denominado gobierno en la sombra (el equipo dirigente de la oposición en el Parlamento británico) dimitieron de su puesto. Trabajar para conseguir un partido “más inclusivo y más democrático” es otra de las prioridades de Corbyn, que sabe que para mantener la unidad del tendrá que escuchar las propuestas del ala más moderada. Jeremy Corbyn ha movilizado al electorado de izquierdas y ha ilusionado a miles de personas con sus propuestas políticas. Sólo el tiempo dirá si es capaz de mantener a su partido unido y ganar la batalla al establishment británico.
Ha sucedido lo imposible: Jeremy Corbyn es el nuevo líder del Partido Laborista. Hace solo unos meses nadie creía que el combativo diputado de 66 años fuese capaz de cambiar el rumbo de la izquierda británica. Pero el corbynismo obtuvo el 12 de septiembre el 59,5% de las papeletas emitidas (251.417...
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