Entretenimiento / Videojuego
La corrupción hecha diversión
Eduardo Jiménez 30/09/2015
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Prevaricación, cohecho, malversación, fraude, tráfico de influencias, blanqueo... En los últimos años hemos ido aprendiendo un gran número de definiciones propias del léxico delictivo, cuya riqueza y variedad no habíamos ni siquiera imaginado. Al mismo tiempo, los barómetros del CIS trazaban una curva ascendente de la corrupción como preocupación ciudadana, hasta situarla en el segundo puesto del ranking. En medio de este panorama hay quien ha sabido buscar el lado positivo poniendo en práctica el conocido mantra de los emprendedores de convertir las crisis en oportunidades de negocio y, de esta manera, el sector de la cultura y el ocio se ha adueñado de la corrupción para convertirla en novelas, ensayos, cómics, películas, series y obras de teatro. La mayor industria de ocio no podía desaprovechar ese filón y diferentes desarrolladoras de videojuegos pusieron a trabajar su imaginación. Fruto de ello lanzaron al mercado una amplia gama de títulos inspirados en los diferentes tipos de delincuencia, incluida la política. Hoy es un género consolidado y ha dado lugar a juegos de renombre, como las sagas Mafia, Yakuza o Grand Theft Auto.
A esta ola se han subido también pequeñas desarrolladoras, muchas de ellas nacionales, que han lanzado sus primeras propuestas, al calor de los escándalos políticos, y amparados por el boom del sector del entretenimiento en móviles y tabletas. El punto culminante de esta carrera tiene un nombre: Bárcenas. El ex-tesorero en diferido del Partido Popular estimuló el desembarco en 2013 de más de cuarenta juegos para móviles y tabletas: Donde está mi sobre, Chorizos de España, Dársenas, tesorero corrupto, SobraDos, Corruption in Spain o Recolector de sobres son algunos de los títulos que entonces vieron la luz.
Todos ellos comparten características: jugabilidad sencilla, pocos recursos y, sobre todo, un diseño y una concepción desenfadada, que busca encontrar el lado humorístico de uno de los mayores problemas de este país.
El último título en alcanzar un éxito relevante es Alcalde Corrupto o Corrupt Mayor Clicker, producto de la desarrolladora gallega MeigaLabs. Este pequeño estudio, creado por Xabier Losada, Javier López y José Antonio Tesouro, antiguos estudiantes de la Universidad de Vigo, ha logrado 150.000 mil descargas del juego en Google Play y App Store, según datos de la compañía, desde que lo lanzó a finales del mes de mayo.
La buena acogida, también en mercados internacionales, tiene que ver con su propuesta - ejercer de gobernante, adentrarse en las prácticas más oscuras y engrosar tu cuenta bancaria-, con su conseguido tono sarcástico, y con una jugabilidad atractiva.
La dinámica del juego es sencilla: cliquear sobre un billete que va a aumentando de valor a medida que se consiguen mejoras. El objetivo es acumular dinero para invertir en negocios oscuros: desde simples inauguraciones, hasta la invasión de un país. Más allá de la corrupción nacional --especulaciones, compra de votos o las famosas tarjetas black-- el recorrido se adentra en las alcantarillas de países más poderosos. Un par de minijuegos ayudan a acumular capital de manera más rápida y ponen a prueba la habilidad del corrupto. El azar de los negocios también está presente en el juego a través de periódicos desafíos, donde se puede perder o ganar parte del dinero acumulado. El tono jocoso lo ponen los diferentes puestos que se pueden alcanzar: “Soy un narco presidente” (si consigues 25 contratos con el narcotráfico), “Soy un buen ministro de trabajo” (si destacas en las estafas) o la mejor de las descripciones “Soy Rodrigo Rata” (si alcanzas los 25 contratos con especulaciones).
Detrás de la ironía y el desenfado del juego se esconde una crítica a nuestros gobernantes y a las políticas neoliberales más contestadas por la sociedad: la privatización de la sanidad, los desahucios o el abaratamiento de los despidos (“¿800 al mes? Esto es un escándalo. Con 300 les debería llegar”, reza la descripción de esa práctica). Lo más interesante del juego es la vinculación de prácticas consideradas legales (a pesar de su falta de ética) con negocios algo más turbios: venta de armamento, tráfico de drogas, desahucios, privatización de hospitales o rescates de la Unión Europea
Humor y crítica, una combinación que suele funcionar en este tipo de títulos y que, en este caso, ha permitido a Alcalde Corrupto alcanzar unos notables registros de descargas y convertirse en un vehículo para reírse de manera sana de las enfermedades de este país.
Prevaricación, cohecho, malversación, fraude, tráfico de influencias, blanqueo... En los últimos años hemos ido aprendiendo un gran número de definiciones propias del léxico delictivo, cuya riqueza y variedad no habíamos ni siquiera imaginado. Al mismo tiempo, los barómetros del CIS trazaban una curva...
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Eduardo Jiménez
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