Análisis
¿Qué está pasando?
Descripción de dos culturas y sus posibles pactos, con los medios, el rey y la UE al fondo
Guillem Martínez Barcelona , 24/12/2015
Metamorfosis.
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Lo que está pasando no es muy complicado, si bien todo se complica si pensamos que carece de descripción. Es decir, carece no sólo de descripciones, sino de la posibilidad de que existan algún día. Lo que en otras sociedades son los profesionales de la descripción -un rol que se desarrolla en la prensa, en los medios-, por aquí abajo -para entendernos- no existen, o sólo pueden describir hasta un cierto punto, que no puntazo. Ese punto, ese límite, coincide con la cultura política local, en la que la prensa/medios viene colaborando, antes que con descripciones, con una batalla non-stop por la cohesión. En lo que es un fenómeno más español que una vieja pagando en Mercadona con monedas de dos céntimos, por aquí abajo la cohesión social no se realiza a través de derechos y calidad de vida, sino de mitos culturales. Que vienen a suplir las políticas de cohesión, precisamente. Sea lo que sea el Régimen del 78, también es, en ese sentido, un pack que integra, glups, a la mayoría de medios locales. Hay días enteros, en fin, en los que las diferencias entre un ministro del Interior y un director de periódico local son mínimas. Ambos, en fin, están en contacto directo con la Virgen. Es decir, con un mito.
Sobre los mitos cultuales se ha decir que, mayormente, son yuyus. Es decir, no son lo que su nombre indica, sino que requieren, a su vez, descripción. Verbigracia: empieza a ir a toda castaña el mito de la ingobernabilidad. Me atrevo a suponer que irá a más. En lo que es una noticia pésima, si pensamos que ese mito nació en la Restauración1.0, fue desarrollado hasta niveles artísticos por el Franquismo, y fue incorporado de serie, como un airbag --la ley electoral es, de hecho, un airgbag contra un parlamento cachondo--, por la Restauración2.0. Para orientarnos sobre la magnitud de la tragedia de permitir que un mito como "ingobernabilidad" sea utilizado con tanta frescura por medios, instituciones y partidos: cuando nació, en el XIX, lo hizo como sinónimo de otra palabra: parlamentarismo. Glups.
Bueno, ¿qué está pasando? En principio nada que en otras culturas no se solucione a través de un gobierno de coalición o/y de minoría. Opciones que, por otra parte, aquí son imposibles/entran en el trade-mark tradicional de ingobernabilidad. Me explico. ¿Por qué son imposibles esas formas de gobierno? Porque en el Congreso hay, por fin, dos culturas. Con pocos nexos de comunicación. Una, en declive, y otra emergente, dos características de la personalidad que, además, imposibilitan aún más el contacto. Son poco frecuentes, en fin, los contactos íntimos entre seniles y menores, tan raros que algunos están codificados en el código penal. Si ha llegado a haber dos culturas en el Congreso es, además, por la imposibilidad de que los partidos tradicionales se interesaran por incorporar las nuevas culturas en sus tramos previos. No podían. Les era intelectualmente imposible. Imagínate ahora.
Son poco frecuentes, en fin, los contactos íntimos entre seniles y menores, tan raros que algunos están codificados en el código penal.
Una cultura aboga por la Constitución. Otra por la democracia. Para acabarlo de liar, la primera cultura es, lo dicho, mítica. Por lo que es preciso traducirla. Así, Constitución suele ser lo contrario a su significado original/decimonónico. Sería una traducción de las palabras "ley" y "orden". Que, como recordarán, no siempre están en contacto con la palabra "democracia". Precisamente, a partir de la defensa del palabro Constitución, esa cultura se ha pelado el Bienestar, la forma de democracia en Europa. Con criterios no-democráticos. Es decir, aceptando las indicaciones de instancias no democráticas. Algo propio de otro mito reciente. El "no-rescate". Que requiere ser traducido, como todo. Cuando un político alude al hecho de que España no fue rescatada durante la crisis, en realidad alude a que España es un Estado arruinado e intervenido. Intervenido íntimamente, con poca o nula soberanía, sin capacidad, ni ganas, de emitir políticas propias. Es muy posible, por tanto, que el único pacto posible sea en el bando cultural constitucionalista. Es decir, el único sensible a recibir órdenes de otras instancias, sin mayores traumas o problemas.
Si hay pacto, hay bastantes números, por tanto, para que ese pacto sea sugerido. Y sólo integre, por tanto a los partidos "constitucionalistas" --de "orden", de "ley", y no "democráticos", es decir, con una idea de democracia muy restrictiva--. La UE puede facilitar ese pacto de dos maneras. A) Obligándolo. Y b), rebajando, momentáneamente, presión en pagos y ajustes. La UE, en fin, en la crisis Griega se ha revelado, como Jack el Destripador, poseedora de una sola inteligencia, pero efectiva y brutal. La única pega a esa pacto, probable y sencillo como un botijo y la única opción para seguir aplicando planes de ajuste de manera fiable y rectilínea, es que es un suicidio. Y el primer deber de un partido y de un líder es --lo hemos visto en Catalunya, donde apenas hemos visto otra cosa-- evitar su muerte.
La UE puede facilitar ese pacto de dos maneras. A) Obligándolo. Y b), rebajando, momentáneamente, presión en pagos y ajustes. La UE, en fin, en la crisis Griega se ha revelado, como Jack el Destripador, poseedora de una sola inteligencia, pero efectiva y brutal
Es posible, por tanto, que ese pacto se haga à la catalane --Catalunya, ya ven, es un chollo para quien haya querido y podido observarla como crisis de Régimen, y no como Procés--. Es decir, mediante un Gobierno con partidos en proceso de refundación/con otro nombre artístico. Es posible, en ese sentido, que el pacto se establezca con un gobierno técnico, de concentración, de épica y urgencia, que no priorice las siglas de sus integrantes. Y presidido por un no-político. Es decir, un ex-político, o alguien reverencial, con cierta autoridad intelectual o sentimental, y con barba blanca --a mí, con ese retrato robot, sólo se me ocurre Santa Claus--.
El hecho de que los dos partidos ganadores tengan serios problemas con sus líderes, frente a los que se ha proclamado la crisis abierta, es un indicio de todo ello. El PSOE, por cierto, lo tiene más magro. No creo que --al contrario que un monto llamativo de sus votantes, que se ha pirado a otras opciones-- haya accedido a las dos culturas disponibles en el mercado, pero sí a dos inteligencias en contradicción. Posee la inteligencia propia de Estado --el PSOE es un partido de Estado; sólo existe donde es Estado/Andalucía--, y eso le obliga a participar en toda esta aventura gubernamental. Y posee otra inteligencia incipiente, que le hace intuir que esto será su muerte. No creo que sea una inteligencia elaborada, que le permita hacer giros efectivos hacia la cultura democrática. El PSOE, así, aún carece de una lectura crítica sobre su pasado como legislador de sugerencias no democráticas de la UE. Ni siquiera de su papelón en la reforma exprés, parecido, en cierta manera, a ese agujero negro en su historia que fueron los años 20's del siglo pasado.
Para acabarlo de liar, al parecer la Monarquía está moviendo ficha. Fiel a su trayectoria --una Casa Real es como el Barça o el Madrid; ya puedes cambiar la plantilla, que te sale el mismo equipo--, el rey se está interesando por modular un proceso constituyente --que, je, je, empezó, sin reyes ni partidos en 2011--. Sería un proceso constituyente a la baja, vinculado al constitucionalismo antes que a la democracia. Supongo que se trataría de reeditar las coordenadas míticas españolas. Ya saben, evento, pacto, abrazo, fiesta y tirar otros 35 años de cohesión culturalZzzzz. Es decir, suprimir las descripciones por mitos tales como responsabilidad-del-pueblo-español, voluntad-de-consenso, brillante-papel-del-rey-en-tiempos-difíciles, unidad-de-todos-los-demócratas. Es difícil que, sin genialidades ni ayudas de la UE -la tradición es que haya ambas cosas-, eso se pueda producir con la materia prima de estas Cortes. O, incluso, con la inteligencia de este Régimen terminal. Exemplum: a pesar de disponer de la mayoría de los medios, el Régimen ha visto surgir cosmovisiones y culturas rupturistas, no previstas. Y emergentes.
A pesar de disponer de la mayoría de los medios, el Régimen ha visto surgir cosmovisiones y culturas rupturistas, no previstas. Y emergentes.
¿Y los emergentes? Las nuevas culturas, ahora con representación parlamentaria llamativa, poseen, en régimen de monopolio, la palabra democracia. Ningún partido del Régimen la ha utilizado desde 2011. C's la utiliza, sí, pero acoplándole inmediatamente el palabro Constitución, o los palabros ley y orden. Es decir, acotándola. Como el PP de los 90's, vamos, cuando descubrió ese juguete. La nueva cultura democrática posee una agenda que puede verbalizar --sinopsis: un proceso constituyente en el que se amplíen las fórmulas democráticas, ampliación de los derechos fundamentales, refundación de la Justicia, acotación de la corrupción, y plurinacionalidad tras derecho a decidir--. Es importante señalar, en ese sentido, que el constitucionalismo no puede verbalizar la suya --austeridad; amable en el PSOE, dura en el PP, patriótica en C's--. Por otra parte, la cultura democrática ha cambiado de forma. Podemos no es el Podemos de VistalegreZzzz. Es más que un club. Integra procesos de confluencia y formas novedosas --es decir, difíciles de describir--, nacidos en lo que el constitucionalismo denomina periferia. Conviene resaltar que esas culturas, en esa periferia, son republicanas. Un indicio de que el frame republicanismo, más pronto que tarde, puede ser la gran seña de identidad de toda esta novedad. Yo empiezo a verlo necesario.
En este proceso constituyente, el rol que el Ejército realizó en el anterior lo están llevando a cabo la UE y los organismos financieros
Otro rasgo importante: este movimiento, que no existía formalmente hace tres meses, carece de centro --algo que no excluye que lo pueda tener, o que pueda ser, en el futuro, convencional--. Se vertebrará en el Congreso en una agenda y una cultura, sí, pero en varios grupos parlamentarios, y en muchos puntos de vista. Será muy difícil que los medios describan todo esto más allá del concepto "ingobernabilidad". Por lo que es muy posible que no lo hagan. Importante: en las opciones de futuro primarán mucho las aportaciones que se hagan desde Catalunya. La figura de Ada Colau, al parecer, será importante en la política española. Tal vez es la gran carta a jugar para que esta cultura democrática emergente sea hegemónica. O algo parecido.
¿Cómo participará esta cultura en todo este baile de pactos? Supongo que no pactando. Prolongando el conflicto. Pueden. Están en el bando democrático/el que requiere menos mitos/servicios de propaganda. Esto, en fin, es un combate entre democracia y postdemocracia --algo que ya no implica pacto social ni cultura democrática, sino, únicamente, voto periódico--. Y no será un recorrido breve. Al contrario que esta legislatura, que sólo puede ser corta o muy corta, según la capacidad de pacto --posible, pero limitada-- de los constitucionalistas. Sin intervención de la UE --en este proceso constituyente, el rol que el Ejército realizó en el anterior lo están llevando a cabo la UE y los organismos financieros-- es probable que sea aún más corta. Y es probable que, en la próxima casilla, salgan beneficiadas, electoralmente, las culturas democráticas.
Disfruten del espectáculo. Hay partido.
Lo que está pasando no es muy complicado, si bien todo se complica si pensamos que carece de descripción. Es decir, carece no sólo de descripciones, sino de la posibilidad de que existan algún día. Lo que en otras sociedades son los profesionales de la descripción -un rol que se desarrolla en la prensa, en los...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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