Si tuviera que escoger a mis dos artistas favoritos

no tendría ninguna duda. Marcel Duchamp y

Andy Warhol. Los dos cambiaron el curso de la historia del arte.

Duchamp lo mató y Warhol lo enterró  

Quién así se expresa es Miguel Ángel Martín, autor de de Mitos del Pop, uno de los cómics que forman parte de la exposición El arte en el cómic que puede verse en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid hasta el 15 de mayo. 

Poner en relación  pintura y cómic puede resultar llamativo, pero lo cierto es que ambas disciplinas poseen muchos puntos en común. Como es sabido, los maestros del pop art comprendieron con rapidez que los personajes de ilustraciones y viñetas son unos iconos estupendos, y que dada su popularidad, los convirtieron en protagonistas de sus obras. El cómic por su parte, siempre ha realizado el proceso inverso, e incluye habitualmente en portadas y páginas de historieta curiosas versiones y  sentidos homenajes a los lienzos que albergan los grandes museos.

Esta exposición, al poner el acento en la mirada del llamado noveno arte sobre el mundo de la pintura, aporta una visión fresca y creativa de la Historia del Arte.

Lo primero que llama la atención es la vigencia de determinados cuadros como icono fundamental del imaginario colectivo de nuestro tiempo. Tomemos por ejemplo  a José Rubio, alias Malagón, que participa en la exposición con un chiste gráfico en el que se muestra un ataque aéreo, cuyas bombas tienen dibujado el famoso rostro de El grito de Edvard Munch. Los proyectiles aún no han tocado suelo, ni se nos muestra a las víctimas de la batalla y sin embargo podemos imaginar con facilidad la desesperación y el dolor que se avecina. Así, un cuadro pintado en 1893 sigue siendo hoy día la imagen que mejor expresa la angustia y la desesperación humana. 

Otro tema interesante que plantea esta muestra es la relación existente entre los grandes centros de arte y el cómic. Desde que en 2005 el Louvre y la editorial Futuropolis lanzasen al mercado su propia colección de novelas gráficas, el mundo de la historieta se ha introducido en un ámbito que, hasta la fecha, le estaba vedado. El arte en el cómic incluye piezas de la citada colección del primer museo francés, así como otros cómics editados por el Museo d’Orsay, el Thyssen Bornemisza, el Centro de Nacional de Arte Georges Pompidou, o la propia colección de arte de la Fundación Telefónica que, para la ocasión, encarga versiones de sus obras más preciadas a ilustradores de la talla de Javier Olivares y Santiago García, Juan Berrio o Mamen Moreu, entre otros. 

La interpretación sobre la Historia del Arte que parte de los autores de cómic poco tiene que ver con otras reflexiones que habitualmente nos ayudan a comprender el mundo de la pintura. Alejándose de la crítica, abogan por una mirada más personal y creativa. Así, por ejemplo, la historieta Moderne Olympia, de Catherine Meurisse, tiene como protagonista a la famosa Olympia pintada por Édouard Manet que, en su versión en viñeta, resulta ser una aspirante a actriz del cine mudo que lucha duramente por abrirse camino hacia el estrellato entre una troupe de figurantes compuesta por las bailarinas que pintaron Edgar Degas y Toulouse-Lautrec.

El Louvre ha sabido comprender a la perfección que un centro de arte actual ha de ser un espacio vivo y multidisciplinar abierto a todo tipo de público. Su colección de cómics es una prueba más de este proceso. David Prudhomme ejemplifica a la perfección la esencia de los nuevos museos en  La traversée du Louvre, cuya irónica trama de guión gira en torno al comportamiento de los más de 9 millones de visitantes que recibe cada año y que el propio historietista ha observado visitando sus salas.

El arte en el cómic es, ante todo, una declaración de amor hacia la pintura; y dicho sentimiento palpita en las portadas y páginas de cómic de algunos de los mejores creadores de la historieta contemporánea. 

Una oportunidad estupenda para que el especialista descubra miradas nuevas y en ocasiones geniales en torno a la Historia del Arte y para que el neófito se inicie de manera fresca y divertida en el mundo de la pintura.