Teatro
Víctimas y victimarios de ETA, a escena
María San Miguel, coautora de 'La mirada del otro', basada en los encuentros entre víctimas del terrorismo de ETA y sus victimarios, confiesa que enterarse de esas reuniones le cambió la vida de forma radical
Patricia J. Garcinuño 29/03/2016
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Estíbaliz era alegre, despreocupada. Lo normal a los 19 años. Vivía en Euskadi. Por aquel entonces coqueteaba con la izquierda abertzale: el pelo, la ropa, los amigos, el discurso… Su padre, que era concejal, le repetía que las cosas se arreglan hablando, no a tiros. “No tienes ni puta idea”, le contestaba ella. Y un día, de repente, pum. Un disparo por la espalda, en el bar. Asesinaron a su aita.
Aitor tenía 19 años cuando entró en ETA. Pensaba que aquello era mojarse de verdad. “¿Te vienes mañana?”, le preguntaron. Y fue. La organización dictaba hora y lugar. Iba con otro compañero. Decidían a cara o cruz a quién le tocaba disparar. Aquella vez le tocó a él. Pum. En el bar. Por la espalda.
Catorce años después, llega una carta a la Dirección de Atención a Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco. En ella, un grupo de presos disidentes de la banda terrorista se muestra dispuesto a entrevistarse con las víctimas. Pronto se pone en marcha un programa de mediación, en absoluta clandestinidad. No habrá privilegios penitenciarios, solo la oportunidad de obtener respuestas. Unos y otros se ven las caras, se sientan en la misma mesa. Hablan.
Este es el argumento de La mirada del otro, que se representa estos días en el Teatro del Barrio de Madrid. María San Miguel, coautora junto a Chani Martín, productora e intérprete de la obra, ha querido llevar al escenario los encuentros secretos que se produjeron en 2011 en la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava). Los personajes tienen parte de imaginario, porque aúnan distintas historias en una sola. Pero el intenso dolor, la necesidad de cerrar una herida y la altura moral que muestran son comunes a todos.
“Saber de estos encuentros me cambió la vida de forma radical”, cuenta la actriz. “Hemos aprendido que no hay ni blanco ni negro, la inmensa mayoría son grises. Y creo que es necesario contarlo”.
La obra, con una escenografía muy sencilla – solo dos mesas y cuatro sillas acompañan a los actores-, trata con gran sensibilidad cómo se ha vivido la presencia de ETA en la sociedad vasca en estos últimos años. Detrás hay un arduo trabajo de documentación: San Miguel se entrevistó con víctimas, victimarios, con el equipo impulsor de los encuentros, y con los mediadores y periodistas que trataron el tema en su momento. “Para mí es fundamental hacer un buen trabajo de investigación. Hay una parte del relato que ya conozco y que no me interesa. Ya sé cuál es el pensamiento de ciertas personas. Quiero ir más allá”.
Este es el objetivo del Proyecto 43-2 –que toma el nombre de las coordenadas geográficas del árbol de Guernica-, que aúna teatro y pedagogía. Hace un mes tuvieron un encuentro en Elda (Alicante) con 200 jóvenes de 15 a 17 años. Proyectaron un documental sobre su proceso de investigación y una guía didáctica con artículos de algunos de los protagonistas. María se quedó anonadada. Asegura que las tres primeras cosas que salieron de la boca de los chavales fueron: “No me creo que se arrepienta, lo hace para conseguir algo”, “No es justo porque a la víctima no le devuelven el muerto y él sigue vivo” y “Un terrorista tendría que estar siempre en la cárcel o habría que matarlo”.
“Hablando con ellos y explicándoselo en profundidad, preguntándoles si no se habían arrepentido de nada en su vida –teniendo en cuenta que un asesinato es algo muy grave, claro- pudimos ver una transformación. Pero me asusta ver que quienes van a formar la sociedad del mañana –o ya la están formando- reciban el mensaje de que solo hay buenos y malos, y de que así será siempre. Solo educamos en el castigo, no en la reinserción”.
La AVT nos dijo que no les interesaba nuestro proyecto y que les dejáramos de molestar
Mirar hacia otro lado
El hecho de tratar un asunto tan delicado, y el clima político y judicial de persecución del enaltecimiento del terrorismo ha provocado que la obra haya sido objeto de censura: en febrero, el Ayuntamiento de Cartaya (Huelva) decidió cancelar la representación prevista para abril en plena vorágine por el caso de los titiriteros acusados de apología del terrorismo en Madrid. No ha sido el único lugar: “Hemos encontrado mucha resistencia por parte de las instituciones, en Euskadi sobre todo. Mucho silencio. Los programadores tienen miedo a que sus superiores políticos les recriminen”, afirma San Miguel. Alega que esto se da sin distinción del color politico del ayuntamiento:“Muchas veces hemos pensado que tendríamos más dificultades en lugares donde gobierna el Partido Popular que en otras con gobiernos de izquierdas, y no ha sido así”.
En abril de 2015 se consiguió reunir en un mismo patio de butacas a familiares y disidentes de ETA para ver la obra
"La reacción por parte de las víctimas ha sido en general positiva", dice San Miguel, a quien le apena la actitud que han tomado determinadas personas: “Ha habido asociaciones de víctimas del terrorismo a las que nos hemos intentado acercar para presentar nuestro trabajo y ni siquiera nos han querido recibir. La AVT, sin ir más lejos. Nos dijeron que no les interesaba y que les dejáramos de molestar. Aunque no me gusta generalizar, dentro de la AVT hay muchas víctimas y cada una de ellas piensa diferente, seguro”.
Eibar, víctimas y victimarios en un mismo patio de butacas
El 24 de abril de 2015, poco después de que la obra se estrenara en Madrid, fue un día trascendental para el proyecto. Se produjo lo que hasta poco antes habría sido algo impensable: familiares y amigos de los asesinados junto a ex terroristas, compartiendo el patio de butacas en un teatro de Eibar. En los encuentros en la cárcel se habían visto por parejas, cada uno con su víctima o victimario, pero nunca se había reunido todos. “Reaccionaron muy bien”, apunta María. “Iban diciendo: ¡ah, esto es tuyo!, comentando de forma distendida qué parte del texto de la obra era de cada uno”.
“Dieron un grandísimo ejemplo de que otra sociedad es posible. Había un bar junto al teatro donde acabaron quedando todos antes de ver la obra, iban presentándose unos a otros… Fue muy potente. Pero también sentíamos una enorme responsabilidad”.
La figura de Eduardo Madina
“Siempre me preguntan: ¿cómo es que alguien de Valladolid se pone a hacer esto? Y siempre digo: ¿por qué no?”, añade la actriz. Hace 10 años estudiaba Periodismo en la Universidad Carlos III y Eduardo Madina impartía un curso de Humanidades sobre política en Euskadi. “Alucinaba cuando le escuchaba. Me ponía en su lugar y pensaba: si a mí con 26 años me pasa algo así –y más teniendo en cuenta que él era jugador profesional de vóley- y no puedo hacer teatro, me moriría de rabia, me volvería loca. Y él lo ha digerido de forma admirable”, dice. Pronto se hicieron amigos.
Al preguntarle por el coloquio que se celebró el pasado 2 de marzo en el Teatro del Barrio junto a Gorka Landaburu y Eduardo Madina, a María se le ponen los ojos vidriosos: “Todos los coloquios han sido muy especiales, pero ese día fue diferente. Edu y yo no lo hemos hablado, me habría gustado hablarlo con él antes de verbalizarlo, pero sé que para él es muy bonito que yo haga esto. Siempre le digo que lo hago por él. No había venido nunca y tenerlo ahí viendo la obra…Fue muy emocionante”.
En la escuela de teatro donde estudiaba, María conoció a Estíbaliz Curiel –quien interpreta el papel de mediadora en la obra - y se hicieron muy buenas amigas. Poco después, Eduardo Madina le presentó a Rafaela Romero, política del PSE y mujer de Jesús Eguiguren –quien fuese presidente del PSE- y conoció a Txema Urkijo y Maixabel Lasa. En aquel momento se acababan de producir los encuentros y estaba todo en secreto. En 2014 se decidió a llevar lo vivido en vía Nanclares al escenario.
Aún quedan unas cuantas actuaciones pendientes de La mirada del otro, -que se representará el 31 de Marzo en el Teatro del Barrio de Madrid, el 16 de abril en Pamplona, el 23 en Coslada, y el 16 de junio en Donosti (dentro del Congreso Europeo de Justicia Restaurativa)-, pero María ya está pensando en cómo terminar esta trilogía sobre lo vivido en el País Vasco. La última entrega probablemente vea la luz a principios de 2017: “Sé qué quiero contar aunque aún no sé cómo”.
Encuentros de este tipo no se han vuelto a producir desde 2011, cuando se produjo el cambio de Gobierno. Pero María San Miguel lo tiene claro: "El hecho de que estos encuentros se produjesen y que ahora sean representados sobre un escenario son un síntoma de que hay voluntad de romper el silencio, de volver a convivir en paz".
Estíbaliz era alegre, despreocupada. Lo normal a los 19 años. Vivía en Euskadi. Por aquel entonces coqueteaba con la izquierda abertzale: el pelo, la ropa, los amigos, el discurso… Su padre, que era concejal, le repetía que las cosas se arreglan hablando, no a tiros. “No tienes ni puta idea”, le...
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Patricia J. Garcinuño
Periodista y proyecto de fotógrafa. Me crié en la Cadena SER. Ahora, en CTXT y en 'Murray Magazine'.
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