BORJA COBEAGA / DIRECTOR Y GUIONISTA
“Euskadi vive en Disneylandia desde que ETA no está activa”
El cineasta donostiarra Borja Cobeaga vuelve con su última película "Negociador" a la tragicomedia que tantos éxitos cosechó en su etapa como cortometrajista
Nacho Valverde 2/03/2016
El director de Negociador, Borja Cobeaga.
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) se acostumbró a los premios desde sus inicios como cortometrajista. Con la nominación al Goya por La primera vez (2002) acompañado por la gran Mariví Bilbao el cineasta se hizo un nombre en la escena. Ese reconocimiento fue determinante para que el año siguiente pasara a dirigir el programa de humor Vaya Semanita! (ETB), que supuso la creación de toda una cantera actoral vasca de donde salieron figuras como Gorka Otxoa, Santi Ugalde o Estibaliz Gabilondo. El trampolín definitivo en su carrera llegaría con la nominación al Oscar en 2007 por el cortometraje Éramos pocos, siguiendo los pasos de su amigo Nacho Vigalondo, nominado dos años antes.
Cobeaga se lanzaba al largometraje retratando la autohumillación masculina en Pagafantas y exploraba un tipo de comedia aún más alocada en sus siguientes proyectos: No controles y, como guionista, en Ocho apellidos vascos. En 2015 el cineasta donostiarra retornaba a sus orígenes con la tragicomedia que ya exploró acertadamente en Éramos pocos. Ese tono gris es el trasfondo de su nueva película Negociador donde explora la negociación del socialista Jesús Eguiguren con la banda terrorista ETA. El humor ácido e incómodo que plantea Cobeaga ha ganado el corazón de la crítica con el Premio Feroz a mejor comedia y el Premio Irizar al Cine Vasco. Con la etapa de premios ya concluida charlamos con Borja Cobeaga para poner en perspectiva su última película y reflexionar sobre la cultura y la profesión de guionista en España.
¿Qué motivos le movieron a la hora de abordar la negociación con ETA?
Cuando leí el libro que escribió el propio Eguiguren con Aizpeolea (ETA: Las claves de la paz), en el que daba su visión de lo ocurrido en la negociación, vi que en los tiempos muertos de la negociación había una película y siempre me había interesado el tema político vasco desde la época en que dirigía Vaya Semanita!. Además existe la peculiaridad de que se ha hecho muy poco cine político en España y sobre el conflicto vasco, y cuando se hace es para enaltecer al rey con el 23F.
La búsqueda de la carcajada fácil ha sido una constante en sus largometrajes ¿a qué se debe este cambio hacia la tragicomedia?
Era un intento de recuperar la esencia con un tono menos de carcajada y más gris como en el cortometraje Éramos pocos; y notaba que lo estaba perdiendo. En realidad pensaba: de lo que más orgulloso estoy es de los cortos ¿por qué no lo hago?
Natalia de Molina, ganadora al Goya por Techo y comida, afirmaba que no quería caer en el sensacionalismo o el dramatismo a la hora de tratar un tema como los desahucios. ¿Con Negociador sentía esa responsabilidad?
Con Negociador a mí lo que más me preocupaba es que se estrenó en el Festival de San Sebastián y había una historia reciente de conflictos por esa temática con Medem y La pelota vasca o Jaime Rosales con Tiro en la cabeza donde hubo mucha polémica. Sí que había una responsabilidad al tratar el tema del terrorismo pero la perspectiva era la despolitización del conflicto hablando de lo humano y lo cotidiano. Quería desmitificar esa solemnidad porque al margen de lo que transmitía la prensa de que eran dos negociadores fríos, racionales y conscientes de lo que estaban haciendo, la realidad mostraba todo lo contrario. Eguiguren siempre hablaba mucho de qué factor humano en este tipo de situaciones fue decisivo.
La carcajada que produce en Ramón Barea (como Jesús Eguiguren) la repetición de un discurso de una película que había visto la noche anterior por parte del etarra es una muestra de ese intento de desmitifcar.
Es el ejemplo perfecto para hacer una parodia de la solemnidad. Dije: voy a hacer una ficción e intentar ser fidedigno en cuanto al ambiente pero voy a especular. Aunque hay licencias personales algunos hechos que plasmo en la película son cosas reales, como que a Eguiguren le confundieran con el etarra o que hubiera un camarero español en medio de esa situación.
Uno de los aspectos de la realidad que recoge en la película son los términos que se empleaban en las negociaciones con el fin de no ofender a las partes ¿Cree que esa dialéctica era importante para una negociación de ese calibre?
Eso sí que es real y quería abordarlo porque era algo de lo que no dejaban de hablar las partes. El debate terminológico en la sociedad vasca y en las negociaciones ha sido muy importante. El no decir violencia y decir conflicto, negociación en vez de diálogo, o pueblo vasco en lugar de Euskal Herria marcaba el éxito o el fracaso de las negociaciones.
Julio Medem, Jaime Rosales o Aitor Merino han abordado el conflicto vasco pero parece que todavía son pocos los cineastas vascos que se atreven a abordar el tema de ETA.
No tengo esa sensación. Precisamente en los 12 años que separan La pelota vasca (Julio Medem) del estreno de Negociador ha cambiado muchísimo la mentalidad de la gente. En San Sebastián se proyectó y no pasó nada como sí ocurrió en años anteriores. Es una sensación casi de Disneylandia comparado con lo que pasaba hace años. Ahora Euskadi es un país tranquilo para vivir, aunque existan heridas abiertas los avances han sido de una velocidad brutal. No nos podemos creer que hace cinco años ETA estuviera en activo.
Siempre se ha dicho que Vaya Semanita! ayudó a canalizar esa tensión dentro de la sociedad vasca.
Vaya Semanita! ha ayudado notablemente a hablar de nosotros mismos con mucha más naturalidad que desde la política. Había un hartazgo de que la política estuviera presente las 24 horas del día y con el humor se destapó ese cansancio porque todo estuviera tan politizado.
¿Al final los mayores entendimientos se dan entre las personas y la política está entorpeciendo el proceso de paz?
En realidad piensas que cuando existe ese frentismo es muy conveniente para algunos. Utilizar el miedo y la manipulación es rentable pero cuando te acercas y humanizas los casos concretos es cuando todo eso se desmonta. A mí personalmente conocer a muchas personas de la izquierda abertzale en mi juventud me dio otra perspectiva diferente. Cuando vi que no tenían cuernos y rabo ni olían a azufre empecé a replantearme ciertas ideas.
Con Negociador habrá encontrado todo lo contrario que con Ocho apellidos en cuanto a publicidad ¿está el cine político con la crisis más sometido a la doctrina comercial de las televisiones?
Quien domina que se puedan hacer películas más o menos grandes son las televisiones. Si a las privadas les va a parecer poco comercial hacer una película política y la pública, dependiendo de quién este al mando, va a tirar hacia un lado u otro, va a ser difícil que se mojen a hacer películas muy pequeñas como B.
¿Es una consecuencia de que el ministerio haya decidido recortar en la cultura?
Lo que siente el Gobierno es desprecio hacia la cultura. Hay una visión muy poco certera de cómo se produce y se financia un proyecto. Además se ha fomentado la idea de que nos llega un cheque del Ministerio de Cultura todos los meses, que somos unos vagos y nos mantiene el Estado. Negociador sale adelante gracias a la apuesta del Gobierno vasco y la televisión vasca, que a pesar de la crisis han seguido financiando el cine que se hace allí sin importar quién esté en el Gobierno porque consideran fundamental fomentar la cultura vasca. Es un ejemplo a seguir.
Pero ni siquiera con los grandes exponentes de la cultura española. Es el cuarto centenario de la muerte de Cervantes y no hay ninguna celebración de Estado.
Aquí dedicarse a escribir, a pintar, a hacer teatro o cine es como un hobby, como si coleccionas sellos o haces aeromodelismo. Pero soy de la opinión de que es más efectivo demostrar que el cine español es bueno haciendo películas y no estar quejándose todo el día aunque haya motivos para ello.
A principios de febrero Movistar +, Mediaset y Walt Disney presentaban un recurso contra el real decreto que obliga a las televisiones a financiar las películas europeas con el 5% de sus ingresos ¿Qué opinión le merece?
Esa obligación lleva a que se dé por hecho que las televisiones van a hacer cine pero solo harían un determinado tipo de cine más afable. Si no hay beneficio económico va a ser muy difícil que financien las películas que son necesarias, yo no quiero vivir en un país donde no se pueda hacer Magical Girl, por ejemplo; y desde luego ni Tele 5 ni Antena 3 van a hacerla. En gran medida lo que intenta el Ministerio de Cultura es pasar la pelota a las televisiones y así se quitan ellos de financiar el cine.
En la gala de los Premios Goya, Twitter se hizo eco de que no le dejaran pasar por la alfombra roja y el año pasado tampoco mencionaban a los guionistas en los agradecimientos de Ocho apellidos vascos ¿Por qué no tienen el reconocimiento que se merecen los guionistas dentro del sector?
Respecto a la gala más que no dejarnos pasar es que no nos dijeron nada, fue una desatención absoluta. A mí nadie me avisó de que me iban a meter por la puerta general al contrario que el resto de los invitados porque las últimas veces que había estado nominado no había sido así. Lo del año pasado marcó un poco el comienzo de mi transformación. Hace un año y medio oía hablar de las reivindicaciones de la gente de mi gremio y me parecía que no era para tanto, pero las experiencias de este ultimo año me han llevado a pensar que si no te pones firme las cosas siguen exactamente igual. No creo que hubiera mala fe en no dejarnos pasar pero sí que es significativo del lugar que nos tienen asignado a los guionistas.
En Estados Unidos a raíz de la huelga de guionistas de 2007 el sector obtuvo el reconocimiento a su labor ¿llegaremos a eso en España?
Para eso todos los guionistas deberíamos estar afiliados a ALMA y hacernos fuertes dentro del sindicato porque más que darnos importancia en las alfombras rojas, debemos centrarnos en que ser guionista de cine supone muchas veces entregar tu guión gratis para que un productor mueva tu guión, cobrar tarde y mal, las diferencias de salario entre un guionista consolidado y uno que empieza. Esas son las verdaderas cosas que afectan a nuestro trabajo.
Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) se acostumbró a los premios desde sus inicios como cortometrajista. Con la nominación al Goya por La primera vez (2002) acompañado por la gran Mariví Bilbao el cineasta se hizo un nombre en la escena. Ese reconocimiento fue determinante para que el año...
Autor >
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí