“No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios” (Éxodo 20, 7; Dt 5, 11).

-Oiga: yo no creí que era blasfemia decir “Jehová”.

-¡¡Estás empeorando las cosas!!

-¿¿Empeorándolas?? ¿Es que pueden estar peor?

Cuando La vida de Brian fue estrenada en 1979 se enfrentó a todo tipo de boicots y manifestaciones de protesta. Acusada de blasfema, ni siquiera llegó a verse en Irlanda y la avanzadísima Noruega prohibió su estreno; dicen que los carteles promocionales en Suecia anunciaban: "Esta película es tan divertida que la han prohibido en Noruega".

Sin financiación tras la retirada de una muy asustada EMI fue salvada a última hora por George Harrison. El beatle creó su propia productora e hipotecó su casa y su estudio de grabación solo porque le apetecía ver una película así. “La entrada de cine más cara de la Historia”, dijo Eric Idle. Tras su estreno se convirtió en un gran éxito de taquilla: la risa ganó al fundamentalismo. Pero ha pasado mucho tiempo desde el 79 y el integrismo está de moda. 

Los asistentes a la XXXII Reunión del Círculo de Economía en Sitges (Imagen fugaz: esas noches empresariales en las discotecas sitgetanas) presentaban un  informe en el que consideraban la reforma laboral del Gobierno como la mejor medida de la anterior legislatura. Para la próxima, los empresarios reclamaron rebajar el impuesto sobre sociedades, reducir el impuesto sobre sucesiones o eliminar el impuesto sobre el patrimonio. A la vez, invitaban al candidato Pablo Iglesias a responder a sus preguntas, todas de gran enjundia, como se les supone a los actores más relevantes de la economía patria. Un nivel metafísico. El presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, preguntó: “¿En qué cree usted? ¿Cree en la propiedad privada, cree en el sacrificio, cree en el talento? Señor Pablo Iglesias, ¿cree usted en Dios?”

“Dios es un significado en disputa. Si alguien lo quiere identificar con el mercado, diría que lo respeto, aunque no sé si creerlo.” contestó Pablo Iglesias. 

El candidato de Podemos, escurridizo, sabe que no cabe disputa posible ante esta teogonía. “No hay más Dios que el capitalismo y la propiedad es su Profeta”. Los creyentes en la máxima --apócrifa-- impuesta como Verdad Revelada no temen tanto a la ira divina –Dios también es de su propiedad-- como a las hordas descreídas cuya existencia, apenas una legislatura atrás, ni sospechaban. Deprisa y corriendo han tenido que acuñar nuevos términos para explicar esta realidad amenazante, como el de “venezolanizar”.

“Adiós a la propiedad privada: de cómo España se está ‘venezolanizando’

“El intervencionismo se está adueñando de la sociedad española. Desprivatizar la gestión de determinados servicios y revertir su titularidad y gestión a los municipios, comunidades o al propio Estado es una propuesta asumida con total naturalidad por diversos grupos en el poder o con opciones claras de acceso al poder, pero que choca con una realidad económica que la hace casi inviable y que espanta a toda una recua de inversores. (...) El problema es que aquí primero se dispara y luego se pregunta. Como en Venezuela”. (Nacho Cordero, El Confidencial. 30 -5-2016).

Unos ateos comedores de arepas, herejes bebedores de birras calentorras, pretenden romper las tablas de una ley mosaica incontrovertible, fuera de disputas teológicas desde el triunfo de los economistas de la Escuela de Chicago y sus fanáticos adoradores del Becerro de Oro: los dueños del monopolio de Dios siguen sus enseñanzas a pies juntillas, y si es con dinero público, mejor.

“El contrato de alquiler de Trías con los okupas: todo pagado, hasta la tasa de basura. El concejal Joaquim Forn firmó un acuerdo que se refería a "eventuales disturbios" (El País, 27-5-2016).

El fundamentalismo es tal que el presidente de la Patronal --recio nombre, vive Dios.- no tiene ni la prudencia de ser cauto en tiempos electorales y hace alarde de un estilo de capitalismo salido del Novecento de Bertolucci. ¿Creerá en Dios Joan Rosell? No resulta verosímil. Algunos de los grandes CEO españoles parecen devotos del olímpico Hermes, la divinidad de los comerciantes y ladrones en la antigua Grecia. ¿A quién si no puede rezar su antecesor en el cargo Díaz Ferrán? Mientras, sus homólogos en la empresa más antigua y próspera del mundo avisan también de las terribles plagas que amenazan a su milenaria corporación.

“Cañizares llama a la desobediencia de las "insidiosas" leyes basadas en la igualdad de género. El arzobispo de Valencia califica la ideología de género como la más "destructora" en toda la historia de la humanidad que "tratan de imponernos poderes mundiales”. (El diario, 30-5-2106).

“Cañizares vuelve a la carga: "Se ha querido destruir a la familia como en la URSS marxista" (El diario, 31-5-2016).

Calla Cañizares --y el resto del Sanedrín-- sobre cuestiones arzobispales no doctrinales.

“Donaciones a la Iglesia a cambio de contratos en la visita del Papa. El Arzobispado de Valencia impuso una cláusula que obligaba a constructoras (como FCC y Acciona) a entregar dádivas para financiar el evento. Una de las empresas también realizó aportaciones al PP; sólo Acciona dio 550.000 euros. La Fundación V Encuentro Mundial de las Familias --integrada a partes iguales por la Generalitat, el Ayuntamiento de Valencia, la Diputación y el Arzobispado-- impuso por contrato a varias constructoras donaciones a la Iglesia para financiar la visita del Papa a Valencia, celebrada en 2006.” (El Mundo, 30-6-2016).

No hubo en Sitges una sola palabra o pregunta sobre la responsabilidad de las empresas corruptoras de la clase política ni sobre la evasión de capitales a paraísos lejanos, asuntos de los que estos próceres no parecen tener noticia. Tampoco sobre las consecuencias del expolio llamado crisis que ha hecho más ricos a los ricos, destrozado las expectativas de la clase media y hundido en la miseria a millones de españoles sin tener en cuenta su talento, su capacidad de sacrificio ni su propiedad privada. 

Según la última encuesta de condiciones de vida publicada por el INE (Instituto Nacional de Estadística) “un 28,6% de los españoles está en riesgo de pobreza y exclusión social. La renta media de los hogares se redujo un 0,2% hasta los 26.092 euros. Los ingresos medios llevan seis años en caída. En relación al año que empezó la crisis (2008), ahora hay más españoles que no pueden irse de vacaciones, que no pueden permitirse comer carne o pescado al menos cada dos días, que no calientan su casa a la temperatura adecuada y que tienen problemas para afrontar gastos imprevistos.” (24 mayo de 2016).

Algo pasará cuando, después de todo, algunos supremus Sacerdoti del neoliberalismo ya empiezan a desertar de una Fe que, más que montañas, mueve estercoleros. 

“Los beneficios del neoliberalismo se podrían haber exagerado durante décadas, según el FMI. La apertura rápida de la cuenta de capital provoca más crisis financieras: el proceso debería ser mucho más lento y acompañado de fuertes controles.” (El Economista, 30-5-2016).

No importa; las profecías marianas auguran más sacrificios y después de las repetidas elecciones habrá también que elegir entre crucifixión y crucifixión, aunque eso sí, siempre mirando hacia el lado bueno de la vida, como cantaban los Monty Phyton. Desde la cruz anunciaremos la buena nueva: “¡¡Anímate, viejo sodomita!!”