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El ministro liberal Martínez visita a la condesa de Albornoz.
“-Pase, pase, Martínez... Tengo una jaqueca espantosa. Ay, ¡qué fastidio!
-Créame que lo lamento... Yo me atrevería a recomendarle un remedio que es un poco vulgar, pero en mi tierra obra prodigios. ¿Por qué no se pone dos rodajitas de patata en las sienes?
-¿¿Patata?? Por dios, Martínez... Prefiero la jaqueca”.
Pequeñeces. Juan de Orduña, 1950
“¿Qué le pasa a la reina por la cabeza?”
“Ser Reina implica no sólo tener una agenda oficial muy ocupada sino además tener una imagen lo más perfecta posible. Es algo que Doña Letizia mantiene de un modo impecable. Desde que se convirtiera en miembro de la Familia Real Española su estilo ha evolucionado de forma notable, convirtiéndose en un modelo a seguir. Su vestuario se ha sofisticado, sus tacones han aumentado centímetros sabiendo conjugar looks de working girl elegantes y siguiendo las últimas tendencias. Pero además, si algo llama la atención en Doña Letizia es su versatilidad a la hora de peinarse (...) Ha sabido combinar ondulados, melenas extralisas, recogidos trenzados, sencillos moños de bailarina. No ha dudado, incluso, en utilizar extensiones de queratina para conseguir una melena que le permitiera sacar aún más partido a sus estilismos”. Elena Barrios, en la sección Lifestyle (La Razón, 9-4-2016)
Divertido y jocoso titular –quién sabe si falsamente monárquico o secretamente republicano-, que juega al equívoco deliberado. El pizpireto articulito de La Razón, además de suministrar una enorme cantidad de publicidad mal encubierta, corrobora la añeja idea de que las cabezas de las mujeres sirven, casi exclusivamente, para peinarlas: ni la reina Letizia se libra. Quizá haya también cierta animadversión contra la plebeya periodista coronada, en la tradición conservadora de poner a cada quien en su lugar, como contaba el jesuita Padre Coloma en Pequeñeces. El folletín llevado al cine por Juan de Orduña en 1950 narra, además de la caída en desgracia de una condesa frívola, el empeño de la nobleza patria en conspirar contra Amadeo de Saboya, primer rey de España elegido por un parlamento. Los reaccionarios proborbónicos se jactaban de despreciar públicamente –-prensa afín mediante-- al rey y a su esposa Maria Victoria dal Pozzo della Cisterna, a la que apodaban “la cisterna”. Al igual que ellos, el cura Coloma era borbónico a machamartillo -–inventó para Alfonso XIII “el ratoncito Pérez”-- y ferozmente conservador: sus críticas de costumbres eran eficaces armas propagandísticas. Todo muy jesuítico.
“Lo dedicaron a servir a la Compañía precisamente entre la aristocracia. Él personifica el tipo del jesuita enfermo de profesión, que por estar siempre delicado, le sientan mejor las comidas de los magnates que la del refectorio conventual; necesita cuidados, reposo, atmósfera tibia y aguas termales. En Madrid no hace vida conventual; un duque le cede habitación y le pone mesa en su palacio; allí está regalado a lo príncipe: entra, sale, recibe a sus relaciones, come fuera si lo invitan y vuelve a la hora que se le antoja”. José Ferrándiz. (Sotanas conocidas, 1913)
Volviendo al siglo XXI y respecto al artículo citado, lo irónico es que lo firma una señora. O quizá no sea más que un seudónimo tras el que se oculte un barbado antifeminista de tantos como albergan las redacciones patrias. La sección de Ecos de sociedad, Gente, Estilo o similar, tiene una larga tradición en seudónimos. Y machismos.
En otro viaje al pasado --esta columna abundará en ellos-- encontramos al famosísimo “Asmodeo”, seudónimo de Ramon de Navarrete (1822 - 1897). Periodista colaborador en infinidad de revistas y periódicos además de director del muy conservador La Época, citado por Valle-Inclán en las Sonatas y El ruedo ibérico, puso de moda la crónica social con una serie de artículos denominados "Los salones de Madrid", en los que contaba las veladas que tenían lugar en las casas de la aristocracia española.
“A partir de una sintaxis elemental tras la que se revela una cuidadosa discriminación de jerarquías y estereotipos sociales, se construye un discurso jerarquizado de la presencia y de la calificación ingeniosa y elegante: un nombre al lado de la calificación de un escenario y de una toilette de moda, de una cualidad física o de una propiedad del ingenio; una sumaria sintaxis para el extraordinario efecto de ordenar o ratificarlo jerárquicamente”. (Francisco Villacorta, "La vida social y sus espacios", en Historia de España. Menéndez Pidal, Madrid, 1997)
Sí, la jerarquía sobre todo. No olvidemos quién es quién: ese es el objetivo de toda crónica social que se precie. El director de la revista Vida Aristocrática (1919-1925) León Boyd, advierte de los principios que deben regir este género periodístico:
“Queremos que estas páginas, cristianas y frívolas a un tiempo, siempre respetuosas y jamás indiscretas, a sabiendas, lleven a vuestro hogar el perfume de todos los ecos de vuestro vivir: la boda, el bridge, el banquete, el baile, la fiesta de caridad y de religión, el latido de los aristócratas que trabajan, la labor, desconocida para muchos, que realizan ilustres damas, merecedoras por ello de nuestra consideración y nuestro respeto; el recuerdo de la vida de antaño, los ecos vivos de la actual, la descripción de las moradas elegantes y artísticas, las grandes y pequeñas reuniones, los deportes en sus múltiples manifestaciones; la vida extranjera, las creaciones de la moda, los ecos de tristeza y de dolor que el Destino vaya poniendo con su mandato severísimo en nuestro pobre corazón, y sobre todo y por todo, del modo más leal y más sincero y más alto, un amor muy grande y muy hondamente sentido a nuestra Patria”.
Pues bien, al pie de la letra cumple todos los requisitos (de 1919) esta crónica del ABC:
“María Castiella, una bella aristócrata entra en la corte de Albert Rivera”.
“La nueva jefa de Gabinete de Ciudadanos tiene 33 años y viene de familia de alcurnia. Dejó su puesto en La Moncloa para seguir al líder de C’s.” Ana Mellado en Gente y Estilo. (ABC, 16-4-2006)
A tenor del titular, el partido del señor Rivera se ha convertido en un nuevo Camelot y el mencionado en el mismísimo Rey Arturo. ¿Funcionan los partidos como un séquito medieval, con sus cortesanos, bufones, etc? Pudiera ser, al menos para el ABC. Señalamos también algunos hallazgos retóricos más allá del titular, como muestra del estilo hiperbólico y la intención arcaico-jerarquizante, muy de película de Juan de Orduña.
“Alcurnia”. “Madrileña de familia linajuda”. “Leyenda en materia de protocolo y ceremonial”. “Nieta de la famosa poetisa, escritora y autora teatral Fina de Calderón, quien se casó con José Fernando Gutiérrez de Calderón, marqués de Mozabamba del Pozo”. “La pasión por la política y las relaciones internacionales la heredó de su abuelo paterno, Fernando María Castiella, ministro de Exteriores entre 1957 y 1969, catedrático de Derecho Internacional y diplomático. Este aguerrido mandatario será recordado por sus esfuerzos de negociación con Reino Unido sobre Gibraltar, en el marco del proceso de descolonización llevado a cabo en las Naciones Unidas, y por su marcado carácter liberal”. “Pasa a engrosar la nueva generación de bellas políticas aristócratas de otras formaciones políticas”.
Ciertas crónicas nostálgicas parecen escritas pensando en unos lectores que visten levita y polisón y viajan en berlina (“Berlina, ná, ná, ná...” que decían los desclasados chulapos en La Verbena de la Paloma.). Unos lectores de orden que, perdidos en estos tiempos estridentes y revolucionarios, añoran la paz social, la estabilidad de clases y rangos nunca perturbada de los años en que triunfaban las películas de CIFESA, y regían vidas y haciendas unos ministros de “marcado carácter liberal” (el ABC también frecuenta el género fantástico). Dada la edad de sus lectores y su profusa sección de esquelas, no sería de extrañar.
Quizá no haya que tomar en cuenta estas pequeñeces periodísticas. Puede que solo sean inevitables residuos de una prensa arcaica que se resiste a morir. Sin embargo, la pregunta queda flotando en el aire: ¿qué les pasa a estos periodistas por la cabeza?
El ministro liberal Martínez visita a la condesa de Albornoz.
“-Pase, pase, Martínez... Tengo una jaqueca espantosa. Ay, ¡qué fastidio!
-Créame que lo lamento... Yo me atrevería a recomendarle un remedio que es un poco vulgar, pero en mi tierra obra...
Autor >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
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