Tribuna
Las primarias de En Marea: generosidad vs vieja política de Podemos
Sergio Salgado / Simona Levi 23/08/2016
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Quien más defiende unas primarias abiertas que no protegen de las asimetrías suele ser el que más sale por la tele de igual manera que quien más defiende el libre mercado suele ser quien tiene un monopolio.
Es realmente preocupante lo que partidos tradicionales como Podemos están haciendo con la "nueva política" ciudadana tras utilizar su posición dominante en los medios de comunicación para apoderarse de ella frente a la opinión pública.
Tras las primarias de esta semana en En Marea –la candidatura gallega de confluencia a las elecciones autonómicas de septiembre– es difícil para cualquier persona honesta seguir ignorando el elefante en la habitación: como la transparencia y la participación han pasado de ser herramientas ciudadanas para controlar el poder a propaganda de ese mismo poder para controlar a la ciudadanía.
El método elegido para configurar las listas han sido una primarias que han premiado a los fanboys, que votaban listas completas sin plantearse nada, y castigaba no sólo a los votantes que votaron a personas concretas tras asumir el coste de informarse, si no a los activistas y ciudadanos que se esforzaron en crear listas transversales que reflejan la pluralidad de las sociedad en lugar del clásico reparto a navajazos de los puestos tradicional en el sistema de partidos.
El resultado: Podemos Galicia –apenas una sucursal del aparato en Madrid cuyos candidatos representan a una franquicia televisiva con escasa implantación ciudadana y una actitud que ha boicoteado todo el proceso–, es la candidatura más sobrerrepresentada mientras que ANOVA, la candidatura con más recorrido, que ha sido más generosa en el proceso y que más se esforzó en componer listas transversales en lugar de repartir los puestos entre sus cargos, es la más infrarrepresentada.
Más allá de todas las cuestiones técnicas que empiezan por la falta de rigor y de neutralidad de la plataforma escogida para el voto electrónico en las primarias, estas se entremezclan con cuestiones políticas que empiezan por convertir la sagrada unidad de la izquierda en un objetivo en sí mismo por encima de todo, justificando la inclusión de Podemos Galicia en el proceso después de que lo haya boicoteado, y termina modificando el proceso para adecuarlo a él, creándose la paradoja de que los votantes tenían que estar inscritos previamente y tener escaneado el carné de identidad para votar en las primarias salvo si eran de Podemos. En ese caso no debían inscribirse previamente y votaban desde la plataforma del propio partido.
La culminación llegó durante las jornadas de votaciones cuando todos los pesos pesados y el aparato mediático de Podemos se volcó para movilizar el voto acrítico a sus listas completas.
Entonces fue evidente que esta era la estrategia desde el principio. Frente al fanatismo y la falta de inteligencia estratégica de la dirección de Podemos en Galicia, la dirección del aparato en Madrid sabía desde el principio –y así lo impuso– que presentarse en solitario sería un desastre y que la única manera de contar algo en Galicia era, una vez más, parasitando el trabajo de otras iniciativas ciudadanas.
A pesar de que confiamos en que el trabajo de los grupos y ciudadanos que llevan años trabajando desde lo concreto pese más a la hora de definir la hoja de ruta de la candidatura de En Marea que los puestos que tenga el aparato de Podemos, creemos que no hacer un análisis sobre cómo el aparato de un partido ha hackeado a plena luz del día y sin complejos un proceso ciudadano es una temeridad. La primarias de En Marea marcan un antes y un después y seguir actuando en las diferentes candidaturas ciudadanas ignorando lo que ha pasado y permitiendo este nivel de matonismo sería una ingenuidad peligrosa.
Quien más defiende unas primarias abiertas que no protegen de las asimetrías suele ser el que más sale por la tele de igual manera que quien más defiende el libre mercado suele ser quien tiene un monopolio.
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Sergio Salgado / Simona Levi
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