Tribuna
De la resistencia digna a la necesaria osadía
Pedro Sánchez ha sorprendido a propios y extraños con la firmeza con que ha defendido el 'no' al PP. Las presiones para que el grupo parlamentario socialista cambiara dicho planteamiento han sido y están siendo fortísimas
José Antonio Pérez Tapias 18/09/2016
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El secretario general del PSOE está comprobando en sus propias carnes que no está siendo fácil mantener el “no” a un gobierno del Partido Popular, aunque sea la negativa por la que se decantó unánimemente la representación de la militancia socialista en el Comité Federal. En las dos sesiones de investidura a las que concurrió Mariano Rajoy como candidato de la derecha quedaron claras las razones del voto del Partido Socialista, al que se sumó el “no” de otras fuerzas políticas. La indignidad de un partido anegado por la corrupción y el justificado rechazo a las políticas antisociales que desde el gobierno ha llevado a cabo el Partido Popular son razones suficientes para no dar el voto a un candidato que es, además, presidente de una formación política con tan desacreditada carta de presentación. El secretario general socialista desgranó de forma clara y rotunda los motivos para no votar a favor de Rajoy. Es más, situó el evitar que hubiera un gobierno del PP entre los objetivos del Partido Socialista en tal proceso de investidura. Y anunció que, ni en ese momento ni en otros que se dieran, el PSOE daría vía libre, ni siquiera mediante abstención, a un gobierno de esa derecha.
En honor a la verdad hay que decir que Pedro Sánchez ha sorprendido a propios y extraños con la firmeza con que ha defendido esa posición del Partido Socialista. Las presiones para que el grupo parlamentario socialista cambiara dicho planteamiento, agudizadas tras el fracaso del candidato popular en cuanto a ser investido presidente, han sido y están siendo fortísimas. No sólo proceden de fuera del partido, viniendo desde el poder financiero y el ámbito empresarial, desde el campo mediático y desde otras instancias de poder de nuestras instituciones políticas, sino que, recogiendo y hasta multiplicando la fuerza de dichas presiones, éstas también se están ejerciendo descaradamente desde dentro.
Díaz olvida que el PSOE gobierna en Aragón con 18 de 67 diputados, en Asturias con 14 de 45 y en Valencia con 23 de 99
Reconocidas voces del PSOE, empezando por la de Felipe González y siguiendo por las de Rubalcaba o Zapatero, lanzan mensajes directos hacia Pedro Sánchez para que éste cambie el sentido del voto socialista y, mediante abstención, permita que el PP de nuevo encabece el ejecutivo. Y ello, aun diciendo a la vez que el candidato Rajoy no lo merece, lo cual pone a quienes defienden dicha posición abstencionista en una contradicción palmaria. Animados por esos “hermanos mayores” de la cofradía socialista, se suman a ese discurso determinados secretarios de federaciones del PSOE, con Fernández Vara como vocero rompedor desde Extremadura y Susana Díaz en su papel de capitana de esos “rebeldes” a quienes llaman “críticos”, haciendo ostensible hueco en sus tareas como presidenta de la Junta de Andalucía para dedicarse a algo más que opinar sobre la inconveniencia de llegar a unas terceras elecciones. Con indisimulada intención de afear la conducta del secretario general del PSOE en su intento de conjuntar una mayoría parlamentaria para una solución alternativa a la de un gobierno popular, la líder de los socialistas andaluces insiste en que con 85 diputados de 350 no se puede gobernar. Además de reducir la cuestión de la investidura y de la consiguiente gobernabilidad a una simpleza aritmética, olvida que el PSOE gobierna en Aragón con 18 de 67 diputados, en Asturias con 14 de 45 y en Valencia con 23 de 99, por citar tres situaciones de presidentes autonómicos hoy posicionados contra las pretensiones de Pedro Sánchez. Podríamos mencionar otros muchos casos, que se incrementarían sobremanera si contempláramos lo que ocurre en muchos ayuntamientos.
Lo sorprendente de la manera en que se va planteando el cambio de posición del PSOE, apelando eufemísticamente a la necesidad de diálogo y a la urgencia de convocar al comité federal, es cómo se han sacado las cosas de quicio más allá de la libre y legítima expresión de diversos puntos de vista ante la situación crítica en que estamos inmersos. En cuanto a la propuesta de Fernández Vara y otros de proceder a la abstención del PSOE para que haya gobierno en España --gobierno del PP--, no debe haber nada en contra de que la exprese, como otros expresamos nuestro punto de vista distinto propugnando que el “no” al PP conduzca al “sí” a un gobierno alternativo encabezado por Pedro Sánchez. La cuestión no queda en mera contraposición de opiniones, sino que, tras no expresarse anteriormente dicha posición cuando se pudo hacer en los órganos del partido --se insistía en el “no” a Rajoy pero sin extraer las consecuencias de ello, como si fuera algo propio de mera táctica oportunista de inmediata aplicación--, cuando se formula dicha propuesta se hace a modo de lobby que, por la capacidad de ejercer presión efectiva, opera como obstáculo de envergadura para el intento que el secretario general ha puesto en marcha de cara a desbloquear la situación política de nuestro país. No obstante, el momento de la verdad puede estar al alcance de la mano si la militancia socialista es convocada de nuevo a expresar su opinión, y a tomar colectivamente una decisión, mediante su voto en consulta convocada a tal efecto.
El momento de la verdad puede estar al alcance de la mano si la militancia socialista es convocada de nuevo a expresar su opinión mediante su voto en consulta
Por lo demás, que quien es presidente de Extremadura, cuando tiene medios a su alcance en el momento que quiera, se queje de que no puede opinar o de que es perseguido por ello, no deja de ser interesada exageración que lo mejor que se puede hacer es no tomarla en serio. Quizá suceda que a quienes están acostumbrados a hablar y a que de inmediato se les aplauda, les falte rodaje para encajar las críticas cuando sus opiniones no son compartidas. En cualquier caso, toda la militancia socialista espera que el debate político en su seno se lleve de otra manera, a base de argumentos y de ninguna forma entrando en el juego sucio de descalificaciones personales. Por ello, cuando el clima ha subido varios grados en la temperatura ambiente en el seno de la familia socialista, más motivos hay para valorar positivamente el valor de Pedro Sánchez manteniendo el acordado “no” al PP y, a la vez, conservando una admirable mesura en medio de la tormenta que le rodea.
Con todo, dado que el tiempo corre imparable, emplazándonos, y que tanto la militancia como el electorado socialistas urgen una palabra de clarificación, una indicación esperanzadora, un discurso fundado acerca de adónde quiere ir el PSOE, se siente cada vez más la necesidad de explicitar las pretensiones de concitar los apoyos necesarios para que sea viable ese gobierno alternativo al PP que nos es tan urgente en España. Se puede pactar con Unidos Podemos por la izquierda, cabe contar de una forma u otra con partidos nacionalistas, es obligado poner a Ciudadanos ante el reto de ser consecuentes y al menos abstenerse si llega a ser posible un proceso de investidura de Sánchez como presidente del Gobierno. Y todo ello desde la Constitución para trabajar por su reforma.
Hace falta una buena dosis de osadía, que de ninguna manera es temeridad, para transitar desde el “no” a un gobierno del PP al “sí” a un gobierno de verdadero cambio
Como todo lo apuntado como posible, juzgándolo necesario, no es fácil, sin duda que hace falta una buena dosis de osadía, que de ninguna manera es temeridad, para transitar desde el “no” a un gobierno del PP al “sí” a un gobierno de verdadero cambio. Quien más allá de toda pose achacable a una improductiva épica de la resistencia ha tenido el valor moral y el coraje político de resistir como Pedro Sánchez lo ha hecho puede acometer la empresa de construir la alternativa necesaria. La virtú ya mostrada, dicho en términos al gusto del republicanismo de Maquiavelo, adelanta la capacidad de responder a las exigencias políticas que emergen desde unas condiciones que la fortuna, con su componente también de circunstancias desafortunadas, ha traído ante nosotros. Las izquierdas serían irresponsables si no dan de sí lo mejor en el momento en que estamos. En éste no sólo está en juego el futuro digno de España, sino también, en lo que al PSOE respecta, su digno futuro como partido de izquierda. Ha de elegir, como según la filósofa María Zambrano ocurre en medio de las inseguridades de todo tiempo de crisis, entre “adelantarse abriendo el futuro” o “retirarse horrorizado ante la confusión buscando refugio en el pasado”. Debe optar por lo primero; lo segundo es replegarse hacia el “reaccionarismo”, lo cual es lo que ya hace la derecha.
El secretario general del PSOE está comprobando en sus propias carnes que no está siendo fácil mantener el “no” a un gobierno del Partido Popular, aunque sea la negativa por la que se decantó unánimemente la representación de la militancia socialista en el Comité Federal. En las dos sesiones de investidura a las...
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José Antonio Pérez Tapias
Es catedrático en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada. Es autor de 'Invitación al federalismo. España y las razones para un Estado plurinacional'(Madrid, Trotta, 2013).
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