En este apartado comprobamos si la relación que encontramos entre la exclusión social y la abstención extrema de los barrios más desfavorecidos de las ciudades antes del estallido de la gran crisis económica y política se mantiene a partir del análisis de las elecciones andaluzas y municipales celebradas en 2015. Los datos de las elecciones andaluzas nos sirven para analizar por primera vez los resultados de unas elecciones autonómicas celebradas en la comunidad autónoma que concentra más zonas de exclusión dentro del Estado español. La unidad de medida que nos interesa para captar con más precisión los espacios excluidos de la participación política es la sección electoral. Según el artículo 23 de la Ley Electoral, las circunscripciones en España están divididas en secciones y cada sección incluye un máximo de 2.000 electores y un mínimo de 500; cada municipio tiene por lo menos una sección.
La sección electoral en las ciudades de tamaño medio y grande suele coincidir con barrios, lo que nos permite observar qué tipo de características tienen los barrios que registran los valores más extremos de abstención. Siguiendo la literatura sobre exclusión social (Gómez y Trujillo, 2011) hemos categorizado las secciones electorales en función de su integración o de su exclusión social. Las secciones categorizadas como excluidas son las habitadas por los que concentran todo tipo de carencia de recursos que les impiden escapar de forma autónoma de su condición de excluidos. Las variables tienen en cuenta la ocupación, la educación, el capital social, la vivienda y los recursos económicos. Para nuestro análisis, usamos algunos indicadores de las dimensiones relacionadas con la exclusión social, a la vez que desarrollamos un indicador compuesto de exclusión social, utilizando en todos los casos datos del Censo de Población y Vivienda de 2012.
Las elecciones andaluzas del 22 de marzo 2015 eran el escenario perfecto para comprobar el efecto de la nueva oferta electoral, representada por los partidos de reciente creación, en la atracción de los más desfavorecidos a las urnas. Más de la mitad de las 100 secciones electorales con mayor abstención de España se concentran en territorio andaluz, cuyo índice de pobreza y exclusión es uno de los más altos de Europa, y un 22% de sus hogares sufre algún tipo de exclusión social, lo que supone más de dos millones de andaluces en situación de exclusión (FOESSA, 2014). En estas elecciones no se registró ninguna iniciativa para acercar a las urnas a los ciudadanos de los barrios marginales, los que más necesitan la ayuda del Estado. La opción dominante elegida por los nuevos partidos fue potenciar la participación a través de internet, con resultados más que dudosos, ya que son los ciudadanos con menos recursos económicos y los de clase más baja los que menos acceden a la red en busca de información política y aún menos participan o toman decisiones en las nuevas ventanas digitales.
La tabla 2 recoge las secciones electorales que registraron la participación más baja en las elecciones andaluzas de 2015 y el grado de exclusión que sufren, en función de los datos del censo de Población y Vivienda de 2012. La muestra se divide en cuatro cuartiles que representan cuatro tramos iguales de exclusión social. Dentro del 4.º cuartil están incluidas el 25% de las secciones electorales con mayor exclusión social. La exclusión extrema corresponde a los valores más altos de exclusión dentro de 4.º cuartil, y los valores atípicos, a las secciones que registran una exclusión social muy superior al resto. Más información metodológica en Gómez y Trujillo, 2011.
Si la abstención fue la opción elegida por el 34% de los andaluces, en la tabla de secciones electorales más abstencionistas vemos que esta cifra se disparó al doble en algunos de los barrios de las principales ciudades, llegando hasta el 83% en una de las secciones que componen el Polígono Sur de Sevilla. ¿Qué tienen en común el Polígono Sur de Sevilla, el Puche de Almería, los Asperones y Palma-Palmilla de Málaga o Almanjáyar de Granada, los barrios que registran esta abstención extrema? Son barriadas que sufren una exclusión severa, forman parte de esa pobreza estigmatizada que nadie quiere ver ni tener cerca. Esas secciones electorales tienen la mayor concentración de ciudadanos que lo han perdido todo: trabajo, relaciones sociales, vivienda o salud, por no hablar de los recursos económicos.
Dos meses más tarde, en mayo de 2015, se celebraron las elecciones municipales en todo el territorio español; los datos de participación confirmaron que la exclusión electoral crónica de las barriadas urbanas más pobres seguía allí. En la siguiente tabla figuran las 75 secciones electorales donde se registró la abstención más extrema en estas últimas elecciones locales. La tabla se incluye en el cuerpo de texto para visibilizar estosagujeros negros de la democracia, evitar su olvido y la pérdida de sus nombres en los anexos de lectura poco probable.
La correlación entre vivir en una zona caracterizada por la carencia de todo tipo de recursos y la abstención electoral continúa siendo altísima, con el agravante de que cada vez hay más ciudadanos que viven en estos barrios marginales, en los que se ha incrementado el número de personas que se pueden categorizar como pobres.
Entre las 100 secciones electorales donde hay una mayor diferencia entre la abstención propia y la media de abstención en dicho municipio, tan solo 9 pertenecen a ciudades de menos de 100.000 habitantes. Y todas ellas se caracterizan por estar situadas en barrios que padecen algún grado de exclusión social, en su mayoría exclusión extrema. Hay barrios donde más del 75% de sus habitantes no participan, como la Cañada Real de Madrid, Virgen del Carmen en Alicante o Sant Cosme en el Prat de Llobregat.
En estas elecciones municipales, los nuevos movimientos sociales procedentes de la indignación del 15M lograron una importante representación a través de diferentes plataformas políticas. De hecho alcanzaron el poder en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza. Si observamos los datos de la sección más abstencionista de cada una de las grandes ciudades (tabla 4), veremos que en cada una de las ciudades no solo coincide milimétricamente con un barrio desfavorecido caracterizado por su exclusión extrema, sino también con la situación de elecciones anteriores.
Curiosamente en todos estos barrios se han desarrollado planes específicos para erradicar la pobreza, centrados en la vivienda, la salud y el empleo, dirigidos por sus ayuntamientos, pero ninguno de ellos ha articulado medidas para incrementar el capital social y el empoderamiento político de los habitantes de estos barrios, que son los que más necesitan del Estado para desarrollar su proyecto vital y, por tanto, los más interesados en determinar con su voto las políticas públicas. Torre Baró, en Nou Barris, concentra la mayor parte de demandas de ayudas sociales en Barcelona. La Cañada Real, la Coma o los Asperones en los últimos años han tenido intervenciones más allá de la asistencia humanitaria, destinadas al desarrollo socioeducativo. La mayoría de estos barrios tiene una importante presencia del colectivo gitano, que concentra una buena parte del abstencionismo extremo y que debería ser objetivo prioritario en la inclusión social y política de estos barrios. En el Polígono Sur de Sevilla, lleva funcionando desde hace años la plataforma “Nosotros también somos Sevilla”, que manifiesta reiteradamente su queja hacia todas las instituciones políticas por su desconexión política con el resto de la ciudad. En el mismo sentido, tanto la barriada de Corea, en Palma de Mallorca, como las zonas más marginales del barrio de Otxarkoaga, en Bilbao, han dado muestras de su autoorganización vecinal para mejorar la calidad de vida de su entorno y, a pesar de haber recibido importantes recursos públicos y ayudas directas, no se han incorporado a la democracia. En un estudio anterior (Gómez y Trujillo, 2011) demostrábamos que recibir ayudas directas del estado no incrementa la probabilidad de votar de los ciudadanos excluidos socialmente.