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En estos días de Vistalegre II son demasiadas las preguntas que nos asaltan. ¿Por qué nos convocan a una asamblea después de votar? ¿Por qué no hacerlo antes, cuando podíamos valorar las propuestas, conocer a nuestros futuros dirigentes, discutir con ellos, tal y como todavía se hizo en el primer Vistalegre? ¿Qué es lo que tanto temen Pablo e Iñigo?
Y también, ¿por qué nos imponen el sistema de primarias que sólo favorece a “los solitarios del ordenador”? ¿Por qué el futuro del partido puede ser decidido con un voto que vale lo mismo para los que se dejan la piel en la organización y para aquellos que apenas conocen nada de la misma, que podrían ser simpatizantes e, incluso, militantes de otros partidos? ¿No sería más justo y más democrático establecer alguna contrapartida o algún compromiso para quien quiera decidir sobre el partido: una cuota mínima, la participación en alguna asamblea, una inscripción física personal? ¿Acaso este sistema no genera una enorme cantidad de votos desinformados? ¿Cuántos habrán leído al menos dos o tres de los cincuenta documentos presentados? ¿No son estas primarias un concurso de popularidad, en absoluto el resultado de una discusión política real e informada?
Nos hemos desengañado. Vistalegre II es un paripé y entre Pablo e Iñigo existe la misma diferencia que entre la Coca y la Pepsi Cola. Dos productos de mercado, dos liderazgos que comparten la misma pasión por el liderazgo. Y que sin embargo se pelean en las teles, en la prensa, entre tuits y comunicados de Facebook, como niños de escuela, o aún peor como profesores entrifulcados por alguna prebenda académica. No podemos ser tan irresponsables de dejar el partido en sus manos. No podemos abandonar esta oportunidad de cambiar la política del país por las peleas de unos adolescentes inflamados por la testosterona.
Podemitas, echad a vuestros jefes. Fueron ellos quienes en el primer Vistalegre crearon la estructura asfixiante y vertical que os aburrió y os hizo estallar de rabia cuando el trabajo en barrios y pueblos se vio liquidado en la absurdidad de las primarias y consejos, cuando se premió a los “trepas de puesto rápido”, a los aspirantes a consejero y diputado. Podemitas, recordad: el partido es vuestro, vosotros lo levantasteis y a nadie más que a vosotros debería pertenecer. Apostad por la democracia interna, romped el espinazo a la nueva burocracia, recuperad el partido.
Echad a vuestros jefes, aunque haya que comenzar de nuevo. Vistalegre II es un paripé.
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Autor > Emmanuel Rodríguez
Emmanuel Rodríguez es historiador, sociólogo y ensayista. Es editor de Traficantes de Sueños y miembro de la Fundación de los Comunes. Su último libro es '¿Por qué fracasó la democracia en España? La Transición y el régimen de 1978'. Es firmante del primer manifiesto de La Bancada. Suscríbete a CTXT
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