Empleo, crecimiento económico, bienestar... Los impactos que generan el desarrollo y la inversión en investigación científica son multiples y variados en las economías de los países. Para asegurar estos objetivos, evaluar la inversión en I+D+i de las empresas en una de las fórmulas para comparar el grado de esfuerzo tecnológico de los estados y su sector privado. 

El volumen de solicitudes de patentes es una de estas las fórmulas para medir la inversión relativa en innovación y la competitividad de las empresas. Este indicador usa unidades de PIB para valorar este esfuerzo tecnológico, y es igualmente útil para establecer una comparativa entre países en función de la aplicación empresarial de la investigación en I+D+i que hacen. 

En España, el indicador de esfuerzo tecnológico se sitúa en algo menos de 1,5 patentes por unidades de PIB, muy lejos de lo habitual en la Unión Europea, que con cuenta con una media de 3,5 patentes por unidad de PIB. 

Si se usa un indicador más concreto, la solicitud de patentes en restos sociales, la situación no es mucho mejor: España tenia en 2016 0,47 solicitudes de patentes de tecnologías relacionadas con el medio ambiente y la salud por unidad de PIB. Es menos de la mitad de la media de la UE-28, con 1 patente por unidad de PIB. El esfuerzo innovador en tecnologías sociales de las empresas españolas se queda aún más atrás si se compara con otros países de la región: Dinamarca cuenta con 2,05 patentes en retos sociales por unidad de PIB; en Suiza este indicador se sitúa en 1,94, mientras que en Suecia llega hasta el 1,88.  

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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el infodato Índice de Innovación de la Unión Europea (2015), publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.