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Alhambra Nievas / mejor árbitro de rugby del mundo

“Las deportistas profesionales esperamos el reconocimiento a ejercer la maternidad”

Gorka Castillo 1/08/2018

<p>Alhambra Nieva durante la entrevista.</p>

Alhambra Nieva durante la entrevista.

Manolo Finish

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“Cuando era pequeñita me pasaba los veranos en el pueblo de mis abuelos, en Beas de Granada, un lugar precioso cerca del Puerto de la Mora y del Parque Natural Sierra de Huétor. Allí forjé un poco mi resistencia a las expectativas que había sobre mí. Yo siempre quise correr, no coser. Y por eso algunos me llamaban marimacho. Pero resistí hasta que comprendieron que no jugar con muñecas para una niña no es el fin del mundo”. Alhambra Nievas (Granada, 1983) encierra una historia extraordinaria. No sólo porque ha roto todas las barreras deportivas imaginables sino porque ha triunfado en un territorio ajeno para España como es el rugby, del que ya es una pionera. Fue la primera mujer del planeta en actuar como asistente en un partido internacional masculino al máximo nivel y dirigió la final olímpica femenina de los Juegos de Río entre Australia y Nueva Zelanda. En 2016 llegaron los reconocimientos. El más destacado, sin duda, fue el de mejor árbitra de rugby del mundo, superando la competencia de las grandes naciones que practican este deporte. Desde entonces, esta joven granadina forma parte de esa casta de genios improbables que cada cierto tiempo produce el deporte español, como Carolina Marín, Severiano Ballesteros y alguno más. Pero el caso de Alhambra, que comenzó en el rugby como jugadora en 2002 y llegó a ser internacional, obliga a pensar sobre los estereotipos sexistas que a menudo construye la sociedad. Pasional, culta y sobrada de determinación, renunció a ejercer como ingeniera de telecomunicaciones por arbitrar partidos donde bisontes empapados en testosterona y las cejas abiertas aceptan sus explicaciones sin rechistar. Sólo con verla en el campo Central de la Ciudad Universitaria se percibe que es un prodigio natural.

Llamándose Alhambra sólo podía ser de Granada, ¿no?

Así es. Ahora estoy muy orgullosa de que mi madre eligiera este nombre pero cuando era pequeña lo pasé mal. Los niños pueden ser muy malvados y se metían mucho conmigo. Me llamaban alambrada, alambre y cosas así. Ahora me siguen haciendo bromas con el nombre de la cerveza y nos echamos unas risas. Pero como soy una enamorada de la Alhambra de Granada es un premio llamarme así. Me encanta. Aporta personalidad.

Como Carolina Marín en bádminton o Javier Fernández en patinaje sobre hielo, usted encarna el prototipo del deportista español que triunfa en una disciplina minoritaria.

Pues sí, soy un bicho raro (risas). Tengo un nombre raro y practico un deporte poco conocido en España que suelen asociar con la violencia o, al menos, con la agresividad. El que lo conoce sabe que no lo es. ¡Y encima, árbitro! Definitivamente soy un espécimen un poco rarillo pero me encanta. Siempre he creído que el mundo necesita gente diferente. Al final, mira, si tienes un sueño y una pasión hay que arriesgar para conseguirlo. Está claro que requiere mucho sacrificio pero con el tiempo te das cuenta de que tanto esfuerzo proporciona buenos momentos. De los malos se aprende para no desfallecer.

Dirigió la final olímpica de rugby femenino en 2016.

Sí. Fue un premio a la apuesta que hice por el arbitraje, algo que no resultó sencillo porque tuve que renunciar a la ingeniería de telecomunicaciones que estudié y que, probablemente, me hubiese reportado una estabilidad laboral más consistente. Pero bueno. Arbitrar la final olímpica entre Australia y Nueva Zelanda me produjo una inmensa alegría porque en ese partido se materializaron dos de los grandes sueños de mi vida: el de acudir a unos Juegos Olímpicos y el de jugadora de rugby al máximo nivel.

¿Qué le dijeron en casa cuando planteó que lo suyo es el rugby y no las telecomunicaciones?

Reconozco que mi madre no lo llevó bien. De hecho, cuando comenzaron a convocarme para la selección me pidió que lo dejara porque veía que le dedicaba demasiado tiempo y encima llegaba a casa con golpes y esas cosas. No le hacía mucha gracia, la verdad, pero como yo era feliz tuvo que aceptarlo. Creo que a mis padres no les quedó otro remedio que hacer su propio proceso mental para entender que el rugby es una parte muy importante de mi vida. Hoy se han convertido en grandes seguidores y están orgullosos de mi carrera.

Pero la vida del deportista es corta y el rugby no mueve el dinero del fútbol. ¿No le resultó difícil tomar la decisión?

Cuando comencé en el rugby nunca imaginé que me dedicaría de forma profesional. Pero, mira, no me arrepiento en absoluto porque soy feliz. Además, a raíz del arbitraje, de conocer las estructuras internas que rigen este deporte y de estar en contacto con las distintas federaciones me ha surgido la posibilidad de trabajar en World Rugby –la federación internacional– justo en el momento en el que termino mi etapa activa. También tengo motivos personales para dejar de arbitrar que no quiero posponer. Hay gente que me dice por qué lo dejo en un momento tan bueno.

las niñas hoy en día empiezan a tener referentes femeninos en el deporte nacional y practican especialidades muy diferentes. Ya no sólo hacen danza y gimnasia sino que juegan al fútbol, al rugby o ciclismo

¿Por qué?

Tengo 35 años y quiero formar una familia. He disfrutado mucho de estos años y ojalá disfrute a partir de ahora con la misma pasión.

Por cierto, otra granadina como usted, María José Rienda, se ha convertido en la primera mujer que dirige el Consejo Superior del Deporte en España. ¿Qué valor otorga a este nombramiento?

Es muy importante. Conozco a María José Rienda desde hace tiempo porque ya trabajó como directora de Deportes de la Junta de Andalucía y su nombramiento supone una inmensa alegría. Es un referente para muchas de nosotras, esquiadora olímpica, y, además, paisana. Que lidere este nuevo proyecto del deporte nacional es una garantía porque tiene capacidad, conocimiento y es mujer. Estoy segura de que lo va a hacer muy bien.

Estoy convencida de que promoverá cambios positivos porque ya lo demostró en Andalucía introduciendo un apartado específico para que las mujeres tuviéramos el mismo marco de alto rendimiento que tienen los hombres y el reconocimiento del derecho de las mujeres a la maternidad sin tener que renunciar al profesionalismo, algo que no está contemplado hoy en día. Seguro que María José toma medidas para que se refleje nuestra situación, se valore nuestros méritos y nuestros éxitos.

Entonces, ¿hay discriminación por género en el deporte español?

Las cosas están cambiando pero seguimos arrastrando una pesada carga cultural. La mujer en España ya no está tan limitada como hace unos años pero quedan muchas cosas por hacer para que tengamos una igualdad real con los hombres. Y esto afecta a todos los ámbitos de la vida. Pero es innegable que se está produciendo un cambio progresivo. Por ejemplo, las niñas hoy en día empiezan a tener referentes femeninos en el deporte nacional y practican especialidades muy diferentes. Ya no sólo hacen danza y gimnasia sino que juegan al fútbol, al rugby o quieren ser ciclistas. Se está haciendo un esfuerzo desde las instituciones para cambiarlo aunque siempre podría ser mayor, empezando en nuestra propia casa, eliminando el lenguaje sexista.

Pocos en España saben que la selección femenina de rugby ha conseguido más éxitos internacionales que la masculina.

No me gustan las comparaciones pero es cierto que el mérito de las chicas es tremendo porque teniendo peores condiciones para desarrollarse como deportistas, al menos hace unos años, han mantenido una enorme consistencia para jugar al máximo nivel en el rugby mundial.

Alhambra Nieves.

En 2016, fue nombrada mejor árbitro de rugby del mundo. ¿Qué tiene usted que no tengan sus colegas inglesas o neozelandesas, tan familiarizadas con este deporte?

Creo que valoraron mi continuidad en un nivel alto de rendimiento. También influyó mi responsabilidad a la hora de dirigir una final olímpica. Premiaron mi trabajo y, por qué no decirlo, sirvió para enviar un mensaje al mundo de que este deporte sabe reconocer la labor que realizan países como el nuestro que no forman parte del primer nivel del rugby.

Lo que a veces ocurre en España es que primero te tienen que premiar en el exterior para considerar la verdadera dimensión del reconocimiento

Y en España, ¿se valoró este galardón?

Sí, claro que se valoró. Lo que a veces ocurre en España es que primero te tienen que premiar en el exterior para considerar la verdadera dimensión del reconocimiento. Evidentemente, recibí muchísimo cariño pero llegó a raíz de la concesión del premio World Rugby. Eso no es óbice para decir que me siento agradecida, querida y valorada en mi región, en mi país y en mi ciudad, Granada.

No debe ser sencillo arbitrar un partido al máximo nivel. ¿Cómo encaja un jugador de dos metros y 120 kilos que una mujer le diga que está expulsado?

No es fácil explicárselo, no. He arbitrado algunos partidos importantes masculinos donde se han producido situaciones de esas pero cuando tienes claro los criterios del juego y el sentido de la justicia no cuesta tomar la decisión. Al menos, no para mí. Se lo explico al jugador con tranquilidad y no hay problema. La gente del rugby acepta estas decisiones de buen grado porque es respetuosa.

¿Nunca le han increpado en un campo por ser mujer?

Tuve una situación muy desagradable, y no fue por parte de los jugadores sino de la grada, que me hizo pensar que la gente está enferma. Era un club español que estaba en plena formación y toda la gente que acudía a ver los partidos procedía del fútbol.

¿Cree que ha roto moldes en el deporte español?

Bueno, en cierta modo sí. Nunca imaginé que mi pequeña historia pudiera tener la repercusión que ha generado pero creo que puede resultar muy positivo para empezar a normalizar ciertas situaciones que deberían ser de lo más naturales. En mi casa, siempre se ha respetado las ideas de cada uno, incluso cuando alguien como yo propuso dedicarse a algo tan extraño como árbitro profesional de rugby.

A menudo se habla de los valores positivos que conserva este deporte en comparación con el fútbol. ¿Cuál es el secreto?

Los aficionados al fútbol suelen sorprenderse de los respetuosos que son los jugadores cuando ven un partido de rugby. A mi me sucedió con mi abuelo. Le llamaba la atención que hablaran tanto con el árbitro y que siempre lo hicieran con una actitud positiva. Pues esa es la grandeza de este deporte. Los jugadores saben que sin el árbitro no se puede disputar el partido pero aceptan que puede cometer fallos igual que les puede suceder a ellos. Y este sencillo principio de respeto mutuo provoca una empatía que facilita una comunicación en el campo entre jugadores y árbitro que está al mismo nivel. A mí no me gusta ver cómo un árbitro de fútbol impone su ley por encima de cualquier otra cosa, o cómo un futbolista simula una falta o protesta una decisión justa. El árbitro es un elemento esencial del juego que no está ni por encima ni por debajo del jugador. El diálogo es el secreto.

¿Qué le aportado este deporte?

En lo humano, muchas cosas. Me cambió el esquema mental, mis prioridades, las formas de relacionarme con mi familia y con mis amigos. El rugby te hace sentirte parte de un equipo donde lo más importante no eres tú sino una comunidad que te cuida y te respeta. Yo he desarrollado habilidades sociales que no tenía antes de empezar a practicarlo. Esos son valores gigantescos que he aprendido y que sigo aprendiendo de este deporte.

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1 comentario(s)

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  1. CeX

    El ejercicio moderado es bueno, pero el deporte violento es muy malo (deportistas envejecidos prematuramente; literalmente quedamos por el consumo excesivo de oxígeno y los radicales libres que genera). Basta mirar a los ciclistas profesionales (por poner un ejemplo entro otros muchos) y las estadísticas de traumatismos y muertes derivados de los deportes violentos para comprobarlo ¿Por qué se oculta dicha información y se promueven dichos deportes violentos constantemente, incluso para niños?. La razón es muy simple: el llamado deporte mueve millones de euros cada día en todo el mundo. En vez de financiarlos, deberían explicar en los colegios que TODOS los deportes violentos son peligrosos y pueden causar serios problemas (traumas en articulaciones de por vida, hemiplejías, tetraplejías, e incluso muerte). Sin embargo, los deportes violentos están financiados con dinero público en vez de estar incluso prohibidos (incluyendo prácticamente todo el contenido de las olimpiadas, fútbol, baloncesto, tenis, etc, y por supuesto el obsceno boxeo que literalmente aniquila a "los nuevos gladiadores"). Vivimos en una era sorprendente de información, ignorancia y manipulación.

    Hace 6 años 3 meses

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