Las desigualdades latentes que enfrentan las mujeres en el trabajo tienen un reflejo directo en las pensiones de jubilación. No solo eso: en términos de acceso y participación, sus tasas de actividad y ocupación también son muy inferiores a las de los hombres durante los últimos años de su vida laboral. Así lo advierte el último informe del Observatorio Social de Personas Mayores de Comisiones Obreras. Según la investigación, esta situación provoca que la pensión de jubilación de las mujeres sea un 36% menor que la de los hombres, sin alcanzar los 800 euros mensuales. 

El documento del sindicato, que se basa en datos del INE y otras fuentes oficiales, señala que la brecha en este tipo de prestaciones se situó en enero de este año cerca de los 450 euros, con una pensión de jubilación media entre hombres superior a los 1.240 euros.

Las prestaciones por viudedad, por su parte, sí que están ampliamente feminizadas –92% de los receptores–, pero no son suficientes para compensar la enorme desigualdad en el computo general de las pensiones contributivas. La brecha, en este caso, es incluso más amplia (36,8%) que si solo se tuvieran en cuenta las pensiones de jubilación.

Las diferencias, según señala CC.OO., también son muy marcadas a la hora de analizar la distribución de las cuantías. De esta forma, hasta un 62,6% de las mujeres que tiene una pensión cobra menos de 650 euros al mes, por solo 12,8% de los varones. Por el lado contrario, hay tres veces más porcentaje de hombres (10%) con pensiones superiores a los 2.400 que mujeres (3%). 

Según el informe, las notables diferencias de género una vez se alcanza la edad de jubilación encuentran explicación en los últimos años de la vida laboral de la población, donde también se reproducen importantes desigualdades: cerca de cuatro de cada diez mujeres mayores de 50 años está inactiva. Es decir, no tienen trabajo y tampoco se encuentra en búsqueda activa de empleo. La ratio es cerca de 15 puntos más alta que la de los hombres de la misma edad, del 24%. 

Algo similar ocurre con la tasa de ocupación y los ratios de empelo parcial. Apenas la mitad de las mujeres mayores de 50 años trabaja, frente al 65,3% de los hombres. En el caso de las jornadas reducidas, se trata de una fórmula que afecta al 21% de las mujeres ocupadas a estas edades, por solo el 4,8% de los varones.   

La brecha de género y las desigualdades heredades del mercado de trabajo no son los únicos problemas acuciantes que enfrenta el sistema de pensiones en España. Desde 2011, las prestaciones por jubilación se han visto congeladas o sometidas al incremento mínimo del 0,25% que se estableció en 2013. Durante los últimos meses, y tras multitud de manifestaciones en el país en protesta por las medidas que el gobierno de Mariano Rajoy estaba aplicando en la revaloración de las prestaciones, se aprobó en abril una subida gradual que podía alcanzar el 3%.  

Sin embargo, esto no ha evitado que, durante el último año, el riesgo de pobreza y exclusión social creciese dos puntos entre las personas mayores de 65 años. Este grupo de población fue además el único que empeoró su ratio de privación, mientras que su renta fue la que menos creció.