Apenas el 20% de las personas con estudios en telecomunicaciones empleadas son mujeres
La infrarrepresentación femenina en el mercado laboral de este campo se ha acrecentado en la última década y es común en toda Europa, donde el 84% de los trabajadores con esta especialidad son hombres
ctxt 12/11/2018
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La brecha de género aparece en la escuela a edades tempranas. Más tarde, se asienta cuando llega el momento de elegir estudios superiores. En última instancia, se cronifica en el momento de acceder, participar y permanecer en el mercado laboral. La ciencia, y por extensión el empleo que la rodea, es un sector de enormes desigualdades entre hombres y mujeres. El campo de las tecnologías de la información y la comunicación es claro ejemplo de ello: según datos publicados recientemente por Eurostat, en España apenas el 20% de las personas que tienen estudios en este ámbito y trabajan son mujeres.
Y no es un problema solo de nuestro país. En Europa, hasta el 84% de los trabajadores con formación en telecomunicación son hombres.
Durante los últimos años, además, se ha apreciado un descenso preocupante en los ratios de participación laboral de las mujeres en este campo. Hace una década, en 2007, casi el 24% de las personas europeas que tenían estudios en tecnologías de la información y la comunicación y trabajaban eran mujeres. Ahora son apenas el 16,3%. En el caso de España, el descenso ha sido de más de cuatro puntos, pasando del 23,5% al 19,3% en el mismo periodo.
Por países, los que sufren más infrarrepresentación femenina en la fuerza laboral del ámbito de las telecomunicaciones son Republica Checa (7,2%), Hungría (9,6%) y Polonia (10,4). Los que ofrecen más oportunidades a las mujeres, aunque aún con una brecha muy amplia, son Bulgaria (33,8%), Irlanda (26,6%) y Rumania (25%).
La tremenda desigualdad que existe el mercado laboral de las telecomunicaciones no solo se explica por las dificultades de partida que experimentan las mujeres una vez que acceden al mercado de trabajo. Los estudios, determinantes en su futuro y carrera profesional –especialmente en este tipo de ocupaciones– son ya una primera piedra de toque para ellas.
En España, apenas un 7% de las chicas de 15 años quiere dedicarse a una carrera técnica. Una vez se alcanza la universidad, solo una de cada cuatro personas matriculadas en carreras de ingeniería es mujer. En el conjunto de las carreras STEM –siglas inglesas para referirse a carreras de ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas–, ellas solo representan el 31,4%.
Pero, ¿cómo acabar con una brecha de género tan grande? Parece evidente que no basta con asegurar el acceso y la igualdad material para reducir la infrarrepresentación femenina en los distintos ámbitos de la ciencia. De hecho, estudios recientes sugieren que unos niveles de igualdad social generalizados no significan una mayor participación de la mujer en estos campos: en los países con más desigualdad de género hay más porcentaje de mujeres que cursan carreras STEM. Entre los motivos principales está la seguridad económica que aportan las carreras profesionales derivadas de este tipo de estudios, y que suponen una salvaguarda en situaciones de abierta desigualdad.
De esta forma, en los países con Estados del bienestar más asentados, en los que predomina más la igualdad y la protección social pero en los que la brecha científica es más grande, la solución al problema pasa por resolver y cambiar aspectos socioculturales complejos como el propio entorno social, la falta de referentes, las motivaciones, los estereotipos o los roles predeterminados. En este sentido, varios organismos internacionales han solicitado una reformulación de los estándares sociales y las políticas públicas en este ámbito para acabar con la desigualdad.