1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1404 Conseguido 70146€ Objetivo 140000€

Por una nueva constitución (V)

Organizar la vida en común en el Antropoceno

Situar la existencia inmanente y vulnerable como sujeto protagonista del contrato social es una tarea pendiente

Yayo Herrero 21/11/2018

<p>La Península Ibérica vista desde el espacio.</p>

La Península Ibérica vista desde el espacio.

NASA

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT es un medio pequeño pero sus luchas son grandes. Necesitamos tu ayuda para seguir avanzando. Puedes suscribirte en agora.ctxt.es o hacer una donación aquí:

Una constitución, dicho en términos de andar por casa, no es más que el conjunto de reglas que permiten articular la vida en común de grupos de personas que habitan un territorio concreto.

Las constituciones son hijas de su tiempo y fruto de las correlaciones de fuerza y equilibrios de poder que se dan en cada momento. Deben responder a las tensiones y problemas de cada época.

Desde 1978 hasta hoy el mundo ha cambiado brutalmente. Por cambiar, hemos cambiado hasta de era geológica. Ya no estamos en el Holoceno, sino que hemos transitado al Antropoceno, época caracterizada por el agotamiento y declive de recursos como el agua dulce, la energía, la pesca o los minerales y por el cambio en las reglas del juego que organizan todo lo vivo.

Si el propósito de un documento constituyente fuese –como debe ser, a mi juicio– garantizar que todas las personas puedan mantener las condiciones de vida que aseguren la satisfacción de sus necesidades (existencia física, refugio, participación, relaciones significativas, capacidad de influir, etc.), conviene tener “normas humanas” que no se desarrollen en contra de lo que nos permite estar vivas.

Somos una especie que vive inserta y forma parte de en un medio natural que proporciona todo, absolutamente todo, lo que se necesita para satisfacer las necesidades: oxígeno, fotosíntesis, energía, agua, polinización, bosques, minerales, etc. Estos bienes-fondo no son utilizables directamente por los seres humanos, sino que los metabolismos económicos interactúan con ellos para obtener los bienes y servicios. Estos bienes-fondo y ciclos tienen límites –ya sobrepasados– y no son fabricados ni controlados a voluntad por los humanos.

La ecodependencia tiene tres derivadas importantes que no tiene en cuenta la Constitución española –tampoco la mayor parte de las constituciones del mundo.

La primera es que el territorio no es solo el decorado en el que vive una comunidad. No es solo el soporte que pisamos, delimitable a través de una línea más gruesa en un mapa o de una valla física. El territorio es un tejido vivo, que se autoorganiza, en el que la vida se reproduce y cambia. Dado que la economía es un subconjunto de ese proceso vivo y no al revés, conviene que las constituciones blinden y protejan, no tanto la propiedad, sino el mantenimiento de los bienes comunes limitados y parcialmente agotados del territorio, que para que puedan ser de todos, precisan no ser de nadie.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que un territorio nunca está aislado, fenómenos como el cambio climático, la contaminación o el declive del agua dulce no conocen fronteras.

Nuestro gran déficit, injusto para otros territorios y peligroso para todas las que vivimos aquí, es el físico y territorial

Además, los países llamados desarrollados, mantienen físicamente sus economías con cargo a los bienes y recursos de otros territorios. En concreto, en nuestro país el 80% de la energía utilizada y el 75% de los minerales proceden de otros países. Tenemos una profunda dependencia material de los países africanos y de América Latina, donde existen guerras formales e informales por los recursos que expulsan a pueblos enteros del lugar que habitan. Si hablamos de comida, utilizamos el doble del territorio español para generar los alimentos que comemos.

Nuestro principal déficit no es la deuda que se apresuró a “constitucionalizar” el artículo 135. Nuestro gran déficit, injusto para otros territorios y peligroso para todas las que vivimos aquí, es el físico y territorial causado por un modelo de producción y consumo incompatible con nuestra propia base de recursos.

Pero además, las personas no podemos existir si no se garantiza y protegen los vínculos y relaciones (infancia, vejez, enfermedad, diversidad funcional, momentos críticos vitales, etc.) necesarios para asegurar la supervivencia de los cuerpos vulnerables y finitos en los que se encarna la vida humana.

No existen los individuos completamente autónomos, sino que todas las personas somos interdependientes entre nosotros. Quienes se han ocupado históricamente del cuidado de los cuerpos han sido las mujeres, no porque estén mejor dotadas genéticamente para hacerlo sino porque vivimos en sociedades patriarcales que asignan de forma no libre estas funciones a través de mecanismos económicos, simbólicos y políticos, ocultando e invisibilizando la importancia vital de estas funciones. Nuestra Constitución también lo hace.

Los principios contituyentes deben empaparse de la consciencia de que la vida humana no se sostiene sola

Por ello, parece razonable organizar los principios constituyentes alrededor de la sostenibilidad de la vida, máximo cuando el Antropoceno, la crisis de reprodución social y el cambio en las pirámides demográficas ponen en riesgo precisamente las condiciones vitales de las personas más precarias.

Los principios contituyentes deben empaparse de la consciencia de que la vida humana no se sostiene sola. Hay que mantenerla intencionalmente, interactuando con el medio natural y sus bienes fondo y garantizando el mantenimiento de las tareas de reproducción cotidiana y generacional de la vida. A eso le llamamos “poner la vida en el centro”. Es importante entender que para que exista producción, entendida en incremento de los agregados monetarios hay una precondición que es la producción de vida, cuya lógica se apoya en las leyes de la naturaleza y en la ética del cuidado y no en la maximización de las ganancias.

Históricamente el sujeto político que suscribe el contrato social es un sujeto abstracto, pretendidamente autónomo, que no existe y solo es viable en la medida que en espacios ocultos (doméstico, territorios, otras especies, espacios colonizados) otras se ocupan de sostener la vida. Esas vidas, invisibilizadas, subyugadas pero imprescindibles, de facto, valen menos. Situar la existencia inmanente y vulnerable como sujeto protagonista del contrato social es una tarea pendiente.

¿Qué principios podrían sustentar una constitución a la altura de los tiempos?

– El sentido y orgullo de pertenencia a una comunidad que se cuida y que vive de lo que sus territorios proporcionan. Esto supone sustituir un concepto sagrado, excluyente y normativo de Patria o de Familia que apela a las emociones más violentas, pero que vende sin vacilar la tierra, los recursos o el litoral, abandona y culpabiliza a las personas que sufren precariedad vital y se  desreponsabiliza del cuidado de los cuerpos. El enfoque de la sostenibilidad de la vida cuestiona, también, un concepto cristalizado y rígido de soberanía que solo puede ser entendido si se cree que la vida humana “flota” al margen de la materialidad de la tierra y los cuerpos y propone revisarlo en términos de autonomías interdependientes.

– Desbancar la creencia y sentimiento de que solo necesitamos dinero y, de paso, la lógica sacrificial que defiende que merece la pena sacrificar cualquier cosa (territorio, derecho al cuidado, derecho a la vivienda, a la energía o a la alimentación, libertad de expresión) con tal de que la economía crezca. La economía decrecerá materialmente por las buenas o por las malas y conviene encarar un reajuste valiente, decidido y explicado del metabolismo social de forma que quepamos todas las personas y se frenen los procesos de expulsión.  Los textos constituyentes deben construir una racionalidad económica alternativa conectada con las necesidades y los límites físicos.

– Proteger los bienes comunes (agua, tierra fértil, energía, etc.) y garantizar el acceso a ellos de forma sostenible y equitativa para todas las personas.

– Situar la seguridad de todas las personas como prioridad. Implica disputar la noción de seguridad, con frecuencia confundida con el blindaje de las élites. Supone, más bien blindar el derecho a la vivienda, la educación, la libertad de expresión, y en general de todas las necesidades cuya carencia impide tener vidas dignas.

– Establecer, además de los derechos, un sistema de obligaciones. La vida requiere relaciones recíprocas de cuidado. Las mujeres no son la únicas que tienen que prestarlos y, por ello, es preciso repartir las obligaciones que comporta tener cuerpo y ser especie.

– Garantizar una salud integral que pasa por respirar aire limpio, comer alimentos de calidad, una habitabilidad digna, capacidad de decidir sobre la propia vida y el propio cuerpo, tiempos para las relaciones significativas y para poner en marcha proyectos y deseos propios.

Pensar así una nueva Constitución, implica un proceso complejo y valiente que sitúe como principio político la ética del cuidado, entendido no como una carga, sino como una condición inherente a la vida para mantener los vínculos y la cohesión. Un cuidado entendido como la capacidad y la voluntad de hacerse cargo de la continuidad de la existencia digna que es la forma más noble de amor.

Decía Walter Benjamin que prender la revolución consistía en activar el freno de la maquinaria desbocada de la historia y el progreso en el capitalismo. Creo que para activar esa palanca es preciso desprenderse de esa heroicidad viril que enaltece morir o matar por cualquier causa. Hoy la causa es la propia vida y, por tanto, el amor, entendido como ese esfuerzo constante, radical y apasionado de mantener vidas justas y dignas, es el aliento que debe impulsar el intento de organizar la vida en común.

CTXT es un medio pequeño pero sus luchas son grandes. Necesitamos tu ayuda para seguir avanzando. Puedes suscribirte en agora.ctxt.es o hacer una donación...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Yayo Herrero

Es activista y ecofeminista. Antropóloga, ingeniera técnica agrícola y diplomada en Educación Social.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

11 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Rosa

    Hola Yayo, usted lee estos mensajes? Con tanto campo de nabo no sé... Quería preguntar por el tema de lo sagrado... hablas de sustituirlo en este artículo pero siempre siento muy frágil todos tus artículos en este aspecto... la experiencia ecofeminista en Latinoamérica, en las comunidades de mujeres, por ejemplo, pasa por una revitalización de esa relación sagrada con la tierra, pero es un tema que desde la visión ecológica occidental nunca abordan. Podría intentar aclarar este punto, porque cualquier propuesta ecofeminista queda un poco desdibujada si no se aborda. Muchas gracias.

    Hace 5 años 10 meses

  2. cayetano

    A Godfor Saken, el esbozo del relato que defiende la brillantez de Yayo, explica bien como la cultura feminista parte del rol ocupado por las mujeres entre las relaciones sociales y materiales, sean naturales o construcciones humanas. Sin guardar relación directa con lo debatido, pensaba sobre la evolución y caía en la cuenta de que contemplando científicamente la intervención del azar respecto a la especie; sin embargo no nos detenemos en él al estimar la evolución social. Quizás por qué como dijo alguien se ha venido demostrando que el azar y Dios, retroceden con el conocimiento científico. En realidad dijo que el azar era la medida de nuestra ignorancia. Reconocer nuestra ignorancia, y nuestras limitaciones como animales, en estos tiempos acariciantes de las ideaciones deicas construidas en el tiempo, de obras como "de animales a Dioses", que Barak Obama tenía como lectura a pie de cabecera, es difícil, que difícil es reconocer la fragilidad, reconciliarse con nuestra animalidad. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 10 meses

  3. Godfor Saken

    Estoy muy de acuerdo con Santiago Alba Rico cuando se refiere a Yayo Herrero como "una de las voces más brillantes, sensatas y rigurosas del ecofeminismo en España". “La historia de las mujeres les ha abocado a realizar aprendizajes, recreados y mejorados generación tras generación, que sirven para enfrentarse a la destrucción y hacer posible la vida. Las mujeres –gran parte de las mujeres- se han visto obligadas a vivir más cerca de la tierra, del barrio y del huerto, de la casa. Se han hecho responsables de sus hijos e hijas y por ellos han aprendido a prever el futuro y mantener el abastecimiento de la familia. No han caído fácilmente en las promesas del enriquecimiento rápido que les ofrecían con la venta de tierras o los negocios arriesgados. Han mantenido la previsión que impone la responsabilidad sobre el cuidado de otras personas y por eso han desarrollado habilidades de supervivencia que la cultura masculina ha despreciado. Su posición de sometimiento también ha sido al tiempo una posición en cierto modo privilegiada para poder construir conocimientos relativos a la crianza, la alimentación, la salud, la agricultura, la protección, los afectos, la compañía, la ética, la cohesión comunitaria, la educación y la defensa del medio natural que permite la vida. Sus conocimientos han demostrado ser más acordes con la pervivencia de la especie que los construidos y practicados por la cultura patriarcal y por el mercado”. -Yayo Herrero y Marta Pascual, “Ecofeminismo, una propuesta para repensar el presente y construir futuro”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=103036

    Hace 5 años 10 meses

  4. cayetano

    A Godfor Saken, he leído el artículo y pdf enlazados del filósofo John McMurtry. Y pensaba que establecía una relación entre el life capital natural-orgánico, social-cultural, que era inmanente a las instituciones y dinámicas del sistema y por ende también a su propia evolución y campo de alternativas. Sin embargo hay ruptura, pues si primero establece dicha relación; pasa después a plantear la alternativa no desde la evolución del sistema, sino desde la necesidad del Justo Moral y Natural Deseado; no como proceso sistémico, sino como suficiencia de la voluntad que establece una necesidad. Es decir, a diferencia de Marx, con quien ya se dice en las reseñas que coincide en la primera fase del análisis, después no establece que relación o contradicción nace en el propio sistema que determine una vida basada en los bienes comunes. Todas las consideraciones, valoraciones o sentencias descriptivas podrían ser compartidas; pero establecer la mediación de un valor de relación justo, no implica operatividad o posibilidad de éste. En ese sentido aparece como una filosofía cercana a los socialistas utópicos, como la iniciativa de la economía del bien común de Christian Felber. La consideración novedosa en su exposición sobre el significado cancerígeno o enfermizo del capitalismo, estableciendo la distinción entre riqueza y valorización capitalista, no es radicalmente novedosa. Por no retrotraernos a Marx o autores anteriores, lo haría sobre le prologuista del clásico a Ricardo, Valentín Andrés Álvarez que ya en 1933 hablaba de la crisis capitalista a trojes llenos. McMurtry tiene razón al establecer la enfermedad del capitalismo como disociación entre riqueza o bienes vitales y monetización; al determinar el papel que el crecimiento económico supone como depredador del medio; al establecer la relación directa entre capitalismo y superpoblación (sólo hay que ver la elevación exponencial, mucho más que multiplicación, que ha supuesto el capitalismo en la explosión demográfica internacional, algo realmente bestial); pero la base de análisis es la misma, aunque evidentemente Marx no podía valorar en la fase de consolidación del capitalismo fabril lo que acontecería 200 años después, aunque de la capacidad revolucionaria del capitalismo sí hablo. Pero teniendo en cuenta estas cualificaciones que seguro son ampliamente compartidas. Yendo al meollo de la cuestión debemos centrar la alternativa observando la historia, no desde construcciones ingieneriles sustentadas en el voluntarismo sin relación a los medios y modos de producción, con sus dinámicas y evolución posibilitando un campo de acción con diferentes alternativas. Ya que son los medios y modos de producción quienes determinan un campo de intercambios o relaciones sociales, de modelos de sociedad. Potencialidad que no es unívoca, pero si marca un campo de posibilidades. Ya qué estos medios y modos de producción entrañan inmanencias de un tipo de organización o relación humana. Cómo dice McMurtry, el primer fundamento de vida sería la Naturaleza, también la nuestra propia, nuestro cuerpo y sus limitaciones en las relaciones sociales. La limitación del conocimiento mutuo se reduce a relaciones en comunidades de 250 miembros, lo que tiene múltiples implicaciones. Pero además los medios y modos de producción pueden suponer la necesidad de delegación, es decir, en cierta manera la enajenación de tú decisión. Y la propiedad bajo sus mil y una formas, si hacemos una reducción, es sólo derecho a decidir excluyentemente sobre acciones o servicios y bienes. De ahí que la tipología y contenido del medio de producción además de permitir un modo de producción, establece también un marco de intercambios o relaciones. Sustraerse de estos análisis para establecer unos objetivos y confiar en la voluntad -sin sustento material- para conseguirlo, es una propuesta ingenieril como las experimentadas en la URSS y otros países socialistas, o en las utópicas que no llegaron a tener la trascendencia social e histórica de dichas experiencias. Quiere decir esto que no tenemos libre albedrio. No, en absoluto, simplemente niega el rol deico que nos asignamos desde antes que humanizáramos la idea de Dios. Plantea que hemos de reconocer nuestra propia naturaleza, sus límites y relaciones con el medio sea natural-orgánico o social-cultural. Qué debemos reconocer nuestra mentalidad y propia conciencia como evolución animal en relación al medio, aunque ahora mismo nuestra evolución aleatoria no venga determinada por el medio –según la mayoría de antropólogos dicen, desde que alcanzamos la cúspide del nicho ecológico o depredador-, sino que lo sea socialmente y por selección sexual. Nuestra evolución sigue partiendo nuestra corporeidad animal, por muchos instrumentos tecnológicos que añadamos al sentido de humanidad, desde que legendariamente usásemos el primer hueso, palo, piedra o … Efectivamente el capitalismo actúa como un cáncer tal y como describe McMurtry. Pero el establecimiento de un valor de relación nuevo, o de un objetivo nuevo regulador de toda acción humana dirigido por el principio del bien común vital no es suficiente como alternativa. No recoge ni analiza qué proceso la parirá ni en medios, ni modos, ni formas de relación e intercambio desde la realidad actual. Que conste que no se critica al objetivo del bien común vital, totalmente necesario, sino a la ausencia de proceso alguno que nos lleve a su consecución, más allá de la voluntad y necesidad. Como ya hemos hablado, podríamos asistir a un capitalismo que por propia valorización monetaria, antes de transitar institucionalmente a poscapitalismo, viviera un proceso de implementación de energías renovables –con sinergias en otros campos-, y un proceso de valorización emocional de los productos impregnados de valores ecológicos, u otras cuestiones fundadas en el poder y abuso de mercado (Stiglitzs). Ya Marx, por ejemplo, pensó en la depauperación uniformizadora del proletariado mundial y la evolución del capitalismo histórico desfaso su LTDTG (que en la actual fase ha resucitado). El capitalismo está en una fase de transición a algo diferente, poscapitalismo, precisamente por estar en Crisis, y dicha crisis se funda no sólo en haber sobresaturado al medio ambiente, sino que respecto a sus dinámicas de valorización, a sus crisis económicas, ocurre subyacentemente por entrar en contradicción los nuevos medios y modos de producción con la forma de intercambio o relación social. Y dicha contradicción ocurre porque el trabajo ya no será o es el valor de mediación social; ya no determinará nuestro rol social la profesión; ya no será el primer acto de organización y distribución social o relación e intercambio. Por ende el poscapitalismo ya no requeriría necesariamente de la explosión demográfica para alimentar su crecimiento. Y cabría la posibilidad de un poscapitalismo que reflejara la cara de su ascendente. Pensábamos que con la Crisis iniciada en 2.007 se imponía al menos la refundación del capitalismo, el avance de las izquierdas transformadoras. Ahora, salvo honrosas excepciones, las alternativas al neoliberalismo y al neofascismo están replegadas ante el redoble de los primeros. Debemos ser más cautos y no dar como única alternativa posible las preferidas. Tampoco viendo los derroteros de la coyuntura neofascio descartar el fin de especie sea por el ecosistema o por Guerra Mundial. Lo que si debemos es potenciar aquellas iniciativas que permitan medios y modos de producción que promocionen intercambios y relaciones respetando los bienes comunes vitales, o aquellos principios expuestos por Yayo para las Constituciones, o aquellas propuestas del 4 escenario propuesto por Mediavilla. Como nos recordaba en su obra Postcapitalismo, Paul Mason, el Estado capitalista instrumento toda clase de medidas que contribuyeron a la consolidación de sus medios y modos de producción, que ya se ha apuntado portan inmanencias de intercambios y relaciones sociales. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 10 meses

  5. Godfor Saken

    Dos reseñas de un libro imprescindible: "La fase cancerígena del capitalismo, de la crisis a la cura", de John McMurtry, (Valencia: Tirant Humanidades, 2016): https://nome.unak.is/wordpress/volume-12-no-1-2017/book-review-volume-12-no-1-2017/john-mcmurtry-la-fase-cancerigena-del-capitalismo-de-la-crisis-la-cura-valencia-tirant-humanidades-2016/ https://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/download/314/334/

    Hace 5 años 10 meses

  6. cayetano

    Braulio agradezco el comentario. Pero no es igual un enfoque basado en manifestar objetivos deseados y muy razonadamente desde su necesidad, peron no desde su posibilidad con un planteamiento materialista; que vincula la posibilidad de objetivos a la realidad de unas infraestructuras, estructuras, e instituciones que son inmanentes de una determinada forma de organización de la producción y el intercambio; la cuestión como comprenderás es principal y no accesoria. Respecto a la consideración del mercado abstracto, podríamos decir que efectivamente con los estudios de mercados y más aún con la instrumentalización del Big Data y la valorización, incluso se crea el mercado. En ese sentido hay un artículo en CTXT.es muy interesante de Bruno Estrada sobre la valorización emocional del producto. Es más, soy de la opinión que la valorización de los productos devienen ahora mismo más en la comercialización (que no distribución) y a través de la posición de dominio del mercado. Pero al plantea el mercado abstracto, lo es en el sentido de que el producto no se produce para un destinatario concreto. Todavía el producto se realiza para un agregado que no ha solicitado, aunque cada día más se afinan los instrumentos, y pueden anticiparse a tus deseos conociendo tus perfiles e intervenir para estimular la producción. Pero esa producción seguiría siendo abstracta, no sería la producción solicitada previamente. Es ese sentido de abstración que le dan algunos marxistas y anarquistas, que alimenta junto a la dinámica de competitividad a su inseparable crecimiento económico. Desde esa perspectiva, se plantea que sólo un productor no alienado a un limitado y unísono movimiento productivo, sino creador del producto e intercambiador con el conocido o previo solicitante, podrá construirse una economía del decrecimiento. Que sólo podremos construir decrecimiento demográfico sobre la base de la automatización progresiva, repartiendo sus beneficios, y permitiéndonas ésta el poder cambiar de oficio (estamos adentrandonos no en la sociedad del conocimiento que está a un clic, sino en la de la competencia para usar eficientemente ese ingente conocimiento). Luego entre los requisitos necesarios del decrecimiento económico y demográfico, se encuentra otra revolución del relieve humano. Hay otro artículo que nos habla de que la tecnología no ha cumplido los objetivos previstos, por ejemplo sobre los coches electricos: "Escenarios para evitar el colapso. ¡Manos a la obra!" de Marga Mediavilla. Sin embargo en el mismo artículo nos dice como el CEO de Repsol reconoce que ya no le salen las cuentas, y que no se realizan más prospecciones ni nuevas plataformas petroliferas. Y efectivamente las predicciones no se habrán cumplido, pero ahora mismo la producción renovable sea fotovoltaica, aerotérmica, aeromotriz o geotérmica, son rentables. Se trata de crear las redes que traigan la energia renovable desde por ejemplo los desiertos de la depresión de Guadix a las 400.000 personas que viven en su entorno, o de conectar estas redes para utilizar las diferencias solares dentro de la UE. La tecnología no ha llegado antes, porque los intereses depositados en capitales fijos se resistían a abandonar la más que amortizada inversión. Pero ahora mismo ya no es rentable continuar por la vía de viejas redes y sistemas de producción; porqué sino las huertas solares marroquíes iban a estar financiadas por el fondo soberanos saudí. Por qué todos los huertos eólicos del mar del Norte los iba a estar haciendo Iberdrola. Ahora veremos la aceleración de las tecnologías en renovables, de la que desgraciadamente el PP trunco la apuesta que hizo Zapatero, en favor a los oligopolios. Y como dice Rifkin presidente de un think thank para la adaptación de las multinacionales, los cambios de paradigmas tienen dos pilares centrales, la energía y las comunicaciones. Es decir, podemos asistir en el tiempo de la revolución del conocimiento y su comunicación, a un movimiento simpático materialista, sustentado sobre una serie de factores proactivos a la aceleración e implementación de las nuevas tecnologías. Pero, volviendo al tema, esta aceleración provocará aún más una contradicción entre los medios y modos de producción con las formas de relación e intercambio. Con ello, me refiero a que hoy la medida de relación social es el valor trabajo, y que este como se venía explicitando anteriormente va a marginalizarse y perder su capacidad de mediador o pegamento del vinculo social. Las nuevas infraestructuras que son hijas de las dinámicas del capitalismo negarán el vinculo social del trabajo que hasta ahora era el reverso o anverso del Capital. Es decir, ya no podremos definir nuestro rol social en función a la profesión que desempeñemos. Algo que tiene unas grandes consecuencias en la organización del modelo social. Por lo demás Braulio, que el capitalista tenga conflictos internos, como planteaba, no quita que como colectivo respondan a unas determinadas dinámicas e inercias, lo cortés no quita lo valiente. Y con ello se pretendía resaltar no la bondad o maldad humana, que también debieramos de tener en cuenta (días pasados vi una peli "los banqueros de la resistencia", sobre como un par de hermanos financieros organizaron la banca que financió la resistencia a los nazis en Holanda, también hay otros banqueros como los March que organizaron la financiación del levantamiento fascista en España). Pero como te digo se pretendía poner en valor que no son voluntades personales, aunque puedan existir conspiraciones, sino que las dinámicas e inercias del sistema están por encima de la voluntad de las partes, y que sólo conociéndolas podremos dentro de sus límites influir en la dirección a adoptar. Bueno, espero haber comunicado mejor las diferencias centrales, e igualmente que entiendas el significado o sentido dado a la producción abstracta y su relación con otros rasgos sistémicos y sus posibles alternativas. Igualmente espero haberme explicado mejor sobre el sentido del tratamiento dado a los financieros del Black Rock y otros sobre los que ya se han escrito algunos artículos en CTXT.es Espero que no haya sido una perdida de tiempo para tí, por mi parte sólo deseo haberme explicado. Un cordial saludo y gracias.

    Hace 5 años 10 meses

  7. braulio

    Me he leído el ultimo texto que me pones. Pero antes de empezar a debatir sobre algo, por el mero hecho de decir algo, lo cual me parece bastante absurdo pues mis propósitos no son los de perder el tiempo, se debería concretar el tema principal y concreto que se pretende debatir. Podría responderte a todo lo que has escrito pero prefiero encaminar correctamente el debate, con rigor, para no perder el tiempo en destinos que no existen. Para no hacer el feo, no porque le encuentre mucho sentido, razón de ser a comenzar a debatir de algo, asi, sin más, como el revolucionario sin causa, te responderé a un absurdo que postulas en el texto (quede claro que no pretendo meterme con tu persona, ni llevar a efecto falacias ad hominem, es una critica del pensamiento y de la idea, no de la persona que la emite). El absurdo de creerse que las multinacionales y los ejecutivos que las operan lo hacen en base al discurso propagandístico, falso y manipulador que emiten para el resto de lacayos (clientes) del mundo. Las multinacionales no operan pensando en "mercados en abstracto", se hacen estudios rigurosos de mercado donde se comprende la psicosociología humana mil veces mejor que el ganado al que vas a robar. Se estudian por muy diferentes categorías; nacionalidad, forma de vida, tendencias, renta o nivel socioeconómico, tipo de producto y un etcétera muy largo. No se piensa en "mercados en abstracto". Eso no es más que la "teoria" que se vende para los mamarrachos que se creen el eternamente falso discurso (neoliberal, le llaman erróneamente) neocon. Un mero apunte en cualquier caso...

    Hace 5 años 10 meses

  8. cayetano

    Braulio, lo que se intenta aportar es un enfoque materialista y su inmanencia al proceso. Creo que puede hacerse una idea con el final del comentario al artículo de José Antonio Pérez Tapias "La República de iguales": Pero hemos de reconocer que esa igualdad a la que aspiramos y compartimos con Ranciere sin distinciones asimétricas, requiere de sustento material en las infraestructuras del relieve humano. Dicho de otro modo, cuando el socialismo de la URSS y sus aliados implosionaba a capitalismo sin grandes conflictos violentos. Lo hacía porque sus infraestructuras, modo de producción e intercambio portaban inmanencias de otras formas de propiedad (capacidad de decisión o domine excluyente). Es decir, las propias infraestructuras o medios de producción, construyen un modo de producción e intercambio, que de no reapropiar al productor directo sobre el producto completo, no lo exime de la exclusión o delegación de la decisión, por representación en el mejor de los casos. Una cultura hegemónica del maestro ignorante requiere de una reapropiación del rol social, ahora enajenado y alienado provocando extrañamiento de sí mismo; reapropiación que lo es de la propia responsabilidad, que indiscutiblemente pasa por reapropiarse como productor del producto completo y su intercambio. Una cultura que rompa la lógica del crecimiento por la de satisfacción, dejando de producir en abstracto para los mercados y haciéndolo el productor-a concreto para su amig@ concret@. Hoy curiosamente, al igual que el avance en TICs y otras nuevas tecnologías sobre materiales, energías…, nos hacen temer un futuro distópico del Mundo Feliz de Huxley o el fin. Al mismo tiempo, estas nuevas tecnologías permiten pensar en reapropiar la producción y el intercambio por los productores-as, sea de la manufactura, de la energía, del software libre… y que la producción sea concreta, no abstracta. En éste último aspecto incluso multinacionales como IKEA dedican unidades a desarrollar la producción concreta con impresoras digitales para clientes concretos, no mercados abstractos. En definitiva, una cultura hegemónica del aprendizaje Ranciere, sólo será viable cuando modelo y medio de producción e intercambio responsabilicen socialmente a sus integrantes, como responsables de su producción e intercambio concreto, sin delegar o enajenar su rol social, sin extrañarse de sí mismos por enajenación y alienación. Una sociedad de ese tipo abre la vía a ser responsables direct@s l@s un@s de l@s otr@s, a convivir más cerca de la efectiva igualdad en libertad y fraternidad. Si hoy pensamos en estas claves, no es sino por estar más cerca de su consecución o acercarnos a ella. Otrora no hubiéramos planteado, ni imaginado tales abstracciones de la realidad material y social que nos rodea, en la que estamos sumergidos. Y ello, reconociendo lo contradictoria de esta realidad que más bien nos acerca a la distopía del fin, por ser incapaces de resolver los conflictos de esta radical transición, rodeados por los límites ecosistémicos rebasados. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 10 meses

  9. cayetano

    Creo que las distancias están claras, pero si establecemos sólo distancias y de ellas las mayores, sin atender a lo que nos une y sin argumentar nuestros razonamientos, la comunicación pasa a ruido. Si no compartes algo de lo dicho, no tienes más que manifestarlo y dialogaremos, si tienes que decir algo sobre el artículo de Yayo, igualmente podría dar pie o no al diálogo. Leí una vez que la inteligencia era como el aleteo de las abejas que se excitan con el zumbido de sus hermanas. Gracias por el comentario. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 10 meses

  10. braulio

    Cayetano, soy Braulio. Si quieres abrir algún debate sobre lo que está expuesto, házmelo saber. Una de las características de las nuevas eras o épocas pasará (si no queremos seguir en la tiranía del Capital) por debatir en vez de monologar y dar mítines donde otros te alaben y luego sigan ejerciendo el capital alegremente. Así que; a ello. El futuro es hoy solo cuando hoy nos adelantemos al futuro. Si no, el futuro no llega o se desvía por el camino del psicópata. Como hasta ahora.

    Hace 5 años 10 meses

  11. cayetano

    Si vivimos una transición necesitaremos cartas constitucionales que recojan sus nuevos valores protegiendo sus bienes y relaciones exnovo, como dice Yayo Herrero. Pero al hilo del decrecimiento económico, decir que él mismo provoca la Crisis en el actual sistema capitalista. Que por ende el decrecimiento económico es incompatible con el capitalismo conocido. Sí, efectivamente los textos constitucionales deben recoger una alternativa al sistema capitalista. Pero cuando las cartas constitucionales (o fundacionales) de EE.UU. o Francia consagraban valores que desarrollarían al capitalismo: terminando con la dependencia personal… del Antiguo Régimen, consagrando la propiedad, el individuo….; lo hacían sobre la base de nuevos modos y medios de producción e intercambio con sus nuevos sujetos sociales. La primera revolución, la norteamericana aunaría dicha contradicción al hecho de la explotación colonial de Inglaterra. Hoy, estamos inmersos en un proceso que a trazo grueso dibuja una nueva clase de muy poc@s hiperprivilegiad@s ante una división interna y masificada de las mayorías sociales. Los principios constitucionales que enumera Yayo parten de la necesidad, que no es sólo moral, también real. La huella ecológica cuestiona al ecosistema, la continuidad de la especie; y la producción e intercambio actual son foco de desigualdad y conflicto que apuntan también al fin de la especie. Pero desgraciadamente la muerte es una realidad que ignoramos para poder vivir. Y la cuestión es si sabremos vivir una transición como sociedad, como sistema; o la impotencia, la incapacidad de transitar otra vida social nos llevará a seguir ignorándola, abandonamos al laissez faire aun conociendo el final. No es que l@s CEOS del BlackRock prefieran vivir su final de vida bunkerizado o que lo deseen para sus hij@s. Probablemente, no sepan cómo resetear o formatear el sistema capitalista de modo crecimiento a decrecimiento, sin acelerar procesos contradictorios. Cómo pasar de modo crecimiento demográfico a decrecimiento, cosa que no protagoniza los debates como si la sobresaturación ecosistémica no estuviera vinculada a ella, y sólo fuera monetización. Metafórica -y quizás fidedignamente también- podríamos decir que las ventosidades humanas contaminan mucho más que las vacas-carne que reproducimos. No poc@s pensareis que l@s gestores-as financier@s están cegad@s y/o sesgad@s por sus intereses, y probablemente sea cierto, pero también es interés de ell@s sobrevivir y hacerlo en condiciones de vida y no infravida. Alguna vez es interesante hacer de abogado del diablo, esforzarse por colocarse en el papel del emperador republicano, cual Claudio y pensar qué podrías hacer. Desde la roca de Tarpeya Nerón debía ver con crudeza y realidad las relaciones y acciones del poder, también las dinámicas que la alimentan; y quizás su incendio era la anticipación del destruccionismo creativo. Os imagináis un-a CEO financier@ anticapitalista y ecologista, ¿qué podría hacer para formatear el sistema capitalista?, ¿Sería sustituido en la siguiente junta de accionistas?, ¿Serían los fondos de pensiones el ariete demoledor que lo haría, o los fondos soberanos? Requerimos cambiar de medios de producción para facilitar diferentes modos y formas de intercambio, que permitan el decrecimiento demográfico y por ende el económico. Los medios se están cambiando a la par de sus modos, hasta el punto que están provocando grandes desajustes en las instituciones del intercambio, resistentes éstas a nuevas formas de relación y organización social. Proceso conflictivo, que quizás esté en la base de lo vaticinado por algunos Nobeles de economía, sobre un largo período de 50 años con Crisis recursivas, cada vez más frecuentes y profundas, con recuperaciones más débiles. Pero en las que no entran por ser un terreno resbaladizo, desconocido para ellos, usan el término externalidades. Cómo contribuimos para que nuevos medios, modos e intercambio transiten a hegemónicos, en forma que faciliten la regeneración ecosistémica, evitando el dolor de las Crisis y sus consecuencias. Posibilitando un nuevo modelo de decrecimiento demográfico y depredador, sin que las tensiones político-sociales y geoestratégicas de los Estados acaben en Guerra Mundial. Hoy las bases tecnológicas de nuevos medios de producción e intercambio energético, de nuevos materiales, de robotización y automatización que permitieran iniciar dicho tránsito, existen, de hecho son la razón subyacente y raíz de las Crisis de intercambio o relación. Pero se requiere de un gran reconocimiento social y pacto, para cambiar la faz del relieve humano y sus relaciones. Liberar al planeta del secuestro Antropocénico o Capitalocénico, comprendiendo que crecer no es sobresaturar y/o depredar. Que el sistema que conocemos como reproducción por crecimiento infinitum es cáncer, que acabando con su anfitrión acaba consigo mismo. Requiere de ese nuevo pacto social que plantea Yayo, y que debiéndose recoger en tratados constitucionales, no depende sino que es resultado del cambio en los medios, modos e intercambios en la producción, aunque quepan tratados, constituciones proactivas a marcar una u otra dirección. Dirigirlos constitucionalmente para implementar dichos cambios en infraestructuras y relaciones, consecuentemente con los valores propuestos por Yayo es trascendental. Los grandes impulsos políticos del capitalismo acontecieron con la revolución norteamericana y francesa, para extenderse a buena parte del mundo progresivamente. Hoy el mundo globalizado por su interconectividad, y con instituciones internacionales, requiere caminar en función a cada estadio respetando los diferentes ethos, de forma que no existan perdedores sino sinergias progresivas. Sin embargo, sólo desde los pactos de comunidades o tribus puede alcanzarse el consenso, requiriéndose esa doble dimensión activista estatal y supra o internacional. Es muy triste que en la fantasía tecnológica de algunos, se contemple antes que la salvación por refundación o formateo sistémico, la metástasis de otros planetas a los que extender nuestra actual estadio sistémico o enfermedad social. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 10 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí