La lucha contra el abuso sexual a menores en el deporte
Concentraciones, viajes, competiciones... en las que los niños están lejos de su entorno familiar pueden provocar situaciones de riesgo que no sepan identificar y afrontar
Ricardo Uribarri 20/02/2019
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Una de las amenazas más peligrosas que afectan al deporte en todo el mundo es el de los abusos sexuales a menores. A la luz de los numerosos casos que se han conocido en los últimos tiempos, no parece que los protocolos que toda federación o club deben tener para prevenir estas situaciones estén surtiendo el efecto esperado. Cabe preguntarse si la normativa vigente es insuficiente, si se cumple o no, si falta formación en la materia y si existen los controles necesarios para minimizar los riesgos que padecen los afectados por la vulnerabilidad propia de su edad. No es extraño que cada vez haya más padres a los que les surge la duda si hacen bien dejando a sus hijos con desconocidos.
Uno de cada cinco menores europeos ha sido víctima de algún tipo de abuso sexual, según el Consejo de Europa
Los datos asustan. Uno de cada cinco menores europeos ha sido víctima de algún tipo de abuso sexual, según el Consejo de Europa. En España hubo 3.041 denuncias por agresión y abuso sexual en menores en 2017, una cada tres horas. Se estima que uno de cada tres afectados nunca se lo contará a nadie porque para los niños es muy difícil hablar. Una dura realidad a la que el deporte no es ajeno y que se representa en dos vías: la de la figura del entrenador, que puede abusar de su poder de manera inadvertida, y la que tiene que ver con situaciones abusivas que pueden darse entre los propios niños y adolescentes. En el 80% de los casos estos delitos los comete alguien conocido del afectado. “Los deportistas están acostumbrados a esforzarse y a sufrir para conseguir resultados. Un niño en esa situación puede no tener la madurez suficiente para entender que soportar conductas sexuales por parte de su entrenador, otros compañeros o personas del entorno, no forma parte de la rutina normal de entrenamiento”, afirma la directora de Sensibilización e Incidencia Política de UNICEF Comité Español, Maite Pacheco.
Las peculiaridades del deporte, con sus sesiones de entrenamiento, concentraciones, viajes, competiciones, en las que los niños están alejados de su entorno familiar, pueden provocar situaciones de riesgo que no sepan identificar y afrontar. Anna Almecija, abogada de la Asociación de Mujeres para el Deporte Profesional (AMDP) y experta en seguridad, considera que “en el ámbito deportivo se han creado algunas relaciones muy tóxicas entre los entrenadores y tutores con los menores, que no se desarrollan en las mismas condiciones, están en un plano de desequilibrio. A veces la propia víctima no sabe dónde empieza el abuso y donde no. No sabe si es normal que su entrenador le diga según qué cosa, si es normal que le invite a su casa a cenar diciéndole 'soy tu entrenador, confía en mí', o que entre al vestuario en momentos inoportunos y le diga ‘no pasa nada, pero no se lo digas a nadie porque tú y yo tenemos mucha confianza’. Los abusadores sexuales se aprovechan de esa situación y de esa manipulación. Existe una confianza excesiva y algunas prácticas no son las adecuadas”.
Por ello, Almecija considera que se deben delimitar a nivel normativo todo tipo de situaciones para dejar a los acosadores sin excusas. “A la vista de lo que estamos conociendo es evidente que algo se está haciendo mal. Por eso es el momento de tomar medidas, de establecer códigos de conducta y protocolos más duros para poner freno. Si hubiera una norma que dijera ‘está prohibido hacer esto con los menores’ se atajarían algunos problemas de raíz porque esa persona no podría alegar ‘si lo hago de buena fe’ porque sería algo prohibido y punto. Dado lo que está pasando, no hay más remedio que poner normas para cosas que otras personas damos por obvio pero que a algunos les vale para justificarse diciendo ‘yo no sabía que esto no se podía hacer”.
Es cierto que España fue el primer país en Europa en poner en marcha el pasado año una campaña para combatir los abusos sexuales infantiles en el ámbito del deporte. Elaborada y presentada por el Consejo Superior de Deportes en colaboración con Unicef, “Abuso fuera de juego” incluía una serie de guías especialidades por edades para chicos y chicas para trabajar la prevención, otra orientada a profesionales para detectar el abuso y una última con un listado de estándares de calidad que debían cumplir las instalaciones deportivas. Existe un certificado de Delitos de Naturaleza Sexual que es obligatorio presentar para trabajar habitualmente con menores, que afecta únicamente a los que ya tienen una condena firme. Pero también es verdad que la Comisión Europea ha abierto un expediente sancionador a España por no aplicar la directiva contra el abuso sexual infantil, algo que debería haber hecho como muy tarde en diciembre de 2013, al darse una “posible aplicación indebida del interés superior del niño como una consideración primordial”.
Almecija aclara que “en España no tenemos una ley contra la violencia sexual como si la tienen en otros países. Cuando doy una charla tengo que ir cogiendo unos artículos del código penal, otros de la ley orgánica sobre protección de la seguridad ciudadana… Tenemos una dispersión normativa que también dificulta. Si tuviéramos una ley integral contra este tema, igual que la tenemos por violencia de género, sería más fácil detectar las conductas y saber las consecuencias, que eso a veces es también un poco disuasorio. Ahora se está revisando el código penal porque se ha visto que no daba respuesta o la que daba era muy tibia. A nivel normativo hay que revisar muchas cosas”.
Es importantísimo detectar que la gente que está alrededor de los niños y ellos mismos se den cuenta de que comportamientos no son los adecuados, de cuando hay que poner freno
Muchos casos que se han hecho públicos de forma reciente responden a las mismas características. No se supieron detectar en su momento, las víctimas las sufrieron en silencio durante mucho tiempo y sólo salieron a la luz años después, cuando alguna de ellas se decidió a compartir su experiencia. Por medio, muchas otras afectadas que quizá no hubieran sufrido esas situaciones si se hubieran descubierto antes. Por eso, la labor por parte de las autoridades correspondientes, tanto políticas como deportivas, en la prevención, detección, y atención, se hace imprescindible. Almecija estima que “lo esencial es la prevención, que esto no llegue a pasar nunca. Tener los mecanismos para no dar esa oportunidad y que todo el mundo sepa qué hacer ante esas distorsiones cognitivas (un error en el procesamiento de la información), que cambien ese pensamiento. Y por supuesto es importantísimo detectar. Que la gente que está alrededor de los niños y ellos mismos se den cuenta de que comportamientos no son los adecuados, de cuando hay que poner freno. Y a nivel ideológico hay pensar en la atención a la víctima, en qué atención estamos dando a estos niños o a estos adultos que nos cuentan un abuso que les pasó hace años. Esto es esencial para la propia reparación psicológica de la persona”.
Hay que preguntarse dónde se localizan los principales factores de riesgo para que se produzcan estos delitos en el deporte. Cuáles son las parcelas que se deben reforzar más. La representante de la AMDP señala que “la experiencia nos dice que se debería trabajar en dos sentidos, al menos de inicio. Por un lado en revisar cómo se llevan a cabo los entrenamientos. La experiencia nos dice que hay que tener cuidado sobre todo con los deportes en los que hay más tocamientos, con la excusa de corregir una posición, por ejemplo. Se está dando mucho en los deportes individuales. Y por otro en todo lo que tiene que ver con los controles de acceso a determinadas zonas de pabellones o de gimnasios, saber quién entra en un vestuario y porqué, el tema de las reuniones a puerta cerrada o abierta... Hay que intentar evitar conductas y situaciones que son las que están propiciando y facilitando determinados delitos. A la planificación de la seguridad hay que darle una vuelta de tuerca”.
A veces con tener voluntad de arreglar un problema no vale para que se solucione, sino que hace falta ponerse en manos de las personas adecuadas para ello. Ese es uno de los déficits que ha percibido Almecija que sufren las federaciones. “Cuando me he dirigido a los responsables de estos organismos he percibido que están preocupados, porque quién más y quién menos ha tenido algún episodio de estos y quiere saber cómo afrontarlo. Hasta hace poco ha habido casos que se han ocultado, pero ya desde el año pasado se ha visto que todo esto tiene que salir a la luz y que no es ninguna vergüenza que te haya pasado en tu federación, y por tanto hay que explicarlo y tomar medidas tajantes. Por proteger a alguien no se puede ocultar ni hacer ver que el menor está mintiendo. Por suerte, hay un punto de inflexión. Ahora ya no se puede tolerar la más mínima conducta sospechosa. Creo que tienen muchas ganas de acabar con esta lacra, pero si es verdad que les falta formación y que dejen el tema en manos de profesionales. Hay muchos criminólogos, expertos en seguridad que nos hemos formado durante años para poder combatir esas conductas. Un protocolo no se puede dejar que lo redacte cualquiera. O saber cómo se implementa ese protocolo. Sería bueno que recibiesen una formación más especializada para atajar estas conductas y que cuando ya tengan las herramientas y las interioricen puedan ir solos”.
A la hora de abordar el problema de los abusos sexuales a menores no se puede eludir el peligro que suponen las redes sociales hoy en día
A la hora de abordar el problema de los abusos sexuales a menores no se puede eludir el peligro que suponen las redes sociales hoy en día. Hace poco se ha conocido que dos jugadoras del equipo femenino infantil del Levante hicieron unas fotos a una compañera desnuda cuando se estaba duchando y las subieron a redes sociales, lo que ha acabado en una condena de 3.000 euros que deben afrontar conjuntamente los padres de las dos chicas que tomaron las imágenes y el propio Levante, al que se condena ‘por no emplear la diligencia de buen padre de familia cuando dada la edad de las jugadoras requieren de un plus de control o tutela de sus actos’.
Parece evidente, como señala la jurista y experta en seguridad, que “a los menores también hay que formarles en las conductas que son inaceptables, que en este país tampoco se les forma. Cuando voy a un instituto a dar una charla y les explicas que eso es delito, que si fueran mayores supondrían años de cárcel y que siendo menores pueden ir a un centro de internamiento, alucinan, porque no lo saben. No saben lo grave que es lo que hacen. Aparte del tema psicológico, de empatía y demás, también hay que contarles las consecuencias jurídicas, que sepan que eso está prohibido hacerlo. El tema de los menores y las redes sociales nos preocupa especialmente porque se hace un uso muy a la ligera y no se dan cuenta de las consecuencias que tiene que esa foto o ese video esté corriendo por ahí y en manos de quién puede acabar. A todo el que esté en un recinto deportivo hay que formarlo, ya sean menores, entrenadores, directivos o personal”.
Concienciación, formación, normativas… son muchos los aspectos que entran en juego en este tema tan delicado y que, como se aprecia, no todos funcionan como deberían. Aún hay mucho que se puede hacer y mejorar. El deporte debe ser una vía para sentirse bien, no para abrir cicatrices de las que no se ven de por vida.
¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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