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Uno de los hechos que no pasaron inadvertidos de las elecciones generales del pasado 28 de abril fue la clara victoria de más de 8 puntos del bloque de derechas en Madrid. Esta distancia fue prácticamente la misma tanto en la región como en la capital. En números, los conservadores sumaron en la CAM los 2 millones de votos frente a los 1,6 millones del PSOE y UP; en la capital, 1 millón frente a 840.000.

Tras las generales, las encuestas empezaron a plantear una posible victoria de la izquierda en las municipales y autonómicas. Obviamente, estaban previendo una desmovilización significativa del bloque conservador. Efectivamente, dicha desmovilización tuvo lugar, pero ha resultado menor de la esperada o insuficiente para revertir la amplia ventaja de las derechas.

A nivel regional, PP, Cs y VOX sumaron 1,6 millones de votos frente a los 1,5 millones de las izquierdas. La diferencia se redujo, por tanto, de los 8 a los 3 puntos. En la capital la tendencia es similar aunque menos intensa. La derecha alcanzó los 830.000 votos frente a los 770.000 de la izquierda, una diferencia de 4 puntos.

En definitiva, la previsión general fue la correcta. La derecha se desmovilizó más tras las generales de abril, pero no con la intensidad pronosticada en la mayoría de encuestas publicadas. La percepción resultante ha sido la de un resultado inesperado y muy negativo para la izquierda que, sin embargo, si partimos de sucedido en abril, podría tener otra lectura.