Megan Rapinoe: el nuevo fenómeno político en Estados Unidos
La capitana de la selección de fútbol se ha convertido en una líder de masas tras sus críticas a Trump y sus múltiples alegatos por la igualdad
Ricardo Uribarri 17/07/2019
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Más de 300.000 personas se dieron cita en el llamado Cañón de los Héroes, un tramo de la Avenida Broadway de Nueva York, para homenajear a las componentes de la selección femenina de fútbol de Estados Unidos por su triunfo en el Mundial. A lo largo del recorrido se pudieron ver carteles y pancartas donde se leía “Rapinoe for president”. Hasta ese punto se ha hecho popular en el país la jugadora Megan Rapinoe, la gran protagonista del torneo por sus méritos sobre el césped –acabó como mejor jugadora y máxima goleadora del campeonato–, pero también por sus críticas a la gestión del actual presidente estadounidense, Donald Trump.
Su popularidad es tan grande que hay hasta quien la vería con opciones si se decidiera a presentarse el próximo año a las elecciones presidenciales del país norteamericano en el bando demócrata. Una encuesta realizada por Public Policy Polling le daba un 42% de apoyo por un 41% para el actual inquilino de la Casa Blanca. Una opción que ella descartó: “Estoy ocupada, lo siento”. Sin embargo, sí quiere aprovechar este momento en el que los focos la apuntan para defender las causas le preocupan. “Me tomo muy en serio la plataforma que tenemos. Tengo el privilegio de ser una persona famosa y estar en este equipo y ser quien soy, y si me quedo callada, me parece terriblemente egoísta. Me siento responsable de hacer esto”, afirmó en una entrevista en la cadena MSNBC.
En medio del campeonato no tuvo reparos en asegurar que no iría a la recepción presidencial si ganaban. Eso ya fue un gesto llamativo. Pero una vez consumado el éxito, no ha dudado en acentuar su faceta de activista, verbalizando sus profundas discrepancias con el mandato de Trump, a quien le dedicó estas palabras en la CNN: “Tu mensaje excluye a gente. Me estás excluyendo a mí, estás excluyendo a gente que se parece a mí, estás excluyendo a las personas de color. Estás excluyendo a estadounidenses que podrían apoyarte. Te estás remontando a una era que no era buena para todos. Quizá lo era para unos pocos y quizá lo sigue siendo ahora, pero no lo es para bastantes estadounidenses. Tienes una responsabilidad increíble de cuidar a todos y tienes que hacerlo mejor para todos”.
Su discurso en el Ayuntamiento de Nueva York fue lo más alejado a lo que se suele escuchar en este tipo de celebraciones deportivas. Por eso, muchos lo califican de histórico. “Tenemos que ser mejores. Amar más, odiar menos. Escuchar más, hablar menos. Tenemos que saber que es responsabilidad de todos hacer de este mundo un lugar mejor, los que están y no están, todos los que no quieren estar, los que están de acuerdo y en desacuerdo. Sí, practicamos deporte; sí, jugamos a fútbol; sí, somos mujeres deportistas; pero somos mucho más. Vosotros también. Sois más que fans. Ha llegado el momento de unirse tras tanta disputa los últimos años. Este debate ha entrado en el siguiente nivel. Tenemos que colaborar. Hace falta todo el mundo. A todos os digo: haced lo que podáis, sed más, sed mejores, sed más grandes que nunca. Si este equipo es representación de lo que podéis ser cuando hacéis eso, tomadnos, por favor, como ejemplo”.
Otra de las referencias del fútbol femenino a nivel mundial, la noruega Ada Hegelberg, actual balón de oro, decidió no disputar el Mundial en protesta por la falta de equiparación de derechos del fútbol femenino respecto al masculino. Rapinoe, sin embargo, prefirió luchar desde dentro. Tenía ante sí un escaparate único para darse a conocer a nivel mundial y poner en el centro de la actualidad los asuntos sociales y laborales que le preocupan y que tienen como característica común la lucha por la igualdad. Tanto en el ámbito del deporte como fuera de él. Su activismo viene de lejos y está centrado, principalmente, en tres frentes.
Ella es una de las defensoras más acérrimas del equal pay (igualdad salarial) que tanto se gritó por los aficionados en la grada del estadio de Lyon tras la final y en las calles de Nueva York durante el desfile del equipo. Hay que tener en cuenta que la Selección femenina de fútbol estadounidense tiene mejor palmarés (cuatro títulos mundiales y cuatro oros olímpicos) que la masculina (en blanco en esas competiciones) y que registra mejores audiencias en la televisión que ellos (este Mundial ha tenido un 22% más de audiencia en el país que el último masculino). Pese a ello, sus condiciones económicas y de trabajo son mucho peores. En el mejor de los casos, ellas ganan en un año solo el 38% de lo que perciben ellos. El pasado mes de marzo fue una de las 28 jugadoras que firmaron una demanda contra la Federación de Fútbol de Estados Unidos por discriminación de género institucionalizada, basándola en dos causas: violación de la Ley sobre Igualdad de Retribución, y violación del título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964, que se refiere a la discriminación por razón de sexo. Ya en 2016, Megan y cuatro compañeras más habían presentado una queja ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Trabajo, una vía que ha quedado ahora anulada al presentar esta demanda, sin que se hubiera producido un veredicto después de tres años.
La capitana del equipo (junto a Alex Morgan y Carli Lloyd) lo tiene claro en este tema. “Siempre cree en ti mismo. Lucha por lo que vales. Y nunca aceptes menos. Nunca”. Y se refiere tanto a nivel interno de su país como al de la FIFA. Ni siquiera le ha valido que el presidente del organismo, Gianni Infantino, anunciara que dentro de cuatro años se duplicarán los premios para el Mundial Femenino. Al aumentar también la cantidad para el certamen masculino que se disputará en Catar en 2022 la brecha no sólo disminuirá, sino que será más grande. “No digo que nos tengan que dar lo mismo que a ellos. Comprendo por muchas razones que el fútbol masculino es más rentable que el femenino, pero si realmente te interesa que la brecha deje de crecer, no programes, por ejemplo, las finales de la Copa América y de la Copa Oro para el mismo día del Mundial femenino. A cosas como esas me refiero con no sentirnos respetadas”. Hace unos días, el CEO de la firma deportiva Nike reconoció que la camiseta de la Selección femenina de Estados Unidos es la más vendida en la historia de la marca a través de su página web en una temporada, incluyendo equipos masculinos.
Rapinoe es también una referencia del movimiento LGTBI. Colabora con asociaciones como GLSEN, que busca acabar con la discriminación, el acoso y la intimidación basada en la orientación sexual y la identidad de género en las escuelas, y Athlete Ally, que se enfoca en hacer que las comunidades atléticas sean más inclusivas y menos discriminatorias y ayudan a los atletas a abogar por la igualdad. En 2012 dio el paso de hacer pública su condición de homosexual. En aquel momento mantenía una relación con la futbolista australiana Sara Walsh. Después estuvo a punto de casarse con la cantante Sera Cahoone, pero desde 2016 está unida a la jugadora de baloncesto Sue Bird, siendo la primera pareja gay que posó para el suplemento Body Issue de ESPN. Durante el Mundial de Francia afirmó que “no puedes ganar un campeonato sin homosexuales en tu equipo. Nunca ha pasado. ¡Es ciencia!”. Ella ha explicado en un artículo que en el colegio, a partir de Secundaria, se sintió perdida y que varias veces tuvo que escuchar como la llamaban tomboy (chica poco femenina). En aquel momento, los deportes le ayudaron a encontrar su identidad. Significativo es la frase que lleva tatuada en el brazo izquierdo: “nature ran her course” (la naturaleza siguió su curso).
Muchos han tildado de antipatriótica a Megan por apoyar la causa iniciada por Colin Kaepernick, jugador de fútbol americano y activista por los derechos humanos contra la segregación racial. A finales de 2016 decidió arrodillarse cuando sonaba el himno antes de los partidos en protesta por el abuso policial contra la comunidad afroamericana. Ella imitó ese gesto pero la Federación impuso una norma que obligaba a las jugadoras a permanecer de pie mientras sonaba el himno. Lo que ha hecho desde entonces es no cantarlo y no poner su mano en el pecho. En The Players Tribune se sinceró sobre este asunto: “No he experimentado la brutalidad policial, ni racismo, ni nada parecido a ver el cuerpo de un familiar muerto en la calle. Pero no puedo permanecer como si nada cuando hay gente en este país que tiene que lidiar con este tipo de cosas. No hay forma perfecta de protestar. Sé que nada de lo que haga aliviará el dolor de esas familias, pero siento que arrodillarme durante el himno nacional es la forma correcta de proceder y haré lo que sea para ser parte de la solución”.
Nacida hace 34 años en Redding, en el norte de California, Rapinoe tiene cuatro hermanos más, entre ellos a su melliza Rachel, que también fue futbolista y con la que está muy unida. Desde pequeña le gustó practicar deportes como hockey, atletismo, baloncesto y fútbol. Su padre la entrenó en diversos equipos hasta que llegó a Secundaria. En 1999, cuando ella tenía 14 años, se celebró en Estados Unidos el Mundial femenino, una experiencia que la decidió hacia donde quería seguir sus pasos. Asistió a la semifinal ante Brasil y salió del estadio diciendo “esto es lo que quiero hacer”. Desde 2013 es fiel al Reign FC, equipo de Tacoma, localidad del estado de Washington situada a 50 kilómetros de Seattle.
Megan ha tenido que lidiar con momentos difíciles tanto dentro como fuera del campo. Con 21 años sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior en una de sus piernas que la tuvo un año parada. Y al poco tiempo de reaparecer se le rompió el ligamento cruzado de la otra rodilla, que la hizo estar otro año parada.
Quizá la actitud y el comportamiento de Megan Rapinoe llame tanto la atención porque no estamos acostumbrados a ver a deportistas famosos salirse del guion de lo políticamente correcto y enfrentarse al poder de una manera tan contundente. Estamos ante una líder en el césped y una referencia en la calle. Eso sí que es un doblete histórico.
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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