1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Tribuna

La erotización de Thomas Shelby

El protagonista de ‘Peaky Blinders’ representa el arquetipo de hombre patriarcal. Debemos llegar a pactos que nos permitan disfrutar de su atractivo sin tener que exponer nuestros cuerpos a hombres que se le parezcan

Carmen Balches 30/10/2019

<p>Thomas Shelby (Cillian Murphy) en una imagen de la serie Peaky Blinders.</p>

Thomas Shelby (Cillian Murphy) en una imagen de la serie Peaky Blinders.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Siempre que recibía recomendaciones sobre qué nueva serie empezar a ver, aparecía el nombre de Peaky Blinders. Aunque no me suscitaba demasiado interés, no pude evitar prestarle atención al hecho de que los comentarios tenían carices distintos si venían de un hombre o una mujer. De modo que cuando quienes hablaban de la serie eran ellos (heterosexuales), lo hacían fascinados por la estética, el acento de la versión original, la trama, los lazos familiares y el poder e inteligencia de Thomas Shelby. Cuando la recomendaban las mujeres (heterosexuales o bisexuales), lo que resaltaban no era muy distinto. Hablaban fascinadas por la estética, el acento de la versión original, la trama, los lazos familiares y el poder e inteligencia de Thomas Shelby; pero sobre cualquier otro elemento de la serie siempre destacaban uno, el erotismo del personaje.

La cantidad de comentarios de mujeres sobre el poder atractivo y erótico del protagonista me dejaba extrañada, al tratarse de una belleza poco normativa que al parecer todas eran capaces de percibir. También hay que mencionar que la sexualidad del personaje no quedaba exenta a la percepción de los hombres. Pero si hay algo en lo que coincidían, era que lo que hace sexy al actor es el personaje.

La presentación de Thomas como un personaje que apela al erotismo hegemónico, heterosexual y femenino es muy fácil de analizar desde un punto de vista feminista

Cuando empecé a ver la serie, no me costó más que unos cuantos capítulos entender a qué se referían las críticas y de donde provenía ese halo sexual que las mujeres (heterosexuales o bi) veían en Thomas. Me sentí profundamente decepcionada. Entonces, ¿este es Thomas Shelby? ¿El señor con expresión dura, que no se comunica, que es autoritario, especialmente violento, y que tiene profundos traumas y pésimas formas de lidiar con ellos, es el hombre que tanto gusta? No me lo podía creer, sobre todo porque las recomendaciones que me habían hecho las mujeres siempre habían provenido desde un sector feminista. ¿Tan poco hemos avanzado que nos seguimos quedando anonadadas ante un Thomas Shelby? Pero el desencanto al conocer al personaje no sólo me había hecho estar decepcionada con el sector feminista que tan bien me había hablado de un señor tan patriarcal. Sino que también me había decepcionado conmigo misma al descubrir mientras veía la serie que sí, yo también me había unido al club de fanáticas de Thomas Shelby y era capaz de ver y sentir su atractivo y erotismo.

En ese momento, cuando pausé el capítulo, me descubrí separada en dos. Dos versiones de mí misma, que se miraban la una a la otra sentadas delante de la pantalla como dos clones muy peculiares. Una de ellas estaba vestida de princesa, con un disfraz rosa de tela elástica y una tiara de plástico, sujetando una varita con luces LED con la que se hacía aire, extasiada de satisfacción al ver cómo entra Thomas en cualquier escena como el Rey del mambo. Mi otra yo, que miraba enfadada a mi yo-princesa, explica que un chico malo no está nada lejos de dar malos tratos. Que es un hombre peligroso, violento... pero mi yo-princesa no escuchaba. Había apoyado la cara sobre el codo y con la otra mano sujetaba la tablet, a la que daba besos sobre un fotograma en pausa de Thomas Shelby. Al final, mi otra yo, que no era otra sino mi yo-feminista, se resignaba y se restaba un punto de un carné que se sacaba del bolsillo.

La presentación de Thomas como un personaje que apela al erotismo hegemónico, heterosexual y femenino es muy fácil de analizar desde un punto de vista feminista. Atendiendo a la presentación del personaje a través de la primera temporada (no queremos hacer spoilers de la última), vemos como se muestra su lado romántico a través de su relación con Grace. Podemos observar que uno de los principales rasgos que nos intentan inducir sobre Thomas es la inexperiencia emocional que él mismo asegura tener, y que se demuestra continuamente a través del silencio. Silencio de explicaciones sentimentales cuando besa por primera vez a Grace, silencio cuando la acompaña a casa, silencio cuando la mira. Esto es un rasgo ineludible de lo que encontramos sexy, porque más allá de lo atractivo del misterio, un hombre que no habla es un hombre que está pensando cualquier cosa; como lo mucho que nos quiere y desea. El silencio puede interpretarse de cualquiera de las maneras, y la que más nos guste, ésa es la que nos creemos. El mutismo voluntario de los hombres es un vacío al que damos significado emocional y rellenamos con ideas que proyectamos sobre ellos. Pero no es nada de eso. El silencio es silencio.

Otro de los rasgos característicos del protagonista son los traumas con los que carga desde la Primera Guerra Mundial. Por las noches vive episodios de estrés postraumático, con alteraciones de la realidad. Fuma opio para evadirse de ellos, pero no le funciona. La representación de un hombre demacrado y con graves problemas psicológicos o de drogas no es casual en el plano romántico. Además, ya sabemos que no es posible hablar de esta serie sin mencionar las ingentes cantidades de alcohol y tabaco que consumen los personajes. Pero este tipo de problemas no nos vienen de nuevas a las mujeres, ya que apelan directamente a los cuidados que nos han enseñado que tenemos que dar. ¿A quién vamos a poder amar más que a un hombre que necesita que le cuidemos? Tal y como se comprueba poco más adelante, la primera noche que duerme con Grace ya no necesita drogas, bebe té en vez de alcohol, y sin embargo no tiene alucinaciones. Y sí, es feliz. Lo que nos indica que no solamente necesita su amor para estar bien, sino que otra vez nos induce de nuevo la idea de que somos capaces de curar, sanar o cambiar a alguien simplemente con nuestra presencia, cariño y paciencia.

Grace, ¿me ayudarás?, le pregunta mientras yace en la cama, íntimo y relajado, porque los lobos también tienen un lado blandito. ¿Con qué?, le responde ella. Con todo. Grace sonríe porque parece no saber que ha recibido una proposición de ascenso, de secretaria a mujer-enamorada a jornada completa. Esto es; psicóloga, consejera, madre de él, madre de hijos con él, empleada del hogar, trabajadora sexual monógama... Todo el completo del que nos habla Silvia Federici. El clásico “te necesito” que nos han enseñado a ver como algo romántico y no como la carga continua de trabajo que es. Además, que un hombre tan poderoso nos necesite nos coloca en ese mismo instante como las reinas del cuento, ¿verdad?

La deconstrucción tiene que pasar por quitarle voz a esa princesa con ansias de amor arriesgado, pero no pasa por aniquilarla. Sinceramente, yo no quiero

La fuerza, la templanza, el control que tiene en cada momento sobre cada situación, no son más que una muestra de todas las facetas de lo que es un hombre-hombre. Un hombre patriarcal, tal y como nos han enseñado que tiene que ser. No todo el rato es así, si sólo viéramos los momentos agrios, sería más difícil de erotizar. Si un hombre fuera malo todo el tiempo o malo desde el principio, nunca nos acercaríamos. Los momentos que nos presentan su lado blandito, como mencionábamos antes, también están ahí. Tommy sonríe ligeramente cuando ve a Grace. Tommy se preocupa por su familia. Tommy abraza a su hermano... Tommy decide no matar a alguien.

Thomas Shelby es un hombre con el que raramente estaríamos ninguna de nosotras o nosotros, de entre todas las que nos sentimos tan profundamente atraídas por él. Pero no deja de formar parte de lo que consideramos actualmente erótico, pequeñas dosis de patriarcado que nos pasan desapercibidas. Pequeñas dosis que entusiasman a la princesa que nos forzaron a llevar dentro y cuyos anhelos nos exponen a señores de esta guisa. La deconstrucción tiene que pasar por quitarle voz a esa princesa con ansias de amor arriesgado, pero no pasa por aniquilarla. Sinceramente, yo no quiero.

Lo que forma parte del imaginario colectivo como amor romántico y como erótico está acomodado dentro de nosotras. Con sus dosis de violencia, sufrimiento, llantos y peleas. Sí, el amor romántico y las expresiones sexuales que lo acompañan a veces son una mierda. Pero antes de declarar una guerra contra nosotras mismas y contra lo que nos han enseñado a que nos guste y nos gusta, deberíamos plantearnos otra opción. La opción de hacer pactos. Entre la feminista y la princesa. Pactos que pasen por aceptar que un señor que no queremos en nuestra vida real, nos atraiga tanto en ficción. Pactos que nos protejan de situaciones que vulneren nuestro cuerpo y nuestra integridad física y emocional, que sepan señalar cada acto nocivo y darle un nombre que los aleje de nosotras con conocimiento de causa. Pero un pacto que al mismo tiempo incluya poder afirmar, sin culpa, lo atractivos que nos resultan los Thomas Shelbys. Unos pactos que, siempre que queramos, nos permitan gozar de él, de su erotismo y de todo lo que se nos ocurra a su alrededor. Sin tener que exponer nuestros cuerpos a ningún hombre que se le parezca. No sé si me entendéis.

Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Carmen Balches

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

15 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Tina

    No eres más imbécil porque no te entrenas.

    Hace 4 años 2 meses

  2. Shelby

    Me siento culpable por ponerme cachonda con un personaje machista y me escribo un artículo para justificarlo. Muy top princesa!

    Hace 4 años 5 meses

  3. huevomaestro

    No olvidemos que Shelby es un hombre de los años 20, curtido por la guerra, y como tal se comporta. Hay que distinguir entre ficción y actualidad, o nos van a quedar todas las series cortadas por el mismo patrón. Dentro de los años 20 la serie tiene unos personajes femeninos bien fuertes e independientes, y también nos permite asomarnos a lo que había, y ver cuanto hemos mejorado, por más que quede mucho por recorrer.

    Hace 4 años 5 meses

  4. Alex

    O sea, aceptar que te sientes atraída sexualmente por un tipo de hombre que, al mismo tiempo, rechazas en tu vida. No sé cuánto tiempo podrás mantener ese pacto, pero me imagino que si entra un Thomas Shelby por la puerta no lo mandarás a paseo... me cuesta entender ese "pacto".

    Hace 4 años 5 meses

  5. Anonimo

    Millenials descubren la Ciencia-Ficción

    Hace 4 años 5 meses

  6. Patricia

    Igual habría que empezar a diferenciar entre el hombre (personaje) al que te tirarías del hombre con el pasarías el resto de tu vida. Sexo vs. Amor

    Hace 4 años 5 meses

  7. Libra

    Un artículo muy interesante. La reflexión me ha conectado con el sentimiento que tuve al ver la serie Instinto, de Mario Casas. Su personaje y el de Shelby son bastante similares.

    Hace 4 años 5 meses

  8. Marcos

    Sacar tu lado "feminista" ante una serie de época (eso es, de época) es absurdo, deberías dedicarte a otra cosa

    Hace 4 años 5 meses

  9. Marcos

    Eres un poco absurda no? Es una serie ambientada en el pasado, que quieres, un feminista flower power? Deberías hace periodismo decente y no está basura subjeriva y postureta

    Hace 4 años 5 meses

  10. Patricia Martínez

    Brutal. Yo lo llamo síndrome de la "mala feminista" y Mr. Shelby es el culpable de gran parte de mis recaídas. Acabo de leer algo que está en mi cabeza desde hace tiempo, pero ni yo me lo explicaba tan bien como tú lo haces. Gracias

    Hace 4 años 5 meses

  11. Pable

    Sí bueno, yo te entiendo. Pero no es nada nuevo. No deja de ser la eterna lucha entre lo dionisíaco y lo apolíneo, esta vez versión feminista. Lo que nunca nadie nos enseñará será el camino; quizás si nos lo enseñaran se perdería precisamente lo que crea; el deseo.

    Hace 4 años 5 meses

  12. jose

    La película está bien (aparte de su vena antibolchevique) pero demasiadas veces cae en aquello contra lo que advertía Victor Hugo: de los sublime a lo ridículo sólo hay un paso. El cine británico, antes estéticamente ejemplar por su sobriedad (no entro en los contenidos, que incluso ahí guardaba las formas), está cayendo en la fantasmada hollywoodense, Es una pena.

    Hace 4 años 5 meses

  13. Tumismo

    Carmen tu yo princesa-idiotizada-cerebro mononeurona no es tal, ni tu yo feminista es una idealizacion madura y sesuda que analiza la realidad concienzudamente. Tu yo princesa como lo llamas no es una banalizacion infantilizada de la ausencia de consciencia profunda, simplemente se trata de tu yo hedonista. Ese yo que se sienta a disfrutar de un espectaculo sabiendo que los personajes son personajes y no una publicidad que manipula mentes debiles, las historias son historias y no discursos que justifican la violencia, las drogas, el trafico de sustancias prohibidas... ese yo princesa separa mucho mejor que tu version sesuda la ficcion de la realidad. De hecho, hace falta bastante mas madurez para entender el lado ludico de los espectaculos que para criticar cada coma que no encaja con nuestra vision personal de la realidad. Hay que ser muy ingenuo para ver Too Fast too Furious y pensar que es una apologia de la conduccion temeraria, o para ver Narcos y pensar que nos incitan a ser narcotraficante, o para ver Platoon y pensar que lo que quieren es que nos enrolemos en el ejercito de los USA

    Hace 4 años 5 meses

  14. Blanaca

    Tanto te entiendo, que yo misma caí en esa red y salí justamente cuando entendí que el silencio del otro no era responsabilidad mía llenarlo.

    Hace 4 años 5 meses

  15. Roberto

    Sinceramente, pienso que la única manera de no perecer ante el patriarcado es no admitir que las señales de violencia que se perciban del modelo Thomas Shelby puedan contener excepciones que no conduzcan a la violencia. Esto en cuanto al vínculo varonil-violento-erótico que representa el personaje. En cuanto a lo que transporta la propia serie, justo de manera simultánea a la publicación de este artículo, otra autora en este mismo medio ha publicado un artículo bastante interesante que explica cómo La Sección Femenina de La Falange desbordaba su propia formalidad para trasladar el relato del papel de la mujer sumisa, servicial y apaciguadora a través de las ondas de radio, de la cotidianeidad de la mujer, y daba forma a unos valores morales que se consideraban como los naturales. Cuidado con la naturalización de los prototipos nocivos y violentos.

    Hace 4 años 5 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí