Sí, Teruel existe. Y Podemos también
Da la sensación de que el partido de Iglesias tiene un suelo, pero también un techo
Marina Lobo Madrid (Sede de UNIDAS PODEMOS) , 11/11/2019
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Noche electoral en Unidas Podemos. El sitio elegido es el Espacio Harley, en la calle Alcalá. Un lugar que está, por cierto, a 15 minutos andando rápido de la sede de Ciudadanos. Para entrar hay que girar a la derecha en un callejón que tiene la misma luz que un cuarto oscuro. Me dirijo a la puerta principal pero, cuando me quedan 4 pasos para cruzar el umbral, me para una guardaespaldas:
– ¿Prensa?
Asiento. Qué otra cosa podría ser, a esas horas allí y con el ordenador en la mano.
– Pues arriba.
Vaya, no voy a ver a nadie del partido. Estamos en pisos diferentes. La verticalidad nunca tuvo tanto sentido. La sala de arriba (donde está la prensa) es un sitio bastante desolador, la verdad. Feo, vaya. Es como una nave pintada de blanco, solo que blanco con manchas. Acostumbrada a cubrir las elecciones en Ciudadanos, donde tienen todos los detalles pulcramente medidos (es el partido de Instagram), he de decir que esto es otra cosa. Esto es más Twitter. Aunque también es posible que la sede de Ciudadanos a estas alturas esté en Idealista.
Me siento donde puedo. Hay varias mesas largas donde nos apilamos los periodistas enfrente de un escenario bastante grande en proporción a la extensión de la sala. Aún son las 20:10. En el grupo de Whatsapp, mi compañero Willy Veleta dice que en Ferraz huele a funeral. Me quedo quieta. Y aquí, ¿a qué huele?. Aquí no huele a nada. Lo más interesante cuando vas a cubrir unas elecciones es escuchar los comentarios de tu alrededor. “Para las próximas elecciones podrían ser ‘Unidas Más Podemos’”, dice en tono jocoso un compañero. Ojo, que ha salido una encuesta. ¿Vox? No puede ser. A mi lado, una chica de un periódico con una posición editorial marcadamente de derechas mira la encuesta en su ordenador mientras dice: “Flipo con lo de Vox”.
Pues, si flipas tú, imagínate lo que flipo yo.
Sale Noelia Vera. Abrazo a los ciudadanos y ciudadanas que han ido a votar, a los apoderados y apoderadas, a los interventores… “No podemos celebrar una participación más baja, pero ha sido más alta que en 2015”. No, si aquí el que no se consuela es porque no quiere.
Primer escrutinio. La verdad es que la cosa va muy rápido hoy. Madre mía Vox. No deja de subir. Y Ciudadanos no deja de bajar. Y PSOE y Unidas Podemos pues también bajan, pero menos. La sensación generalizada es que nadie sabe muy bien cómo va a salir esto. Podemos se queda con 35 escaños, que son 7 menos respecto al 28-A. Lo cierto es que aquí han salido perdiendo, pero no tanto. Se demuestra que el partido tiene una base de electores que les respalda y que no se ha dejado seducir ni por el argumento del PSOE de echarle la culpa del no gobierno/ votar otra vez a Iglesias (reforzado además por gran parte de los medios de comunicación afines), ni por la nueva formación de Íñigo Errejón, que prometía dar la batalla y se ha quedado por el camino. Aunque ojo, que al paso que va la cosa, lo mismo Más País adelanta a Ciudadanos. No lo descarto. Menudo hacha Iván Redondo.
En efecto, da la sensación de que Podemos tiene un suelo, pero también un techo. El equipo de Iglesias ha hecho una campaña bastante sensata, quizás no tan valiente como en otras ocasiones pero manteniendo su esencia y sin muchos patinazos y, a priori, el viraje del PSOE les había dejado el camino bastante despejado para posicionarse como la auténtica opción ‘de izquierdas’. Sin embargo, parece que lo único que ha hecho eso ha sido amortiguar un poco el golpe. Un golpe que, sumado al hastío y hartazgo de l@s ciudadan@s, cada vez es un poquito mayor.
Ya está casi todo escrutado. Y sale Pablo Iglesias. Por fin entiendo el porqué de un escenario tan grande. Detrás de Pablo Iglesias sale media cúpula del partido: Irene Montero, Alberto Garzón, Rafa Mayoral, Noelia Vera, Pablo Echenique… como tengan que hablar todos, no nos vamos de aquí hasta mañana.
Silencio, que empieza: “Creo que se duerme peor con 50 diputados de extrema derecha que con ministros y ministras de Podemos”. Después del palo a Sánchez, su tono se vuelve más conciliador: “Volvemos a tender la mano al PSOE y a Sánchez, estamos dispuestos a negociar un gobierno de coalición”. Ostras, creo que acabo de tener un deja vù. Rápidamente y sin hacer mucha autocrítica, le pasa el testigo a uno de los grandes olvidados en estos últimos meses: Alberto Garzón. Él es el encargado de atizar a Errejón o lo que él utiliza como eufemismo para referirse a Más País: “La fragmentación de la izquierda”: que si no es bueno, que si ha favorecido a la derecha… mientras, Iglesias y el resto de los diputados del partido asienten muy serios. A Iglesias le tienen que preguntar por la candidatura del que fuera su inseparable para que se posicione: “Conozco a Íñigo Errejón y sé que hoy probablemente sea el día más difícil de su vida”. A ver, que tampoco se ha muerto nadie.
“Le mando un abrazo solidario”, termina con contundencia. Un abrazo solidario. Como cuando te peleabas con alguien en el colegio y te obligaban a hacer las paces y tú lo hacías por quedar bien. Eso es lo que viene siendo un abrazo solidario.
De autocrítica, más bien poco. “Nos hubiera gustado tener mejores resultados, pero seguimos siendo una fuerza decisiva", es la frase que más se le aproxima. La sensación que queda es, en primer lugar, que no es suficiente y, en segundo, que esto ya lo hemos vivido. Al menos en este lado del espectro. Sí, Teruel existe. Y Podemos también. Y no, no se van a ir, que es lo que querría Pedro Sánchez. Lo cierto es que el voto a este lado no se ha movido mucho de sitio, pero las que sí que deben de moverse son las posiciones de sus líderes. Y me temo que esta vez no va a bastar con un abrazo.
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Marina Lobo
Periodista, aunque en mi casa siempre me han dicho que soy un poco payasina. Soy de León, escucho trap y dicen que soy guapa para no ser votante de Ciudadanos.
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