Catalunya seguirá siendo el arma arrojadiza
Los bloques siguen más o menos como estaban, y la situación parece tan encallada como ayer, o peor. Porque, en este río revuelto, los pescadores que han salido ganando cantan el Cara el Sol
Mar Calpena Barcelona , 10/11/2019
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Bueno, pues ya está, ya hemos votado otra vez. La última, de momento, aunque si todo continúa como hasta ahora puede que nada cambie. Pero todo, parece, ha cambiado. Me explico fatal y es porque desde donde estoy cubriendo la noche electoral no tenemos bar, y eso indefectiblemente se nota.
¿Qué ha pasado aquí? Pues que ERC ha vuelto a ganar, como en abril. Que tampoco lo tenía tan fácil, ojo, porque aunque su papel hegemónico, con un Rufián en plan hombre-razonable-pero-sin-pasarse- supo auparlos a la centralidad, y desmarcarse de un JuntsxCat cada vez más puigdemontista, la gestión de la postsentencia parecía haber erosionado un tanto este ascendente Tanto Tardà como Rufián ya han entrado a formar parte de los “botiflers” de libre designación, y allá donde los presos de ERC pugnan por hacerse oír, su contrapartida en Waterloo sigue emitiendo homilías sin interrupción. Una victoria, además, que podía haber sido erosionada también por lo que, previsiblemente, iba a rascar la CUP, nueva en plaza y que, ironía de las ironías, se presentaba con un eslogan tan españolazo como “Ingovernables” (“ingobernables”). De hecho, estos días hemos asistido a cierto reparto del voto menos pactista del independentismo entre JuntsxCat y la CUP, algo que sólo sorprenderá a quienes no hayan prestado la debida atención a la política catalana de los últimos cinco años. Cero incentivos, sea como sea, para convocar las autonómicas, y más si fuera cierto que Laura Borrás está haciendo tiempo en Madrid para convertirse en una candidata a la Gene viable o si, Mas, cosas más raras se han visto, resucitara.
En esta tesitura, cabe especular que el PSOE (bueno, aquí el PSC) se llevaría una tunda fenomenal. Pero a pesar de la costumbre inveterada de la casa madre de ponerlos a los pies de los caballos (adiós federalismo, adiós mensajes conciliadores), y pese a la virtual desaparición de la candidata, Meritxell Batet, por enfermedad durante toda la campaña, con lo que el PSC era más Aparato™ que nunca, al menos estéticamente, el PSC ha aguantado bastante bien el tipo. Claro, para que todos los partidos citados hayan ganado algo, sus votos tienen que haber salido de algún lado. Veamos de dónde.
En primer lugar, de Comuns, que tenía de cabeza de lista a Jaume Asens, más próximo al sector soberanista de lo que muy posiblemente sea el votante base de la coalición (y que incluso alguno de sus dirigentes; desautorizó a la candidata de Girona por llamar “vivales” a Puigdemont), lo que difícilmente les habrá granjeado simpatías entre los votantes no soberanistas (ni entre los que sí lo eran). Sin embargo, los resultados de Comuns no son muy distintos a los que obtuvieron en abril, y han resistido mejor a la caída de las izquierdas que las del resto del Estado, así que bueno, título de Miss Simpatía y cuarto lugar.
Es más probable aún que buena parte de los votos del PSC hayan salido de la debacle de C’s (bueno, en honor a la verdad es probable que incluso algún voto de la CUP haya salido del batacazo de C’s, y que si hubieran resucitado el CDS o el GIL también hubieran rascado algo del cataclismo, pero me estoy desviando del tema). C’s nació en Catalunya, aquí logró su mayor éxito y aquí se ha matado él solito, al no haber sido capaz de articular ninguna alternativa política más allá del cabreo permanente. Quizás es que nunca hubo nada debajo de ese cabreo.
El PP se salva –aprobado raspado, y siempre dentro de su coyuntura aquí, etc– mejorando ligeramente en Barcelona, y Vox… bueno, ¡Vox! Pues como decían en Poltergeist, ellos están aquí. Un fantasma recorre Europa, pero ay, es el del fascismo, y en Barcelona ha conseguido dos diputados o, lo que es lo mismo, sólo en Barcelona ciudad, más de 43.000 votos.
¿Y ahora, qué, pues? Pues nada. En lo básico, los bloques siguen más o menos como estaban en Catalunya, y la situación parece tan encallada como ayer, o peor. Porque, obviamente, en este río revuelto los pescadores que han salido ganando cantan el Cara el Sol (o los blanquean), pero también porque los sectores más ultramontanos del independentismo pueden, cada vez más, alegar incomparecencia del contrario frente a un PSOE virado a la derecha, que no se sabe si podrá formar gobierno, con qué alianzas (la Groko a la alemana ya aparece en las quinielas, e incluso la CUP ha hablado de aislar al fascismo, ¡las calculadoras echan humo!), o si puede estar ya pensando –ay, madre– en unas terceras elecciones. Catalunya seguirá estando en el centro del debate, pero pinta que, para variar, sólo como arma arrojadiza. En fin, lo dicho, que desde donde escribo no hay bar, así que haciendo un exceso me tomo un colacao y me recojo, que me dicen que mañana toca happening del Tsunami.
Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...
Autora >
Mar Calpena
Mar Calpena (Barcelona, 1973) es periodista, pero ha sido también traductora, escritora fantasma, editora de tebeos, quiromasajista y profesora de coctelería, lo cual se explica por la dispersión de sus intereses y por la precariedad del mercado laboral. CTXT.es y CTXT.cat son su campamento base, aunque es posible encontrarla en radios, teles y prensa hablando de gastronomía y/o política, aunque raramente al mismo tiempo.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí