Moverse por dentro para terminar por fuera

Intentó Simeone regresar a la idea primigenia de esta temporada: acumular juego interior para terminar matando por los costados. Los laterales volvieron a funcionar como extremos –más si cabe Trippier que Lodi–, mientras los centrocampistas abundaban en las recepciones entre líneas. El conjunto de Simeone eligió en muchas ocasiones el flanco diestro ante las constantes acometidas del británico, voluntarioso a pesar de haber fallado un penalti. La segunda pena máxima, la que sí convirtió Félix, viene de un centro suyo, después de una apertura precisa de Felipe, otro de los nombres propios del partido.

Un triángulo para derribar la muralla rusa

El planteamiento conservador del Lokomotiv exprimió la capacidad creativa de Simeone. Como ya ocurriera en Moscú, el Atlético se vio obligado a cuidar su ataque posicional. El experimentado Yuri Siomin apostó en esta ocasión por una defensa de 5 muy estrecha que apenas dejaba rendijas por dentro. Para combatirla –además del juego por las bandas– se advertían fundamentales dos factores: filtrar pases entre líneas y realizar desmarques de ruptura para recibir esos envíos en profundidad. De todo ello se encargaron sobre todo Morata como punta de lanza, y João Félix y Correa como enganches. El portugués y el argentino son especialistas en encontrar espacios en defensas pobladas y además también huelen el gol. En ocasiones era Morata el que retrasaba su posición para buscar a João (esa fue la secuencia de la jugada del primer penalti: Correa-Morata-João). A ellos se les unió de manera casual Saúl, que recostado más en la parte izquierda se mostró vertical, filtrador e incisivo sobre todo durante el primer acto.

En busca de la jerarquía

João Félix no rehúye la responsabilidad que va ligada a su caché. El portugués quiere echarse el equipo a sus espaldas y poco a poco va asumiendo ese liderazgo que también le tienen que ceder sus compañeros. Provocó el primer penalti y quiso tirarlo, pero finalmente se resignó a que el lanzador fuera Trippier. En la segunda pena máxima ya no atendió a petición alguna: bajó la cabeza, cogió la bola y marcó gol. Participativo y envalentonado, se vio a un gran João partiendo de la izquierda y pudiendo conducir hacia dentro.

El 7 se movió por una amplia parcela de campo (bajó al medio a recibir, se colocó como extremo en la izquierda, paseó por la zona de tres cuartos), enfiló portería cuando pudo, volvió a mostrar un gran repertorio de acciones técnicas (controles asombrosos) y trazó algunos demarques maravillosos (como el de la jugada del primer penalti). Se vislumbra a uno de los mejores futbolistas del mundo.

Un regista diferente

El regista (director en italiano) siempre ha sido un organizador pausado, sereno, más técnico que físico y muy seguro en todas sus decisiones. Thomas, el mediocentro más rutilante del Atlético, es un regista distinto. El ghanés es un todoterreno que no escatima potencia para llegar al área contraria ni esfuerzo físico para defender la propia. Adopta además algunos riesgos excesivos que terminan mereciendo la pena si salen bien. Ante el Lokomotiv se ocupó de construir las jugadas, en muchas ocasiones acompañado por Koke. Fue el jugador del Atlético que más veces tocó el balón (131), completó con éxito los 6 regates que intentó y presentó un porcentaje favorable tanto en duelos en suelo (12 de 20) como en duelos aéreos (4 de 5). Le falta una dosis de regularidad para convertirse en el mediocentro perfecto, aunque precisamente en esa incertidumbre radica parte de su esencia.

Un fichaje de campeonato

Felipe se está erigiendo como uno de los fichajes más fructíferos. El brasileño empezó dubitativo pero a base de minutos se ha convertido en uno de los pilares del Atlético: por sus certeras acciones defensivas, por su precisión en los envíos largos y ahora también por su capacidad rematadora. Ante el Lokomotiv marcó un gran gol después de un remate soberbio cazando un pase de Koke con la derecha sin que el balón cayese al suelo. Su desmarque al palo corto es una maniobra de delantero y no de uno cualquiera.

Sigue faltando gol

A pesar de las dificultades propias de jugar ante un equipo tan replegado (como se puede ver en la imagen de debajo, el Lokomotiv mantuvo su 5-4-1 aun estando dos goles por debajo) y de la presión añadida de jugarse el pase a los octavos, el partido del miércoles se presentaba como una buena oportunidad para vaciarse en la portería contraria. El Atlético dominó, llegó y generó pero se tuvo que conformar con un par de tantos. Además del penalti marrado por Trippier, preocupa especialmente la negación de Morata. El delantero marcó un gol que le anularon y en las demás acciones estuvo desacertado y desprendiendo estrés. Después de una gran racha parece seco y eso no es una buena noticia para el Atlético. La catarsis goleadora sigue sin llegar.