privilegios
Cloacas privadas y cloacas públicas
Hablar de poderes opacos y de aspiraciones de mandar sin presentarse a las elecciones es algo que sucede en todo el mundo pero aquí es algo ya muy evidente
Jesús López-Medel 1/03/2020
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Pablo Iglesias probablemente no firmaría ahora este artículo aunque tal vez –y él no podría decirlo– comparta su contenido, aunque ahora como miembro de la Comisión del CNI… Tampoco Pedro Sánchez, que en su etapa de reconquista en el PSOE habló de las pretensiones de empresarios por influir en la política siempre en pro de las derechas y sus derechos (lean verdaderamente intereses). Así pues, lo firmo yo solo (acaso se apunte Gerardo Tecé) con la esperanza de que haya gente que sintonice con la preocupación que motiva su escritura.
Hablar de poderes opacos y de aspiraciones de mandar sin presentarse a las elecciones es algo que sucede desde Groenlandia a Nueva Zelanda pero aquí, en España, es algo muy clamoroso y evidente. Auténticamente pornográfico, con escenas explícitas. Las cloacas han existido en muchas etapas pero en algunas, como la más reciente, la putrefacción se desborda más allá de las alcantarillas. Además, cuando se conjugan entre sí tales flujos de malos olores, tanto en el ámbito público como en el privado, llegan a un nivel escatológico que debe traducirse en grito pidiendo que se abran respiraderos. No debemos acostumbrarnos a aquellos detritus.
Llevamos un tiempo en el que algunas empresas muy poderosas de la economía patria se han visto reflejadas en algunos medios informativos en situaciones muy inmorales y delictivas. En esos núcleos de poder la ética es incompatible con su modus operandi y sus fines. No tienen recato en hacer lo que sea para ejercer su poderío y arbitrariedad respecto a sus usuarios. Y esto, por supuesto, ha sido consentido por el poder político, el cual no pocas veces se pliega a lo que el dinero manda y pretende. Cuando se les ha dejado influir de modo relevante en la gobernanza, se ha producido un retroceso democrático y social evidente.
Están saliendo a la luz, en algún caso por investigaciones periodísticas (en muchos medios sigue habiendo un silencio comprado), en algunos más al hilo de lo que el trabajo judicial evidencia, inmundicias de una entidad bancaria y otras del sector eléctrico que son propias de las páginas más fuertes de la gran novela Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, cuando narra algunas páginas sobre las personas conviviendo con la podredumbre.
Se inyectaron 65.725 millones de euros en el sector financiero, casi todos procedentes de fondos públicos a sufragar por los que pagamos impuestos: solo se han recuperado un 8,6%
Son dos sectores muy cuidados y protegidos por los gobiernos, sobre todo, la derecha fácilmente plegable a los intereses de aquellos. En el caso de la banca, no debe olvidarse una de las abundantes mentiras del expresidente Rajoy (no le hace bueno que ahora ese partido lo dirija un ultra): a pesar de insistir en que no habría ni hubo rescate, es falso. Lo que hubo fue un rescate a un sector muy poderoso y, en gran parte, culpable de la crisis financiera del 2008. Se inyectaron 65.725 millones de euros –según cifras del Banco de España– en el sector financiero, casi todos procedentes de fondos públicos a sufragar durante numerosos años por los españoles que pagamos impuestos: solo ha sido posible recuperar un 8,6%.
Pues bien, en ese sector tan escasamente franciscano utilizaban todo tipo de espionajes y chantajes provenientes de otras cloacas, las de un comisario jubilado que actuaba como gusano en la porquería. Ese entramado organizado y que prestaba servicios a numerosos clientes era imposible que no fuese conocido (y al tiempo ignorado) por el poder del Ministerio del Interior, CNI y otras varias instancias. Además se hacían generosos pago o regalos a policías en activo, igual que a detectives e incluso a periodistas. Todo era una red clientelar ante la cual el Ministerio de Interior cerraba los ojos como si estuviese rezando.
La actuación de los directivos del BBVA, propia de una necrosis ética y penal, duró muchísimo tiempo; ellos, tan pulcros con sus cuellos blancos (cada vez más marrones), habrán de responder pronto ante la Audiencia Nacional. La abundancia de actuaciones irregulares ha tapado un poco la gran corrupción de espionajes desde otra de las empresas más poderosas del país, Iberdrola, que se mueve en otro ámbito siempre muy favorecido por la dirigencia política.
Felipe González y Aznar privatizaron compañías eléctricas y posteriormente fueron fichados con sueldos millonarios en agradecimiento a sus favores. El dirigente del PP, durante su mandato, modificó el sistema tarifario de estas empresas, con gran beneficio para sus gestores y enorme perjuicio para los usuarios. Rajoy dio otra vuelta de tuerca mediante un Decreto de 6 de junio de 2014 que otorgaba aún más privilegios a las eléctricas.
Mientras tanto, como la avaricia no tiene límite ni tampoco la inmoralidad, también la empresa mencionada desarrolló abundantes actuaciones de espionaje. También tenían por epicentro el mismo comisario supuestamente jubilado. Igual espiaban a sus propios directivos que a otros empresarios mafiosos. La omertà siciliana made in Spain.
En un país que a nivel de ética público-privada está adormecido, no creo, desgraciadamente, que por estas razones de putrefacción la gente deje de ser cliente de estas entidades con relevantes corruptos al mando. Piensan que los demás son iguales.
Felipe González y Aznar privatizaron compañías eléctricas y posteriormente fueron fichados con sueldos millonarios en agradecimiento a sus favores
Esa actuación del comisario de las tinieblas no podía en ningún caso ser desconocida desde el Ministerio de Interior. Pero ahí estaban también inmersos en su propia policía paralela, que desarrollaba numerosos numerosas actuaciones sucias, ilegales e inmorales. Nada de eso le importaba al entonces titular del Departamento, conocido como El Converso de las Vegas, que tras asignar numerosas condecoraciones a gran parte de las Vírgenes de España encontró un fámulo en su misma congregación que ya está imputado por la Audiencia. Su secretario de Estado.
Desde esa policía paraestatal, la brigada patriótica, se investigaban ilícitamente asuntos varios, corruptos de su propio partido, disidentes y, muy singularmente, a esos seres endemoniados conocidos como “los podemitas”, con la ayuda de los periodistas de la trama a la hora de difundir las patrañas. Afortunadamente, el peor ministro del Interior en décadas, consentidor de cloacas policiales en lo privado, creador de cloacas públicas y hasta torpe, pues a él mismo le espiaban en su despacho, es ya pasado, pero las cloacas, aunque no sean tan turbias, acaso sigan existiendo. Solo cabe confiar en que el Gobierno ponga coto a esos desmanes y la Justicia actúe con la contundencia necesaria.
Pablo Iglesias probablemente no firmaría ahora este artículo aunque tal vez –y él no podría decirlo– comparta su contenido, aunque ahora como miembro de la Comisión del CNI… Tampoco Pedro Sánchez, que en su etapa de reconquista en el PSOE habló de las pretensiones de empresarios por influir en la política siempre...
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Jesús López-Medel
Es abogado del Estado. Autor del Libro “Calidad democrática. Partidos políticos, instituciones contaminadas. 1978-2024” (Ed. Mayo 2024). Ha sido observador de la Organización de Estados Americanos (OEA) y presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Democracia de la OSCE.
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