Georges Corm / Exministro de Finanzas e historiador libanés
“Los acuerdos de libre comercio han devastado el Líbano, su industria y su agricultura”
Marc de Miramon (L’Humanité) 12/08/2020
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Exministro de Finanzas (1998-2000), el historiador y economista libanés Georges Corm (Alejandria, Egipto, 1940) arroja luz sobre los singulares vínculos entre París y Beirut. Testigo del descrédito de la clase política libanesa, Corm explora algunas vías para sacar al país de una crisis sin precedentes.
¿Cómo vivió este desastre?
Fue como si un huracán atómico hubiera golpeado la ciudad. En particular por la geografía de Beirut, que fue golpeada en su parte oriental, la más antigua, tan querida para el corazón de todos los libaneses. Tengo muchos amigos que perdieron sus casas a causa de este desastre. Mi casa, situada en la parte occidental, la que antes se llamaba “musulmana” en oposición al oriente cristiano durante la terrible guerra civil, se salvó. La comunidad cristiana se siente particularmente afectada.
¿Qué papel juega el puerto de Beirut, destruido en la explosión, en el tejido económico libanés?
El puerto de Beirut es el pulmón económico del país, por el que transita alrededor del 80% del flujo de mercancías, frente al 20% del tráfico del puerto de Trípoli, en el norte del Líbano. De ahora en adelante, este último jugará inevitablemente un papel más importante.
Durante su visita, Emmanuel Macron dijo que quería “organizar la ayuda internacional” para el Líbano. ¿Cuáles son los lazos especiales entre los dos países que subyacen a esta exhibición?
Esos lazos son muy antiguos, y algunos incluso quieren rastrearlos hasta Saint Louis. Desde el reinado de Luis XIV hemos tenido importantes intercambios culturales. En particular, la comunidad maronita proporcionó eruditos a las instituciones francesas para que desarrollaran su conocimiento de la civilización siria, que es en sí misma la base de la cultura maronita. Grandes eruditos libaneses se quedaron en la corte de Luis XIV. También podemos recordar el eminente papel desempeñado por la comunidad drusa y el famoso emir llamado “Facardin” en los textos franceses.
El puerto de Beirut es el pulmón económico del país, por el que transita alrededor del 80% del flujo de mercancías, frente al 20% del tráfico del puerto de Trípoli, en el norte del Líbano
Italia también fue objeto de intercambios muy intensos, pero la fuerza del imperialismo francés hizo que ese papel desapareciera, aunque todavía es visible en el estilo arquitectónico del Líbano. Cabe recordar también que el origen de la comunidad maronita se encuentra en la ciudad de Antioquía, que fue cedida a traición por Francia en 1939 a Turquía, a costa de la neutralidad de esta última durante la Segunda Guerra Mundial. La contribución francesa tiene tantos aspectos positivos como negativos.
Al igual que su ministro de Asuntos Exteriores Jean-Yves Le Drian, Emmanuel Macron insiste en las reformas indispensables en el Líbano. ¿De qué están hablando exactamente?
Las primeras reformas, y sé que las ideas de muchos libaneses van muy en este sentido, consistirían en abandonar el sistema comunitario que Francia nos legó mediante un famoso decreto del Alto Comisionado de 1936, que creó las comunidades históricas, origen del confesionalismo actual. Este último ha desempeñado un papel muy negativo en el desarrollo del Líbano, ya que los líderes comunitarios se repartieron el ‘pastel’ de la economía libanesa. Es este decreto el que, por ejemplo, obliga a los libaneses de diferentes comunidades a ir a Chipre o Turquía para casarse...
¿Por qué muchos observadores sospecharon inmediatamente que estaba la mano de Israel detrás de la explosión de Beirut? ¿En qué contexto de tensión entre Tel Aviv y Hezbollah está teniendo lugar esta tragedia?
Oí cazas israelíes sobrevolando el territorio libanés ese mismo día, y desde la montaña donde estaba, pensé que la primera explosión correspondía a la barrera del sonido alcanzada por esos aviones. Ha habido artículos, incluso de fuentes israelíes, que acusan al Estado de Israel de haber causado la explosión, e incluso el presidente Trump ha sido ambiguo al respecto.
Entre Israel y Hezbollah ha habido recientemente, es cierto, una especie de “jornada de las artimañas”. Hezbolá se movilizó a lo largo de la frontera sin cometer ningún acto hostil, lo que causó gran preocupación en Israel, que revivió los recuerdos de la guerra perdida de 2006.
La clase política suní y muchos medios de comunicación del Golfo tratan de culpar a Hezbollah por el desastre, ¿deberían tomarse en serio estas acusaciones?
Eso es una pura manipulación política. Esas reservas de nitrato de amonio han estado en el puerto de Beirut durante años. La pregunta es cómo estos materiales peligrosos pudieron haber sido dejados allí durante tanto tiempo y en condiciones de seguridad tan precarias. La negligencia se encuentra probablemente en la dirección del puerto de Beirut.
¿Es Hezbollah el blanco del mismo descrédito que está golpeando a la clase política libanesa?
Buena parte de la población observa que el “partido de Dios” ha trabajado estrechamente con el gobierno de Hariri, padre primero, hijo segundo. Por lo tanto, está asociado, en la mente de muchos, con este sistema de corrupción generalizada.
Donald Trump muestra una total indiferencia ante el desastre que sufre el Líbano, ¿cómo puede explicarse?
¡Es su estilo habitual! Y en la opinión pública americana, el Líbano está asociado con Hezbollah, percibido como el instrumento de la política expansionista de Irán. Nuestro país sufre de este estatus de “estado tapón”, que ya existía en la época de la lucha entre los imperios francés y británico. Fue esta situación la que provocó las primeras masacres en las montañas entre las comunidades drusas y maronitas, que habían estado viviendo en perfecta armonía hasta entonces.
Usted fue el ministro de finanzas del Líbano, ¿qué soluciones recomienda para salir de la actual crisis?
El presidente Hariri padre había firmado acuerdos de libre comercio que devastaron la industria y la agricultura libanesas. Esos acuerdos deben suspenderse hasta que la economía libanesa vuelva a ser productiva. También es necesario restablecer nuestras relaciones con Siria porque todas nuestras exportaciones de tierras deben pasar por ese país. Los rusos y los alemanes nos han hecho ofertas para construir rápidamente centrales eléctricas, y estas ofertas no se han tomado en serio, lo que es bastante escandaloso. Hace unos diez años, China también propuso desarrollar esta enorme zona industrial sin explotar a la entrada de Trípoli, y el gobierno libanés no le dio seguimiento.
En la opinión pública americana, el Líbano está asociado con Hezbollah, percibido como el instrumento de la política expansionista de Irán
¿Quién puede ayudar al Líbano hoy en día?
Es la ayuda de la Unión Europea lo que más se necesita. Especialmente porque hemos recibido alrededor de 1,5 millones de refugiados sirios y hay un veto, del que la UE tiene una gran responsabilidad, para ayudarles a volver a su país. Es cierto que el país ha recibido subsidios, pero no eran nada comparado con el impacto de estos refugiados en la economía y la infraestructura del Líbano.
Toda la ayuda es bienvenida, incluida la de los países del Golfo, ya que el Líbano está ahora desesperadamente corto de dinero. Esto se debe a la gestión completamente aberrante del Banco Central libanés, que se ha encerrado en un mundo totalmente desconectado de la realidad. Y el mantenimiento del gobernador del Banco Central es claramente un deseo americano. Además, se trata de un problema mundial, incluso en la Unión Europea: los gobernadores de los bancos centrales no son responsables de su gestión ante ningún gobierno.
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Esta entrevista se publicó en L’Humanité.
Traducción de Alexandre Anfruns.
Exministro de Finanzas (1998-2000), el historiador y economista libanés Georges Corm (Alejandria, Egipto, 1940) arroja luz sobre los singulares vínculos entre París y Beirut. Testigo del descrédito de la clase política libanesa, Corm explora algunas vías para sacar al país de una crisis sin...
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