1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

  315. Número 315 · Diciembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.503 Conseguido 95% Faltan 08.344€

Polarización

Estados Unidos, ante su último tren

Algo se agrieta más allá de la nación norteamericana: es la democracia liberal tal y como la hemos entendido durante el largo ‘siglo americano’

Ignasi Gozalo-Salellas 28/10/2020

<p>Manifestación en febrero de 2017 contra el veto migratorio de Trump a varios países de mayoría musulmana.</p>

Manifestación en febrero de 2017 contra el veto migratorio de Trump a varios países de mayoría musulmana.

Ted Eytan

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

A menos de una semana para las elecciones del 3 de noviembre, una tenue sensación de pánico invade la mitad de los hogares de Estados Unidos. No hay otra certidumbre que la ruptura de la nación en dos pedazos: la trumpiana y la liberal; la rica y la pobre; la blanca y la negra; la interior y la costera. Todo lo demás es desconcierto e incerteza. 

La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí

Hoy, el país que un día fuera el gran sujeto político del siglo XX, el “siglo americano”, no es otra cosa que la suma de muchos estados y de dos almas peleadas y antagónicas (con el beneplácito de una tercera, infiel, la de los estados morados que han decantando la balanza en varias de las recientes contiendas electorales). Es también el escenario de la batalla entre dos partidos, Demócrata y Republicano, con la identidad diluida y el prestigio por los suelos. Luego está un presidente tan ridículo e incompetente como malvado y peligroso para la integridad física y moral de su propia nación. Le secunda una administración política que enarbola a partes iguales elementos de autocracia, claro tono dictatorial y escenificación propia de la MTV. Son los Estados Desunidos de América, gobernados por el primer presidente desde la Segunda Guerra Mundial desprendido del “complejo Roosevelt”: la equivalencia yankee del “complejo Churchill”, que Ian Buruma describió como la obsesión de los mandatarios de los dos países anglosajones por “ser especial”, por anhelar un legado equiparable al de las dos grandes figuras de nación, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt. La era post-Churchill, la de Trump y Johnson, implica renunciar al liderazgo global y, a cambio, ser especial entre los tuyos. En la era post-Churchill, la distancia entre el héroe y el villano se reduce hasta confundirse.

Una mirada atrás

Podemos convenir con la filósofa Susan Buck-Morss que con la caída de las Torres Gemelas, en 2001, Estados Unidos empieza a empequeñecer. La piel vigorosa del último cuerpo imperial, encarnada en esa pareja de rascacielos casi infinitos, esa mañana mutó a una piel vulnerable. Lo cierto es que el país es aún enormemente poderoso, pero su nación sobrevive desgarrada. Los augurios no son nuevos. Tras la noche electoral de 2016, David Remnick, director de The New Yorker y pope intelectual del progresismo urbanita yankee, convertía su editorial en un mantra viral: “Una tragedia americana” constataba dos aspectos incomprensibles para alguien que vive la política con la pasión del viejo continente, Europa. Por un lado, una tendencia muy americana a la auto-lamentación casi de tragedia clásica, a la vez que una exasperante fe en su viejo imaginario liberal: “La elección de Donald Trump a la presidencia es nada menos que una tragedia para la república estadounidense, una tragedia para la Constitución y un triunfo para las fuerzas, en el país y en el extranjero, del nativismo, el autoritarismo, la misoginia y el racismo. La impactante victoria de Trump, su ascenso a la presidencia, es un evento repugnante en la historia de Estados Unidos y la democracia liberal”, apuntaba el editor liberal.

Cuatro años después, no solo Remnick sino miles de otros liberales –algo así como el progre bienestante– que despreciaron a Trump han despertado de su propia fantasía americana. La pulsión demagógica, deshumanizadora y perversa que Trump ha escenificado a la perfección con su amoral política fronteriza, con la legitimación de la violencia policial o con su vergonzosa actitud ante la deriva mortal de la pandemia actual, se apreciaba desde hacía tiempo. Las nuevas generaciones se sienten tan avergonzadas del histrionismo del presidente como hartas del cinismo de los dos grandes partidos, que son vistos como las dos caras de una misma moneda. Esta moneda, con honrosas excepciones, es la que ha enmascarado el principal hándicap de la nación: ser una democracia ininterrumpida a lo largo de dos siglos pero profundamente imperfecta, manchada por la sombra fundacional del racismo y de la esclavitud y, posteriormente, por las demenciales leyes Jim Crow. 

Con la caída de las Torres Gemelas, en 2001, EE.UU. empieza a empequeñecer. Ahora, el país es aún enormemente poderoso, pero su nación sobrevive desgarrada

El americano es un ser patriótico. Hasta los liberales izquierdistas como Remnick tienen una fe inquebrantable en su nación (más que en su país): “A pesar de todos sus defectos, siempre ha habido un Estados Unidos que está intentando alcanzar sus ideales democráticos, alcanzar una democracia constitucional”, decía en una entrevista reciente. Según esa retórica ilusoria, el pecado original de la nación sería a la vez virtud: la oscura sombra de exclusión e inhumanidad fundacional habría sido corregida, con el devenir histórico, por la acción ciudadana –aquello que denominamos sociedad civil–. Hay una parte de ilusión pero también de cierto en eso hasta la llegada de Trump, quien perpetró no solo el asalto al bipartidismo y a las instituciones, sino a la propia conciencia de una nación en perpetuo movimiento. Trump ha sido, y promete seguir siendo, las dos caras del término inglés disruption: interrupción y alteración.

En el libro de entrevistas El síntoma Trump. Qué hacer ante la ola reaccionaria (Colección Contextos-Lengua de Trapo, 2019), con Álvaro Guzmán y Héctor Muniente, proponíamos el “fenómeno Trump” como una señal, el síntoma de una enfermedad que venía carcomiendo la piel americana. Nuestros interlocutores no se ponían de acuerdo en el diagnóstico sobre esa molesta figura, Trump, más que en quitarle importancia a su capacidad real de acción. Hoy sabemos que Trump ha sido ambas cosas a la vez, síntoma y enfermedad, a las que podríamos añadir un tercer fenómeno: la anomalía. No es casualidad que, en el diccionario, entre los sinónimos de “enfermedad” aparezca “alteración”, y como sinónimo de “alteración” aparezca el concepto de “disrupción”.

Sí, Trump era síntoma. Del final de la última idea exitosa de modernidad, de un periodo de imposición del imaginario americano, de una hegemonía militar pero también simbólica, cultural y económica. De Hollywood a la música pop, proyectada al mundo y a la conquista del mercado global, ese mundo se agotó como fuente de riqueza y, de repente, un cierto ciudadano estadounidense se sintió amenazado en lo político, empobrecido en lo económico y desnudo en lo cultural. Trump fue el aviso de que el pasado glorioso estaba agotado.

Y sí, Trump fue enfermedad. Como respuesta a esa ansiedad del americano empobrecido, el nuevo presidente desarrolló una autocracia empresarial, con tintes autoritarios más propios de regímenes dictatoriales que de la sólida democracia norteamericana y con tendencia a un nativismo americano que va más allá del racismo. De esa enfermedad propagada entre la ciudadanía han surgido y surgirán expresiones de una cultura supremacista y aislacionista como las milicias extremistas en Michigan, los Proud Boys en Oregon o las teorías conspiracionistas en las redes como QAnon. 

El asalto a la nación

Sin embargo, el mayor peligro radica en el “Trump anomalía”. Tras el gesto histriónico y performativo del personaje Trump, asistimos sin darnos cuenta a un asalto a la democracia (si no la más extrema de las democracias, sin duda la más implacable) a través de la alteración de las instituciones de la nación. Para un país fundado en la norma como deber y en la libertad como derecho, la acción de la Administración Trump cimenta una triple amenaza: con la toma de la judicatura, mediante la designación de más de 250 jueces, se asalta el espíritu garantista y corrector de la justicia social y se impulsa un ejército de ideólogos al mando de los tribunales de la nación. La lucha fratricida contra la educación, encarnada en la red de universidades liberales y progresistas, busca desesperadamente neutralizar un sistema privilegiado pero inclusivo, que durante décadas ha sido vanguardia política y cultural, denunciando los abusos de poder o injusticias como la marginación racial, social o de género. Finalmente, la lucha contra el cuarto poder (los medios) la ha perdido Trump en el terreno de las plataformas oficiales pero no así en las redes, donde el showman ha sido, día sí, día también y, aunque fuera para reírse a su costa, la fuente más citada y retuiteada.

Las nuevas generaciones se sienten tan avergonzadas del histrionismo de Trump como hartas del cinismo de los dos grandes partidos, vistos como las dos caras de una misma moneda

Una figura sobresale como hilo conductor de la toma institucional que vivimos en tiempo real, mientras contamos las horas para la noche electoral. Debemos apuntar su nombre. Es la juez Amy Coney Barrett, representante tanto del originalismo jurídico que ancla la aplicación de la ley a un sentido único u original como de la más estricta tradición católica de tufo antiabortista. Recién elegida como miembro de la Corte Suprema de los Estados Unidos, de su voto dependerán futuras resoluciones de tono político, como la validación de los resultados electorales, la supervivencia del  programa público de salud Affordable Care Act (conocido como Obamacare) o la derogación del que fuera un derecho pionero en el mundo: el aborto, legalizado en el país norteamericano hace casi medio siglo.

El cierre de fronteras y las inhumanas políticas migratorias cierran el círculo: se dinamita la naturaleza integradora y abierta de la sociedad y economía norteamericanas. La enorme comunidad de recién llegados convertidos en ciudadanos de antaño ha dado paso a una maquinaria de expulsión masiva de cuerpos deshumanizados –una práctica no iniciada bajo el mandato Trump, mal que le pese a la mitología Obama–. Así, el país ha pasado de conquistar el mundo a conquistar la nación, sin dejar de reproducir la misma pulsión de muerte, encarnada en su tradicional agresividad militar, ahora en las propias entrañas. La división antagónica, entre nativistas y progresistas no busca otra cosa que lograr una hegemonía interna a través de la aniquilación del otro y eso, lamentablemente, nos lleva al fantasma de una nueva guerra civil, no necesariamente solo en Twitter.

El último tren

La nación está cansada. También la gente. El monstruo continental cada día que pasa tiene más aspecto de un Titanic, poderosísimo aún pero no más que otros países que se asoman ya a la cabeza de la gobernanza económica y política global. Es el final de un periodo de hegemonías indiscutidas. Se apaga la luz de Estados Unidos como lo hace la de Occidente y, aunque con algunos destellos todavía, la esperanza puesta en la última gran utopía: el proyecto europeo de unificación. Algo más allá de la nación norteamericana se agrieta: es la democracia liberal tal y como la hemos entendido durante el largo siglo americano.

Las elecciones de la semana próxima suponen en cualquier caso el final de una etapa de caos y desubicación, y hay signos esperanzadores. Los viejos republicanos abandonan a Trump por Biden, lo cual no deja de ser un mal augurio para los demócratas. No ha habido campaña más agresiva contra Trump que la de The Lincoln Project, un nuevo grupo de acción política que reescribe aquella alma republicana patriótica, seria y compasiva encarnada en el gobernador y excandidato a la presidencia John McCain. Sin embargo, solo los jóvenes pueden salvar al país de otro fracaso demócrata como el de hace cuatro años. La masiva abstención de voto que sufrió Hillary Clinton parece haber quedado atrás, con sorprendentes datos de nuevo voto joven en estados tradicionalmente abstencionista para los demócratas –North Carolina, Texas, Georgia, entre otros–. 

Asistimos a los instantes previos del paso del último tren. Al fin y al cabo, tanto la “reafirmación Trump” (una autocracia distópica y caótica) como la “rectificación Biden” (una democracia liberal extenuada) son dos músicas para un epílogo. Tal vez debamos centrarnos en pensar lo que vendrá después de ello, lo realmente nuevo: algo radicalmente terrible (una segunda guerra civil) o radicalmente transgresor. La refundación de la nación basada en una idea colectiva de libertad y en una nueva fraternidad entre iguales, algo que se ensayó de forma inesperada en las calles de la nación durante la primavera pasada, es hoy una idea más sólida que ayer. Sin duda, ni con Trump ni con Biden.

La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí

A menos de una semana para las elecciones del 3 de noviembre, una tenue sensación de pánico invade la mitad de los hogares de Estados Unidos. No hay otra certidumbre que la ruptura de la nación en dos pedazos: la trumpiana y la liberal; la rica y la pobre; la blanca y la negra; la interior y la costera....

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Ignasi Gozalo-Salellas

Visiting Assistant Professor. Spanish and Visual Studies. Bryn Mawr College.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí