Dos declaraciones de protagonistas del Atlético de Madrid en las horas posteriores a la consecución del título de Liga llamaron la atención. Ambas sobre el mismo asunto: la covid-19. Una fue de Simeone, que desveló un dato desconocido hasta entonces: 21 de los 23 jugadores de la plantilla habían sufrido el virus a lo largo de la temporada. La otra, del central uruguayo José María Giménez, uno de los afectados, reconocía el daño que le había causado la infección. “Me dejó consumido”, señaló literalmente el rojiblanco. Dos afirmaciones que desvelan hasta qué punto pudo tener incidencia este asunto en la resolución del campeonato.

Giménez, Kroos y otros reconocieron que vivieron semanas complicadas, en las que sentían una fatiga extrema y se quedaban sin aire al más mínimo ejercicio

El Atleti acabó el mes de enero con una racha de 15 victorias en 16 jornadas de Liga, las ocho últimas de manera consecutiva. 45 puntos sobre 48 que le permitían en ese momento disponer de una ventaja de 10 puntos sobre el Real Madrid y el Barcelona. Justo después empezó a acumular positivos por coronavirus. Hasta seis jugadores de baja llegó a tener por este motivo en el primer partido del mes de febrero, contra el Celta, un compromiso en el que se rompió la tendencia positiva de resultados. A partir de ahí llegaron más tropiezos, hasta el extremo de que de 33 puntos en disputa sólo sumó 17. Cuesta no pensar que el daño provocado por la covid en el organismo de los jugadores fuera un factor relevante en ese descenso de rendimiento.

La sensación que tuvo Giménez tras contraer el virus es idéntica a la que han expresado muchos otros jugadores que han pasado por lo mismo en los últimos meses. Kroos, Pogba, Havertz, Sarabia… Todos reconocieron que vivieron semanas complicadas, en las que sentían una fatiga extrema y se quedaban sin aire al más mínimo ejercicio. Raquel Blasco, responsable de la Unidad de Medicina Interna del Centro Regional de Medicina Deportiva de la Junta de Castilla y León, explica que “el virus deja secuelas en los órganos donde más posibilidades tiene de hacer daño. Y el más común es el aparato respiratorio. En las vías altas afecta al gusto y al olfato y en las vías bajas a la capacidad de disfunción de los gases espirados. Si el deportista se reincorpora pronto a la actividad física tras haber pasado la covid, hay un riesgo de disminución de la capacidad de resistencia, tanto mayor cuanto más importante haya sido la infección y menos tiempo haya tenido para recuperarse. Además, también afecta al sistema cardiovascular y al miocardiocito, es decir, a las células del corazón”.

Algunos médicos aseguraron al principio de la pandemia que los afectados por covid pueden perder hasta un 30% de capacidad pulmonar, pero la especialista asegura que “hay un abanico tan enorme de posibilidades como de pacientes. No se puede hablar de un cálculo concreto, sino de múltiples opciones. Desde el individuo que arranca el entrenamiento como si no hubiera pasado nada al que puede llegar a tener un deterioro que se mantenga por más de seis meses. Por eso, decir un porcentaje estándar es imposible. Dependerá también del grado de afectación que haya tenido esa persona”.

Dentro de los 201 síntomas que la doctora Blasco asegura que se han descrito a día de hoy como secuelas relacionadas con la covid, hay uno que siempre está presente: la fatiga muscular. “Esto sucede porque es una afectación sistémica y de ninguna manera le hace ascos a los músculos. Si estos no reciben el aporte suficiente de oxígeno, cualquier trabajo eminentemente aeróbico (ejercicios de media o baja intensidad) se convierte en anaeróbico (ejercicios de alta intensidad y poca duración). Es como si estuvieras haciendo un interválico (que alterna diferentes rangos durante la sesión de trabajo) con oclusión (limitando el flujo de sangre a los músculos mediante bandas de compresión). Imagínate lo que es eso. No es de extrañar que la persona se encontrara consumida. La expresión me parece acertadísima. Y es que un cuadro de fatiga muscular aguda puede terminar convirtiéndose en crónica. Es por eso que recomendamos encarecidamente el que haya un tiempo de recuperación mínimo de tres semanas después de haber acabado la infección y antes de empezar a realizar un trabajo muscular de calidad, sobre todo si va a utilizar el trabajo excéntrico (en el que el músculo se elonga bajo tensión, generando una acción de frenada), porque es el que puede provocar una rotura fibrilar”, explica.

Las necesidades deportivas hacían que, en el momento de dar negativo en un test, al jugador se le pusiera a entrenar e incluso a jugar

Una recomendación que no siempre se ha cumplido en la vuelta a la competición de los jugadores que han pasado el coronavirus. Las necesidades deportivas hacían que, en el momento de dar negativo en un test, al jugador se le pusiera a entrenar e incluso a jugar, algo contraproducente, según la doctora Blasco. “La fragilidad muscular es máxima en los dos meses posteriores a la infección. El virus provoca un daño directo sobre la estructura muscular y ese efecto hace que el músculo no sea capaz de nutrirse y menos de eliminar todos aquellos productos de desecho que se producen durante la práctica de actividad física intensa. Desde el campo de la medicina deportiva hemos hecho mucho hincapié en hacer ver el peligro de la vuelta al juego tan rápida que han tenido en el fútbol. Una cosa es tener una prueba negativa y otra es el daño potencial que ha hecho el virus en los órganos. Nadie puede pretender que una persona con escasas dos semanas desde que se infectó vuelva a salir al terreno de juego. Hay unos plazos de recuperación. Y en una infección vírica sistémica los plazos son de dos a tres semanas. Pero a veces sacrificamos salud por espectáculo”.

Si tenemos en cuenta que los rojiblancos son el equipo de la Liga que más casos de covid ha tenido a lo largo de la temporada, que en momentos puntuales como pasó en febrero, se le acumularon varios al mismo tiempo, y las consecuencias del virus en el organismo del paciente, parecía inevitable que en algún momento del curso todo ello terminara pasando factura al equipo de Simeone, como pudo ocurrir en esa racha negativa de la segunda vuelta. Blasco asegura que no tiene “duda de que un equipo que acumule al mismo tiempo un número destacado de positivos va a sufrir un descenso en su rendimiento. Hay que tener en cuenta, además, que esto obliga a modificar la estrategia de entrenar juntos, de manera que por muy bien que lo quieras hacer, los niveles de adecuación física bajan. El año pasado, en el regreso tras la pandemia, afectó por igual a todos los equipos, pero ahora, cuando ya hay situaciones distintas en cada uno de ellos, los que se ven más afectados lo tienen que notar a la fuerza. No sólo porque haya algunos que estén de baja por enfermedad, sino porque otros han estado confinados, no pudiendo entrenar con regularidad. Claro que pasa factura”.

Varios jugadores del Atlético, tras haber pasado la covid, han sufrido diversos problemas físicos que perfectamente pueden estar relacionados con el virus. Desde los casos más graves, como puede ser la aparición de trombos, algo que le ocurrió a Diego Costa, pasando por el desvanecimiento que sufrió Moussa Dembélé en un entrenamiento, que le llevó a perderse varios partidos por precaución, o las lesiones musculares, como les pasó a Giménez, Luis Suárez, Lemar, Herrera o Carrasco.

La aparición de secuelas incluso varias semanas después de haber pasado la infección provoca que sea necesaria una vigilancia sobre el deportista para comprobar su evolución y evitar sustos. La doctora Blasco explica que “en el Centro Regional de Medicina Deportiva de la Junta de Castilla y León hemos realizado un protocolo por el que hacemos un seguimiento completo del deportista hasta tres meses después de la primera infección. Si todo está normal después de ese tiempo no debería haber riesgos, aunque tampoco lo tenemos del todo claro, porque vamos muy detrás del germen. Hay que tener en cuenta que hasta un 78% de las personas que han pasado la covid presentan alteraciones en el electrocardiograma, incluso los que lo han pasado de forma asintomática o que han presentado muy pocas manifestaciones clínicas. Y desconocemos la trascendencia que pueden llegar a tener. Por eso hay que tenerlo controlado y hacerle un seguimiento”.

Es indudable que el coronavirus ha sido un factor influyente en el desarrollo del campeonato y que, a mayor afectación en un equipo, mayores han sido sus consecuencias. Hasta el punto de haber podido ser determinante para decidir el título. Si equipos como el Real Madrid han puesto de manifiesto el hándicap que les ha supuesto tener que lidiar con un número alto de lesiones, también se debería destacar en el Atleti el haber logrado coronarse campeón después de haber sido el equipo más dañado por el virus. La resiliencia de los de Simeone impidió que les quitaran el premio.