LA VITA NUOVA
La crisis comunicada
Los fondos europeos vendrán acompañados de su contrapartida: contra-reformas. Sanidad, pensiones. Retrasar o endulzar eso, los fondos y el cultivo del PSOE –ese aparato, ese votante– parecen ser los objetivos del pack PSOE en este nuevo Gobierno
Guillem Martínez 10/07/2021
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1- En democracia, o en su contrario, un Gobierno es lo que uno quiera, pero también es una forma de comunicar. Tradicionalmente existen en él dos momentos de efervescencia comunicativa. Su formación y su crisis. Un gobierno es un objeto opaco y secreto que, en esos dos momentos, comunica como un poseso. Comunicar no es dejar de ser opaco y secreto. Es comunicar. Un teléfono al que nadie responde, por ejemplo, comunica. Parece un absurdo, pero todo esto es un paso adelante de la Humanidad. Hace pocas décadas, un gobierno aún se comunicaba a través de la guerra y de la pena de muerte.
2- Una crisis gubernamental no es una crisis. Salvo para el/la/le/li/lo/lu que lo sufre. Se le llama crisis porque así nos vino el palabro de UK, en el XIX. Y porque las crisis de gobierno en el XIX esp eran, en efecto, terribles, al punto que producían un deshecho denominado “el cesante”, hoy desaparecido –únicamente en el Estado; en el resto de la sociedad es el parado de toda la vida–. A la crisis de gobierno se le sigue llamando crisis porque, en efecto, un gobierno, una central nuclear, o un matrimonio, cuando se les toca mucho, se les puede calentar el núcleo.
3- Bueno. Crisis de gobierno. Comunicación. Tocamientos. Núcleo. ¿Qué ha pasado?
4- El principal objetivo de un gobierno –un organismo vivo, las más de las veces– es seguir vivo. El presidente de gobierno ha hecho, por tanto, una apuesta por la vida. La suya. Lo que implica una lectura de la sociedad y la política del futuro inmediato, y la condena, a convertirse en pasado, de determinadas tendencias.
5- Salta Calvo. Calvo es a) un elemento inestable. Es decir, que esa era la orden recibida. Hizo, desde antes del gobierno de coalición, en su formación incluso, lo peor que se puede hacer en un gobierno. No es mentir. Es mentir y que te pillen. Ensayó, sin mucho conocimiento –no es necesario para ello, en verdad, ningún conocimiento– la guerra cultural. Calvo era un elemento clave. Su cargo le hacía estar presente en las reuniones de directores generales, previas a los Consejos de ministros. Esa reunión semanal es El Gobierno. Es decir, su filtro. Es el punto en el que se practica la prioridad y el mal rollo. Es decir, la ideología. Será sustituida en ese rol por Félix Bolaños. Otra forma de comunicar, supongo. Bolaños se conoce el PSOE de memoria. Esta crisis, por tanto, tiene algo que ver con el PSOE, ese partido extraño, inexistente en MAD, y que poco tiene que ver con el PSOE de fuera de MAD, a las puertas de un tute/Congreso.
6- El cargo de vicepresidenta 1ª de Calvo pasa a Calviño. Lo que presupone una intensificación de Calviño. Calviño es, a su vez, un personaje político diáfano. Aspira a la Presidencia del BCE. En el Gobierno, Calviño es a) el vínculo del Gobierno con Europa, que le impide al Gobierno ser un objeto bajo sospecha. Y/o b) el vínculo de ella con su aspiración. Lo que puede explicar sus políticas –no se pierdan el punto 11–. Defensora de que un gobierno es su tramo económico –si se le suma Interior, tiene razón; tiene razón en una región de la política muy conservadora, quiero decir–, su ascenso a Vicepresi 1ª comunica a locales y foráneos que el concepto europeo “colaboración-público-privada”, estructural, se ha entendido a la primera, y será el eje de la reconstrucción post-covid. Lo que evitará literatura rosa en temas como la privatización de la sanidad –exigida por la Comisión, vamos–, y en el tema pensiones. Sobre pensiones: si nació con posterioridad a 1957, sepa que su vida será una aventura, tal y como deseaba en la adolescencia. El contrapeso –comunicativo– al Calviñato es el ascenso de Yolanda Díaz a Vicepresi 2ª. Lo que en la UEFA de gobiernos equivale a un 2º o 3er Dan de vicepresidencia. Y presupone un conflicto –existente, por otra parte; es un signo de identidad de este Gobierno de coalición– entre el área económica y Trabajo. Trabajo es, a su vez, algo nuevo. Una sorpresa inesperada. Una asociación intelectual con esa cosa rara y sexi que es la ulterior CC.OO. Da frutos. Uno es que PP no se entera ni participa del diálogo social con el empresariado, por ejemplo. Los otros frutos, rojos, carnosos, se calibran en el despacho personal de Sánchez, que da y quita OKs. Está en el aire/en ese despacho la subida del SMI –pactada, lógica, satisfactoria salvo para el Banco de España, ese Nobel de Economía al Tacto–, y la reforma a la contra-reforma laboral.
7- Desaparece Duque. Lo que es un error: un gobierno progresista debe disponer siempre de un astronauta. Y Celaá, amortizada con la tradicional reforma educativa dadá de cada gobierno. Desaparece González Laya, de Exteriores. Tal vez por la cosa Ceuta. O no. Puede haber razones profundas en un cambio o expulsión ministerial. O no. Napoleón, el único asesino ante el que es difícil no sentir cierta simpatía, siempre quería tener a su lado, en las batallas, a un general de caballería que era un inepto, y que ponía de los nervios a Murat. La razón: aquel inútil, y no otro, le traía suerte. El poder es algo humano. Y, por lo tanto, también arbitrario y absurdo.
8- Otros cambios son, tal vez, menos enigmáticos. Iceta va a Cultura, un ministerio del que su mejor ministro hasta la fecha –Semprún– decía que tenía que desaparecer. Ese cambio de cartera, supongo, son dos cosas. Cosa a) la cosa indultos ha quedado amortizada. No le ha salido mal al Gobierno. La cosa b) es el reconocimiento personal a Iceta, bajo la forma de ministro, nuevamente. La cosa Cat, en todo caso, zas, queda poco menos que clausurada. En su Mesa de Diálogo. En la que, visto lo visto, no se contemplan grandes cesiones, salvo, tal vez, en financiación y lengua y simbolitos, esas cuentas y espejuelos que tanto gustan a los procesistas. El Estado puede estar, frente a la cosa Cat, en modo fabula-finita-est-plaudite. Veremos. Es menos sencillo el cese de Campos en Justicia. Los indultos –espero que eso sea improbable, pero en todo caso, no es imposible– no están conclusos. La Sala III aún no ha dicho si acepta los recursos de la esp irredenta. Eso puede ser, o no, otro capítulo de la guerra abierta entre Legislativo y Ejecutivo. Un conflicto que, al parecer –no se pierdan el punto 12– puede solucionarse, indirectamente, en Europa. Y, glups, no de la manera más satisfactoria para los usuarios de la Justicia local. El nombramiento de Pilar Llop –un itinerario progresista y no muy frecuente en el staff Justicia; viene, además, del Senado, un sitio del que no se sale, como en algunas sectas– puede ser el signo de que el Gobierno va a plantar cara ante ese peligro trumpista que es ya la Justicia esp. O que no. Por ejemplo, Robles, que sigue en Defensa –como Marlaska en lo suyo–, practica el oficio de ir vestida de rojo a las ceremonias militares. Es decir, la guerra cultural/los símbolos/la nada.
9- Y algo rarísimo. Y, hasta cierto punto, expectante. Raquel Sánchez sustituye a Ábalos. El ulterior Ábalos –que se peló, obedeciendo a su jefe, el pacto de Gobierno de coalición en lo referente a regulación de alquileres–, antes de morir –ministerialmente– abrió, por primera vez en el PSOE, la posibilidad a soluciones ante el alquiler que, sin pasar por la regulación, abandonaban el incentivo-fiscal, ese chiste que se cuentan dos tipos en un hipódromo. Pues bien, me informa Carme –a quién saludo: hola–, del Sindicat de Llogueters/Inquilinos, que Raquel Sánchez, hasta hoy alcaldesa de Gavà, ha participado del hecho de que Gavà sea uno de los 25 municipios del Àrea Metropolitana de BCN que ha aprobado la aplicación de la regulación del precio de alquiler por cinco añitos más.
10- Iván Redondo lo deja, o lo dejan, lo que da igual, como sabemos todos los divorciados. El autor del Gobierno de coalición no ha trascendido mucho después de aquel hecho. Lo que –no es ironía– es posible que sea un gran éxito comunicativo, que le aleja de su etapa extremeña. Será sustituido en sus funciones por la persona a la que sustituyó en sus funciones. Un psoeólogo. Redondo y Jaime Miquel –el hombre que conoce más y mejor las dinámicas electorales en Esp– eran dos hechos extraños, cada uno por lo suyo, en Moncloa. No he tenido acceso a ellos en este tiempo. Moncloa, en todo caso, parece que se ha bastado a sí misma, sin necesidad de asesores, para chascos como el murciano/madrileño. A Redondo y, más netamente, a Miquel, se les asociaba a lo que el propio Miquel describía en su fantástico La Perestroika de Felipe VI –con prólogo de Enric Juliana, la nariz más fina por aquí abajo–, como una agenda democrática para Esp, un algo previo y opuesto al colapso, que tenía que ver con el federalismo, la plurinacionalidad, la intensificación democrática y un cambio de cultura en instituciones y partidos gagás. Yo no he visto de eso estos años. Si bien, también es cierto, un gobierno gobierna, no teoriza, de la misma manera que el cerebro, como se dice en Mon oncle d'Amérique, no piensa, sino que actúa.
11- Bueno. El Gobierno comunica. Comunica que el Estado está en modo reconstrucción. Que el PIB de este año será como el de China cuando era buena y fabricaba destornilladores malos. El turismo, con alguna inconstancia, vendrá imparable, incluso con los virus más agresivos –el covid delta o, pero aún, el covid luisvi–. Europa, que tiene la austeridad congelada, la congelará más tiempo. Es decir, le resulta imposible volver a ella sin pifostio en el Sur. Los fondos llegarán en breve. Y no será repartidos, sino destinados. Matiz importante, y para lo que se requiere mayor verticalidad gubernamental –conseguida, alehop–. Los fondos vendrán acompañados de su contrapartida: contra-reformas. Sanidad, pensiones. Retrasar o endulzar eso, los fondos y el cultivo del PSOE –ese aparato, ese votante– parecen ser los objetivos del pack PSOE en este nuevo Gobierno. Cat ya no se considera un problema. Cat es ya solo el problema de Cat. El Gobierno –no el Deep State, ese psicópata insaciable– tiene los XXXXXX pelados de guerra cultural cat. El procesismo puede seguir practicándola. Pero eso ya es algo sostenible para dos gobiernos. Si bien, mucho menos, para la sociedad cat, un tanto harta, en las dos trincheras, de los mismos símbolos. Otro corpus político amante de la ficción –PP-VOX-C’s– quedan descolgados. No por esta crisis gubernamental, claro. Sino por lo que comunica. Comunica que el PP no se entera. O aún no.
12- PP ha perdido contacto con la economía real y su interlocución. PP y Deep State no se han enterado de que la Justicia ha dejado de ser absolutamente soberana. Tiene una instancia encima. Los tribunales y las opiniones europeas. La política reaccionaria esp no es exportable, ni normalizable, por lo mismo. Tampoco se ha enterado del cambio de ciclo en Europa que, como todo, durará hasta que Alemania se raje. El nuevo ciclo es un enfrentamiento serio con Hungría. Lo que debería hacer cambiar léxico y políticas en el PP. Y distanciarle de Vox. El PP es un partido de lenguaje complejo, por lo que puede hacer todo eso a la vez que no lo hace. La mala noticia es que el enfrentamiento contra Hungría puede facilitar la autogestión del CGPJ. Abandonar los jueces esp a sí mismos, en tanto en Europa se combatirían los nombramientos políticos de las cúpulas judiciales. Paradójicamente, eso, en Esp, supondría un orbanismo king-size. Veremos.
1- En democracia, o en su contrario, un Gobierno es lo que uno quiera, pero también es una forma de comunicar. Tradicionalmente existen en él dos momentos de efervescencia comunicativa. Su formación y su crisis. Un gobierno es un objeto opaco y secreto que, en esos dos momentos,...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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