En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Me han contactado de un medio digital para pedirme que escriba una columnita. Una columnita, yo. Voy a poder ser como Arturo Pérez Reverte, pero sin convertirme en la luz y el faro de todos los fascistas de España. Me hace mucha ilusión.
Carezco de experiencia escribiendo. En general, sólo tengo experiencia en trabajos marroneros. Cuidar niños, cuidar gatos, atender y cobrar a tremendísimos majaderos en grandes superficies: ese viene siendo mi rollo. No terminé la universidad así que no puedo reclamar mi quéhaydelomío porque ya se me dijo que para mí no hay nada. Me parece muy bien mientras al menos me dejen en paz, yo ya no tengo el cuerpo para que me den más la chapa.
Me siento muy vieja y muy cansada, y eso que me quedan aún como 33 años para jubilarme, aunque he calculado que, para cuando yo llegue a los 67, la edad de jubilación estará en los 95. Mi vida va a ser un poco como la paradoja de Aquiles y la tortuga, lo tengo asumidísimo, sólo necesito comerme un orfidal de cuando en cuando y enseguida vuelvo a poner el cerebro en blanco y se me olvida.
Cuidar niños en realidad me gusta. Me gusta mucho. Yo querría haber terminado magisterio, pero pasaron cositas, o más bien me pasó la vida por encima como una apisonadora y no se dio. Me fui a hacer la emigración en plan muy mal. Estuve en Holanda y luego en Suiza. Todo muy precario. Me lo pasé bien algunos ratos, curré como una burra, ahorré unos dineros y me volví harta de todo. ¿Me salió bien la jugada? Sí. ¿La recomiendo? Más bien no. Ya se me ha olvidado todo el alemán que aprendí a hablar sin saber escribirlo: lo noto porque me voy encontrando mejor, más liviana.
La idea sería ir hablando un poco de las cosas que me pasan con mis niños. Soy la única persona que conozco a la que le flipan los niños y puede pasar días enteros con ellos sin desquiciarse, pero a la vez sudo por completo de tener uno propio. Bueno, ahora que lo he dicho saldrán doscientas mil personas más a decir que ellas igual. Pues vale, pues ok. Cuando llevéis doscientos años como yo trabajando en el niñering me lo decís a ver. Es un curro que está muy bien, siempre y cuando no estés delicadita de la espalda, de los mocos o de las facturas.
También he cuidado gatos. Diez simultáneamente y en una misma casa. Me dan alergia, pero no lo descubrí hasta después, porque en Suiza la sanidad está toda privatizada y mi seguro de doscientos euros mensuales no cubría test de alergia ni nada en general, ya ves tú. Bueno. Ya me estaba yo oliendo la tostada un poco sin necesidad de aval médico-científico. Tuve una suerte de epifanía sobre el tema de la alergia el día que besé a un gato en la frente con devoto amor y fue él quién estornudó.
Total, que por ahora sigo cuidando críos y todo guay. Me gustaría ganar más dinero, claro, y que mi trabajo tuviera un poco de reconocimiento social y dejase de ser considerado, o bien un hobby para adolescentes que quieren ganarse unas perrillas, o bien un asidero para inmigrantes que no tienen nada más a lo que agarrarse, pero mira. Al menos no me pueden sustituir todavía por un bot automatizado y me consuela pensar que no estoy contribuyendo de manera directa como en otros curros a hacer aún más millonario a algún pobre diablo millonario que necesita exprimir a sus empleados hasta su último hálito para poder chaparse en oro rosa su quinto yate. Valiente hortera.
Es un consuelo regulero porque sigo siendo pobre, pero yo le intento poner entusiasmo y buen rollito a todo lo que hago.
Total, que éste viene siendo un poco el panorama. Soy mujer, ya no tan joven, exemigrada y me dedico a los cuidados y a lo que me echen. No he escrito nada en mi vida, pero mi madre me animó a aceptar lo de escribir en un medio digital con una frase muy certera: “Yo creo que lo harás bien, escribiste unas descripciones muy graciosas de los muebles que vendiste en Wallapop”. Es verdad que se vendieron muy bien los muebles, y además escribir por dinero es lo más parecido a tener un curro sentada de lo que he estado en toda mi vida, así que, sintiéndolo mucho: no os va a quedar más remedio que aguantarme un tiempo.
Me han contactado de un medio digital para pedirme que escriba una columnita. Una columnita, yo. Voy a poder ser como Arturo Pérez Reverte, pero sin convertirme en la luz y el faro de todos los fascistas de España. Me hace mucha ilusión.
Carezco de experiencia escribiendo. En...
Autora >
Adriana T.
Treintañera exmigrante. Vengo aquí a hablar de lo mío. Autora de ‘Niñering’ (Escritos Contextatarios, 2022).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí