EXTREMA DERECHA
Dentro de la conspiranoia: los planes del Foro Económico Mundial para reiniciar el mundo
En pleno auge de teorías conspirativas sobre la covid-19, las esferas de Donald Trump y el conservadurismo mundial alimentan una delirante narrativa anti-progresista
Manuel Gare 28/09/2021
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Es un día como cualquier otro en Gab, la red social de extrema derecha que acoge y difunde multitud de teorías conspiratorias sobre política estadounidense. Los bulos que circulan por Gab y otros espacios ideológicos similares parten de la supuesta existencia de unas élites ligadas al partido demócrata y el progresismo norteamericano que, según los seguidores de Donald Trump –bajo el paraguas del movimiento QAnon–, estarían llevando a cabo todo tipo de prácticas terribles: pedofilia, satanismo, etcétera. Sin embargo, aunque estas teorías de las conspiración funcionan muy bien en ámbitos radicalizados, el fondo político de quienes las promueven es mucho más simple y llano. Quizá al lector le suene de algo: la cultura woke, los progres, quieren instaurar el comunismo en Estados Unidos.
Steve Bannon, exasesor de Donald Trump y precursor del trumpismo, es uno de los responsables de la narrativa. En 2019, Bannon decía que las élites económicas estadounidenses estaban “vendiendo al pueblo americano” al Partido Comunista de China. Más allá de los pormenores de la afirmación, lo interesante es cómo en estos años hemos ido asumiéndola en distintas partes del mundo. No es de extrañar, claro, que Bannon haya asesorado a Bolsonaro en Brasil, a Salvini en Italia, y a Vox en España. El fantasma del comunismo se ha ido propagando por infinidad de ámbitos hasta parecer un problema real –y ocupar parte de la conversación pública– en países en los que la injerencia política china es inexistente.
Si bien son las esferas de Trump quienes han dado el último y más agudo pistoletazo de salida a la amenaza comunista, el relato ha ido evolucionando y disparatándose cada vez más en internet. Es así como esta historia acaba mezclando a una política de origen danés y a un conocido economista alemán, con los efectos socioeconómicos de la covid-19 y un montón de conspiranoicos con sede en Gab. El resultado: la producción en masa de bulos y desinformación en formato texto, imagen y vídeo sobre los planes “secretos” del Foro Económico Mundial para acabar con el mundo tal y como lo conocemos. Es la historia de The Great Reset, el “gran reinicio”.
Esta historia acaba mezclando a una política de origen danés y a un conocido economista alemán, con los efectos socioeconómicos de la covid-19 y un montón de conspiranoicos
A finales de 2016, Ida Auken, miembro del partido socialdemócrata danés, escribe un texto para la web del Foro Económico Mundial titulado “Bienvenido a 2030. No poseo nada, no tengo privacidad, y la vida nunca ha sido mejor”. Publicado como parte de una serie de artículos en los que se trataba de anticipar una imagen de la vida en 2030, el texto plantea, por ejemplo, la posible existencia de vehículos autónomos que permitirían desplazarnos sin necesidad de tener nuestro propio coche, al tiempo que la autora se queja de la hipotética falta de privacidad: “No puedo ir a ninguna parte sin que quede registrado”.
Con el estallido de la covid-19, las palabras de Auken empiezan a compartirse cada vez más. El titular y algunas frases del artículo se sacan de contexto, y llegan a redes y grupos online que le dan la vuelta: el Foro Económico Mundial quiere acabar con la propiedad privada. ¡Comunismo! ¡Ugh! Aunque el artículo original ha sido eliminado de la página del Foro, a día de hoy aún quedan retazos: un pequeño resumen del texto y la versión en español del vídeo que venía a resumir las distintas conclusiones de la serie sobre 2030 y que aún se sigue utilizado por parte de los conspiranoicos como demostración de sus teorías.
En realidad, antes de la pandemia, el texto no había atraído demasiada atención. Es en pleno auge de las teorías de la conspiración sobre la covid-19 cuando el artículo de Auken se convierte en una “prueba” para quienes buscaban culpables evidentes. Ante la tesitura, en noviembre de 2020 la web del Foro Económico Mundial cambia el título del texto a “Así es cómo la vida podría cambiar en mi ciudad para el año 2030” e incluye una nota de la autora en la cabecera: “Alguna gente ha leído esto como si se tratara de mi utopía o sueños para el futuro. No lo es. Es un escenario que muestra hacia dónde podríamos estar yendo, para bien o para mal. Escribí este artículo con el fin de empezar una discusión sobre los pros y contras del actual desarrollo tecnológico [...] Esa es la intención del texto”.
A pesar de la explicación, el Foro Económico Mundial acabó retirando el texto, lo que no impidió que se siguiera replicando y traduciendo. A través de email, hablo con Ida Auken e incide en que era “un experimento que trataba de imaginar un mundo en el que todos los productos se convierten en servicios, prestando atención tanto las ventajas como las desventajas”. Según la danesa, que está recibiendo cantidades ingentes de spam por parte de conspiranoicos, el único problema que podía tener el artículo era su titular “provocativo”; más allá de eso, aclara, “no soy comunista y no tengo ningún problema con el derecho a la propiedad”.
En realidad, lo que provoca el creciente interés en fabricar la narrativa en la que Auken se ha visto envuelta viene de la reacción conservadora a la campaña que pone en marcha el Foro Económico Mundial en 2020, cuando publica otra serie de artículos y reflexiones de expertos en busca de arrojar luz al futuro pospandemia. Klaus Schwab, el economista alemán fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, lo llama The Great Reset, traducido como El Gran Reinicio. “La pandemia representa una oportunidad, inusual y reducida, para reflexionar, reimaginar y reiniciar nuestro mundo y forjar un futuro más sano, más equitativo y más próspero”, explicaba Schwab.
Junto a la campaña, Klaus Schwab publica un libro con el economista francés Thierry Malleret –quien denunciaba hace unos meses el aumento de desigualdades entre ricos y pobres a causa de la pandemia y ponía el foco en las tecnológicas, “las grandes beneficiadas por la pandemia”– en el que plantean la necesidad de dar una respuesta al reseteo social, económico y político que ha supuesto la covid-19. Más allá de si el libro da respuestas útiles o no, de lo que habla es de la pandemia como una oportunidad para apostar por una economía más verde y sostenible, más inclusiva y menos dispar, que potencie las relaciones entre países y evite los nacionalismos y las guerras.
En la conclusión del libro, los autores resumen los problemas a los que se enfrentan nuestras sociedades en cuatro puntos: la amenaza nuclear, el cambio climático, la escasez de recursos naturales y el aumento de las desigualdades sociales. “Debemos ser más respetuosos con la Madre Naturaleza”, escriben. Es un texto no demasiado original, en línea con el discurso político progresista de los últimos años, poco sospechoso de esconder intenciones ocultas. Y, con todo, COVID-19: El Gran Reinicio es constantemente señalado en Gab y otras redes como uno de los indicios de un complot a gran escala.
Un tipo publica en Gab que se cierne una masacre a causa de las vacunas. La publicación pronostica que entre octubre y diciembre la mayor parte de los vacunados morirá
En Goodreads, las críticas del libro se han convertido en un campo de minas de la teoría de la conspiración. Luna: “Esta gente planeó la caída de las económicas a nivel mundial con una neumonía de diseño”. Martin: “Un plan criminal para esclavizarnos disfrazado de un reinicio positivo”. TyLean: “Madre mía, los comentarios… ¿Estáis tontos? Esto ya existía desde años antes de la covid-19, tan solo estaban esperando la excusa”. Dennis: “Klaus Schwab, ¡tírate de un rascacielos!”. Debora: “¡No te vacunes! ¡Esta gente quiere controlar el mundo!”.
Un día, un tipo publica masivamente en Gab que se cierne una masacre mundial a causa de las vacunas. La publicación, acompañada de un vídeo, “pronostica” que entre octubre y diciembre de 2021 la mayor parte de los vacunados morirá. “Los bancos de sangre canadienses y americanos no permitirán a los vacunados donar sangre”, puede leerse junto a “nada puede parar lo que viene”. El grotesco bulo, que no tiene demasiado recorrido ni siquiera en Gab, está enmarcado en una supuesta “AGENDA 21” y va en la misma línea de acción que The Great Reset o el New World Order: planes secretos orquestados por las élites para salvarse, en última instancia, del colapso del planeta.
Y, aunque hay quienes relacionan también a Schwab con la teoría del Nuevo Orden Mundial –responsable desde hace décadas de diferentes clases de apocalipsis y amenazas que, aparentemente, se ciernen sobre Estados Unidos–, la agenda del Foro Económico Mundial dista del supuesto carácter globalista y autoritario de la primera. El conglomerado de desinformación, que se deshace a medida que se pronuncia en voz alta, es el mismo que ha convertido a Bill Gates en una especie de líder mundial interesado en implantar microchips a la población a través de una pandemia falsa y unas vacunas experimentales.
El augurio del control de la población se cuela a través de todas y cada una de estas teorías; solo que, aún hoy, nadie ha sido capaz de demostrar tal cosa. Es la simple existencia de Gates, del Foro Económico Mundial, de “pistas” esparcidas a través de internet, lo que alimenta la conspiración, como una especie de búsqueda del tesoro en la que hay quienes se dedican activamente a repartir mapas pintados con cruces. En The Big Money Behind the Big Lie, Jane Mayer explica cómo hay grupos muy poderosos de ideología conservadora detrás de las teorías sobre el robo de las últimas elecciones en Estados Unidos. Durante un evento organizado por un multimillonario seguidor de Trump, Mayer cuenta cómo el espectáculo conspiratorio –desde la presencia de miembros de QAnon a una exposición en torno a que el 11S había sido perpetrado por alienígenas– derivó en una denuncia sobre la victoria ilegítima de Joe Biden de 2020.
Del anticomunismo zombi de Bannon al paradójico discurso anti-élites de Trump y sus amigos millonarios, el delirante relato ha tomado la forma de algo tangible y muy peligroso. Ya no es solo que quienes encuentran un lugar en el mundo en redes sociales como Gab difundan teorías de la conspiración pasadas de rosca, sino que hay una contrapartida política y pública que legitima, directa o indirectamente, esos bulos. Sin ir más lejos, en España llevamos varias campañas hablando de comunismo, presidentes ilegítimos o elecciones que no se celebraron en “libertad”, asumiendo un discurso del que apenas conocemos sus implicaciones reales. El problema es mayúsculo, porque su propagación la facilita, precisamente, la ausencia de un origen claro. Una vez ahí fuera, es imparable.
Es un día como cualquier otro en Gab, la red social de extrema derecha que acoge y difunde multitud de teorías conspiratorias sobre política estadounidense. Los bulos que circulan por Gab y otros espacios ideológicos similares parten de la supuesta existencia de unas élites ligadas al partido...
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Manuel Gare
Escribano veinteañero.
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