1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.347 Conseguido 91% Faltan 15.800€

bebedoras

Ebriedad femenina (y no anglosajona)

Si bien la literatura apenas habla de ellas, ahí están no pocas bibliotecarias, planchadoras o jardineras, vaso o botella en mano

Rubén A. Arribas 29/09/2022

<p><em>El día después</em> (1895)</p>

El día después (1895)

Edvard Munch

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Hace un tiempo leí No hay glamour para una escritora borracha, el estupendo artículo que publicó Begoña Gómez Urzaiz en El Ministerio. Como sugiere ya el título, lo que para los hombres supone un aura mitologizante para las mujeres, en cambio, se traduce en un estigma social y hasta en un sentimiento de culpa personal. La lista de escritoras alcohólicas –o muy bebedoras– que rescata el texto es larga: Jean Rhys, Carson McCullers, Dorothy Parker, Patricia Highsmith, Lucia Berlin, Elisabeth Bishop, Shirley Jackson, Jane Bowles Anne Sexton, Mary Karr, Leslie Jamison o Marguerite Duras. Por felisbertianamente pueril que parezca, de todos los nombres solo retuve el último, que desentonaba geográficamente con el resto: “¿Solo se emborrachan las anglosajonas?”, me dije. 

Picado por la curiosidad, busqué otros artículos sobre el asunto, en especial de escritoras en lengua española. Al principio encontré muchos textos o referencias que abundaban en la retahíla anterior; pero, con una pizca de insistencia, terminé tropezando con El tute de Matute, una columna de Sergi Pàmies de cuando la autora de El río ganó el Premio Cervantes 2010. A propósito de una entrevista que había publicado Xavi Ayén con ella, Pàmies comentaba que le había gustado que Ana María Matute (1925-2014) hablase del “alcohol como estimulante”, un tema que, según este escritor y periodista, “el mundo de las letras suele tratar con dramatismo, autocomplacencia o morbo”. 

En concreto, Pàmies subrayaba este pasaje: “El alcohol no solamente no me hace daño sino que me deja fenomenal. Antes me tomaba un whisky, pero ahora me he pasado al gin-tonic, que está muy bien y es más suave. Además, la ginebra es lúcida, mientras que el whisky es barroco. Un poco de alcohol ayuda a encender la imaginación”. Adviértase que Matute, en el momento de la entrevista, llevaba ya un tiempo ejerciendo de venerable y algo rebelde octogenaria (para sofoco de familiares y médicos, y regocijo de su público). 

Evidentemente, el siguiente hito en mi camino fue Nunca he movido el rabo ante nadie, la entrevista de Ayén a Matute. Curiosamente, al menos en su versión web, el texto no incluye la cita mencionada por Pàmies. Eso sí, me topé con dos detalles que desconocía. Uno es que Matute sentía un gran pesar porque no la habían dejado ir a la universidad, lo que la obligó a estudiar por libre y formarse de manera autodidacta (aunque supervisada por Juan Ramón Masoliver). El otro es que su grupo de amigos y tertulianos, todos 15 o 20 años mayores, la llamaban “el pequeño cosaco”, pues nadie bebía más que ella. 

El whisky, nueva contraseña feminista 

Los artículos sobre Matute me hicieron recordar una de las múltiples entrevistas que María Moreno concedió cuando publicó su etílico Black Out, (PRH, 2015), donde se hartó de contestar preguntas sobre el alcohol. En Píkara Magazine, preguntada por si hay discriminación hacia las mujeres en el beber, la escritora argentina contestó: “Por supuesto. Si estás con un hombre, el camarero imagina que el whisky es para él, te sirve menos, como si te juzgara o te protegiera, que es lo mismo. Si pedís otro, te pregunta con miedo: ‘¿Otro más?’”. 

En ese libro misceláneo y autoficcional que es Black Out, ganador del premio de la crítica argentina 2016, Moreno navega a contracorriente del estereotipo y construye una narradora para quien el alcohol funciona como rito de paso, código de pertenencia y llave rabelesiana de acceso al conocimiento. Lejos de presentar al típico personaje femenino que se siente culpable por beber o que busca redención, Moreno apuesta por la “iconografía fuerte” de Alfonsina Storni o Norah Lange. Ella elige a mujeres “varoneras” que, como decía Graham Greene, encuentran en el bar “un hogar contra el hogar”. 

Para la narradora protagonista del libro, el alcohol funciona también como canto a la amistad y contraseña literaria del grupo del que formaron parte Miguel Briante, Norberto Soares, Claudio Uriarte, Jorge Di Paola y la propia María Moreno. Todos hicieron patria del alcohol y del bar, y mostraron fidelidad a su origen plebeyo –no académico– hablando en “lengua bola” (el equivalente a nuestra lengua de trapo). A decir del libro, tenían predilección por un determinado espirituoso: “Bebíamos ginebra porque queríamos escribir; ya comprendíamos que en nuestra literatura la ginebra es estructural: beberla nos hacía pertenecer”. 

Black Out funciona como una suerte de contrapunto de Los diarios de Emilio Renzi, de Ricardo Piglia. Donde uno habla de librerías, revistas y toda clase de proyectos intelectuales, la otra prefiere hacerlo de los bares, y mostrar así que la mítica de los 60 y 70 argentinos se cocinó también en esas universidades no regladas. El bar era entonces, al menos para Moreno y su banda, el lugar donde se ponían “en suspenso los sentimientos personales, la profesión, la clase” y donde, “con un protocolo afable”, se hablaba “de generalidades, siempre de alta filosofía: la vida y la muerte”. 

Visto así, se entiende mejor que la narradora de Black Out sostenga –y en esto coincide palabra por palabra con su autora– que en su época “más que ganar la universidad, las mujeres debían ganar las tabernas”. 

La musa del Sorocabana 

La frase de Moreno resulta tan potente porque la cierra con un sustantivo muy bien elegido: tabernas. Es una palabra que huele a barra de estaño, suelo mugriento y vino machadiano, es decir, lo contrario que café, que sabe a espacio sobrio, entre educado y distinguido, y de escasa o nula graduación. Leída en esa clave, la frase admite cierta connotación bélica: conquistado hace rato el café burgués, iba siendo hora de que las mujeres se apropiasen de la taberna, de estirpe más popular y plebeya. 

Quiero decir: algunos cafés ya tenían sus figuras de referencia, como Marosa di Giorgio (1932-2004), conocida como la musa del Sorocabana. Mientras vivió en Montevideo, la poeta salteña pasaba más tiempo en ese céntrico café que en su casa. El Sorocabana hacía las veces de oficina de trabajo, lugar de encuentro con amigos, espacio para la tertulia literaria y lo que hiciera falta. Todo el mundo sabía dónde buscarla. No sé si Marosa dio el paso de conquistar las tabernas; de lo que estoy seguro es de que, como declara en “A escribir he venido al mundo”, abstemia no era. Cuando no tomaba café, acota la entrevistadora, bebía licores “con sabor a frambuesa, menta, yema o violetas” o vino, un vino “oscuro morado, negro, grave, fuerte, color esmeralda, turmalina y ciruela”. 

En esa misma entrevista aclara que, si bien el Sorocabana era el epicentro de su actividad, los bares del entorno no le eran ajenos: su tropa y ella solían ir los lunes a tomar vino al Lobizón, mientras que los viernes se echaban “algunos whiskies, enfrente, en el Mincho”. Nada sorprendente, por otro lado; en otra entrevista, esta recogida en Otras vidas (Adriana Hidalgo, 2018), preguntada sobre qué vetaría si fuera presidenta del país, había contestado: “Las bebidas sin alcohol”. 

Turismo urbano contra la tristeza            

Del alcoholismo de Hebe Uhart (1936-2018) me enteré de casualidad, mientras leía devotamente Hebe Uhart, la escritora oculta, el perfil que escribió Leila Guerriero, incluido en Plano americano (Anagrama, 2018). Aunque era lector de esta cuentista y cronista argentina, no sabía gran cosa sobre su vida privada, por lo que me impactó enterarme de que había atravesado “una etapa de disipación” y de que había sido estigmatizada por ello.

En el texto lo cuenta así Irene Gruss, poeta y amiga: “Sus amigos eran intelectuales marginales, gente sin ningún sentido práctico. Había mucho alcohol y se enganchó con eso y empezó a tomar. Aparecía borracha en las editoriales y se ganó una fama horrible. El mundo literario la rechazaba, pero, qué curioso, no rechazaba a escritores varones alcoholiquísimos. Hubo mucha discriminación por el hecho de ser una mujer”.

La etapa etílica de Uhart se explica, sobre todo, por una adolescencia y juventud marcadas por la muerte temprana de su padre, su hermano y un par de primos, amén de por la convivencia con su famosa tía loca. Como leemos en el cuento Turismo urbano, la crónica póstuma Un recuerdo de mi vida privada o el perfil de Guerriero, Uhart sintió alrededor de los 26 años que la casa familiar era un lugar muy triste y que ella estaba profundamente disconforme con su vida; por esa razón, cuando apareció Ignacio –poeta, mal estudiante y bebedor consumado– su presencia le pareció “como un carnaval”. El festival duró cuatro años.

Hasta donde he leído, Uhart no era explícita sobre si ella bebía o no y cuánto. De todos modos, en la crónica póstuma nos dice que se “pasaba la vida con ese novio borracho de boliche en boliche y de una casa a la otra”. Mientras practicaban turismo urbano, como ella llamó a esa actividad en el cuento homónimo, es de suponer que muy sobria no debía terminar. Ahora bien, como subraya su amiga Gruss, Uhart supo dejar el alcohol gracias a su talante ascético y a que nunca le gustó ser autocompasiva o melancólica a pesar de tanta adversidad. Quizá por eso la bebida más citada en sus libros sea el café. 

Bacáridas desglamurizadas 

Por último, y volviendo a material publicado por ‘El Ministerio’, hablemos de Otra (Tránsito, 2022), de Natalia Carrero, cuyo borrador pudimos leer aquí en seis entregas (IIIIIIIVV y VI) bajo el título de Una buena borracha. En la novela –me refiero ya a la de papel– aparecen al menos dos mujeres que beben: una, la voz que narra la historia –que nunca sabemos si es la de la autora o un yo ficcional–; la otra, Mónica R. S., un personaje creado por esa narradora para escribir la novelita, Memorias de una buena borracha, una de las seis piezas que componen la larga y creativa carta de amor fraternal a su hermano Charli. 

En la primera y última piezas de esa carta, la narradora se dirige epistolarmente a su hermano y recuerda lo hostil que fue para ellos la educación familiar. En su caso, familia equivalió a intentar ser moldeados a imagen y semejanza de un padre modelo machote ibérico autoritario y violento, y de una madre que representaba fenomenal su papel de cómplice silenciosa. El resultado fue trágico para los hermanos: para él, intentos de suicidio, un cuestionable diagnóstico de esquizofrenia paranoide y un destino como conejillo de indias de la psiquiatría española de los años 80; y, para ella, una adolescencia etílica y autodestructiva, solidaria con el primer ingreso de su hermano en un hospital. 

En las otras cuatro partes de Otra, a modo de relleno del sándwich epistolar, la narradora inserta Memorias de una buena borracha, amén de tres piezas que contextualizan, intensifican o expanden esa novelita. Según leemos en las memorias de Mónica, a pesar de tener un marido que la quiere, cuatro hijos o disfrutar de una economía familiar de clase media acomodada, persisten en ella la “insistencia en beber” y de hacerse “daño a diario”. Si bien a sus 50 años ya no sale a las calles buscando alcanzar el black out final, reconoce que le gusta tomarse en casa sus buenas cervezas y vinos con tal de rebajar el agobio existencial. De ahí que ahora se considere una bebedora doméstica y moderada.

Escribir y leer más sobre estas mujeres anónimas y poco glamurosas, sería una manera de brindar a su salud

Mónica vive abrumada por el “callejón sin salida de la vida moderna”. Así, no soporta la elevada exigencia que supone trabajar en un mercado laboral hipercompetitivo; de hecho, eso la bloquea y la conecta con su “arraigado sentimiento de inutilidad”, ese lastre psicológico que le viene de familia. Además, trabajar como autónoma no la empodera, sino que acrecienta su inseguridad, pues cumplir con su objetivo de ganar 1000 € netos mensuales le resulta titánico. Le supone un esfuerzo tan heroico que añora depender de su marido y retornar a ser “mujer de casa sin más pretensiones que vivir tranquila”.

Al mismo tiempo, está la presión social, que la hace verse insignificante y mediocre. Por un lado, Mónica no responde al perfil de exitosa mujer multitarea capaz de acceder a buenas oportunidades laborales “a pesar de los obstáculos y la brecha salarial”. Por otro, se siente un bicho raro frente a todas esas madres del colegio que, dopadas de Trankimazin o Valium, dan lecciones de excelencia maternal y compiten por el título de Madre Perfecta. Todo ello la obliga a tener una relación enfermiza con la bebida, en vez de una más lúdica y ocasional.

En ese sentido, imagino a Natalia Carrero sentada junto a Matute, Moreno, Marosa o Uhart charlando sobre si las copas que están tomando encienden la imaginación, sirven para conquistar la taberna o estimulan el intercambio de saberes más que la universidad. Con todo, sospecho que la autora de Yo misma supongo (Rata, 2016) o Letra rebelde (Belleza Infinita, 2016) pediría agregar un punto más al debate: desvinculemos glamour y escritura.

A propósito de las quince semblanzas que componen el álbum ilustrado de bebedoras anónimas incluido en Otra, Carrero añadiría que también beben las maquilladoras, las restauradoras de muebles, las planchadoras de lavandería, las bibliotecarias o las jardineras. Si bien la literatura apenas habla de ellas, ahí están no pocas, vaso o botella en mano, sobrellevando como pueden vidas complicadas; vidas tan asfixiantes como desconocidas y comunes. Acaso, nos dice Otra, escribir y leer más sobre estas mujeres anónimas y poco glamurosas, sería una manera de brindar a su salud y, de paso, de dar fe sobre su existencia.

Hace un tiempo leí No hay glamour para una escritora borracha, el estupendo artículo que publicó Begoña Gómez Urzaiz en El...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí