1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

CLOACAS

El #Ansongate que deja a Ferreras como un aprendiz de conspirador

Los periodistas conspiradores y golpistas de antaño demostraban más elegancia. Como ejemplo vivo y en activo tenemos a Luis María Anson, con su papel de periodista/espía en el ascenso y caída de Adolfo Suárez y en la trama golpista del 23-F

Aníbal Malvar 18/10/2022

<p>Luis María Anson, en un acto en la Casa de América.</p>

Luis María Anson, en un acto en la Casa de América.

Casa de América

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Un elenco conspiratorio como el reunido en el #FerrerasGate es difícilmente mejorable. Confabulados en 2016 para orquestar el hundimiento reputacional y electoral de Podemos y Pablo Iglesias, había dos comisarios corruptos de policía (Villarejo y Olivera), un súper periodista de izquierdas más vivo que rojo (Antonio García Ferreras), un empresario altamente sospechoso (Adrián de la Joya: Gürtel, Lezo…) y hasta un príncipe de las tinieblas, Mauricio Casals, poderoso directivo del gigante audiovisual Atresmedia.

A este excepcional reparto hay que añadir un guion que, como el de Casablanca, deja frases inolvidables que nunca nos cansaremos de repetir.

– Que tampoco es muy costoso el meterle una cuenta [en un paraíso fiscal] a Pablo Iglesias, –dice José Luis Olivera con conocimiento de causa, pues fue jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional.

– Eso te lo hacemos con el rabo –se refocila el otro comisario, Villarejo, entre carcajadas.

– Lo que te están diciendo es que si es necesario se hace con [Juan Luis] Cebrián –le dice paternalmente el presidente de La Razón, directivo de Atresmedia y Príncipe de las Tinieblas, a Ferreras; y luego le sugiere al director de La Sexta:

– Pedro Sánchez..., coño, joder, a ver si le calzas una hostia.

– Muy pronto, eh, muy pronto. Yo creo que va a sufrir estas dos semanas –responde sumisa la encarnación, más viva que roja, del periodismo español de izquierdas.

Todo muy burdo, pero voy con ello. Lo que nos entristece sobremanera a los más frívolos amantes de la información no es la corrupción de Ferreras, sino su papel de marioneta, de bufón, de tiralevitas del periodismo. Es el poor Yorick de este drama. Los dos comisarios actúan con la arrogancia que les otorga su conocimiento de toda la información cloaquera, y tratan al Ferri con un paternalismo casi ridiculizante. El Príncipe de las Tinieblas se dirige a él cual si fuera su lacayo o su valet. Casals está acostumbrado a lidiar miuras, y no novillos: fue el mediador entre el PP de Mariano Rajoy y Luis Bárcenas para que los papeles del extesorero no siguieran minando la ya magra honorabilidad del partido. Casals actúa como el boss, el baranda, el príncipe. Por último, el empresario De la Joya permanece en un plano discreto y apenas interviene, quizá porque ya ha sentido en el cogote el aliento de la justicia o porque sabe que Villarejo lo está grabando todo. El caso es que Ferri deja para la posteridad una imagen del periodismo lacayuna e infantiloide, muy distinta a la que transmite en pantalla, y ante sus colaboradores y empleados, el agresivo másperiodista.

El caso es que Ferri deja para la posteridad una imagen del periodismo lacayuna e infantiloide, muy distinta a la que transmite en pantalla

Los periodistas conspiradores y golpistas de antaño demostraban más elegancia y savoir faire. Como ejemplo vivo y en activo tenemos a Luis María Anson, con su papel de periodista/espía en el ascenso y caída de Adolfo Suárez, y con su liderazgo en la articulación de una trama golpista que, según muchos historiadores y testigos, alentó, quizá de forma inconsciente, el 23-F y otros movimientos sediciosos durante nuestra ejemplar y pacífica Transición.

Cuando el general Alfonso Armada entró en el Congreso, le propuso a Antonio Tejero deponer las armas y aceptar un gobierno de concentración. El ministro de Información de ese gobierno golpista de Armada sería Luis María Anson, según declararon en el juicio varios testigos de aquel febrero de 1981 en la Carrera de San Jerónimo. Armada siempre negó la existencia de tal lista, en la que también figuraban Felipe González como vicepresidente y el belicoso Manuel Fraga como ministro de Defensa. Pero Tejero, sus conjurados e incluso una diputada socialista (Carmen Echave) dan fe de la existencia de aquella lista gubernamental.

No era la primera vez que Anson aparecía en un elenco de ministrables. Según el propio periodista confesó, también Adolfo Suárez le llegó a ofrecer el Ministerio de Cultura. Anson había ido tejiendo una elitista red de informadores entre políticos, empresarios, oficiales jefes de las Fuerzas Armadas, oligarcas, policías, espías, banqueros, intelectuales y fontaneros desde el comedor de la Agencia Efe. Anson era merecidamente muy respetado, pero también muy merecidamente temido, y cualquier político conservador (o no tanto) de aquella naciente democracia lo hubiera querido, con su agenda y sus contactos, en su Gabinete.

El periodista Francisco Medina publicó en 2006, bajo el algo pretencioso título 23-F: La Verdad, un delicioso y documentado relato de “periodistas conspiradores” del que Anson es protagonista imposible de eclipsar. Medina lo entrevista en 2005, y él mismo relata cómo fraguó la creación de su centro de inteligencia paralelo tras ser nombrado presidente de la agencia estatal EFE el 28 de septiembre de 1976.

“La agencia EFE era la agencia de Franco, credibilidad cero. Una de las cosas que yo hice fue un gran comedor para que la agencia estuviera presente en la vida española. La gente se iba muy satisfecha, aparte de que aquellas comidas producían mucha información. Yo establecí un menú frugal, que horrorizaba a todo el mundo. Se tomaba un consomé, un filete de carne y un helado de pistacho. Cuando venían jefes de Estado, les dábamos lo mismo”.

Como periodista, era un plan perfecto. Pero Anson se había criado intelectualmente en la más alta escuela nacional de intriga palaciega: la borbónica. Fue miembro y responsable de Información del consejo privado de Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I. Y a la labor de escuchar, propia de un periodista, quiso implementar la de influir, más propia de un borbón.

A la labor de escuchar, propia de un periodista, Anson quiso implementar la de influir, más propia de un borbón

Si Suárez fue nombrado presidente por las Cortes franquistas aquel 5 de julio de 1976, había sido en parte gracias al asesoramiento de los dos ansones, Luis María y su hermano Rafael, en un discurso crucial.

Lo contó ya en 1979 Gregorio Morán en su Adolfo Suárez, historia de una ambición (Planeta). Relata Morán la peripecia íntima del discurso con el que Suárez se ganó el inquilinato del Palacio de la Moncloa. Era 9 de junio de 1976 y se votaba en el pleno del Congreso la reforma del Código Penal para aplicar el proyecto de Asociación Política, que abriría la puerta a la legalización de partidos en España

Aquella mañana, las Cortes aún franquistas escucharon un discurso carente de la peste a naftalina, sacristía y miedo habituales durante 40 años. A Suárez le faltó tutear a sus señorías: “Acabáis, señores procuradores…”. Victoria Prego, en su Historia de la Transición, habla de “un discurso realmente espléndido” que dejó “una frase que hará historia” (realmente son dos): “Vamos, sencillamente, a quitarle dramatismo a nuestra política. Vamos a elevar a la categoría política lo que a nivel de calle es simplemente normal”. Tras un enorme aplauso, Suárez arrasó, contra pronóstico de muchos, con 338 síes, 91 noes y 25 abstenciones. Había nacido una estrella. Y se había dado un portazo irreversible en las narices del más rancio franquismo. Aparentemente.

Suárez era hombre de dicción cuidada, elegancia natural, atractivo físico y don de gentes, pero tanto los procuradores como sus colaboradores y enemigos sabían que no era precisamente un lince intelectual. Su aversión a la cultura libresca, a la cultura en general, la documenta incluso la Musa de la Transición, su íntima colaboradora, cerebro en la sombra, jefa de gabinete y siempre fiel Carmen Díaz de Rivera en las memorias que le dictó a la periodista Ana Romero mientras la marchitaba el cáncer. Suárez podía haber inspirado el espíritu de aquel discurso, pero nunca habría sido capaz de escribir la letra y la música. De eso se habían encargado los ansones.

Cuenta Morán en su temprano libro que fue Rafael Ansón quien entrenó a Suárez para dirigirse a los procuradores franquistas “familiarmente, como quien habla a los amigos o a viejos conocidos”, dictándole “bien las frases que tendrían su efecto y la entonación adecuada para que doblaran su fuerza”. Si Rafael redactó el texto, “la cena que reunía Luis María Anson había pulido ideas fundamentales y había creado expectación en torno suyo”. O sea, entre “los banqueros que a partir de ese momento empezaron a decir a sus colegas de más bajo escalafón que había un chico que pisaba fuerte”. Nos sugiere Morán que en los cenáculos de prebostes y espías de Luis María Ansón se estaba escribiendo la historia de España aun antes de que alcanzara el trampolín de la Agencia Efe.

Los hermanos ansones no tardaron en recibir justa compensación a sus buenas prosas y manejos. El 5 de julio de 1976, Suárez era nombrado presidente del gobierno predemocrático. El 24 del mismo mes, Rafael tomaba posesión de la dirección general de RTVE. El 28 de septiembre, Luis María se hacía cargo de la agencia estatal Efe.

Los problemas surgieron cuando Suárez pretendió volar solo. “A partir de 1976 es cuando empiezan a acumularse los desaciertos”, le dice Anson a sus conjurados según las transcripciones de aquellas intervenciones en la agencia Efe, que grababan los espías invitados, y a las que Francisco Medina tuvo acceso. Ese 10 de octubre de 1977 (cuatro años antes del 23-F), Anson almuerza con “tres oficiales jefes de las Fuerzas Armadas con un destino peculiar: el gabinete de enlace del Ministerio de Información”.

En las cintas grabadas, se recoge la firme intención del presidente de Efe de derrocar a Suárez y reconducir la naciente democracia hacia caminos menos libertarios. Ante sus banqueros, militares, oligarcas y espías, Ansón declina siempre hablar de golpe de Estado, pero sí dice que “el Ejército va a tener que intervenir en cumplimiento de su deber constitucional”. Ítem más: “A mí me han dicho que en siete horas se toman todos los puntos neurálgicos del País Vasco y se le somete a control”.

Ya cuando la redacción definitiva de la Constitución estaba a punto de salir del horno, Anson multiplica sus contactos con los espías españoles del Cesid, y enardece su nunca autoconfeso discurso golpista: “Meter el ejército en el País Vasco… Calculaba incluso la cifra de muertos, algunos miles”. “Ilegalizar el PCE”. “Rectificar el tema de las autonomías” [los entrecomillados son de un espía anónimo entrevistado por Medina y que grababa esas reuniones].

En las cintas grabadas, se recoge la firme intención de Anson de derrocar a Suárez y reconducir la naciente democracia hacia caminos menos libertarios

Pero una fuente nada anónima que también tuvo acceso a esas grabaciones, el ilustre espía Javier Calderón [llegaría a director del Cesid con José María Aznar], confiesa que “este personaje [Anson] lo que viene a decir es que sería necesaria una noche de San Bartolomé”. La referencia a la matanza de miles de hugonotes por parte del rey de Francia en 1572 no suena muy tranquilizadora ni democrática.

En 1979, el conciliábulo ansoniano logra por fin captar para sus nada inocentes tertulias a José María Bourgón, director del Cesid desde su creación, jefe de los espías. Bourgón da orden de que no haya más grabaciones de sus almuerzos en Efe. Con esta medida, privaba al rey Juan Carlos de conocer, de voz de los conjurados, lo que allí se tramaba. Hasta entonces, Zarzuela había recibido puntuales transcripciones. Quizá no sea casualidad que ese mismo año, poco después de saberse que Bourgón y Anson jugaban a los secretos a espaldas del rey, el primero presente su dimisión por motivos de salud para reintegrarse en la carrera militar.

En el currículum del Bourgón espía destaca el desmantelamiento de la Operación Galaxia en 1978, aquella tertulia sediciosa (poco más) que dio a conocer a Antonio Tejero. Poco mérito si se recuerda que aquel primer tejerazo abortado fue denunciado por uno de los conjurados, el comandante de infantería Manuel Vidal Francés. Pero, como buen espía, el amigo de Anson, militar franquista de pura cepa y sangre derramada (fue herido en la guerra civil), también tenía sus cosas.

Se pregunta Pilar Urbano en Yo entré en el Cesid (P&J, 1997) cómo fue posible que el servicio de inteligencia español no evitara el 23-F. El ministro de Defensa, el entonces teniente general Gutiérrez Mellado, había advertido a los espías años antes: “ETA no va a tumbar al Estado español. La única amenaza real es la posibilidad de un golpe involutivo militar. Por tanto, exijo a este servicio el mayor esfuerzo informativo en esa dirección. Es necesario que este Centro se implique muy directamente en la investigación de cualquier proyecto de golpe de Estado”.

En cuanto Gutiérrez Mellado salió del nido de los espías en Castellana-5, Bourgón se dirigió a sus subordinados: “[No] hacer nada en el sentido que el teniente general acababa de indicarles”. “A no ser que yo lo ordene”, apostilló el futuro confidente de Anson. Sus sucesores hasta el golpe de 1981, Gerardo Mariñas y Narciso Carreras, siguieron, al parecer, las consignas desinformativas de Bourgón hasta que Tejero entró al Congreso dando tiros sin que Zarzuela ni el Cesid se enteraran de nada (ejem).

Pero todo son conjeturas. Como todo el mundo sabe, los españoles aún no somos lo suficientemente maduros como para conocer los papeles clasificados de aquel 23-F de hace 41 años. Ni siquiera la nueva ley de secretos oficiales, que prepara el autoproclamado gobierno más progresista de la historia democrática, permitirá descorrer los visillos. Que los historiadores, con sus ínfulas científicas, no metan sus sucias narices en los mitos de nuestra ejemplar Transición.

Ni siquiera podemos saber con certeza si Luis María Anson se había ganado a pulso ese papel de ministro en el gobierno de los golpistas del 23-F. Si formó parte de la nebulosa trama civil de la fallida asonada. Pero nadie podrá jamás discutir que Anson demostró mucha más finezza conspirativa que el “burdo” Antonio García Ferreras a la hora de corromper la democracia. Es de agradecer.

Un elenco conspiratorio como el reunido en el #FerrerasGate es difícilmente mejorable. Confabulados en 2016 para orquestar el hundimiento reputacional y electoral de Podemos y Pablo Iglesias, había dos comisarios corruptos de policía (Villarejo y Olivera), un súper periodista de izquierdas más vivo que rojo...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. juan-ab

    Nada me extraña que el PSOE (ese partido que, como Ferreras, va con su disfraz de izquierdas) bloquee junto con PP y VOX cualquier comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, así como cualquier apertura de archivos con "secretos oficiales". Algo habrán hecho... Da gusto leerte, Malvar!

    Hace 2 años 1 mes

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí