1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.347 Conseguido 91% Faltan 15.800€

NAVARRA

Entre el esencialismo de UPN y el ‘abertzalismo’

La derecha navarra, que según las encuestas volverá a ser la fuerza más votada, agita el avispero de la cuestión identitaria, alertando con machacona fiereza acerca de los peligros del vasquismo y la inmigración

Adriana T. Pamplona , 23/05/2023

<p>Manifestación en Pamplona en junio de 2017 en defensa de la bandera de Navarra. </p>

Manifestación en Pamplona en junio de 2017 en defensa de la bandera de Navarra. 

sanguesamuynobleleal

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Nacido en plena Transición, el partido Unión del Pueblo Navarro (UPN) se ha convertido desde entonces en la principal fuerza conservadora en Navarra y, sobre todo, en uno de los principales motores ideológicos, hasta el punto de que durante muchos años el PP prefirió pactar con él en lugar de tratar de rivalizar por un mismo nicho electoral –neoliberal en lo económico, pero tradicionalista y religioso en lo moral–. Aquel fructífero pacto se rompería en 2008, dejando al Partido Popular como una fuerza política minoritaria en la región. 

UPN ha sido durante décadas una máquina de ganar elecciones, tanto en el Parlamento navarro como en la gran mayoría de las alcaldías importantes, empezando por la capital, Pamplona. El navarrismo, la principal ideología que lo sustenta, junto con un fuerte conservadurismo, nace del entendimiento y la defensa de la Ley Paccionada de 1841, un pacto que, para ellos, realiza Navarra con España en pie de igualdad. Las encuestas para el próximo 28-M lo sitúan de nuevo como la fuerza política preferida de los navarros, augurándole al menos 12 o 13 escaños de los 50 que posee el Parlamento, si bien existe la posibilidad de que nuevos pactos entre fuerzas abertzales y progresistas lo dejen en la oposición. 

La pérdida del Gobierno foral en 2015 tras casi treinta años en el poder supuso un duro golpe para la formación regionalista

La pérdida del Gobierno foral en 2015 tras casi treinta años en el poder supuso un duro golpe para la formación regionalista, que desde entonces agita el avispero de la cuestión identitaria navarra, alertando con machacona fiereza acerca de los peligros que representan el vasquismo y la inmigración, entre otras supuestas amenazas. 

Entre tanto, las fuerzas abertzales, representadas por Geroa Bai y EH Bildu, tienen también opciones de reeditar la coalición de Gobierno y de hacerse con algunas de las alcaldías más disputadas. Con planteamientos aperturistas y más progresistas, tratan de responder al reto, nada sencillo, de defender en el siglo XXI simultáneamente los fueros, el euskera y la identidad navarra, al tiempo que prometen continuar con las políticas sociales, plantarle cara a Madrid y abrirse sin reservas a todo aquel que desee establecerse para vivir y trabajar en la región. 

Del norte euskaldun al sur sin apenas vascohablantes

Navarra es una Comunidad Autónoma que cuenta en la actualidad con una población de 661.831 personas (datos del segundo semestre de 2022) y aglutina en apenas 10.421 kilómetros cuadrados una gran diversidad geográfica, climática e incluso lingüística. El norte verde y mayoritariamente euskaldun, que se extiende hasta dar paso a la conocida como Zona Media (en la que se encuentra la capital, Pamplona) contrasta con un sur mucho menos lluvioso –que aloja incluso el desierto de las Bardenas Reales– en el que los vascohablantes son apenas una minoría, otro hecho que genera no poca controversia por razones que explicaremos más adelante. En el año 2022 se contabilizaron 111.397 personas empadronadas de origen migrante, lo que representa el 16,78% de la población total, levemente superior a la media estatal, que se encuentra actualmente en el 15,2%.

En medio de la gran disparidad paisajística, lingüística y humana, tratar de encajar todas las piezas del puzle identitario resulta complicado

En medio de la gran disparidad paisajística, lingüística y humana, tratar de encajar todas las piezas del puzle identitario resulta complicado. Y así, la cuestión se transforma en un arma arrojadiza que se emplea a menudo contra el adversario político o incluso como mecanismo de opresión. ¿Son los navarros vascos? ¿Españoles? ¿Solo navarros? ¿Por qué a menudo se les ve ondeando orgullosamente ikurriñas, cuando la enseña foral oficial es un paño rojo adornado con cadenas y –aunque también esto último es motivo de disputa– una corona? ¿Por qué navarristas y abertzales se consideran adversarios políticos irreconciliables cuando todos ellos defienden orgullosamente los fueros por encima de todo lo demás, aunque lo hagan desde posiciones opuestas? ¿Por qué en una conversación sobre la identidad navarra pueden salir a relucir espontáneamente, no solo los fueros, sino también el terrorismo, las guerras carlistas, el desarrollismo franquista, las primeras oleadas migrantes de los años sesenta, los diferentes dialectos del euskera, o la creciente comunidad migrante internacional? Y sobre todo: ¿le importa a la gente de la calle realmente alguna de estas cuestiones, o son más bien producto de meros tejemanejes mediáticos arteramente diseñados para captar determinados nichos electorales? 

Navarrismo, abertzalismo, identidad y autogobierno

Ricardo Feliu, sociólogo, profesor de la Universidad Pública de Navarra y experto en navarrismo –la posición representada esencialmente por UPN– lo tiene claro: “El discurso del peligro de la pérdida de la identidad en Navarra en realidad es muy antiguo y se ha vuelto recurrente. Esta idea de que la juventud ya no conoce los elementos que forman parte de las esencias de Navarra y desconoce su historia, valores e instituciones ya estaba planteado en el siglo XIX”. Tanto el jurista Eduardo Santos como el filósofo Daniel Innerarity coinciden plenamente en este análisis. 

“El discurso del peligro de la pérdida de la identidad en Navarra en realidad es muy antiguo y se ha vuelto recurrente”

Feliu explica que cuando, en 2015, UPN pierde el gobierno de Navarra después de 30 años y entra una coalición de gobierno con Bildu, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra, realiza “una contracampaña realmente espectacular, en la que llega incluso a regalar banderas de Navarra el día de la Comunidad, como si aquello fuera el apocalipsis”. 

Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía que en 2019 encabezó las listas de Geroa Bai para las elecciones europeas, se muestra taxativo: “La identidad navarra es aquello a lo que se apela cuando uno va a perder el poder y quiere aferrarse a él”. También él recuerda las protestas en las que Navarra se llenó de banderas. Y, en 2023, el miedo sigue siendo un poderoso acicate: el actual alcalde de Pamplona (Enrique Maya, de UPN) ha llenado la céntrica plaza de los Fueros de banderas de Navarra gigantes, una decisión que ha sido muy cuestionada por gran parte de la ciudadanía por el elevado gasto que ha conllevado. “Esa reivindicación –prosigue Innerarity– podía tener algún sentido cuando había terrorismo, como rechazo a lo que los navarros entendían que era una imposición, pero esa imposición ha desaparecido”. 

Por su parte, Feliu explica: “El navarrismo es una articulación de las diferentes tradiciones conservadoras que propone una identidad navarra pivotante en torno a los fueros, entendida en términos tradicionales y religiosos y siempre insertados dentro de España, de ahí la frase ‘Navarra foral y española’. 

El actual alcalde de Pamplona (Enrique Maya, de UPN) ha llenado la céntrica plaza de los Fueros de banderas de Navarra gigantes

La cuestión foral parece el núcleo central de la identidad navarra, pero varía mucho en función de cómo la interpreta cada uno. El sociólogo lo desgrana: “Para el navarrismo, los fueros se entienden como un constructo que se legitima de manera prepolítica y ahistórica, una emanación normativa cercana al derecho natural o incluso al derecho divino. En esa situación, cualquier cuestionamiento de los fueros supone un cuestionamiento trascendente. Una parte de la corriente navarrista entiende la foralidad como un pacto con el Estado español al que se llega en condiciones de bilateralidad, adecuándose al nuevo escenario político surgido tras 1841. Otros, sin embargo, consideran que aquel pacto no se negoció en condiciones justas y prefieren reclamar lo que se denomina la reintegración foral plena, es decir, volver ahora a la situación de soberanía anterior a aquella época. Y se está produciendo un hecho curioso: si bien esa reintegración foral al principio era defendida por sectores más cercanos al tradicionalismo, en la actualidad se empieza a plantear también por parte de sectores del ámbito vasquista”. 

“Para el navarrismo, los fueros se entienden como un constructo que se legitima de manera prepolítica y ahistórica”

En tanto que la autonomía política y administrativa de la región está asegurada a través de los fueros, instrumento jurídico que garantiza el autogobierno y permite a la Comunidad Autónoma disponer incluso de su propia Hacienda –las navarras y navarros son, junto con los vascos, los únicos que no pagan sus impuestos al Estado español, si bien cualquier desequilibrio que se pudiera derivar de este hecho es luego compensado mediante cupos negociados con el Estado central–, la cuestión identitaria se torna mucho más escurridiza y compleja de explicar. 

Autogobernanza y Hacienda tributaria propia 

Ander Loyola es un joven estudiante predoctoral que se presenta por primera vez este año por EH Bildu para ocupar la alcaldía de Zizur Mayor, un municipio de unos quince mil habitantes situado a cinco kilómetros de Pamplona. “Yo tengo una manera más actualizada de entender los fueros, los considero una herramienta, un mecanismo jurídico y democrático que permite que se puedan tomar en Navarra las decisiones que afectan a los navarros. Bildu no busca la ampliación de los fueros en un sentido tradicionalista, los fueros no son un fin en sí mismo, sino un instrumento que nos permitiría seguir aumentando nuestra capacidad de decisión. En ese sentido, hay que recordar que en Navarra se ha trabajado en ocasiones para elaborar leyes progresistas que, después, por cuestiones competenciales, son echadas atrás por el Tribunal Constitucional. Queremos más fueros y más soberanía para poder llevar a cabo políticas progresistas”. 

La autogobernanza y la Hacienda propia son el punto clave para todos los expertos consultados. El pamplonés Eduardo Santos es jurista y mediador, y ha sido el único miembro de Podemos que ha ocupado un cargo en la actual Legislatura del Gobierno de Navarra como consejero de Políticas Migratorias y Justicia. “Creo que los pueblos adquieren un sentido de pertenencia común a lo largo de la historia tras haber peleado juntos por algo. Es como un caldo de cultivo en el que se integra todo el mundo que vive y trabaja en Navarra, generando un sentimiento de orgullo. La gente paga sus impuestos aquí, y eso hace que los navarros no le planteen sus exigencias a la Moncloa, sino al Gobierno de Navarra. Eso genera todo un ecosistema mental, los fueros no son un asunto meramente burocrático, sino fundacional”. 

“Bildu no busca la ampliación de los fueros en un sentido tradicionalista, los fueros no son un fin en sí mismo, sino un instrumento”

Innerarity, por su parte, apostilla: “Nosotros no entendemos la identidad política de Navarra exclusivamente desde lo cultural, lo folclórico, lo gastronómico, ni tampoco planteamos la incorporación a otra comunidad autónoma, sino que planteamos que las navarras y los navarros tienen derecho a decidir libremente su futuro. Eso deja a los navarristas sin enemigos. Creo que en lo que coincidimos todos es en un principio muy fuerte, una conciencia muy fuerte de autogobierno. No entendemos los fueros como una institución medieval, o como una Ley Paccionada, sino como una voluntad muy persistente en el tiempo de autogobernarnos. Navarra ha peleado históricamente por lo suyo y ha mantenido, con sus altos y bajos, una relación tensa con el Estado. Podríamos haber claudicado de esa voluntad de autogobernanza, pero el hecho es que no ha sido así. Rechazamos la imposición, ya venga desde Madrid o desde el terrorismo”.  

Los retos: vasquismo, progreso y migrantes

Como explica Eduardo Santos: “En las cuestiones identitarias siempre se plantea el cambio como una amenaza desde el ámbito conservador. La derecha de UPN, un partido regionalista, lleva muchos años intentando construir, también desde el sector mediático, una identidad navarra a su imagen y semejanza, que le proporcione una oportunidad de hegemonía cultural y social, y en consecuencia un rédito electoral. El elemento identitario se basa en los valores esenciales de la Navarra inmortal, vamos a llamarla así. Y en una concepción del Fuero como un elemento sagrado, mítico, igual que el pacto navarro con España. Quieren dibujar una imagen estática, anclada en el pasado”. 

Loyola entiende que “UPN ha buscado crear esa hegemonía jurídica, cultural, social, religiosa y económica de la identidad navarra. Desde su nacimiento en 1979 ha ido creando todo un régimen, un armazón navarrista con su propia institucionalidad e incluso con su propio periódico [en referencia al Diario de Navarra, uno de los medios más leídos en la Comunidad]”. 

Como consejero de Políticas Migratorias, Santos lo tiene claro: “Igual que sucede en toda Europa, también en Navarra se está usando el contexto de inmigración como algo que hace peligrar nuestra identidad. Se nos viene a decir que las segundas o terceras generaciones de migrantes no son navarros de verdad y debemos luchar para que esto sea una sociedad cerrada, sistémica, y además eso ha de formar parte de la educación personal y sentimental de los buenos navarros. Ese debate viene de antiguo, ya lo teníamos en el siglo XIX, y luego volvió durante los años sesenta. Ya entonces a las élites, ejemplificadas en individuos como el empresario Félix Huarte, les interesaba la mano de obra barata que proporcionaba la inmigración, aunque luego acusaran a esta misma inmigración de estar rompiendo el sueño de una Arcadia feliz navarra, rural y folklórica”. [Huarte fue un constructor pamplonés, fundador de la empresa que llevaría inicialmente su nombre antes de fusionarse con la actual OHL. El empresario, uno de los mayores contratistas del franquismo, fue el encargado de acometer, entre otras, la obra del Valle de los Caídos o la construcción del estadio Santiago Bernabéu].

“Ya en los años sesenta a las élites, ejemplificadas en individuos como el empresario Félix Huarte, les interesaba la mano de obra barata que proporcionaba la inmigración”

Loyola puntualiza: “La identidad navarra está en un proceso de democratización, para volverla más dinámica, abierta e incluyente. Tiene que incluir los derechos sociales, a las personas obreras y de izquierdas. Y por supuesto, la comunidad migrante tiene el derecho de poder sentirse vasca y navarra desde su propia cultura e idiosincrasia. El euskera, por ejemplo, no puede emplearse como un elemento excluyente contra ellos, hay que plantear políticas públicas en este sentido. Nosotros nunca vamos a decir que no es navarro quien no hable euskera, creemos que todo el que vive y trabaja aquí es navarro. No creemos que los migrantes amenacen nuestra identidad, la verdadera amenaza es la privatización de la democracia”. 

Para Santos, el problema “estaría en definir la identidad de Navarra desde un punto de vista esencialista que niega al otro. Pero la identidad navarra es una identidad permanentemente en conflicto, esa es su esencia, y eso es lo que le permite abrirse. Estamos orgullosos de una forma de ser navarro que es integradora y defiende lo público, en contraposición con otras identidades que están surgiendo en el Estado que son privatizadoras y están disgregando el sentimiento de comunidad y a la sociedad civil”. 

¿Cómo explicaríamos, aunque sea muy brevemente, la cuestión vasquista? ¿Por qué se ve a algunos navarros ondeando ikurriñas? Para Feliu la clave de esta cuestión radica en lo que ocurrió en esta tierra en los años sesenta, cuando en Navarra, como en muchos otros lugares del Estado, se vivió un importante proceso de cambio social y económico durante el desarrollismo franquista, acompañado por la llegada masiva de inmigrantes de Andalucía y Extremadura. “Mientras el navarrismo trata –siempre sin perder de vista sus valores conservadores– de adaptarse a la nueva situación para no terminar diluido, surge un importante movimiento antifranquista y obrero, que cuestiona el orden social establecido. El vasquismo, que venía de una posición más tradicionalista, empieza a identificarse fuertemente con estos movimientos y a participar de forma activa en esa lucha antifranquista, de tal manera que una parte de la sociedad va a terminar identificando la bandera navarra con todo aquello conservador y reaccionario, mientras la ikurriña se vincula a elementos progresistas”. 

“La comunidad migrante tiene el derecho de poder sentirse vasca y navarra desde su propia cultura e idiosincrasia”

Y si bien esa identificación de la ikurriña con el cuestionamiento de todo lo reaccionario ha pervivido hasta nuestros días, a partir de los años noventa un sector importante dentro del vasquismo se empieza a plantear otra cuestión, también muy interesante: si el pueblo vasco alguna vez ha tenido un estado que se pueda entender como tal, este ha sido, de hecho, el antiguo Reino de Navarra, pues esta tierra es la cuna y origen de los vascones. Esto, dice Feliu, “les lleva a una revisión histórica que desemboca en una reivindicación de la identidad navarra, de la defensa de los derechos forales que inicialmente habían rechazado, e incluso de la identificación con la bandera navarra, eso sí, generalmente modificada para eliminar la corona sobre el escudo formado por cadenas, por considerar esto último un símbolo de la monarquía española”. 

Loyola coincide en que el navarrismo entiende la identidad navarra de un modo esencialista, ahistórico y tradicional, abrazando la idea de la subordinación a España, un enfoque que rechaza el abertzalismo. “El navarrismo actual busca excluir lo vasco, tanto cultural como lingüísticamente, y de forma cada vez más beligerante. Nosotros entendemos que esta tierra es la cuna del euskera y de la cultura e historia vascas. Navarra no está vinculada a lo vasco, Navarra es lo vasco. En un momento histórico muy concreto, UPN toma la decisión política de excluir la ikurriña, el euskera, todo lo vasco. También centran su obsesión en evitar a toda costa que Navarra se articule con las otras provincias vascas”. [Esta posibilidad se encuentra de hecho contemplada en la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución de 1978]. 

La Ley Foral del Euskera

Un estudio realizado en 2018 entre la población navarra mayor de 16 años encontró que los vascohablantes (aquellos que hablan bien o bastante bien en euskera) conforman el 14,1% de la población, mientras que los vascohablantes receptores (tienen algún conocimiento del idioma, pero no llegan a hablarlo bien) representan el 8%. Un 77,9% de la población se considera no euskaldun. En cualquier caso, el peso relativo de los vascohablantes entre la población navarra ha aumentado ininterrumpidamente durante las últimas décadas: eran el 9,5 % en 1991 y alcanzaba el 14,1 % en 2018.

Por supuesto, los porcentajes varían ampliamente en función de cada zona lingüística. Mientras en la zona vascófona, el 70% de la población puede emplear el euskera en algún grado, este porcentaje disminuye hasta el 20% en la zona mixta (en la capital, Pamplona, encontramos datos similares) hasta conformar un escaso 6% en la zona no vascófona. 

Para Loyola, “cuando el idioma es regulado por la Ley Foral del Vascuence, se decide que solo podrá hablarse y utilizarse el euskera con normalidad en los lugares en los que ya se hablaba antes, aludiendo a una supuesta realidad sociolingüística que omite la grave persecución que sufrió el euskera durante el franquismo. El euskera no es una lengua minoritaria, sino más bien una lengua minorizada. En la ley se hablaba del vascuence como si el vascuence fuera algo ajeno a Navarra, y se decide que no se dispondrán los medios públicos necesarios para que la gente hable y aprenda euskera en determinadas áreas”. 

“Cuando el idioma es regulado por la Ley Foral del Vascuence, se decide que solo podrá hablarse y utilizarse el euskera con normalidad en los lugares en los que ya se hablaba antes”

Feliu agrega: “El conflicto con la ley del euskera se está encontrando sobre todo en la zona mixta [que abarca el 63% de la población navarra], donde también se incluiría Pamplona. La demanda de la escolarización en euskera ha aumentado con los años y hay una pugna por parte de algunos ayuntamientos que quieren ser reconocidos como zona vascófona porque su realidad sociolingüística se ha ido modificando con el paso del tiempo. El ámbito navarrista no niega que una parte de la población hable euskera, pero plantea un discurso de carácter gerencialista y usa el idioma como arma política”. 

Solventadas las cuestiones más complejas de explicar, Ricardo Feliu se empieza a relajar un poco. “Yo no hablaría de la identidad navarra, sino de las identidades de Navarra. La característica esencial de esta tierra es la diversidad. Ha sido una zona histórica de paso, de grandes cruces. Estos discursos reactivos evidencian aún más el interés de ciertos actores políticos que buscan crear la ilusión de una identidad única”. 

“No creo que las principales preocupaciones de la ciudadanía estén en cuestiones identitarias, sino más bien en lo material y lo cotidiano” –tanto Innerarity como Santos y Loyola coinciden en este punto–. “No obstante, entre la gente de ciertos espacios políticos y culturales o desde ciertos movimientos sociales, la cuestión identitaria termina aflorando y haciéndose presente. Al final, y el navarro no es singular en esto, porque es algo consustancial a todo el mundo, hay una especie de angustia existencial que busca reafirmar todo el rato lo que somos. Ahí quedan esos momentos que llegan a ser casi hilarantes por lo exagerado, cuando en los chupinazos de los Sanfermines se generan intensas disputas por ver quién consigue sacar en la plaza la bandera más grande”. 

Nacido en plena Transición, el partido Unión del Pueblo Navarro (UPN) se ha convertido desde entonces en la principal fuerza conservadora en Navarra y, sobre todo, en uno de los principales motores ideológicos, hasta el punto de que durante muchos años el PP prefirió pactar con él en lugar de tratar de rivalizar...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Adriana T.

Treintañera exmigrante. Vengo aquí a hablar de lo mío. Autora de ‘Niñering’ (Escritos Contextatarios, 2022).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí