el pito del sereno
‘Oppenheimer’: lo que falta en el lado oscuro
En la película de Nolan hay omisiones que la hacen parecer vieja recién estrenada. La fundamental es que no hay mujeres, y no es justificable por la realidad histórica
Elena de Sus 28/07/2023
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No puedo escribir sobre Oppenheimer sin mencionar Barbie. Las dos películas estadounidenses se han estrenado al mismo tiempo, ambas han sido dirigidas por autores que suscitan el interés de los cinéfilos (Christopher Nolan y Greta Gerwig, respectivamente) y ambas están siendo éxitos de crítica y público (especialmente Barbie, con una recaudación de 470 millones de dólares en todo el mundo, frente a los 220 de Oppenheimer), que han provocado un pico de asistencia a los cines.
Sin embargo, sus temáticas contrastan claramente. Mientras Barbie es una comedia inspirada en la muñeca infantil de Mattel y su mundo de color de rosa, llena de sonrisas y bailes; Oppenheimer es la oscura historia de un genio atormentado, el director del proyecto que creó la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial, llena de rostros cariacontecidos. Este contraste ha dado lugar a una gran cantidad de memes en las redes sociales, y, más ampliamente, a un evento cultural conocido como ‘Barbenheimer’.
En el cine de un centro comercial, con ambas películas programadas a la vez, este contraste resulta obvio. Te cruzas en la cola de las palomitas con jóvenes engalanados en sus estupendos outfits de color rosa para ver Barbie. Pocos minutos después, en las primeras imágenes de Oppenheimer, lees cómo Prometeo fue castigado por los dioses para toda la eternidad.
A mí, que no sé nada de cine, Oppenheimer me ha gustado. Dura tres horas (algo habitual hoy en día) y tiene, por así decirlo, mucho texto. Los personajes hablan todo el rato y los temas (física cuántica, fisión nuclear, comunismo, espías, el régimen nazi, la bomba atómica) no son precisamente ligeros. Pese a ello, no se me hizo pesada ni desconecté en ningún momento.
La banalidad con la que se habla de qué ciudades japonesas serán destruidas provocó incómodas y breves risas en la sala
La trama, que juega con el tiempo, algo característico de Nolan, está bien organizada, cuadra. El relato se sostiene sobre algunos mimbres que resultan conocidos y por lo tanto confortables para el inconsciente. Es la historia de un genio enigmático, atractivo, arrogante pero imprescindible, incomprendido e injustamente tratado por mediocres envidiosos, que carga en silencio con el peso de una responsabilidad atroz.
La película en conjunto está bien hecha y genera un ambiente de inquietud. La banalidad con la que se habla de qué ciudades japonesas serán destruidas provocó incómodas y breves risas en la sala. No eché en falta imágenes de la destrucción. Ya lo sabemos, ya lo imaginamos, ya está en los cálculos (“no, no hay objetivos militares lo bastante grandes”).
Lo relatado, en general, no se aleja de la realidad histórica. Casi todo se puede leer en la Wikipedia y sitios similares. Sin embargo, hay omisiones muy llamativas. Se trata de omisiones habituales en las narrativas dominantes, que han sido ampliamente criticadas y revisadas en los últimos años. Por lo tanto, hacen que la película parezca antigua, la envejecen nada más nacer.
La más importante es la de las mujeres. Oppenheimer no supera el famoso Test de Bechdel (que aparezcan al menos dos personajes femeninos, con nombre propio, y hablen entre sí de algo que no sea un hombre). En el amplio elenco de personajes que intervienen en la trama, la presencia femenina es marginal. La química Lilli Hornig tiene un par de escenas con diálogo (en la primera pide que se le dé trabajo como química y no como secretaria, tras llegar al centro de investigación de Los Álamos en calidad de esposa de un científico incluido en el proyecto; en la segunda responde a un comentario sobre radiación y genitales). Las otras mujeres son la esposa y las amantes del protagonista y esa es su única función, poco relevante, en la trama.
Esta ausencia del género femenino en 2023 canta por bulerías para una parte significativa del público
La película nos cuenta que J. Robert Oppenheimer ligaba mucho, y recurría para ello a tácticas masculinas bastante reconocibles. Por ejemplo, el personaje comete un error al citar una supuesta idea de Marx (en realidad es de Proudhon). Dice “la posesión es un robo” en vez de “la propiedad es un robo”. Cuando la joven comunista con la que está ligando le corrige, se justifica diciendo, así como quien no quiere la cosa, que es que él leyó El Capital en versión original alemana.
En fin, esta ausencia del género femenino en 2023 canta por bulerías para una parte significativa del público. Y, como diversos medios ya han contado, no es justificable por la realidad histórica. ¡Lise Meitner fue una de las descubridoras de la fisión nuclear en 1938! En la sede de Los Álamos del Proyecto Manhattan trabajaron científicas con distintos roles como Elizabeth Graves, Floy Agnes Lee o Lilli Hornig (esta última es la que aparece brevemente).
Hay otra omisión que también es un clásico. Nuevo México se muestra como una tierra salvaje donde el protagonista y sus amigos realizan excursiones a caballo y entran en contacto con la naturaleza. Oppenheimer sugiere ubicar el laboratorio secreto ahí, pues es un lugar completamente inhóspito y aislado al que, según explica, solo acuden de vez en cuando algunos indios a realizar rituales. Todo un pueblo se levanta desde cero en Los Álamos.
Sin embargo, la propia web oficial del Parque Nacional Histórico sobre el Proyecto Manhattan explica por qué esta romántica estampa no tiene sentido: “La ubicación no podía estar completamente aislada. Dependería de fuentes de energía y agua cercanas, así como de carreteras para transportar materiales y edificios para alojar al personal inicial. Era necesario tomar el control de un lugar habitado para satisfacer las necesidades del proyecto”.
El lugar elegido fue una escuela para chicos y toda propiedad privada en los alrededores quedó expropiada. Los dueños de la escuela y de un rancho cercano negociaron con el gobierno indemnizaciones favorables. Sin embargo, los agricultores y ganaderos hispanos recibieron cantidades insignificantes por falta de representación legal, dificultades con el idioma y miedo de esos señores con armas. En Twitter (¿o debería decir en X?), la periodista Alisa Lynn Valdés habla de casas arrasadas por bulldozers y ganado tiroteado. Aunque es cierto que la densidad de población de la zona era baja, decenas de miles de personas vivían a unos 80 kilómetros del lugar de la prueba Trinity, que fue visible en un radio de más de 250 kilómetros. Los habitantes de esta tierra sufrieron los efectos de la radiación.
Supongo que incluir esta cuestión causaba ciertas complicaciones narrativas. Es algo que suele pasar.
No puedo escribir sobre Oppenheimer sin mencionar Barbie. Las dos películas estadounidenses se han estrenado al mismo tiempo, ambas han sido dirigidas por autores que suscitan el interés de los cinéfilos (Christopher Nolan y Greta Gerwig, respectivamente) y ambas están siendo éxitos de crítica y...
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Elena de Sus
Es periodista, de Huesca, y forma parte de la redacción de CTXT.
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