Crisis ecológica
Letizia, el decrecimiento y la maldición de la Reina Roja
Es buena señal que el cuestionamiento del modelo de desarrollo suicida gane espacio frente a una tecnolatría que no hará nada por impedir el colapso climático
Juan Bordera / Antonio Turiel 27/11/2023
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La reina Letizia hablando sobre decrecimiento, hablando de “reducir drásticamente el consumo de energía”. La reina Letizia nombrando a uno de los que aquí escribe, y al juicio a la Rebelión Científica –por el cual el otro escribano puede ser sentenciado a 21 meses de prisión junto a otras 14 personas–. La reina Letizia comentando la polémica de las quiebras en la eólica. La reina Letizia citando también a dos de los grupos investigadores más potentes del país en cuestiones de decrecimiento (GEEDS de Valladolid e ICTA de la Universitat Autónoma de Barcelona). La reina Letizia preguntando en voz alta si eso del “desarrollo” y lo de “sostenible”, juntos, no son un oxímoron imposible. Casi tan grande como si hablásemos de una “reina decrecentista”.
Todo esto parece sacado de un cuento con altas dosis de imaginación –como de Alicia en el país de las maravillas–, pero ocurrió el pasado viernes, 24 de noviembre de 2023.
Justo el día del aquelarre de nuestra religión consumista conocido como Black Friday, se celebraba lo que parecía una jornada más del XVI Seminario Internacional de Lengua y Periodismo. Rodeada de conocidos periodistas ambientales y hasta de un ministro –que iba a actuar, como veremos, de villano de la película–, a Letizia le dio por resucitar esa vena periodística y curiosa que tenía antes de dejar de ser peón y convertirse en reina. Y no hay nada que dé más miedo al adversario que un peón que se convierte en reina y cree que puede decir lo que quiera.
El señor Escrivá haría bien en leer más ciencia y menos religión económica
Cuando aquellas palabras fueron pronunciadas, algunos de los presentes no pudieron ocultar sus gestos y murmullos de desaprobación, pero tuvo que ser el ministro Escrivá, que presumió de ser el “único economista en la sala”, quien evidenciara lo que le suele pasar a una buena parte de los economistas: que no tienen ni idea de ecología, ni de energía, ni de casi nada que realmente importe.
El actual ministro de Transformación Digital del Gobierno de España le dijo a la reina que esas ideas sobre el decrecimiento le “parecen de una debilidad de fundamentos extrema, quiero ser rotundo”. “Mi impresión sobre esto: hay que bajarle el nivel de preocupación”. Un par de menciones gratuitas más a Malthus y al “catastrofismo” y arreglado. A digitalizar, hombre, que no te frenen los agoreros.
En realidad, el señor Escrivá haría bien en leer más ciencia y menos religión económica. Hay tantas cosas que le recomendaríamos leer por el bien de nuestro país, que le dejamos aquí el estudio científico más leído del momento, firmado por algunas de las mejores mentes del planeta en temas de ecología y sistemas complejos. También puede leer una crónica que hicieron medios españoles del asunto, alertando del riesgo creciente para la propia vida. Si le pica la curiosidad, puede incluso ojear nuestra última aportación al respecto. Simplemente unas pocas referencias sobre la gravedad del reto que le dio por ningunear.
Si prefiere algo más político, quizá leer al secretario general de Naciones Unidas alertando de que “hemos abierto las puertas del infierno” le ayude a comprender. De la misma fuente, puede escuchar que “la era del colapso climático ha comenzado”. También puede sacar sus propias conclusiones de un evento, que seguro desconoce, en el que en el Parlamento Europeo se debatió sobre decrecimiento tres días enteros este mismo año. Si por lo que sea es un hombre de fe, quizá prefiera leer al papa Francisco cuestionar la locura irracional del crecimiento económico en un texto reciente.
Pero dejemos los mundos grises y volvamos a Alicia en el país de las maravillas. En el universo de Lewis Carroll existe un personaje que ejemplifica a la perfección la enajenación absurda del sistema económico actual: la Reina Roja. Según cuenta este personaje: “Hace falta correr todo cuanto uno pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido”. Cada vez más, esa es nuestra situación. En el terreno energético, los supuestos avances tecnológicos que necesitamos no dan, de momento, ni siquiera para que las emisiones dejen de crecer.
En aras de no asustar más de la cuenta, quizá es mejor que no entremos en más detalles sobre el caos climático de los que ya especificamos aquí.
Todo tiene un límite, señor Escrivá, y el de la estabilidad climática, en el mejor de los casos, está muy, pero que muy, cerca. Y ahí la tecnolatría, en la que los economistas necesitan creer, podrá ayudar a mitigar algún efecto, pero no va a ser ninguna salvación mágica. Esa creencia tan compartida es el peor de los frenos para enfrentar el reto climático energético tal y como se debería hacer.
Es buena señal que el decrecimiento gane espacio gracias a las palabras de la reina Letizia, a la que le deseamos que sepa seguir por este camino de preguntarse qué nos pasará como país si seguimos la senda suicida del crecimiento. El crecimiento de los eventos climáticos extremos, el crecimiento de los desiertos, el crecimiento de los problemas asociados al fin de los recursos clave. El crecimiento del riesgo, sobre todo para los más pobres, pero para todos. No hay nada más inseguro que estar en la cima de una pirámide que se derrumba, majestad.
El crecimiento por el crecimiento es la ideología de una célula cancerosa
El crecimiento por el crecimiento es la ideología de una célula cancerosa. El crecimiento no es bueno por naturaleza; esa es, simplemente, una mentira cómoda que nos hemos querido contar para poder permanecer en el mismo sitio, aunque sea a costa de acelerarlo todo y a todos. De convertir una maravilla de planeta en un frenético frenopático en el que lo que más crece últimamente son las guerras por los recursos, los fenómenos climáticos extremos o los problemas de salud mental.
El decrecimiento está ganando espacio a tiempo de, al menos, provocar un debate crucial para adaptarnos; y menos mal que así es, aunque les pese a los de siempre, los del “hasta ahora todo va bien” mientras pisotean a tanta gente humilde por mantenerse en su loca carrera a ninguna parte.
La reina Letizia hablando sobre decrecimiento, hablando de “reducir drásticamente el consumo de energía”. La reina Letizia nombrando a uno de los que aquí escribe,
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Juan Bordera
Es guionista, periodista y activista en Extinction Rebellion y València en Transició. Es coautor del libro El otoño de la civilización (Escritos Contextatarios, 2022). Desde 2023 es diputado por Compromís a las Cortes Valencianas.
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/ Antonio Turiel
Investigador Científico en el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC.
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