Crónica
The Boss sigue siendo el jefe
Quizá no fue el mejor concierto de los tres. Pero los que solo vimos este, salimos como si hubiera sido el mejor de nuestras vidas
Miguel Mora Madrid , 18/06/2024
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Feijóo lo llama Bruce Sprinter, sus fans más jóvenes lo llaman Bruce a secas, y los más talludos, The Boss, o simplemente Springsteen. El tercer y último concierto en Madrid del monstruo de Nueva Jersey demostró que da igual cómo lo llamen, porque El Jefe, de 74 años, y su maravillosa E-Street Band ofrecen todavía uno de los cinco o seis mejores espectáculos rockeros del mundo.
Sin beber ni un buche de agua, The Boss no dio un segundo de respiro a los más de 50.000 espectadores que abarrotaron el Metropolitano. Incluso los que estaban (estábamos) sentados en el gallinero más alejado del escenario acabaron (acabamos) las tres horas de concierto botando y cantando como veinteañeros, aunque el tercer anillo del fondo norte era un despliegue de señoras y señores cincuentones y sesentones, algunos ataviados con chupas y camisetas más antiguas que la guitarra de Steve Van Zandt.
Aunque los que han tenido la suerte de ver los tres conciertos comentan que los dos primeros fueron mejores que el del lunes 17, este fue una barbaridad de principio a fin. The Boss cantó y tocó a degüello los temas más cañeros, y enseñó una finura de dedos y una sutileza de voz impresionante en las baladas y los medios tiempos. Si alguna vez había estado afónico, los forofos ni lo notamos. Sería el milagro de la cortisona o la sordera propia de la edad, pero el metal sonó igual, con el mismo rajo que ha sonado siempre, y The Boss transmitió y emocionó como solo saben hacerlo los más grandes.
The Boss cantó y tocó a degüello los temas más cañeros, y enseñó una finura de dedos y una sutileza de voz impresionante en las baladas y los medios tiempos
La banda funcionó como un reloj durante los 32 temas. Desde el arranque con Lonesome day, con un Van Zandt tan quieto y sobrio como estratosférico, el batería Max Weinberg llevó a los músicos a su terreno con una facilidad aparente y un compás de catedrático, y no se sabe si tendría un ayudante cerca con una toalla pero por alguna extraña razón cuando la cámara le enfocaba no se le veía una sola gota de sudor.
Springsteen diseñó una escaleta medida para ir de menos a más: en el primer cuarto de concierto tocó algunos temas menos conocidos por el gran público, como Night y Ghosts, y dejó alguna sorpresa, incluida una cover del Trapped de Jimmy Cliff y el estreno en la gira de My love will not let you down. En el segundo subió la apuesta con un póker de ases que calentó hasta a los acomodadores y a los pobres vendedores de cerveza con bombona en la espalda: Prove it all night, The Promised Land, Working in the Highway y Hungry Heart pusieron el Metropolitano como una caldera.
El tercer cuarto fue un mensaje (besaos) a las parejas que han (hemos) llegado juntas de milagro hasta el 2024, gracias, entre otras cosas, a que fuimos juntas a ver a Springsteen estrenar The River en el Calderón hace 30 o 40 años. Arrumacos, besos y bailecitos recibieron en las gradas la infalible tanda romántica / nostálgica: My Hometown, The River, Nightshift (cover de The Commodores) y Last man standing, introducida con un relato recitado del Jefe recordando, con subtítulos, a su difunto amigo George, que le invitó en 1965 a tocar por primera vez en una banda.
A partir de ahí, leña al cuerpo y abajo el fascismo que son pocos, sordos y cobardes, con una maravillosa versión de Backstreets, el pelotazo del Because the Night, I'm on fire, y She is the one. Iban ya dos horas y cuarto de concierto, la gente se bebía las cervezas de dos en dos, las dos jóvenes vecinas romanas, encantadoras, que están de Erasmus en Madrid, se lo bailaban y se lo grababan todo, y muchos sentíamos que estábamos asistiendo a nuestro último acto de amor hacia ese tipo tan majo que nos ha acompañado desde la juventud. Incluso una señora dijo que estábamos presenciando historia viva de la música.
Seguramente exageraba, pero todavía quedaba lo mejor: los bises. La emocionantísima serie final de himnos encadenados, con todas las luces del estadio encendidas y la infantería de jovenzanos que llenaba el terreno de juego enardecida, muchas subidas a hombros de los colegas. Badlands, Thunder Road, Born in the USA, Born to Run, Bobby Jean, Dancing in the dark (primera vez en la gira), la gloriosa Tenth Avenue Freeze Out, y un resultón Twist and Shout.
Los ancianos bajábamos ya a esa hora contoneando las caderas de titanio por las escaleras del templo rojiblanco, en busca del taxi perdido en el páramo, más contentos que si el Atleti le hubiera metido tres al Madrid de las 15 Copas Afanadas. Allí no había habido trampas, ni oligarcas, ni árbitros pitando disparates. Quizá no fue el mejor concierto de los tres. Pero los que solo vimos este salimos como si hubiera sido el mejor de nuestras vidas. Convencidos de que no hay ninguna razón, ni una sola, para no seguir adorando, hasta que la muerte nos venga a visitar, a este músico y artista legendario, a este tipo honesto y formidable que nos enamoró y nos emocionó cuando teníamos 18 años y nos emociona todavía cuando nos acercamos temerariamente a los sesenta.
Larga vida a The Boss. Larga vida al Jefe. Tardará cien años en nacer, si es que nace, un americano tan claro, tan rico de aventura…
Setlist
1. Lonesome Day
2. Cover Me (debut en la gira, primera vez desde 2017)
3. Night
4. Trapped (versión de Jimmy Cliff)
5. Ghosts
6. My Love Will Not Let You Down (debut en la gira)
7. Prove It All Night
8. Atlantic City
9. Letter to You
10. The Promised Land
11. Working on the Highway (debut en la gira)
12. Hungry Heart
13. My Hometown
14. The River
15. Nightshift (versión de The Commodores)
16. Last Man Standing
17. Backstreets
18. Because the Night
19. I'm on Fire
20. She's the One
21. Wrecking Ball
22. The Rising
23. Badlands
24. Thunder Road
Encore:
25. Born in the U.S.A.
26. Born to Run
27. Bobby Jean
28. Dancing in the Dark (seguido por la presentación de la banda)
29. Tenth Avenue Freeze-Out
30. Twist and Shout (versión de The Top Notes)
Encore 2:
31. I'll See You in My Dreams (solo acústico)
Feijóo lo llama Bruce Sprinter, sus fans más jóvenes lo llaman Bruce a secas, y los más talludos, The Boss, o simplemente Springsteen. El tercer y último concierto en Madrid del monstruo de Nueva Jersey demostró que da igual cómo lo llamen, porque El Jefe, de 74 años, y su maravillosa E-Street Band ofrecen...
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Miguel Mora
es director de CTXT. Fue corresponsal de El País en Lisboa, Roma y París. En 2011 fue galardonado con el premio Francisco Cerecedo y con el Livio Zanetti al mejor corresponsal extranjero en Italia. En 2010, obtuvo el premio del Parlamento Europeo al mejor reportaje sobre la integración de las minorías. Es autor de los libros 'La voz de los flamencos' (Siruela 2008) y 'El mejor año de nuestras vidas' (Ediciones B).
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