crónica
Lo que esconde el intento de golpe de Estado en Bolivia
El conflicto tiene raíces profundas que combinan una crisis económica severa y una feroz lucha de poder dentro del partido Movimiento al Socialismo
Diego González La Paz , 28/06/2024
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De repente, sin preámbulo, soldados encapuchados se movilizan hacia la plaza Murillo en horas de la tarde. Sin que nadie lo espere, los uniformados y sus fusiles bloquean los accesos y las imágenes se viralizan instantáneamente: vuelan gases lacrimógenos y unas tanquetas arremeten torpemente contra las puertas del palacio de gobierno en La Paz. Adentro está la cúpula del Gobierno, entre ellos el propio presidente Luis Arce y su vice, David Choquehuanca, quienes difunden videos junto a sus ministros denunciando el intento de golpe de Estado. La situación es confusa para todo el mundo, dentro y fuera de Bolivia. El comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, promete ante los medios en una caótica conferencia “recuperar la patria” y designar un nuevo gabinete. Zúñiga titubea: está a las puertas del golpe, pero no termina de ejecutarlo. Discute en un pasillo con el presidente y retrocede. Se refugia en una tanqueta estacionada en la puerta del palacio mientras el presidente procede a designar nuevas autoridades para las fuerzas armadas. Minutos después, los soldados se retiran de la plaza dando por terminado el intento de putsch. El show duró menos de tres horas y tuvo de todo menos claridad. ¿Qué pasó el 26 de junio en Bolivia?
El conflicto tiene raíces profundas que combinan una crisis económica severa y una feroz lucha de poder dentro del Movimiento al Socialismo (MAS), probablemente el partido más importante de la historia de Bolivia. El horizonte son las elecciones presidenciales del año que viene. La disputa a cielo abierto es entre el actual presidente Arce, quien pretende ir por su reelección y Evo Morales, quien gobernó entre 2006 y 2019.
Zúñiga dijo que Evo Morales estaba inhabilitado legalmente para ser presidente de nuevo, citando la CPE que limita las gestiones presidenciales a dos periodos
Comencemos por lo más reciente: un general desangelado, desautorizado, salió a golpear con vehemencia e imprudencia la puerta de su jefe, en este caso el presidente Arce, y quedó fuera de juego. Todo comenzó con declaraciones incendiarias del general Zúñiga en una entrevista en el programa No Mentirás el 24 de junio. Allí, Zúñiga dijo que Evo Morales estaba inhabilitado legalmente para ser presidente de nuevo, citando la Constitución Política del Estado que limita las gestiones presidenciales a dos periodos. Literalmente, declaró: “El Ejército y las Fuerzas Armadas tienen la misión de hacer respetar y cumplir la CPE, ese señor no puede volver a ser presidente de este país”.
Estas declaraciones provocaron una fuerte reacción de Morales y sus seguidores, quienes empezaron a hablar de un posible “autogolpe”. Morales denunció en su cuenta de X: “Las amenazas hechas por el comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, nunca se dieron en democracia. Si no son desautorizadas por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas (Luis Arce) se comprobará que lo que en verdad están organizando es un autogolpe”.
La reacción del gobierno fue citar a Zúñiga, quien había sido nombrado comandante del Ejército a fines de 2022 por el propio Arce, para anunciarle su destitución
La reacción del gobierno fue citar a Zúñiga, quien había sido nombrado comandante del Ejército a fines de 2022 por el propio Arce, para anunciarle su destitución. Pero el militar llegó a la sede del poder acompañado de soldados, tanques y una retórica inflamada: “Aquí están las fuerzas armadas con su pueblo”, dijo el general, y añadió: “Estamos escuchando el clamor del pueblo. Porque desde hace muchos años, una élite se ha hecho cargo del país. Dueños del Estado, vándalos están en las diferentes estructuras del Estado, destrozando la patria. Las Fuerzas Armadas pretenden reestructurar la democracia”. También aseguró que iba a liberar a “los presos políticos” como la expresidenta Jeanine Áñez y el exgobernador de Santa Cruz Fernando Camacho. Para el analista Pablo Stefanoni, “el país asistió a un general actuando como ‘movimiento social’, lo que en los hechos constituye un golpe de Estado, increpando cara a cara al presidente Arce tras ingresar por la fuerza al Palacio Quemado, mientras los colaboradores del presidente le gritaban golpista y le exigían a gritos que retirara a los uniformados”.
Zúñiga se quedó solo muy rápido. Se refugió en una tanqueta desde donde se enteró del nombramiento, dentro del palacio, de nuevas autoridades. En paralelo, no cosechaba apoyos ni dentro ni fuera del país. Expresidentes conservadores como Jorge ‘Tuto’ Quiroga y Carlos Mesa se pronunciaron efusivamente en contra de la intentona. Incluso la golpista Jeanine Áñez, desde la cárcel, se opuso. Las organizaciones sociales y sindicales también reaccionaron con velocidad y llamaron a una gran movilización rumbo a La Paz en un marco de huelga general y bloqueo general de caminos.
El intento de golpe refleja la falta de cohesión y el constante conflicto dentro del liderazgo boliviano. Resultan difíciles de comprender las razones últimas y las cuentas que pudo haber hecho Zúñiga, pero en cualquier caso resulta evidente que interpretó que el desorden general de las cosas abría una puerta para la intentona golpista.
Bolivia no solo atraviesa una crisis política: la situación económica es también compleja. Arce fue elegido justamente como candidato porque como ministro de Economía del propio Evo Morales fue catalogado como el artífice del “milagro económico boliviano”. Sin embargo, durante su gestión la situación no fue tan virtuosa. Según el periodista y escritor Fernando Molina, “la suma de la crisis económica que genera malestar en la gente, preocupación por la falta de dólares, por la falta de combustibles [...] también genera conflictos sociales”.
El país atraviesa una crisis económica provocada por la caída de la producción de gas
Ciertamente el país atraviesa una crisis económica provocada por la caída de la producción de gas, que –luego del proceso de “nacionalización de los hidrocarburos” que llevó adelante Morales– fue el principal sostén de la economía. Molina lo explica así: “La crisis económica se debe a que lo que fue la fuente de la bonanza de la que se benefició Morales durante todos sus gobiernos, que es la industria del gas, la principal industria extractiva del país y la fuente de recursos para el Estado ha entrado en una en una crisis también, ya que los yacimientos se han agotado”.
Y añade: “Estamos produciendo apenas 31 millones de metros cúbicos de gas por día, cuando antes producíamos 60 millones de metros cúbicos. Entonces, el Estado no cuenta con divisas suficientes y por eso desde 2023 los dólares escasean en el país”. Esta escasez de divisas ha llevado a un “semicorralito”, en el cual los ciudadanos solo pueden retirar una cantidad limitada de dólares diarios, lo cual llevó a la generación de un mercado negro.
A esta situación económica se suma la escasez de combustibles, ya que Bolivia debe importar la mayor parte del diésel que consume. Esto ha causado largas filas en las estaciones de servicio y un creciente descontento social. Es esperable que el escenario de aquí en adelante sea de mayor confrontación dentro del MAS con miras a las elecciones presidenciales del 2025. Lo que el intento de golpe evidencia es que por fuera de dicha pelea interna también hay movimiento, y que la profundización de la guerra fratricida puede generar efectos inesperados para ambos sectores dentro del campo popular boliviano.
De repente, sin preámbulo, soldados encapuchados se movilizan hacia la plaza Murillo en horas de la tarde. Sin que nadie lo espere, los uniformados y sus fusiles bloquean los accesos y las imágenes se viralizan instantáneamente: vuelan gases lacrimógenos y unas tanquetas arremeten torpemente contra las puertas...
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Diego González
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