GUERRA DE EXTERMINIO EN GAZA
El limbo legal de los refugiados gazatíes en Egipto
Sin reconocimiento oficial ni permiso de residencia los refugiados no pueden acceder a servicios básicos como atención médica, educación o vivienda. Luchan por encontrar empleo o, simplemente, por imaginar un futuro mejor
Mahmoud Mushtaha El Cairo , 11/08/2024
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Los palestinos continúan sufriendo dentro y fuera de la Franja de Gaza. Los ataques israelíes han dejado ya al menos 49.480 muertos y 91.128 heridos en diez meses, y más de 10.000 personas están desaparecidas bajo los escombros de los edificios destruidos, según la Oficina de Medios de Gaza.
La crisis se extiende más allá de la Franja. Aquellos que lograron huir al vecino Egipto antes del cierre del cruce de Rafah –que era la única ruta de escape– se enfrentan a crecientes dificultades. El paso fue destruido y tomado por las fuerzas israelíes el 7 de mayo.
El genocidio en curso contra Gaza ha obligado a unos 100.000 gazatíes a escapar a Egipto. Sin reconocimiento oficial ni apoyo del Gobierno egipcio, les resulta difícil o imposible acceder a servicios básicos como atención médica, educación y vivienda. Sin documentos legales, tampoco pueden encontrar trabajo.
Al llegar, reciben una residencia temporal de solo 45 días y luego se quedan sin estatus oficial. No son reconocidos como refugiados por el Gobierno egipcio ni por organizaciones internacionales como ACNUR. Esta falta de reconocimiento significa que no tienen derechos legales, ni acceso al empleo, ni libertad de movimiento, ni servicios sociales.
Mahmoud Al-Bana, de 44 años, es uno de los supervivientes de Gaza, que huyó en busca de seguridad para sus hijos, dejando atrás hogar, familia y trabajo. En conversación con CTXT explica: “Nunca imaginé dejar Gaza en tales circunstancias. Pensé que sería algo temporal, dos o tres meses, y que luego regresaríamos. Nunca me imaginé que quedaría atrapado en Egipto”.
Al-Bana dejó Gaza el 15 de abril con su esposa y tres hijos. Pagó 22.500 dólares a una agencia egipcia para cruzar por Rafah. “En Gaza, a pesar de la guerra, teníamos un sentido de comunidad. Aquí somos invisibles. Intento encontrar trabajos ocasionales, pero sin papeles y documentos legales es casi imposible. Lo peor de todo es ver a mis hijos perder la esperanza. Preguntan por qué no pueden ir a la escuela y por qué no podemos volver a casa. No tengo respuestas para ellos”, dice.
Mahmoud, que trabajaba como ingeniero electrónico en Gaza, también huyó y ahora trata de encontrar trabajo en Egipto, pero no lo tiene fácil porque no cuenta con residencia oficial. “Nuestras condiciones son terribles”, dice. “La vida es cara. Pago 22.000 libras egipcias al mes (420 euros) de alquiler y no tengo ingresos. Mis ahorros se están agotando. Espero que la guerra termine o se encuentre una solución antes de que nos quedemos sin dinero. Si esto continúa así, mi familia y yo podríamos terminar en la calle. No hay misericordia en este mundo”, lamenta.
La falta de trabajo y la imposibilidad de solicitar empleo por cuestiones legales es común en todos los refugiados en Egipto. Mohammed Emad, de 39 años, fotoperiodista, cuenta su historia a CTXT: “No tengo opciones, ni futuro, nada, porque no sé qué me espera mañana. A veces pienso que la vida en Gaza habría sido mejor que esta existencia desconocida”.
“Trabajé como periodista freelance en Gaza sin contratos ni garantías. Cuando comenzó la guerra, varias agencias me pagaban bien. Sin embargo, a medida que la situación empeoraba y los periodistas se convertían en objetivos, un oficial del ejército israelí me amenazó por teléfono y me dijo que sabían dónde estaban mis hijos y mi familia y que si no dejaba de trabajar iban a matarlos”, relata Emad. “Esta amenaza me obligó a huir de Gaza por la seguridad de mis hijos y esposa. No quería arriesgar sus vidas por mi trabajo. Dejé Gaza, pero mis padres y hermanos se quedaron allí”.
El fotoperiodista describe su salida de Gaza como un salto al vacío. “Solo podía pensar en la seguridad de mis hijos. No me imaginé las dificultades con las que nos íbamos a encontrar”.
Emad intenta seguir trabajando, pero cada solicitud de empleo requiere documentos de residencia en Egipto, que el Gobierno no le ha dado. “Cuando veo un anuncio de trabajo acudo enseguida, pero rechazan mis peticiones porque no tengo reconocimiento legal en Egipto”, explica.
Mohammed no puede viajar a ningún otro país, conseguir trabajo, inscribir a sus hijos en escuelas públicas o abrir cuentas bancarias en Egipto, porque para todo necesita un permiso de residencia.
Mientras el Gobierno egipcio sigue ignorando a los gazatíes, varias organizaciones locales e internacionales de ayuda han intervenido para proporcionarles algo de alivio, con alimentos, atención médica y ayuda básica. Sin embargo, las necesidades superan con creces los recursos disponibles.
Un voluntario de una de estas organizaciones que prefiere no dar su nombre reconoce que “a pesar de estar haciendo un gran esfuerzo, no es suficiente”. “La falta de reconocimiento oficial significa que no podemos establecer instalaciones adecuadas ni ofrecer soluciones a largo plazo”, dice.
Aunque la embajada palestina en El Cairo está proporcionando algunos recursos básicos, que dan para vivir una semana, las ayudas no permiten hacer frente a los alquileres. El embajador palestino, Diab al-Louh, declaró a los medios que la embajada está trabajando con el Gobierno egipcio en la emisión de “permisos de residencia temporales”, que se se emitirían únicamente por “motivos legales y humanitarios”.
Amira Hassane, una madre de 34 años con cinco hijos, recuerda el angustioso viaje desde Gaza. “Dejamos todo atrás. Mi esposo se quedó en Gaza mientras yo traía a nuestros hijos con la esperanza de encontrar seguridad en Egipto y comenzar una nueva vida para ellos. Pero cuando llegamos, nos dimos cuenta de que estábamos atrapados”.
“Los estudiantes en Gaza perdieron el año escolar debido a la guerra y ahora los que se encuentran en Egipto están a punto de perder otro curso. No podemos inscribir a mis hijos en las escuelas egipcias; incluso las escuelas internacionales se niegan a aceptarlos debido a la falta de residencia egipcia. Temo que si esta crisis continúa, no habrá esperanza para el futuro”. Con lágrimas en los ojos relata: “Veo a mis hijos crecer sin un futuro mientras su padre está atrapado en Gaza en medio de la guerra. No sé ni qué decir”.
Algunos creen que dejar Gaza podría traer seguridad, pero para los gazatíes, llegar a un país árabe vecino no necesariamente significa el fin de sus luchas. Los desafíos e incertidumbres continúan, incluso después de haber huido de su hogar. Mustafa, de 32 años, dejó Gaza debido al embarazo de su esposa y la falta de atención médica. “Dejé Gaza bajo coacción, aunque soy el único sostén de mi familia. No tenía elección”.
“Estoy tratando de adaptarme a la vida en Egipto, pero las circunstancias son extremadamente complicadas. Estar indocumentado hace todo aún más difícil”, explica. “Mis parientes en Europa están tratando de ayudarme transfiriendo dinero, pero no puedo recibirlo porque no tengo un permiso de residencia. Tampoco puedo abrir una cuenta bancaria”.
Mustafa trabajaba como programador para una empresa turca en Gaza y ahora tiene la oportunidad de continuar su trabajo, pero requiere mudarse a Turquía para trabajar en la oficina de la empresa. Sin embargo, la embajada turca ha suspendido los visados para los gazatíes atrapados en Egipto. “Todas las puertas están cerradas para nosotros. Todo el mundo rechaza nuestra presencia y no nos acepta”, dice con frustración.
Una de las dificultades que enfrentan quienes huyeron de Gaza es el problema urgente de la atención médica. Umm Salem, una madre de 55 años, huyó a Egipto con su hijo Hasan, de 22 años, herido durante la guerra, y dejó en la Franja al resto de su familia.
La madre cuenta que acudió a varios hospitales en Egipto para que le quitaran la metralla pero “se negaron a tratarlo, diciendo que como llegamos a través de una coordinación especial con Ya Hala, la única empresa que puede coordinar a los gazatíes para venir a Egipto, no pueden tratarlo gratis como a otros heridos de Gaza que fueron evacuados médicamente”. Su hijo Hasan todavía necesita atención médica.
El presidente egipcio, Abdel Fattah El-Sisi, aclaró la posición de Egipto en un discurso el pasado marzo. Afirmó que el país “no retrasará ni ha retrasado la ayuda a los palestinos”. También señaló que permitir que los palestinos dejen su tierra natal equivaldría a la liquidación de la causa palestina, que describió como una causa de todos los árabes.
El-Sisi explicó además que la situación de los palestinos es única; deben permanecer en su tierra natal y continuar resistiendo para preservar su causa y sus tierras. Subrayó que Egipto no debe abandonarlos en su lucha.
A pesar de los obstáculos que enfrentan los gazatíes varados en Egipto, los funcionarios egipcios comprenden su difícil situación. “El gobierno egipcio nos facilita algunas gestiones, pero los asuntos oficiales y serios no han sido resueltos, ni por nuestra embajada palestina en El Cairo ni por el gobierno egipcio. No hay una perspectiva de futuro clara para nuestro destino en Egipto”, afirma Mustafa.
Los palestinos continúan sufriendo dentro y fuera de la Franja de Gaza. Los ataques israelíes han dejado ya al menos 49.480 muertos y 91.128 heridos en diez meses, y más de 10.000 personas están desaparecidas bajo los escombros de los edificios destruidos, según la Oficina de Medios de Gaza.
La crisis se...
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