En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Anoche soñé que Mario Testino me tomaba fotografías. Yo posaba -devenida super model de piernas kilométricas-, una a una, las 122 imágenes de su muestra In Your Face, que ya pasó por Boston, Buenos Aires y Sao Paulo, mientras Pharrell Williams cantaba Happy. Nada más chic.
Era mi sueño así que entre clic y clic, sin que el glamur cediera un paso, el súper fotógrafo de modas y yo conversábamos sobre los sentidos del vestir en el mundo contemporáneo, donde nociones como simplificación y sustentabilidad empiezan a redefinir la idea troncal del sistema de la moda que rigió durante el siglo XX: consumir prendas nuevas en cada temporada como un fin en sí mismo. ¿Por qué Lagerfeld eligió presentar la última colección prêt-à-porter de Chanel en un supermercado? ¿Qué implica (esnobismo al margen) el concepto de "lujo sustentable", que anima a beber agua mineral de las Islas Fidji (como algunos hoteles de Beverly Hills), a usar joyas de oro verde colombiano, obtenido sin contaminar el medio ambiente, o a consumir el aire más puro (donde quiera que se encuentre)?
A esta altura del sueño, Mario temblaba (supongo que temía perder el trabajo). Tranquilo, me oí decirle: lo que está cambiando es el matiz autoritario de esa representación colectiva que llamamos moda (no en vano el filósofo Georg Simmel la caracterizaba como la modificación obligatoria del gusto). Y lo que viene, aseguran intelectuales como Michel Maffesoli, sociólogo de la vida cotidiana, es recuperar el placer, la experiencia íntima de elegir la propia imagen, asociada a éticas individuales -no debo malgastar agua, energía o ropa; debo reciclar- en el marco de comunidades de intereses creativos. Me atreví a recomendarle a Mario (ya nos tuteábamos e intercambiábamos cromos) Política de las apariencias (Paidós), el nuevo libro de la socióloga Susana Saulquin, que ahonda en estas ideas.
Ya despierta y con dos tazas de café en el cuerpo, me concentro en esa exhibición itinerante de Testino, estrenada el año pasado en el Museo de Fine Arts de Boston. No parecen las fotos de alguien que alguna vez quiso ser Papa. La desnudez, la sexualidad, la controversia, lo raro, el maridaje entre el blanco y negro ocasional y la explosión de color y de texturas -tanta que dan ganas de morder algunas imágenes como si fueran frutas maduras- trenzan el ADN de sus tomas. Presentadas en fastuosas dimensiones que subrayan la mortalidad del que mira y el carácter de semidivinidades de los retratados, casi invitan a un diálogo. Voy a mostrarte el lado más salvaje de la belleza, parecen decir. Y también: eso que quieres, ya es hora de que lo tengas. Y además: sensual -a ver si te enteras- es atreverse.
La estética es soberana en su mirada, no miente utilidad. No hay telas que repelan mosquitos (ya en el mercado) ni "fibras de la serenidad" antiestrés como las elaboradas en Italia, que rechazan las ondas electromagnéticas que ocasionan dolores de cabeza.
Testino es intenso, irreverente, intuitivo y siempre va por más: rojos que envidiaría el mismo Lucifer; mujeres esculturales de las que sólo muestra el pie o divas sin un trapo encima cubiertas sólo con el par de zapatos adecuado; musculosos que parecen sacados de una novela gráfica; celebrities capturadas en sus momentos menos previsibles (Kate Moss, puro rostro, maquillada como si un niño de tres años hubiera tomado los pinceles; Madonna retratada de perfil sobre un fondo azul pálido, recuperando casi la inocencia de los tiempos en que cantaba Like a Virgin).
Cuando un medio es superado por otra tecnología, y su galaxia de sentido, se hace más artístico, afirma Ricardo Piglia. Así, al surgir la televisión nació el cine arte. Y hoy, apaleada por Internet, la mejor ficción se ve en la TV, gracias a las series. ¿Podría servir esta hipótesis para pensar otros ámbitos? Revistas como Vogue y Harper's Bazaar, marcas como Burberry, diseñadores como Roberto Cavalli y la mismísima Lady Di, en 1997, después de separarse del príncipe Charles, eligieron al fotógrafo peruano para perfilar sus imágenes públicas. Que prestigiosos museos del mundo convoquen ahora la versión Testino del presente legitimando el estatus artístico de sus fotografías, quizá pruebe que la moda ha pasado a otra fase.
Anoche soñé que Mario Testino me tomaba fotografías. Yo posaba -devenida super model de piernas kilométricas-, una a una, las 122 imágenes de su muestra In Your Face, que ya pasó por Boston, Buenos Aires y Sao Paulo, mientras Pharrell Williams cantaba Happy. Nada más chic.
...
Autor >
Raquel Garzón
Raquel Garzón es poeta y periodista. Se especializa en cultura y opinión desde 1995 y ha publicado, entre otros libros de poemas, 'Monstruos privados' y 'Riesgos de la noche'. Actualmente es Editora Jefa de la Revista Ñ de diario Clarín (Buenos Aires) y Subdirectora de De Las Palabras, un centro de formación e investigación en periodismo, escritura creativa y humanidades.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí