No hace falta que me habléis de zapatos para entender un fuera de juego, porque prefiero unas Adidas Predator a unos Manolo Blahnik. Incluso he tenido que buscar el nombre de estos últimos. Cuando entro en una tienda deportiva siempre me fijo en las zapatillas con tacos, es una debilidad mía imaginarme en un campo vestida de corto y con unas Nike Magista (como las de Arda Turan) en mis pies.

Las mujeres no entendemos de fútbol, puede que no, pero he escuchado a mi padre y a mi hermano mayor hablar de todas las ligas existentes, y algo se me habrá quedado. En mi casa sólo se compraban el As y el Marca. Estos dos periódicos los empecé a hojear cuando no sabía ni leer, pero gracias a sus fotografías sé reconocer a muchos jugadores de los 90.

Dicen que las mujeres no entendemos de fútbol, que solo nos fijamos en la belleza y los cuerpos esculturales de los jugadores. Por eso recuerdo los goles de las dos Eurocopas y del Mundial que ganamos con la selección como si fueran ayer. Y por eso mismo jamás podré olvidar el gol de Sergio Ramos en la final de la Champions. Cuando ellos ganaron la décima, y a mí se me dio la vuelta al estómago, pero eso es otro tema, porque yo, como mujer, no sé de fútbol.

Mi amiga Blanca, mi mejor amiga, nunca ha sabido de fútbol, por ser mujer. Por eso llevó el pelo corto hasta los 15, para poder jugar en el equipo de los chicos del colegio. Ellos deseaban verla vestida de portera en cada partido, por su forma de parar la pelota, no penséis cosas raras. A ver si no os va a gustar el fútbol tanto como decís. A ver si vais a parecer mujeres. Las mujeres no sabemos de fútbol, nunca jugamos a la Liga Fantástica Marca, ni tuvimos cuenta de Comunio, y tampoco hicimos la colección de cromos de nuestro equipo favorito.

Cuando me dicen que las mujeres no sabemos de fútbol, me dan ganas de recomendarles que pregunten a mi padre. El que me llevó en brazos cuando yo usaba muletas recorriendo el Paseo de los Pontones. Volviendo de ver al Atlético en Segunda División, porque yo no quería perderme ni un partido.

Me gustaría, también, que le preguntaran a mi padre por la llamada de la final de Copa del Rey de 2013, cuando ganamos al Madrid después de tantos años. Os puede contar cómo escuchaba mis lágrimas de felicidad aquella noche, porque otras es mejor no recordarlas. Aunque pensándolo mejor, la verdad es que lo más conveniente es que preguntéis a mi madre, que a ella no le gusta el fútbol, ni lo entiende. Para que os cuente lo insoportable que soy hablando todo el día de ese juego de pelota que no conozco. Porque soy mujer, y no entiendo de fútbol.